Eugenio Mendoza: fortuna con vocación social Raúl Sanz Machado
Eugenio Mendoza: fortuna con vocación social
Raúl Sanz Machado
“Cuando pase el tiempo para alcanzar una perspectiva justa, Venezuela se dará cuenta de la extraordinaria dimensión de Eugenio Mendoza, de su desproporcionada contribución al adelanto del país y de su constante y ejemplar lección de hacer y servir”. Con estas expresiones, iniciaba su opúsculo, Arturo Uslar Pietri en la despedida eterna, --octubre de 1979--, de su amigo y compañero desde las bancas escolares, Eugenio Mendoza, así como durante medio siglo, en su condición de empresario de fortuna y la pasión de crear con ella, bienestar social. Esa ambivalencia suya, de empresario con alma de filántropo, prevaleció durante su vida, hasta su llorada desaparición súbita, hace ahora 38 años, después de una prolija vida como creador empresarial, industrial, filántropo y servidor político, tal como relata su amigo, Gustavo Jaén.
No privó en Eugenio Mendoza la obsesión de amasar fortuna, sino la pasión de valerse de ella para reinvindicar la condición humana de la gente que lo sirvió, y aún de los desposeídos, en cualquier ámbito de la geografía nacional, mediante numerosas instituciones de carácter fundacional, fruto de su innata condición filantrópica, con el apoyo de sus hermanos: Luisa, Carlos, Conchita, Lope, Pedro y Eduardo y de sus cercanos colaboradores, de excepcionales virtudes y calidad profesional y las de sus hijos Luisa Elena, Gertrudis y Eugenio Antonio, además de sus apreciados cónyugues. Pablo Pulido, Manuel Azpúrua y María Luisa de Guruceaga.
De oficinista de la empresa de Juan Manuel Díaz & Cia., el joven Eugenio se asocia en 1926, a los 20 años de edad, a la firma de Moisés Miranda & Cía, su amigo, hasta que seis años después, ya curtido en el menester comercial, adquiere la propiedad de la empresa, a la que da su nombre: Eugenio Mendoza & Cia. Sucrs. C.A., punto de partida de su dilatada trayectoria empresarial e industrial, enriquecida con la generosa filantropía y la política prestada a ratos, cuando la nación lo reclamaba. En la hoja curricular de Eugenio Mendoza, destacan tres vertientes de aquilatados
méritos: la empresarial, con importantes plantas industriales, comerciales y de servicios, entre ellas, Maquinarias Mendoza, Cemento “Vencemos”,
Mezcladora Mixto Listo, Productos Hormigón, pinturas Sherwin Williams, matriz de un complejo empresarial del sector químico, Shelmar Papelera Industrial, Venezolana de Pulpa y Papel “Venepal”, complementadas con empresas subsidiarias; Viviendas Populares “Viposa”, Agregados Livianos, Compañía de Transporte Industrial “Tisa” y Financiera Mendoza, además de haber sido coparticipe accionario del Banco La Guaira Internacional. Cabe destacar la empresa Protinal, en 1942, la más importante productora de alimentos ganaderos y avícolas, en Latinoamerica, en la que en una suerte de simbiosis, los beneficios del mejoramiento avícola se tradujeron en el incremento de producción, que abarató los costos y logró el consumo masivo en la población de limitados recursos. En el renglón de huevos hizo posible satisfacer el auto-abastecimiento de 1 millón de unidades diarias y además promover la exportación. En lugar de importar, estimuló la producción. En 1977 funda a Proagro C.A. La visión industrial de Eugenio Mendoza se ratifica con la conformación de un ambicioso Proyecto Siderúrgico Nacional, concebido con participación de 160 empresarios, siendo donado a la Nación, en 1955, y ejecutado durante el gobierno del General Marcos Pérez Jiménez, con la construcción de la Planta Siderúrgica del Orinoco.
En la vertiente social, hace ahora 6 décadas, Eugenio Mendoza abre una modesta oficina de Servicios de Bienestar Social, para mejorar la relación obrero-patronal, que en 1949 se transforma en el Servicio Social Mendoza, la red de Cajas de Ahorros y la Financiadora Inmobiliaria Nacional “Finca” para financiar la adquisición y mejoramiento de viviendas del personal, hasta lograr el objetivo de la vivienda propia. Un hito en la historia socio-empresarial privada, ampliada después en 1958 con la Fundación de la Vivienda Popular, seguida 3 años después por el Banco Hipotecario de la Vivienda, primero sin fines de lucro y en 1966 con Viviendas Populares “Viposa”. Todo un complejo financiero para facilitar la vivienda propia en escala nacional incluyendo a sus 25.000 trabajadores y funcionarios. La dimensión de la obra social de Eugenio Mendoza se consolida en el área de la salud, en 1945, con la creación del primer hospital destinado a combatir el grave flagelo de la Poliomielitis y sus secuelas.
Para el logro de su objetivo y financiamiento, fue creada la Fundación Venezolana contra la Parálisis Infantil En 1955 el hospital inicia el tratamiento con la vacuna Salk seguida 10 años después por la vacuna oral Sabin con lo cual fue posible inmunizar a más de 1.2 millones de niños en las campañas efectuadas en colaboración con las autoridades sanitarias. Para la década de los años ´70, se había atenuado significativamente la enfermedad a tal punto que el Hospital Ortopédico Infantil debió ampliar su área de acción preventiva y rehabilitación.
En 1951, crea con su esposa Luisa, la Fundación Eugenio Mendoza, orientada a la educación infantil, la agricultura y la cultura, con la Sala de Exposiciones de la Fundación en 1956. Consciente de la necesidad de fomentar la formación profesional, mediante la educación superior, creó la Fundación Universidad Metropolitana, para apoyar financieramente el proyecto del Alma Mater, que fue la primera universidad tecnológica de Latinoamérica, hace medio siglo. Creó el jardín de infancia “Luisa Goiticoa”, la A.C. Dividendo Voluntario para la Comunidad con participación del empresariado nacional, promotor de la Fundación Fedecámaras y de la A.C. para el Desarrollo Industrial “Acide”; formuló las bases para la creación del Sistema Nacional de Ahorro y Préstamo con 22 Entidades privadas, para promover el financiamiento habitacional.
A la caída del régimen de Pérez Jiménez, en 1958, prestado brevemente a la política, fue llamado por la Junta de Gobierno presidida por el Contralmirante Wolfgang Larrazábal, para integrar la Junta, con el Ing° Blas Lamberti, directivo de las Empresas Mendoza; se desempeñó en dos oportunidades como Ministro de Fomento, siendo el primero en instituir la participación obligatoria de los trabajadores en las utilidades de las empresas y poner en vigor el marcaje de la tarjeta de horario de todo el personal, incluyéndose a él mismo. Fue propulsor y hábil negociador con las empresas petroleras, de la reforma de la Ley de Hidrocarburos, 1943, en el gobierno de Medina Angarita, ley que abrió las puertas a la distribución equitativa del 50% - 50% de las utilidades de las empresas concesionarias e instituyó la reversión de la industria petrolera, que hizo posible la nacionalización en 1976. Eugenio Mendoza fue, en síntesis, la admirable trilogía del trabajo, la honestidad y la generosidad filantrópica.
Ante la grave crisis económica, que ha determinado el cierre masivo de empresas productoras, para incrementar la importación de alimentos y bienes de consumo --la torpe Economia de Puertos-- y el deplorable éxodo de profesionales y empresarios calificados, hay que volver la vista a los capitanes de empresa que contribuyeron al progreso y desarrollo empresarial y social del pais en la 2a. mitad del siglo pasado, al despuntar la hora democrática.
Raúl Sanz Machado
“Cuando pase el tiempo para alcanzar una perspectiva justa, Venezuela se dará cuenta de la extraordinaria dimensión de Eugenio Mendoza, de su desproporcionada contribución al adelanto del país y de su constante y ejemplar lección de hacer y servir”. Con estas expresiones, iniciaba su opúsculo, Arturo Uslar Pietri en la despedida eterna, --octubre de 1979--, de su amigo y compañero desde las bancas escolares, Eugenio Mendoza, así como durante medio siglo, en su condición de empresario de fortuna y la pasión de crear con ella, bienestar social. Esa ambivalencia suya, de empresario con alma de filántropo, prevaleció durante su vida, hasta su llorada desaparición súbita, hace ahora 38 años, después de una prolija vida como creador empresarial, industrial, filántropo y servidor político, tal como relata su amigo, Gustavo Jaén.
No privó en Eugenio Mendoza la obsesión de amasar fortuna, sino la pasión de valerse de ella para reinvindicar la condición humana de la gente que lo sirvió, y aún de los desposeídos, en cualquier ámbito de la geografía nacional, mediante numerosas instituciones de carácter fundacional, fruto de su innata condición filantrópica, con el apoyo de sus hermanos: Luisa, Carlos, Conchita, Lope, Pedro y Eduardo y de sus cercanos colaboradores, de excepcionales virtudes y calidad profesional y las de sus hijos Luisa Elena, Gertrudis y Eugenio Antonio, además de sus apreciados cónyugues. Pablo Pulido, Manuel Azpúrua y María Luisa de Guruceaga.
De oficinista de la empresa de Juan Manuel Díaz & Cia., el joven Eugenio se asocia en 1926, a los 20 años de edad, a la firma de Moisés Miranda & Cía, su amigo, hasta que seis años después, ya curtido en el menester comercial, adquiere la propiedad de la empresa, a la que da su nombre: Eugenio Mendoza & Cia. Sucrs. C.A., punto de partida de su dilatada trayectoria empresarial e industrial, enriquecida con la generosa filantropía y la política prestada a ratos, cuando la nación lo reclamaba. En la hoja curricular de Eugenio Mendoza, destacan tres vertientes de aquilatados
méritos: la empresarial, con importantes plantas industriales, comerciales y de servicios, entre ellas, Maquinarias Mendoza, Cemento “Vencemos”,
Mezcladora Mixto Listo, Productos Hormigón, pinturas Sherwin Williams, matriz de un complejo empresarial del sector químico, Shelmar Papelera Industrial, Venezolana de Pulpa y Papel “Venepal”, complementadas con empresas subsidiarias; Viviendas Populares “Viposa”, Agregados Livianos, Compañía de Transporte Industrial “Tisa” y Financiera Mendoza, además de haber sido coparticipe accionario del Banco La Guaira Internacional. Cabe destacar la empresa Protinal, en 1942, la más importante productora de alimentos ganaderos y avícolas, en Latinoamerica, en la que en una suerte de simbiosis, los beneficios del mejoramiento avícola se tradujeron en el incremento de producción, que abarató los costos y logró el consumo masivo en la población de limitados recursos. En el renglón de huevos hizo posible satisfacer el auto-abastecimiento de 1 millón de unidades diarias y además promover la exportación. En lugar de importar, estimuló la producción. En 1977 funda a Proagro C.A. La visión industrial de Eugenio Mendoza se ratifica con la conformación de un ambicioso Proyecto Siderúrgico Nacional, concebido con participación de 160 empresarios, siendo donado a la Nación, en 1955, y ejecutado durante el gobierno del General Marcos Pérez Jiménez, con la construcción de la Planta Siderúrgica del Orinoco.
En la vertiente social, hace ahora 6 décadas, Eugenio Mendoza abre una modesta oficina de Servicios de Bienestar Social, para mejorar la relación obrero-patronal, que en 1949 se transforma en el Servicio Social Mendoza, la red de Cajas de Ahorros y la Financiadora Inmobiliaria Nacional “Finca” para financiar la adquisición y mejoramiento de viviendas del personal, hasta lograr el objetivo de la vivienda propia. Un hito en la historia socio-empresarial privada, ampliada después en 1958 con la Fundación de la Vivienda Popular, seguida 3 años después por el Banco Hipotecario de la Vivienda, primero sin fines de lucro y en 1966 con Viviendas Populares “Viposa”. Todo un complejo financiero para facilitar la vivienda propia en escala nacional incluyendo a sus 25.000 trabajadores y funcionarios. La dimensión de la obra social de Eugenio Mendoza se consolida en el área de la salud, en 1945, con la creación del primer hospital destinado a combatir el grave flagelo de la Poliomielitis y sus secuelas.
Para el logro de su objetivo y financiamiento, fue creada la Fundación Venezolana contra la Parálisis Infantil En 1955 el hospital inicia el tratamiento con la vacuna Salk seguida 10 años después por la vacuna oral Sabin con lo cual fue posible inmunizar a más de 1.2 millones de niños en las campañas efectuadas en colaboración con las autoridades sanitarias. Para la década de los años ´70, se había atenuado significativamente la enfermedad a tal punto que el Hospital Ortopédico Infantil debió ampliar su área de acción preventiva y rehabilitación.
En 1951, crea con su esposa Luisa, la Fundación Eugenio Mendoza, orientada a la educación infantil, la agricultura y la cultura, con la Sala de Exposiciones de la Fundación en 1956. Consciente de la necesidad de fomentar la formación profesional, mediante la educación superior, creó la Fundación Universidad Metropolitana, para apoyar financieramente el proyecto del Alma Mater, que fue la primera universidad tecnológica de Latinoamérica, hace medio siglo. Creó el jardín de infancia “Luisa Goiticoa”, la A.C. Dividendo Voluntario para la Comunidad con participación del empresariado nacional, promotor de la Fundación Fedecámaras y de la A.C. para el Desarrollo Industrial “Acide”; formuló las bases para la creación del Sistema Nacional de Ahorro y Préstamo con 22 Entidades privadas, para promover el financiamiento habitacional.
A la caída del régimen de Pérez Jiménez, en 1958, prestado brevemente a la política, fue llamado por la Junta de Gobierno presidida por el Contralmirante Wolfgang Larrazábal, para integrar la Junta, con el Ing° Blas Lamberti, directivo de las Empresas Mendoza; se desempeñó en dos oportunidades como Ministro de Fomento, siendo el primero en instituir la participación obligatoria de los trabajadores en las utilidades de las empresas y poner en vigor el marcaje de la tarjeta de horario de todo el personal, incluyéndose a él mismo. Fue propulsor y hábil negociador con las empresas petroleras, de la reforma de la Ley de Hidrocarburos, 1943, en el gobierno de Medina Angarita, ley que abrió las puertas a la distribución equitativa del 50% - 50% de las utilidades de las empresas concesionarias e instituyó la reversión de la industria petrolera, que hizo posible la nacionalización en 1976. Eugenio Mendoza fue, en síntesis, la admirable trilogía del trabajo, la honestidad y la generosidad filantrópica.
Ante la grave crisis económica, que ha determinado el cierre masivo de empresas productoras, para incrementar la importación de alimentos y bienes de consumo --la torpe Economia de Puertos-- y el deplorable éxodo de profesionales y empresarios calificados, hay que volver la vista a los capitanes de empresa que contribuyeron al progreso y desarrollo empresarial y social del pais en la 2a. mitad del siglo pasado, al despuntar la hora democrática.
Entre ellos cobra merecido relieve la imagen de Eugenio Mendoza Goiticoa, en su prominente condición de creador empresarial; diligente --no "dirigente"-- político, cuando Venezuela requirió de sus servicios, así como por su condición de filántropo de ejemplar sensibilidad social.
He creido oportuno escribir este sucinto recuento biográfico para meditar sus virtudes de quienes lo conocimos y para el de las nuevas generaciones. Hombres como EMG, hacen mucha falta en estas menguadas horas. Saludos RSM
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