SOS Venezuela: El Estado de Necesidad (III) Gustavo Gonzalez Urdaneta

SOS Venezuela: El Estado de Necesidad (III)
Gustavo Gonzalez Urdaneta

El pueblo de Venezuela no cuenta con ninguna forma militar o institucional para defenderse y, menos aún, para hacer respetar sus derechos. Esta es la premisa básica que justifica la ayuda de la comunidad internacional, no se trata de una intervención militar para ocupar el país sino para el rescate de los derechos humanos de sus ciudadanos. Un pueblo víctima de su propio gobierno e intervenido por Cuba, Rusia y China. Lo que se pide es que nos ayuden a recuperar lo que nos han quitado. La comunidad internacional debe intervenir en forma directa y cuanto antes mediante una fuerza multinacional para el rescate de la democracia venezolana, cuyo fracaso se convierte en una amenaza para el resto de los países de la región. Hay que concentrarse en lo que se debe hacer ya que, de seguir asi, no hay mañana para los venezolanos.

Paralelamente se tienen las denuncias ante instituciones internacionales que podrán seguir acumulándose pues no se vislumbra ningún cambio por iniciativa del régimen actual en Venezuela. La aplicación de la Carta Democrática Interamericana de la Organización de estados Americanos (OEA) no ha sido posible a pesar de la gestión invaluable de su Secretario General, Luis Almagro. Según declaraciones de Almagro en Davos, las sanciones son el mecanismo diplomático más duro y después de las sanciones, abandonas la diplomacia. Según él, faltan aún 2-3 niveles de sanciones por aplicar y, adicionalmente, lograr que todos se comprometan a aplicar las medidas. Al Sr. Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas (NU), que recientemente dijo que “la situación que vive Venezuela es un gran factor de preocupación”,  hay que decirle, señor, asuma su cargo en serio y piense en Venezuela y organice un estado de conciencia en el Consejo de Seguridad de las NU para exigir que en Venezuela haya un cambio que permita que la gente disfrute de todos los derechos humanos que las NU están supuesto defender. Las NU le debe exigir al gobierno de Maduro o el cambio de las reglas del juego y de comportamiento inmediato o su destitución. No hay otra.

Hay  9 denuncias  contra Maduro “archivadas” en la Corte Penal Internacional (CPI) en  la Haya desde 2011 que esperan por alguna respuesta. Apenas el 8 de febrero de 2018, Fatou Bensouda, la fiscal de la CPI, anunció que había abierto un examen preliminar para analizar crímenes presuntamente cometidos en Venezuela al menos desde abril de 2017. El propósito del examen preliminar es determinar si la CPI debería iniciar una investigación exhaustiva, para lo cual es necesaria la autorización de un panel de jueces del tribunal. Al tratarse de un tribunal de última instancia, la fiscal de la CPI debe cumplir con estándares exigentes. Considerando la burocracia e ineficiencia de la CPI, ese no será el instrumento para que los venezolanos obtengamos justicia. Como ya lo he dicho antes, la CPI es “el tribunal mundial de la incompetencia”.

Lo que no podemos hacer, es, a veces lo ideal.  Y asi es, cualquier decisión de intervención extranjera planteada ante la ONU debe ser aprobada por el Consejo de Seguridad y  puede ser vetada por sus miembros entre los cuales están Rusia y China. Los dos grandes acreedores de Venezuela. No estoy muy convencido si se opondrían pues tienen intereses más altos por los cuales preocuparse. Volvemos al planteamiento hecho, en un artículo anterior, de que Venezuela se encuentra en un callejón sin salida. Hay preguntas que vale la pena hacerse al respecto que estoy seguro todos nos hemos planteado.

¿Desde el punto de vista del derecho internacional no hay un derecho a la intervención de todos los países dirigidos por la ONU, cuando se llega a estos extremos de violencia de un régimen como el de Nicolás Maduro en contra de la población? ¿A los venezolanos se les va a seguir matando sin que se tome alguna medida efectiva que los defienda? ¿Los niños venezolanos continuaran muriéndose de hambre y por falta de medicinas  y el mundo entero tiene que someterse al principio de la-no-intervención y permitir semejante atrocidad? ¿Es eso lógico?

Los países que se niegan son porque consideran que la-no-intervención está protegida por el cacareado derecho de soberanía nacional. A esos habría que recordarles, primero, que Venezuela entregó su soberanía y se convirtió en un Estado vasallo de Cuba, China y Rusia, y, segundo, que todo derecho tiene deberes y entre esos está respetar y cumplir con la defensa de los derechos humanos. Violados diariamente en Venezuela. Muchos pensaran que esa intervención podría sentar un precedente peligroso. Y por qué no pensar que más bien el apoyo al pueblo venezolano dejará un precedente para el futuro de nuestros pueblos y el respeto, promoción y protección de los derechos humanos.  Piensen lo que quieran pero no se puede permitir que un régimen actúe de esa manera contra más de 30 millones de personas que están condenadas al hambre, que los niños se mueran de hambre y que los ancianos se mueran sin tener un recurso médico. Eso va en contra de los principios fundamentales del derecho natural  en la Carta Internacional de Derechos Humanos.

Hay en el derecho penal clásico y en el derecho penal de todas las latitudes desarrolladas una figura que se llama El Estado de Necesidad. En ese estado se puede incurrir en una conducta teóricamente infractora del derecho penal pero que queda eximida de responsabilidad por el principio del estado de necesidad que junto a la legítima defensa son causales de lo que llaman la justificación en la conducta indebida. En estado de necesidad esta todo el pueblo de Venezuela. El mundo entero ha visto los saqueos contra supermercados y los asaltos a  transportes y almacenes de cualquier tipo de comida que llegue a aparecer en Venezuela. La gente los asalta  porque tiene derecho a sobrevivir y esto no puede seguir pasando en Venezuela ni en ningún lugar del mundo. Ante la violación diaria de los derechos humanos, el caos y el genocidio imperantes en el país se debe declarar el estado de necesidad en Venezuela y hacer lo que se debe hacer de inmediato.

Ningún país de la OEA, ni de la ONU, ni mucho menos su Consejo de Seguridad, cuya responsabilidad primordial es el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales, puede ignorar lo que está sucediendo en Venezuela, ni ser complaciente con la violación sistemática de los derechos humanos de su población. Como muy bien lo expusiera Luis Almagro, “el silencio, las excusas metodológicas o procesales, las ausencias, el lenguaje neutro o condescendiente y mantener calladas o descalificar las denuncias son la principal causa de que el régimen venezolano aún torture, asesine, persiga y tenga presos de conciencia”. La intervención consensuada es por el rescate de los derechos humanos de los venezolanos que no tienen medios propios para librarse del régimen más nefasto en toda la historia de la república y por la vuelta de la democracia interrumpida desde hace 19 años. No creo que existan motivos más pertinentes para hacer lo que se debe hacer y acabar con la tiranía de Maduro y transformar el estado vasallo en que han convertido a nuestro país.

La economía venezolana cerró 2017 con una caída del 11,9% según el Banco Mundial. Dato que resume las pésimas cifras macroeconómicas registradas en los últimos 12 meses en déficit fiscal, importaciones y exportaciones, y deuda externa. Todo ello envuelto en una inflación desorbitante, que, según la oposición venezolana, superó el 2.600% el pasado año y que agrava la crisis humanitaria y social. El Banco Mundial pronostica que la economía venezolana caerá el 4,2% en 2018. Venezuela inicia el 2018 en una situación nada envidiable.

La crisis económica de este país ha desembocado en una emergencia de salud pública que causa la muerte de un número incalculable de venezolanos.  Los especialistas insiste en que los decesos por hambre son difíciles de justificar, porque sus causas son prevenibles. Uno podría pensar que esta situación es reciente pero nada más lejos de la verdad pues la cifra de “un muerto por hambre cada 15 horas” es del anuario de mortalidad publicado por el Ministerio de Salud del 2008 que ya establecía que 570 personas fallecieron por hambre. El número de fallecimientos por desnutrición en 2008 es menor que en 2007, cuando murieron 612 personas. El año anterior los fallecimientos alcanzaron 627; en 2005 fueron 648 y en 2004, 963. Todo esto dentro del periodo de Hugo Chávez Frías.

En abril 2013 subió Nicolás Maduro a la Presidencia del país.  Hoy en dia, las cifras son devastadoras. De acuerdo con los reportes del Ministerio Popular para la Salud, 30 % más de niños y niñas murió antes de su primer cumpleaños y 66 % más de mujeres murió durante el embarazo o dentro de los 42 días después del parto en 2016 comparado con 2015. Según dicho informe, en 2016 murieron un total de 11.466 neonatos en Venezuela, lo que supone un incremento del 30,12 % con respecto al año anterior, mientras que la mortalidad materna hasta la semana 52 aumentó un 65,79 %, hasta los 756 casos. La mayoría de las ambulancias no tienen tanques de oxígeno, las máquinas de rayos X o de diálisis renal se dañaron hace mucho tiempo. Y no hay camas suficientes, por lo que algunos pacientes yacen en el suelo en charcos de su propia sangre. Son hospitales de campaña en un país donde no hay guerra. Algunos llegan sanos y salen muertos.

Desde que asumió el poder, Maduro ha anunciado varios planes de desarme, de seguridad ciudadana, de mejora de la dotación policial y de los centros penitenciarios.   Sin embargo, Venezuela se mantiene desde el 2014 como el segundo país con mayor tasa de homicidios del mundo, solo por detrás de Honduras y por delante de países como Jamaica, Colombia, México e Irak, según un informe divulgado por la ONG Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV). El balance de la ONG señala un saldo de 82 muertes violentas cada 100.000 habitantes, dato en el que según reconoce OVV se incluye "los casos de muertes por resistencia a la autoridad y las averiguaciones de muerte". Esta tasa muestra un leve incremento con relación a la reportada para el año 2013, que fue de 24.763 personas, lo cual indica que no han existido avances en el control del delito y la violencia en el país, a pesar de los importantes anuncios y los supuestos planes desarrollados por las autoridades.
Venezuela también mantiene el segundo puesto mundial si se toma una cifra de homicidios más conservadora, como la última emitida por la Organización Mundial de la Salud (OMS): 58 asesinatos anuales cada 100.000  habitantes. La tasa estimada en Honduras, el país más violento del mundo, es de 104 por cada 100.000 habitantes, muy superior a la de países como Jamaica (45), Colombia (44), México (22) e Irak (19).
La Declaración Universal de los Derechos Humanos estableció, por primera vez el 10 de diciembre de 1948, los derechos humanos fundamentales que deben protegerse en el mundo entero y en uno de sus considerandos establece que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre.
Entre sus 30 articulos se refiere específicamente a que todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona (Art. 3); Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes (Art. 5) y que toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios y que todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social (Art. 25).
Me he referido especificamente a los derechos particulares cuyas violaciones en Venezuela se iniciaron desde el 2008 y que constituyen, por si solos, suficiente evidencia para declarar el Estado de Necesidad en Venezuela, previsto en las leyes.





  

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