Lo Correcto y lo Incorrecto (Gustavo González Urdaneta)

 

Lo Correcto y lo Incorrecto

Gustavo González Urdaneta

Miami 22 junio 2022

 

Creo que uno de los tantos consejos que recibi de mi padres fue “haz siempre lo correcto aunque sea difícil y no lo incorrecto aunque sea fácil”. En la saga “Apuntes de la Realidad: Conversando sobre el tiempo de mi propia vida”, ya les conté algunas de las anecdotas  sobre travesuras de nuestra infancia y juventud. . En casi todas ellas es fácil decidir entre lo correcto y lo incorrecto. No siempre es tan sencillo.

 

¿Cómo actuar de la manera correcta? Un tema para la reflexión. Con frecuencia la gente pide prestado libros o se los llevan sin pedir permiso y se les “olvida” devolverlos.  ¿Acaso está bien hacer eso? Puede que piensen que nunca te enterarás o que se te olvidará. ¿Están diciendo que está bien robar, siempre y cuando el dueño no se dé cuenta?  Por lo general consideran que no está bien pero el punto es que a ellos no les parece mal pues consideran que tú tienes tantos libros que jamás te darás cuenta, así que ellos se sienten tranquilos quedándoselos.

 

¿Están diciendo que si se sienten bien haciendo algo, esto está bien efectivamente? Es decir, que está bien robar o abusar o asesinar, si te sientes bien haciéndolo?  Los sentimientos no son suficientes para establecer si algo está bien o está mal. Sino, los criminales alegarían que lo que hacen está bien porque se sienten bien haciéndolo. Bueno, ¿y entonces que es lo que hace que una acción sea buena? ¿Cómo decidimos si estará bien o si estaría mal lo que queremos hacer?

 

Por lo general las ideas que tenemos sobre lo que es correcto  o incorrecto es causa de muchos argumentos y conflictos entre nosotros y sucede porque tenemos diferentes códigos morales. Nada es completamente correcto o incorrecto. Hay quienes consideran que la forma de abordarlo es basándose en hechos y no en opiniones pues consideran que cada ser humano tiene una mente reactiva que responde a los traumas de la vida y nos impide aceptar la realidad. Tenemos tendencia a focalizar nuestra atención en aquellas situaciones que consideramos negativas y delante de las cuales, como nos sentimos atacados, actuamos de manera reactiva, a la defensiva, con alteración e impulsividad.

 

Un punto a considerar es que las acciones correctas nos brindan felicidad. Jeremy Bentham (1748-1832), filósofo y reformador social inglés, fue uno de los principales pensadores de la historia de la ética moderna. Fue el primero en formular los Principios del Utilitarismo, según los cuales las acciones son correctas o incorrectas dependiendo sólo de la felicidad ("utilidad") o infelicidad que producen. Esta idea fue desarrollada más tarde por su alumno, el filósofo John Stuart Mill, por lo que los filósofos de hoy en día suelen citar a Mill más que a Bentham.

 

Bentham define el principio básico del utilitarismo, el principio de utilidad: que el placer (o la felicidad) esperado es lo que (a) determina si una acción es moralmente correcta o incorrecta, y (b) motiva a la gente a actuar. Por lo tanto, una acción es moralmente correcta si maximiza el placer (o la felicidad, o lo que él llama "utilidad") de las personas involucradas. La naturaleza ha puesto a la humanidad bajo el dominio de dos amos soberanos: el dolor y el placer. Son sólo estos dos los que nos señalan lo que deberíamos hacer, y también para determinar lo que haremos. Aferrados a su trono están, por un lado, el estándar del bien y del mal, y por otro lado, la cadena de causas y efectos. Nos gobiernan en todo lo que hacemos, en todo lo que decimos, en todo lo que pensamos. Todo esfuerzo que podamos hacer para despojarnos de su gobierno sólo servirá para demostrarlo y confirmarlo. Revisemos algunos casos plasmados en la literatura y otros en acuerdos, tratados y circunstancias a lo largo de la historia, incluyendo el presente.

 

Estoy seguro de que la mayoría ha visto, al menos una vez, la película “Asesinato en El Orient Express” basado en la novela homónima de Agatha Christie. La trama es muy simple, durante un trayecto del lujoso tren se produce un asesinato y,  cuando una avalancha detiene el tren, el prestigioso detective belga Hércules Poirot investiga quién es el asesino, pero todos los pasajeros parecen sospechosos.

 

Poirot determina la verdadera identidad de la víctima del tren, quien hace unos años atrás,  secuestró y asesinó a una niña de tres años, a pesar de haber  recibido el rescate de la familia, Durante su investigación, Poirot descubre que todos los pasajeros del vagón tenían relación con la familia de la niña y propone dos posibles soluciones: la primera es que un desconocido subió al tren, asesinó al pasajero y escapó (lo incorrecto). La segunda solución es que todos los viajeros del vagón están implicados (lo correcto) y es la primera la que plantea y aceptan las autoridades. No siempre es fácil decidir entre lo correcto y lo justo y hay situaciones en que la mente está programada para ser reactiva. Poirot decide no dejarse llevar esta vez por sus  “células grises” sino por sus sentimientos. ¿Qué habrías hecho tú en el papel de Poirot?

 

Una acción solemos considerarla correcta en la medida en que ayuda al mayor número de personas o áreas de la vida, incluyendo la familia, el grupo o equipo propio y la Humanidad como un todo. Una acción correcta ayuda a la supervivencia. Bajo esta forma de pensar, una acción es incorrecta en la medida en que dañe al mayor número de personas o áreas de la vida. Reduce la supervivencia de la mayoría de la gente. En el asunto de estar en lo correcto y estar en lo incorrecto, una persona se puede confundir mucho en su forma de pensar. Algunas personas hacen cosas muy incorrectas e insisten en que están haciendo lo correcto.

 

Otra película que todos hemos visto es “El Conde de Montecristo", Edmond Dantés es un joven marinero, honrado y cándido, que lleva una existencia tranquila. Quiere casarse con la hermosa Mercedes, pero su vida se verá arruinada cuando su mejor amigo, Ferdinand, deseoso de conquistar a su prometida, le traiciona vilmente acusándolo con pruebas falsas de ser espía de Napoleón.

 

Encarcelado durante 13 años en la prisión del Castillo de If, al borde del suicidio y de la desesperación, conoce al abate Faria, hombre culto y sabio que le instruirá en las artes de la vida y de la ciencia y que, al borde de la muerte, le confía el sitio donde hay un tesoro inmenso. Tras la muerte de este, y ocupando el puesto de su cadáver que fue arrojado al mar, logra zafarse de las cadenas que lo atan, y consigue recuperar el botín, adquiere la identidad del Conde de Montecristo y urde una venganza para acabar con el prestigio social y la holgura económica de quienes lo traicionaron. Después de pasar toda una vida creyendo haber actuado de forma correcta, acepta el infortunio y afronta el dolor como una parte imprescindible de la vida.

 

Puede haber algo que tiene sentido o es razonable acerca de “tener razón o no” que explica por qué esto ocurre. Dicho simplemente: hay sentimientos, necesidades o  impulsos que nos pueden llevar a actuar en la forma que consideramos correcta pero para otras personas o sociedades consideran o está establecido que ese proceder es incorrecto.

 

Puede que la persona haya actuado a la defensiva, tratando de encontrar soluciones mediante acciones que son obviamente erróneas o consideradas como tales. Puede que esa persona está insistiendo en que solo ella está en lo correcto y los demás están equivocados. Por lo general se intenta estar en lo correcto y se lucha contra estar equivocado. Esto no tiene nada que ver con el hecho de estar en lo correcto con respecto a algo o, de hecho, hacer cosas correctas. Es una insistencia que no tiene relación alguna con lo correcto de la conducta. Una persona siempre intenta estar en lo correcto.

 

No hay quien no haya visto “Los Miserables”, cuya historia se enmarca en el período de la restauración de la monarquía francesa, que tuvo lugar en la primera mitad del siglo XIX. Su tema gira en torno al bien, el mal, la ética, la justicia y la fe, al tiempo que critica la injusticia social de Francia en el siglo XIX.

 

Jean Valjean, estuvo 19 años como prisionero, cinco de ellos debido al robo de una pieza de pan para alimentar a sus sobrinos y, el resto por intentos fallidos de fuga. El forzado Valjean, tras cumplir la pena y salir del presidio llega a un pueblo en donde le roba articulos de plata al humilde obispo Myriel sin embargo al ser detenido por la policía, el obispo, lo salva, diciendo que él le había regalado aquellos objetos para que empezara una nueva vida, además le dice que se había olvidado llevarse los candelabros (también de plata) que igualmente le había regalado.

 

Valjean se establece en "Montreuil-sur-Mer", bajo el nombre de Madeleine, en donde llega a convertirse en dueño de una fábrica, incluso es elegido alcalde de ese mismo pueblo pero el jefe de policía de la localidad es un antiguo oficial de prisiones llamado Javert, que recuerda vagamente a Valjean del presidio de Tolón y sospecha desde el primer día de la personalidad del Sr. Madeleine y el  implacable sentido del deber de Javert con su concepto de la ley y de la justicia le hace perseguirlo en silencio pero implacablemente. La persecución dura años, durante los cuales Javert va cambiando la imagen de Valjean, de un delincuente sin escrúpulos a alguien capaz de hacer el bien. Finalmente está en disposición de atraparlo, pero el exconvicto le salva la vida. Nos muestra que las personas pueden rectificar sus errores y convertirse en entes de bien para la sociedad.

 

Todas las acciones incorrectas son el resultado de un error al que le sigue una insistencia de haber tenido razón. En vez de corregir el error (lo que implicaría estar en lo incorrecto) una persona insiste que el error fue una acción correcta y, así, la repite. La supervivencia consiste de estar en lo correcto. Pero ahí está la trampa de la que el Hombre parece que no puede liberarse: actos hostiles que se acumulan en actos hostiles, los cuales la persona hace más sólidos al seguir insistiendo en que está en lo correcto. El tránsito de lo incorrecto a lo correcto.

 

Vivimos en un mundo imperfecto, fundamentalmente porque los humanos nos encargamos insistentemente en que así sea, cometemos errores diariamente y en muchos de ellos seguimos cayendo una y otra vez. En la vida no ha sido diferente, se han tomado decisiones -correctas o equivocadas- por diferentes razones, que con el tiempo, se han convertido en simples anécdotas para contar aunque otras han provocado tragedias que en la actualidad se siguen repitiendo.

 

La versión oficial en el siglo XVI fue que la reina Juana de Castilla -Juana la Loca - había sido retirada del trono por su incapacidad debida a una enfermedad mental. Se ha escrito que pudo padecer de melancolía, trastorno depresivo severo, psicosis, esquizofrenia heredada o, más recientemente, un trastorno esquizoafectivo. Hay debate sobre el diagnóstico de su enfermedad mental, considerando que sus síntomas se agravaron por un confinamiento forzoso y el sometimiento a otras personas. También se ha especulado que pudo heredar alguna enfermedad mental de la familia de su madre, ya que su abuela materna, Isabel de Portugal, reina de Castilla, padeció por lo mismo durante su viudez después de que su hijastro la exiliara a Arévalo, en Ávila.

 

Gustav Bergenroth fue el primero, en los años 1860, que halló documentos en Simancas y en otros archivos que mostraban que la hasta entonces llamada Juana «la Loca» en realidad había sido víctima de una confabulación tramada por su padre, Fernando el Católico, y luego confirmada por su hijo, Carlos I. Según la visión de muchos autores, todos ellos la hicieron pasar por enajenada para poder incapacitarla en sus funciones y dar rienda suelta a sus ambiciones.

 

En este mes de junio se celebra el centenario  de la entrada en vigencia de la llamada Declaración de Balfour que es considerado como uno de los documentos más controvertidos en la historia moderna del mundo árabe y ha desconcertado a los historiadores durante décadas.

 

Esta "Declaración Balfour" prometía apoyar "el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío", siempre que eso no "perjudicara los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes" allí. Ese breve documento (su párrafo crucial contiene 67 palabras) sentó las bases del Israel moderno, pero también fue el origen del conflicto israelí-palestino, aún en curso y considerado como el conflicto más intratable del mundo. El Mandato entro en vigencia en junio 1922 y expiró en mayo 1948. Si bien en general se responsabiliza a Gran Bretaña de la Declaración Balfour, es importante señalar que la declaración no se habría realizado sin la aprobación previa de las otras potencias aliadas durante la Primera Guerra Mundial

 

Hace dos años, el 28 de junio de 2019 fue el centenario del Tratado de Versalles, firmado exactamente cinco años después del atentado de Sarajevo en el que fue asesinado el archiduque Francisco Fernando, considerada como la causa directa de la Primera Guerra Mundial. El famoso tratado, firmado por Alemania el 28 de junio de 1919, fue el más importante de los tratados de paz que pusieron fin a la Primera Guerra Mundial. El Tratado de Versalles fue el que se le impuso al Imperio alemán. Los alemanes fueron obligados a firmar un cheque en blanco, lo que les permitió quejarse de que habían sido condenados a trabajos de esclavos indefinidos.

 

En cualquier caso, las consecuencias del Tratado de Versalles fueron tremendas. Las más evidentes son el auge del nazismo y la Segunda Guerra Mundial, que mantenían en sus raíces volver a situar a Alemania como una potencia, restituir el Reich y vengar la humillación de los aliados en el tratado, especialmente a Francia y Reino Unido. El Tratado de Versalles no podía ser la base de una paz estable. Estaba condenado al fracaso desde el principio y, por lo tanto, el estallido de una nueva guerra era prácticamente seguro pues allanó el camino a opciones extremistas y totalitarias como la que representó Adolf Hitler. El tratado dejó un legado de dificultades políticas y geográficas a las cuales se ha achacado el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

 

Vladimir Putin, un nostálgico de la época soviética, presenta a su país como una ‘fortaleza asediada’ a la que hay que defender a cualquier precio. Considera a Occidente culpable de la desintegración de la URSS, no a la corrupción y al desbarajuste interno del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), y está convencido de que Estados Unidos ansía hacerse con las riquezas naturales de Rusia.

 

Putin, como otros autócratas, muestra el peligroso descontrol de ambición cuando sugiere la restauración del imperio de Pedro el Grande o del imperio soviético. El caso es que Rusia está hoy por hoy muy lejos del imperio zarista y la ex Unión Soviética. El tamaño de la economía de Rusia es ligeramente superior a la de España y menor que la del estado de Texas, de modo que el sueño de Putin de restaurar un imperio ocupando militarmente a un país cuyos ciudadanos lo rechazan en un 90% es absolutamente irreal y de un costo económico inconmensurable para el moderado poder que pretende compensar recordando sus armas nucleares.

  

Los analistas internacionales tienen varias hipótesis sobre por qué Rusia lanzó esta ofensiva contra Ucrania, pero una pregunta que surge es cómo funciona el proceso de toma de decisiones de ese país: si son decisiones colegiadas o individuales. Hay quienes aseguran que Putin consulta solo a media docena de personas, un pequeño comité de allegados, sobre todo ‘halcones’ salidos —como él— de los servicios de seguridad. Lo que sí se sabe con certeza es que la decisión, bien sea consultada o no, al final, siempre termina siendo la de un solo hombre: Vladimir Putin.

 

Lo correcto es actuar desde un sentido del deber. El filósofo alemán, Immanuel Kant (1724-1804), fue una de las figuras más importantes de la filosofía moderna. Kant argumenta que lo que hace que una acción sea moralmente correcta no es su resultado (o el resultado esperado), como creían los utilitaristas, tales como Bentham y Mill. Esto debido a que el mismo resultado puede conseguirse por un camino malo. Lo único que es completa e incondicionalmente bueno es la Buena Voluntad. Por lo tanto, lo que hace que una acción sea moralmente correcta es que la persona la haga con buena voluntad. Pero, ¿qué es la buena voluntad? La respuesta de Kant es que es la intención (o voluntad) de seguir un deber moral.

 

Con respecto a la moral, la ética kantiana afirma que un sujeto racional se autoimpone una ley moral a priori que debe cumplir y que se deriva de la buena voluntad, a la que llamó «imperativo categórico». Según Kant, no es posible pensar en alguna cosa en el mundo que pueda ser considerada buena sin reserva, excepto una buena voluntad. El entendimiento, el ingenio, el juicio, como quiera que llamemos a estos talentos de la mente; o el coraje, la resolución, la perseverancia, como cualidades del temperamento, todos son, sin duda, buenos y deseables en muchos aspectos. Sin embargo, también pueden ser extremadamente malos y dañinos si la voluntad que los utiliza, y que constituye el carácter de la persona, no es buena. [...]

 

Una buena voluntad es buena no por lo que produce, y no sólo porque puede alcanzar una cierta meta, sino simplemente por la voluntad en sí. En otras palabras, la buena voluntad es buena en sí misma... […] Por lo tanto, el valor moral de una acción no depende del resultado esperado de ella, ni de ningún principio de acción que involucre la motivación para lograr este resultado esperado. Porque todos estos resultados [...] podrían haber sido producidos por otras causas, de modo que la voluntad de los seres racionales no habría sido necesaria, siendo que el bien más alto e incondicional sólo puede ser encontrado en tal voluntad.

 

Para el cierre, un toque de humor con algunos ejemplos de lo correcto y lo incorrecto que provienen de la interpretación de algunas citas filosóficas.

La conocida cita de SócratesYo sólo sé que no sé nada” fue su respuesta correcta publicada a las múltiples respuestas a las cuales él respondía “ No tengo ni puta idea”.

Blaise Pascal fue un matemático, físico, filósofo, teólogo católico y apologista francés y una de sus citas famosas es “El corazón tiene razones que la razón no entiende”, la cual es la versión correcta publicada pues no le aceptaban que “El que se enamora hace puras pendejadas”.

Detrás de la cita famosa de Simon Bolívar Un pueblo ignorante es responsable de su propia destrucción” cuando en realidad pensaba pero no se podía publicar “La gente bruta no sirve para nada”

La ilustre cita de Nietzsche “La potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar” es consecuencia de lo que realmente consideraba “Si no eres gracioso, eres bien pendejo”. Igual Santa Teresa pensaba que “Si no lees eres un pendejo” pero como no se lo perimirían publicar así , les dijo, entonces pongan “Lee y conducirás, no leas y serás conducido”.

La famosa cita de Pablo NerudaMe gustas cuando callas porque estas como ausente” sirvió de inspiración a SM Juan Carlos de España ante Chávez cuando quizo decirle lo que realmente pensaba Neruda “A ver si te callas de una puta vez y te vas a la mierda”

Cuando Nicolas Tesla estaba en la cumbre de sus descubrimientos les dijo a sus colaboradores “Hagan lo que les pegue su maldita gana, pero después no se quejen”, a lo cual le dijeron, pero Tesla, no podemos decir eso, entonces les indicó, muy bien entonces pongan “El presente es de Ustedes, pero el futuro me pertenece”.

Según, Newton dijo que en Física “No importa la longitud del vector sino la fuerza que se le aplique”, fue porque no le permitían decir “En el sexo, el tamaño no importa, si no como lo haces”    

 

“Lo correcto nunca requiere ninguna excusa, siempre es simple y directo”. Calvin Coolidge.

 

“Lo difícil no es hacer lo correcto, lo difícil es saber que es lo correcto” Kirssy Lorenzo

 

 







Lo Correcto y lo Incorrecto

Gustavo González Urdaneta

Miami 22 junio 2022

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