La Indiferencia (Gustavo González Urdaneta)

 La Indiferencia

Gustavo González Urdaneta

Miami 10 marzo 2023



La indiferencia es aquel sentimiento de permanecer inmóvil, tanto en movimiento como en sentimiento, ante alguna situación, idea o persona. Es la forma negativa de diferencia. La palabra indiferencia proviene del término indifferentia, que describe el estado de ánimo de una persona en el cual no siente atracción ni rechazo por ninguna de las situaciones o asuntos que se halle enfrente. Es decir, se mantendrá en un punto de indiferencia ante su entorno.

 

La indiferencia, según la psicología, no sólo es sinónimo de frialdad, sino que también puede indicar una actitud de supervivencia, como escudo o coraza, a fin de protegerse para no ser heridas. De hecho, después de muchos estudios, se ha llegado a la conclusión de que la indiferencia es utilizada por los seres con un fuerte y marcado carácter de autodefensa, ya que, como dijimos anteriormente, utilizan la indiferencia como barrera ante el medio que los rodea. Asimismo, el miedo al dolor que tienen muchas personas es también lo que resulta en la indiferencia, para evitar decepciones mayores y para evitar abrir su corazón.

 

La psicología trata de explicar los fenómenos de indiferencia como momentos en que las personas se mantienen estáticas frente a lo que les sucede. Es decir, no reaccionan de ninguna manera -ni de forma positiva, ni de forma negativa- ante ningún episodio que presente ante ellos cualquiera de los dilemas de reacción que vivimos a diario.

 

El ejemplo más ilustrativo hoy en día es la postura y comportamiento que, en general, la gente asume respecto ante las noticias que a diario recibimos sobre los peligros existenciales en una época, en la cual, como me decía un amigo, “los arcos y flechas son nucleares”. Me comentaba que, como era posible que ante la situación que se está viviendo en Europa Oriental, el secretario de la OTAN estuviera recientemente en Corea del Sur para establecer una alianza entre la OTAN y países de Asia Oriental para enfrentar a China.

 

Paralelamente, China ha intensificado las actividades militares en Taiwán, incluidas incursiones casi diarias de las fuerzas aéreas en la zona de identificación de defensa aérea de la isla. Frente a la posibilidad que el ejército de China puede hacer una "entrada repentina", el ministro de defensa de Taipei dice que la isla autónoma está preparada para "disparar el primer tiro" si las fuerzas chinas ingresan a su espacio territorial.

 

La guerra entra Rusia y Ucrania no es el único conflicto armado que hay actualmente en la tierra. Según la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior, había al menos otras diez guerras en 2022. El conflicto más reciente además del ucraniano es la guerra en Afganistán. También hay guerras en Etiopía, Yemen, Irán contra EE. UU. e Israel, Israel y Palestina, Haití, EE. UU. y China, Myanmar y el Estado Islámico.

 

La nueva preocupación de probabilidad de una guerra nuclear ha llevado a los expertos a hacer predicciones sobre la probabilidad de una guerra nuclear, con estimaciones que oscilan entre el 10 y el 20 por ciento, el 16,8 por ciento o incluso entre el 20 y el 25 por ciento, según The Brookings Institution, una organización de políticas públicas sin fines. Otros superpronosticadores han hecho sus propias predicciones sobre la guerra nuclear. En Londres, el Swift Centre for Applied Forecasting estima que la probabilidad de que se detone un arma nuclear en algún lugar de Europa antes del 30 de abril de 2023 es del 9.1%. En tanto, la plataforma colectiva de estimaciones Metaculus consideraba un 4% de probabilidad de que se produjera una detonación nuclear en Ucrania antes de 2023.

 

Fijar un porcentaje a la probabilidad de una catástrofe nuclear puede resultar desagradable, como si se estuviera reduciendo la inmensidad del sufrimiento humano a una hoja de cálculo. Lo que a la gente no le gusta de esto es que se esté pensando en lo impensable pero afrontar lo impensable es inevitable si queremos reducir el riesgo de guerra nuclear ahora y en el futuro:

 

En 2016, la cantidad de países que se vieron afectados por conflictos violentos alcanzó el nivel más alto registrado en casi 30 años. Al mismo tiempo, los conflictos son cada vez más fragmentados: por ejemplo, el número de grupos armados que participan en la guerra civil siria ha aumentado de solo ocho a varios miles desde el estallido del conflicto. Además, hoy los conflictos son menos sensibles a las formas tradicionales de resolución, con lo que son más largos y mortíferos. Esto se debe en gran medida a la regionalización de los conflictos, que vincula las cuestiones políticas, socioeconómicas y militares a través de las fronteras, facilitando así que se refuercen mutuamente. La guerra en el Yemen es un doloroso ejemplo de ello.

¿Qué sentimos ante estas situaciones de peligro? ¿Estamos al tanto de las causas de dichas situaciones? ¿Nos detenemos a pensar siquiera en sus posibles consecuencias? ¿Nos ponemos en el lugar de los que estan viviendo a diario las personas en dichos países? ¿Nos detenemos quizá a pensar en que tipo de apoyo, contención o, en el mejor de los casos, ayuda debiera brindárseles? ¿Nos generan rechazo o malestar dichas situaciones? ¿O nos mantenemos indiferentes ante la realidad? ¿Cómo reaccionan el resto de las instituciones globales? ¿Se interesan en la situacion? ¿O permanecen todos indiferentes y simplemente pasan al siguiente peligro? Tu respuesta a dichas preguntas te puede revelar el gado de indiferencia en el cual vives.

 

La indiferencia, en general, suele ser demoledora. Ese vacío emocional que puede sentir una persona puede dejar profundas heridas. De hecho, mientras más importantes son las causas de los peligros existenciales para nosotros, más terribles serán las consecuencias de la indiferencia. Se trata de una actitud que provoca una profunda inseguridad, genera incertidumbre y abre de par en par las puertas a la soledad. Sin embargo, comprender por qué una persona se muestra indiferente nos puede ayudar a paliar estos efectos o incluso a romper esa capa de frialdad.

 

De acuerdo con la opinión de los psicólogos, las causas de la indiferencia pueden ser muy variadas y diferentes, trátese de situaciones y/o personas. Por ejemplo, la falta de implicación emocional. El hecho de que una situacion no sea significativamente emocional para las personas, puede hacerles adoptar una actitud indiferente pues no perciben que exista una conexión afectiva sólida y prefieren mantener la distancia. Otra causa muy común es la necesidad de protegerse y utilizan la indiferencia como escudo. En algunos casos, sobre todo en las relaciones de pareja, la indiferencia se convierte en un arma de manipulación emocional. Cuando una persona sabe que la otra le ama lo suficiente como para ceder, puede adoptar una actitud indiferente para lograr sus objetivos. En estos casos, la indiferencia se utiliza como un instrumento de castigo.

 

Otra es la necesidad de espacio. Hay personas que, por su naturaleza, son más distantes emocionalmente, no expresan con facilidad sus sentimientos y prefieren mantener las distancias. En otras ocasiones, simplemente están atravesando un periodo de su vida en el cual necesitan más espacio, como puede ser la adolescencia o después de una ruptura de pareja. Como resultado, estas personas pueden utilizar la indiferencia para proteger su espacio. Igual puede ser la autonegación, una persona puede asumir una actitud indiferente porque ve en la situacion/persona algo que reconoce en sí mismo pero que no quiere aceptar. Por ejemplo, los 24 años de dictadura en Venezuela les recuerda su presente y la indiferencia es una coraza protectora para que su «yo» idealizado no tenga conflictos. Incluso puede existir el deseo de causar daño por razones vividas con anterioridad y la indiferencia es un arma de venganza a nivel personal o de pais.

 

La indiferencia no suele dejar nada bueno, ni para los que la reciben ni para los que la practican. Como ya dijimos, la indiferencia no solo se aplica a personas, sino también a hechos o circunstancias. En el primer caso, las consecuencias afectarán el vínculo de los involucrados; mientras que, en el segundo, tendrá un efecto más a nivel social. Lo importante es cual es nuestra actitud ante la indiferencia actual y su proyección a futuro

 

En 1999 Eliezer Wiesel dio “Los peligros de la Indiferencia” al borde de un nuevo milenio con la esperanza de que la gente aprendiera todas las atrocidades y aprendiera de lo que tenía que decir para que el próximo siglo no tuviera lleno de sufrimientos similares. Wiesel ganaría el Premio Nobel de la Paz en 1986, por convertirse en un auténtico mensajero por la acción humana a favor de la reconciliación y la dignidad. Pero, sobre todo, ha sido un incansable mensajero por la erradicación de la indiferencia en el mundo. Para Wiesel la inacción de quienes se conforman con mirar a la distancia los juegos pirotécnicos del choque brutal contra vidas humanas, cuyos derechos son simplemente ignorados, es la mayor de nuestras tragedias.

 

La indiferencia no es un comienzo es un final. Por lo tanto, la indiferencia es siempre amiga del enemigo, puesto que beneficia al agresor, nunca a su víctima, cuyo dolor se intensifica cuando la persona se siente olvidada. Resulta mucho más fácil apartar la mirada de las víctimas. Es extraño y pesado implicarse en el dolor y la desesperación de los demás. A los indiferentes sus vecinos carecen de importancia, sus dolores ocultos o incluso visibles no le interesan. El mundo esta deshumanizado pues la indiferencia no suscita ninguna respuesta.

 

La indiferencia “reduce al otro a una abstracción” –indica Wiesel, para quien la mirada del indiferente en un mundo ajeno al dolor, al sufrimiento, a la desesperación es dolorosa. Cada ser humano, en su existencia individual, tiene completa responsabilidad sobre sus decisiones, sobre sus acciones y sobre sus pensamientos. Sin negar las muchas y muy variadas influencias que puedan afectarle, al final, la decisión es suya y de nadie más. En este sentido, consideremos que ha sido nuestra decisión volver la mirada a un lado, cerrar los ojos y olvidar que otros en el mundo son rechazados por sus creencias religiosas, son maltratados por su condición sexual, son asesinados por su raza o por expresar su pensamiento. Al hacer tal cosa, debemos saberlo, somos tan responsables como el que rechaza, maltrata y elimina al otro. Nuestra responsabilidad individual no desaparece al escoger ser indiferentes.

 

“Bien puede ser que tengamos que arrepentirnos en esta generación. No solo por las palabras vitriólicas y las acciones violentas de las personas malas, sino por el espantoso silencio y la indiferencia de las personas buenas que se sientan y dicen: "Espera un momento" Dr. Martin Luther King

 

 

 

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