REFLEXIONES…y algo más.
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“El Obispo de la Iglesia Romana, en quien permanece la función que el Señor encomendó singularmente a Pedro, primero entre los Apóstoles, y que había de transmitirse a sus sucesores, es cabeza del colegio de los Obispos, Vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia universal en la tierra; el cual, por tanto, tiene, en virtud de su función, potestad ordinaria que es suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia y que puede siempre ejercer libremente» (Codex Iuris Canonici, can. 331; cfr Conc. Vaticano II, Lumen gentium, n. 18).
Los santos han visto en el amor a la Iglesia y al Romano Pontífice un signo verdadero de amor a Cristo: «Quien sea desobediente al Cristo en la tierra, el cual está en lugar de Cristo en el cielo, no participará en el fruto de la sangre del Hijo de Dios» (S. Catalina de Siena, Epistolae 207).”
Enviado por: DR. LORENZO EDUARDO FERNÁNDEZ ESCOBAR
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