DIOS NO ES ÚNICAMENTE INFINITAMENTE MISERICORDIOSO,ES TAMBIÉN INFINITAMENTE JUSTO (LUIS ALBERTO MACHADO SANZ)

DIOS NO ES ÚNICAMENTE INFINITAMENTE MISERICORDIOSO, ES TAMBIÉN INFINITAMENTE JUSTO
                             escrito por LUIS ALBERTO MACHADO SANZ
Abogado 
                                    machadosanz@gmail.com
                                 @caballitonoble 
I- Se habla mucho y con acierto de la Misericordia de Dios pero poco se habla de la justicia de Dios. Dios es Misericordia Infinita pero también Dios es Justicia Infinita. Dios es infinitamente misericordioso pero también es infinitamente justo. En el salmo 50 se lee lo siguiente:
“3Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
4lava del todo mi delito,
limpia mi pecado”. Salmo 50. 3-4.

Pero también en el salmo 43  se lee lo siguiente:

“1Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa
contra gente sin piedad, sálvame del hombre traidor y malvado”. Salmo 43, 1.

II-El Sermón de la montaña, las llamadas Bienaventuranzas, explican muy bien que la justicia y el perdón no son excluyentes:  
“Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados. 

Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia

Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por la justicia porque de ellos es el Reino de los Cielos. 

Bienaventurados vosotros cuando os insulten, persigan y digan y calumnien de cualquier modo por mi causa, alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en el cielo, pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros” (Mt. 5, 1-12). 

Vemos como dice “Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia” pero también dice  “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados
III- El que cometió un asesinato, por ejemplo, no solamente no tiene el freno de la ley penal terrena que considera delito el asesinato, sino que tampoco tiene el freno de la Ley de Dios, como lo es el V Mandamiento que dice “no matar” y que considera el matar como un pecado mortal. Si el que cometió un asesinato no se arrepiente antes de morir, se expone a la condenación eterna, porque como hemos dicho, si bien Dios es Misericordia Infinita, también es Justicia Infinita.
El término infinito no admite límites, porque si Dios fuera más misericordioso que justo, sería Misericordia Infinita pero no Justicia Finita, pero no es así: Dios es Misericordia Infinita y a la vez, Justicia Infinita. La misericordia no repele la justicia y  la justicia  tampoco repele la misericordia, ambas no se excluyen, se complementan; lo acabamos de ver en el “Sermón de la Montaña” en el que Nuestro Señor Jesucristo predicó tanto de misericordia como de justicia

IV-“Deus Caritas Est”, Dios es Amor, así tituló el papa emérito Benedicto XVI la primera de sus encíclicas. Sí, Dios es amor, amor infinito, pero también es justicia, justicia infinita. Así como Benedicto XVI hizo la encíclica “Deus Caritas Est”, eventualmente algún papa pudiera hacer una encíclica llamada “Deus iustitia Est” “Dios es Justicia”. 
V- La palabra “misericordia”,  viene de “cordia”: raíz latina de la palabra “corazón”, y de “miser”, raíz latina de la palabra miserable.  Cuando imploramos la misericordia de Dios, sabiéndolo o no, le estamos haciendo a Dios, una oración como esta: 

Señor, a mí que soy miserable, trátame y mírame a través de tu corazón.
La misericordia infinita de Dios está expresada magistralmente en la parábola del “Hijo Pródigo”:

“18. Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti.
19. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros."
20. Y, levantándose, partió hacia su padre. «Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. 

21. El hijo le dijo: "Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo."

22. Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. 
23. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta,

24. Porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado." Y comenzaron la fiesta”. Lucas 15. 18-24.

V- En el pasado punto IV hablamos de la Misericordia infinita de Dios a través de  la parábola del “Hijo Pródigo”. En este punto V nos vamos a enfocar en la Justicia Infinita de Dios, para ello vamos a citar un texto que es el siguiente:

“La religión demostrada o Los fundamentos de la fe católica ante la razón y la ciencia”. Por el Padre A Hillaire quien fuera profesor del Seminario Mayor de Mende y Superior de los misioneros del S.C”. Décima edición corregida y puesta al día por el Padre Félix Fernández de Viana, O.P. y versión castellana de la dieciseisava edición francesa realizada por Monseñor Agustín Plaggio. Por favor leamos dicho texto: 

La justicia pide que Dios dé a cada uno según sus méritos; que recompense a los buenos y castigue a los malos. Pero, ¿es en esta vida donde los buenos son premiados y los malos castigados? No; en esta vida los buenos frecuentemente se ven afligidos, perseguidos y oprimidos, mientras que los malos prosperan y triunfan. Luego la justicia de Dios pide que haya otra vida donde los buenos sean recompensados y los malos castigados; si no, no habría justicia. Entonces se podría decir que no hay Dios, porque Dios no existe, si no es justo.

Es necesario que haya justicia por lo mismo que hay Dios. Si Dios no es justo, no es infinitamente perfecto, no es Dios. Un Dios justo debe retribuir a cada uno según sus obras. Sería imposible que mirara de la misma manera al bueno y al malo, al parricida y al hijo obediente, al obrero honrado y al pérfido usurero.  

¿Qué es lo que sucede frecuentemente? Sucede que el malvado triunfa y el bueno sufre; que la virtud es ignorada o despreciada y el vicio honrado. Hay tribunales para los malhechores vulgares...pero no los hay para los canallas de primer orden. Nerón, corrompido, cruel, perjuro, sentado en el trono del mundo. Y en los calabozos de Nerón, San Pedro, San Pablo… Y la justicia de Dios, ¿dónde está?

Por todas partes se ven tiranos adulados, coronados, viviendo entre delicias, mientas que los justos son perseguidos, torturados, martirizados… ¿Dónde está la justicia de Dios?... ¡Cuántos despotismos, proscripciones, perjurios e iniquidades sobre la tierra!

Pero ¿qué se ha hecho la justicia de Dios? Yo os aseguro que ella no ha abdicado, que ella anota todas las gotas de sangre y todas las lágrimas que los malvados hacen derramar: tan cierto como que Dios es Dios, Él retribuirá a cada uno según sus obras. Y como ciertamente eso todo eso no se hace en esta vida, se hará en otra: luego es necesario que el alma sobreviva al cuerpo, es necesario que el alma sea inmortal.
Así Dios permite el sufrimiento de los justos, porque hay otra vida donde restablecer el equilibrio...Pero estos sufrimientos nada son comparados con la felicidad eterna que Dios tiene reservada al justo...

-¿Crees tú en el infierno?, preguntaron a un sacerdote los jueces revolucionarios de Lyon.

-¡Y como podría yo dudar, viendo lo que está pasando! ¡Ah! Si yo hubiera sido incrédulo, hoy sería creyente...

Es el raciocinio del propio J.J. Rousseau: 

“si no tuviera yo más prueba  de la inmortalidad del alma que el triunfo del malvado y la opresión del justo, esta fragrante injusticia me obligaría a decir: no termina todo con la vida, todo vuelve al orden con la muerte…”

Si fuera cierto que con la muerte todo se acaba, habría que decir…que la suerte del asesino sería la misma que la de su víctima, que los justos que practican la virtud y los malvados que se entregan al crimen, serán tratados de la misma manera, etc. ¿No es esto absurdo? ¿No es esto hacer del mundo una cueva de ladrones y de bestias feroces?...”. Fin de la cita.

El texto anterior se pudiera complementar con la frase de Dostoyevski  que dijo “Si Dios no existe, todo está permitido”, lo dijo en la última de sus novelas, “Los hermanos Karamazov”.

VI-La Justicia Infinita de Dios se ve también “Juicio Final” que se explica de la siguiente manera:
La muerte es “la separación temporal del cuerpo y el alma”. El último día, ese cuerpo muerto Dios lo resucitará y lo unirá de nuevo al alma que no murió, solamente murió muestro cuerpo pero no nuestra alma.
El día del juicio final será el día en el que Jesucristo vendrá, como dice El Credo, “a juzgar a los vivos y a los muertos”. Los para ese momentos estén vivos, también morirán, como lo dice San Pablo, pero ese mismo día resucitarán. Es de notar que el término “día”, en el lenguaje bíblico, no necesariamente quiere decir “24 horas”. En el lenguaje bíblico, la palabra “día”, más bien se traduce como “período”. Por lo tanto, cuando en el Génesis se dice que Dios hizo el mundo en seis días, eso pudiera significar “millones de años”.  Ese último día será el de la segunda venida de Jesucristo al mundo, en el que vendrá desde la Derecha del Padre, en la que actualmente está sentado, vendrá cubierto de gloria y majestad y no como en el portal de Belén, en el que vino pobre y humilde; será el día en que nuestro Señor Jesucristo vendrá a jugar a los vivos y a los muertos. Solo Dios sabe cuándo será ese día. La explicación de todo esto está en el texto del Evangelio de San Juan, que tiene que ver con la Resurrección de Lázaro:
“Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas”.
Jesús dijo: “Tu hermano resucitará”. Marta respondió: “Ya sé que resucitará en la resurrección del último día”: Jesús le dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, no morirá para siempre”. 
¿Crees tú esto? Ella le contestó: “Sí, Señor, creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”. Juan 11, 20-27.
El día del Juicio Final se hará la justicia que no se hizo aquí en la tierra. Todo se aclarará. Todo se pondrá en su justo lugar. Las cuentas pendientes se pagarán. Lo burlado y estafado también se pagará. No siempre se hace justicia en esta vida. Lo torcido será enderezado. El mal será reparado. A veces las cosas quedan impunes. A veces los jueces son sobornados. A veces se hacen muy imperfectos acuerdos de paz destinados a evitar guerras o a salir de ellas. Por eso, a veces los acuerdos de paz son males menores, destinos a evitar o a salir de una guerra peor, por eso Nuestro Señor Jesucristo dijo lo siguiente:

“La paz os dejo, mi paz os doy: no como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo” (Juan 14:27).
En El Credo rezamos lo siguiente:

“Desde ahí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos” (desde ahí quiere decir desde la Derecha de Dios Padre).
La palabra “juzgar” la resaltamos  porque Jesucristo vendrá como juez. Como hemos dicho, será el día del juicio final. 

Una vez un sacerdote nos explicó que  el juicio final  será hecho de acuerdo con la Perfecta Justicia Divina y no con la imperfecta justicia humana. La paz del mundo es imperfecta. La paz de Dios es perfecta. Por eso, cuando es imposible hacer justicia en esta tierra, no hay que vengarse, hay que dejarle la justicia a Dios, quien es también Sabiduría Infinita y sabrá el momento justo para hacer Justicia Perfecta, bien sea en esta vida o en la otra. 
El V Mandamiento de la Ley de Dios, “no matar”, muchos lo ven como una norma meramente humana, que dice: “mata, pero que no te agarren”. O en caso del Séptimo que dice “no robar”, pero que hoy en día, muchos lo traducen: “roba pero que no te agarren”, o con el Octavo que dice: “no levantar falso testimonio ni mentir” pero que hoy en día algunos lo traducen como “miente pero que no te descubran mentira” y así, con cada uno de los X Mandamientos. Para Dios no quedará crimen impune, esto es algo que pareciera perder de vista el que por ejemplo comete un asesinato. 

VII- La complementariedad entre la justicia y la misericordia se ve en los casos de la parábola del “Hijo Pródigo” y en el caso de San Dimas, éste es el llamado “buen ladrón” y Gestas es el otro ladrón que murió junto a Jesús. Los evangelios los llaman “ladrones” pero también los llama “malhechores”. En el Calvario había tres cruces, la Cruz de Jesús, la Cruz de San Dimas y la cruz de Gestas. Son varios los evangelistas que se ocupan de este asunto (aclaramos esto porque hay ciertos pasajes que solo es narrado por un solo evangelista como por ejemplo  de la parábola del “Hijo Pródigo” de la que solo se ocupa San Lucas” en el capítulo 15, en cambio el arrepentimiento de San Dimas es tratado por San Marcos y San Lucas). 

Veamos el caso de San Dimas y de Gestas, los dos ladrones y malhechores que murieron junto a la Cruz de Jesús:
"Y con Él crucificaron dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda de Él. Y fue cumplida la Escritura que dice: Y fue contado entre los inicuos”.
"Uno de los malhechores le insultaba diciendo: ¿No eres Tú el Mesías? Sálvate a Ti mismo y a nosotros.
"Más el otro, respondiendo, le reconvenía diciendo: ¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Nosotros, la verdad, lo estamos justamente, pues recibimos el justo pago de lo que hicimos; más Éste nada ha hecho; y decía: Jesús, Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino. Jesús le respondió: En verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el Paraíso" (Marcos 17, 27s. y Lucas 23, 39-43). 

Ahora bien, San Dimas fue canonizado por el mismo Jesucristo. Su fiesta litúrgica se celebra el 25 de marzo. Antes de recibir las palabras de Jesús en las que les dice que “hoy estarás conmigo en el Paraíso”, reconoce su pecado: “pues recibimos el justo pago de lo que hicimos”. También  proclama que Jesús es inocente: “Éste nada ha hecho”. De la misma manera lo reconoce como rey: “cuando llegues a tu reino”  e implora su misericordia: “acuérdate de mí”.

Si hay arrepentimiento, Dios derrama su infinita misericordia tal cual el padre la derramó con “el hijo pródigo” arrepentido que volvió a la casa y como Dios la derramó con San Dimas. 
A veces hemos entendido mal la misericordia. La misericordia no es una patente de corso, una panacea, una papayita y una palabra mágica para hacer impunemente lo que nos dé la gana, hacerle daño a los demás y pecar desaforadamente como pecó “el Hijo Pródigo”. 

La misericordia no es para abusar y pretender salirse impunemente con la suya sin necesidad de arrepentirse, convertirse, enmendarse, rectificar, y cambiar de vida. La misericordia tiene que conllevar una redención y un cambio de vida. El padre perdonó al “Hijo Pródigo” pero para que fuera perdonado, se tuvo previamente que arrepentir: 

Si el “el Hijo Pródigo” no se hubiera arrepentido, el padre no hubiera comenzado ninguna fiesta ya que no hubiera vuelto a la Casa del Padre.

La Misericordia de Dios es infinita. Lo infinito tiene ni límites ni medidas.

Santo Tomás de Aquino lo expresa muy bien en un himno que le compuso a Jesús Sacramentado, titulado “Adoro te devote” “Te adoro con devoción”: 
“Señor Jesús, Pelícano bueno, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero”. 

Y mire que San Dimas había cometido crímenes. El mismo lo reconoció:

Pues recibimos el justo pago de lo que hicimos”.

San Dimas al igual que Gestas y que Jesús, estaba padeciendo el suplicio de la cruz. Los romanos les habían quitado a los judíos el poder condenar a muerte. Por eso los judíos fueron a Poncio Pilatos para que éste le impusiere a Jesús la pena de muerte que a los judíos les estaba prohibido imponer. El suplicio de la cruz era tan fuerte que estaba prohibido que un ciudadano  romano, hubiera hecho lo que hubiera hecho, sufriera dicho castigo inhumano y atroz. Y es el propio San Dimas el que reconoce que era “justo” el castigo que Gestas y él mismo estaban recibiendo pero San Dimas reconocía que no era justo que lo sufriera Jesús que era inocente. 

 Y a pesar de haber cometido crímenes atroces, San Dimas es perdonado y posteriormente, el mismo día que se arrepintió, es llevado al Paraíso por Jesús que es Dios y Hombre, pero no hubiera sido llevado  por Jesús al Paraíso, si Dimas no se hubiera arrepentido porque de no haberse arrepentido, no sería San Dimas, como Gestas que no es San Gestas. Bien dicen los salmos:

“Oh Dios, qué precioso es tu amor. Los hombres se cobijan a la sombra de tus alas… cuando te invoqué, me escuchaste… Señor, tu misericordia es eterna” (salmos 36 y 137).  
Si hubiera misericordia sin previo arrepentimiento, fuera lo mismo arrepentirse que el no arrepentirse. Si así fuere, obtendría misericordia,  tanto el que se arrepiente como el que no se arrepiente. Si hubiera misericordia sin previo arrepentimiento, ¿qué merito, valor y sentido tendría el enmendarse, rectificar, redimir, corregir, reparar el daño causado y cambiar de vida, pasando de una mala vida a una buena vida? Sería lo mismo que el “el Hijo Pródigo” hubiera vuelto o que no hubiera vuelto a la casa del padre. Sería lo mismo que se hubiera arrepentido a que no se hubiera arrepentido. Y así fuere, Dios sería un idiota, un gafo y un imbécil que permitiría que se rieran de Él en su cara. Y si así fuere, Dios no sería Dios, y si Dios no fuera Dios, no existiría porque en Dios por definición, no puede haber imperfección o impureza posible. Pero Dios existe y no permite que se rían de Él. 

“No os engañéis; de Dios nadie se burla. Pues lo que uno siembre, eso cosechará”. Gálatas 6: 7. 

Si hubiera misericordia sin previo arrepentimiento,  cosecharía lo mismo tanto el que se arrepiente como el que no se arrepiente. Sería lo mismo ser un San Dimas que ser un Gestas.
VIII- Hay una devoción popularmente llamada “Jesús de la Misericordia”: “Jesús, en ti confío”. Dicha devoción se basa en los pedimentos de Nuestro Señor Jesucristo a Santa Faustina Kowalska, quien nació en la aldea de Glogoviec, en Swinice, Varckie, Polonia, el día 25 de agosto de 1905. Esta santa murió el día 5 de octubre de 1938 y fue canonizada por San Juan Pablo II, el 30 de abril del 2000, año jubilar. En esta devoción también se nos habla tanto de la Misericordia Infinita de Dios como de la Justicia Infinita de Dios. Santa Faustina Kowalska escribió  un diario en los que escribió los mensajes que recibió de Jesús que está dirigido “a un mundo que necesitaba y continúa necesitado de la Misericordia de Dios”, leamos algo de su diario:
“Hija mía, escribe que cuanto mayor es la miseria de un alma, mayor es su derecho a mi misericordia; (Exhorta) a todas las almas a confiar en el abismo insondable de Mi misericordia, porque quiero salvar a todos”. (Diario, 1182).
"Oh que enorme caudal de Gracias derramaré sobre las almas que recen esta coronilla: las entrañas de mi Misericordia se enternecen por aquellos que rezan la coronilla. Anota estas palabras, hija mía, habla al mundo de mi Misericordia. Que toda la humanidad conozca mi insondable Misericordia. Es la señal de los últimos tiempos, después de ella vendrá el día de la justicia. Cuando todavía queda tiempo, recurran al manantial de mi Misericordia; que aprovechen de la Sangre y el Agua que brotó para ellos." (Diario # 848, p.338).
 “El que se niega a pasar por la puerta de mi misericordia debe pasar por la puerta de mi justicia...” (Diario 1146)
“Las almas mueren a pesar de mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi misericordia. Si no adoran Mi misericordia, morirán para siempre”. (Diario, 965)
Nótese que Santa Faustina Kowalska no niega la Justicia Divina más bien exhorta a que aprovechemos la Misericordia Infinita de Jesús antes del Juicio Final porque en el día del Juicio Final solo habrá Justicia (“Y desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos”, como dice en El Credo). En consecuencia en el juicio final solo habrá justicia.

IX- El cielo y el infierno existen por una razón de justicia.
A- En esta vida casi nunca se paga el mal que se hizo, a menudo sucede que en este mundo no se paga lo que en justicia se tiene que pagar; lo que se paga en este mundo, por lo general es insuficiente (si es que en esta vida algo pagó).  
Es más a veces en esta vida se paga mal por bien. Muy bien lo expresó Andrés Eloy Blanco en su poema “Coplas del amor viajero”:

“Si no te hice ningún bien, ¿por qué tu mano me hiere?

En el infierno se paga lo que en esta vida no se pagó, la diferencia del infierno con esta vida, está es que en el infierno no hay salida; en esta vida puede haberla, por algo Dante Alighieri en su magna obra La Divina Comedia, puso un cartel a las puertas del infierno que dice lo siguiente:

“El que entre aquí que pierda toda esperanza de salir”.

Lo anterior está muy bien explicado en la parábola del rico epulón y el pobre Lázaro:
“23 Estando en los infiernos, en medio de los tormentos, levantando sus ojos vio a lo lejos a Abrahán y a Lázaro en su seno; 24 y gritando, dijo: «Padre Abrahán, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y me refresque la lengua, porque estoy atormentado en estas llamas». 25 Contestó Abrahán: «Hijo…26...entre vosotros y nosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieren atravesar de aquí hasta vosotros, no pueden; ni tampoco pueden pasar de ahí hasta nosotros». Lc 16,23-26)

En la otra vida se hará la justicia que no se hizo en esta vida.

B- En esta vida casi nunca se recibe el premio, gratificación o recompensa que en justicia se tiene que recibir, el premio, gratificación o recompensa que se recibe en este mundo, por lo general es insuficiente (si es que algún premio, gratificación o recompensa en esta vida se recibió).  

En el cielo se recibe el premio, gratificación o recompensa que  en esta vida no se recibió, la diferencia del cielo con esta vida, está es que en el cielo tampoco hay salida pero en sentido positivo; es decir que el que entra en el cielo jamás saldrá de ahí.
Al gran Dante Alighieri, en su magnífica obra La Divina Comedia, se le olvidó poner a las puertas del cielo, un cartel que hubiera podido haber dicho lo siguiente:

“El que entre aquí que tenga la certeza que nadie ni nunca lo podrán sacar de aquí”

El que vaya al cielo, estará eternamente viendo a Dios cara a cara, que es la visión beatífica y será bienaventurado por toda la eternidad, compartiendo el gozo de Dios como bien lo expresó San Pablo:

“Recuerden la Escritura: Ni ojo vio, ni oído oyó, ni por mente humana han pasado las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman”. 1º Carta a los Corintios, 2.9

En la otra vida se recibirá el premio que no se recibió en esta vida.


X- El purgatorio existe por una razón de misericordia.

“En el cielo no puede entrar nada manchado”. Apocalipsis 21: 27
Nadie pudiera ir al cielo si no hubiera purgatorio salvo Jesucristo y la Santísima Virgen María que son los dos únicos “no manchados”. De resto todos estamos manchados. El purgatorio es para desmancharse (purificarse) y por lo tanto poder entrar en el cielo sin mancha ni arruga. 
Al gran Dante Alighieri, en su maravillosa obra La Divina Comedia, se le olvidó poner a las puertas del purgatorio, un cartel que hubiera podido haber dicho lo siguiente:

“El que entre aquí que tenga la certeza que algún día saldrá de aquí, más tarde o más temprano pero saldrá de aquí. Sin embargo, como querrá salir lo más rápido posible de aquí, que rece para que haya quienes recen por él porque mientras más recen por él, más rápido saldrá de aquí e irá al cielo”

Vamos a hacer una cita sobre el purgatorio que es la siguiente:

"Quienes mueren en gracia y amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su salvación eterna, sufren una purificación después de su muerte a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en el gozo de Dios" (Catecismo Iglesia Católica 1054). 

El presente tema tiene su fundamento en aquellas palabras de la Sagrada Escritura: "Santo y saludable es el pensamiento de rogar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados" (IIº Macabeos 12, 34-43). 

La Iglesia nos recuerda también aquella parábola del Evangelio que habla de una prisión, de la cual nadie saldrá hasta no haber pagado el último céntimo (Mateo 5,24-25)” Fin de la cita. Ver: 

EUGENIA VON DER LEYEN. MIS CONVERSACIONES CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO. 

http://tronodedios.ning.com/profiles/blogs/nada-impuro-entrara-en-el-cielo    
XI- El Santo Padre Francisco dictó la Bula “Misericordiae vultus” en la que Su Santidad  el Papa Francisco, convocó el Jubileo Extraordinario de la Misericordia que se realizó desde el 8 de diciembre de 2015 y concluyó el 20 de noviembre de 2016: 
El Papa Francisco rechazó que hubiera oposición entre la misericordia  y la justicia:
“La justicia por sí misma no basta y la experiencia enseña que apelando solamente a ella se corre el riesgo de destruirla.  Por esto Dios va más allá de la justicia con la misericordia y el perdón. 

Esto no significa restarle valor a la justicia o hacerla superflua, al contrario. Quien se equivoca deberá expiar la pena. Solo que este no es el fin, sino el inicio de la conversión, porque se experimenta la ternura del perdón. Dios no rechaza la justicia. Él la engloba y la supera en un evento superior donde se experimenta el amor que está a la base de una verdadera justicia” Fin de la cita. 34- Si Dios solamente fuera misericordioso y no fuera también justo, fuera un gafo. Si Dios solamente fuera justo y no fuera también misericordioso, fuera un tirano; y si así fuere y Dios fuere un gafo o un tirano, no  sería Dios, y fuere gafo o tirano, Dios no sería Dios, y si Dios no fuera Dios, no existiría y si así fuere, ni el mundo ni los seres humanos existiríamos; nada existiría, todo fuera “la nada” porque no hubiera habido creación y en consecuencia, nada existiría de no haber habido creación; pero Dios existe y por lo tanto, estamos aquí, creados por Dios que es infinitamente justo e infinitamente misericordioso, y por eso todo lo que existe, existe y en consecuencia hay creación, hay vida, amor,  hay misericordia y hay justicia. Bien dice San Pablo:
“22.Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: «Atenienses, veo que vosotros sois, por todos los conceptos, los más respetuosos de la divinidad  23.Pues al pasar y contemplar vuestros monumentos sagrados, he encontrado también un altar en el que estaba grabada esta inscripción: «Al Dios desconocido.» Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso os vengo yo a anunciar.
24. «El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, que es Señor del cielo y de la tierra…el que a todos da la vida, el aliento y todas las cosas…

26.El creó, de un solo principio, todo el linaje humano, para que habitase sobre toda la faz de la tierra fijando los tiempos determinados y los límites del lugar donde habían de habitar… 28.pues en él vivimos, nos movemos y existimos, como han dicho algunos de vosotros: "Porque somos también de su linaje”. Hechos de los Apóstoles, 17. 22-28. 

XII- Terminaremos poniendo algunos pasajes de la Sagrada Biblia donde se habla de la justicia:
“1 Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer.
2 «Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres.
3 Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: "¡Hazme justicia contra mi adversario!"
4 Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: "Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres,
5 como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme."»

6 Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto;

y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar?
8 Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?» Lucas 18. 1-8
"34.Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: «Verdaderamente reconozco que Dios no hace diferencia entre las personas. 35. En toda nación mira con benevolencia al que teme a Dios y practica la justicia." Hechos de los Apóstoles. 10, 34-35

“Apártate del mal y haz el bien, y tendrás una casa para siempre. Porque el Señor ama lo que es justo y no abandona jamás a sus amigos. Los pecadores perecerán para siempre y se acabará la raza de los malos. Los justos poseerán la tierra y habitarán en ella para siempre”. Salmo 37: 27-29. 
Fui joven y ahora soy viejo, pero nunca vi a un justo abandonado.” Salmo 37: 25.
“Buscad, pues, primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura” (Mateo, 6: 33)
                             escrito por LUIS ALBERTO MACHADO SANZ
Abogado 
                                    machadosanz@gmail.com
                                 @caballitonoble 

Comments

Popular posts from this blog

Las relaciones entre hermanos y familiares (Gustavo González Urdaneta)

Complejidad y beneficios de un sistema eléctrico interconectado (Gustavo González Urdaneta)

La Guerra Politica (Gustavo González Urdaneta)