Los desafíos globales y la realidad actual (II) (Gustavo Gonzalez Urdaneta)
Los desafíos globales y la realidad actual (II)
Gustavo Gonzalez Urdaneta
Miami 28 agosto 2023
Los desafíos presentados en el artículo precedente son agravados por los déficits de abastecimiento de agua dulce, la falta de seguridad alimentaria, los ataques contra la democracia y los derechos humanos y la pobreza global. Paralelamente, en el ambiente de negocios se estan fijando objetivos para alinear y gestionar diferentes actividades en un mundo multipolar. En este panorama la America Latina está bien posicionada para ser parte de la solución a los principales desafíos globales, incluidos el cambio climático, la inseguridad alimentaria y la preservación de la biodiversidad
El agua dulce sustenta la vida humana y es vital para nuestra salud. Hay suficiente agua dulce para todo el mundo; sin embargo, debido a la mala situación de la economía o a una infraestructura deficiente, millones de personas (la mayoría niños) mueren a causa de enfermedades relacionadas con un abastecimiento de agua, higiene o saneamiento inadecuados.
De acuerdo a la ONU el desafío actual del agua en cifras es tal que 2 200 millones de personas carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura (OMS/Unicef 2019); casi 2 000 millones de personas dependen de centros de atención de la salud que carecen de servicios básicos de agua (OMS/Unicef 2020) y más de la mitad de la población - 4 200 millones de personas - carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura (WHO/Unicef 2019).
El mundo no está en vías de lograr el objetivo sostenible de Hambre Cero para 2030. Es probable que la seguridad alimentaria y el estado nutricional de los grupos de población más vulnerables se haya deteriorado aún más debido a las repercusiones socioeconómicas y sanitarias de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19). De acuerdo a informaciones de la ONU, las cifras describen un panorama desalentador, hasta 828 millones de personas padecieron hambre en 2021; 46 millones de personas más que el año anterior y 150 millones más que en 2019. Tras permanecer relativamente sin cambios desde 2015, el porcentaje de personas afectadas por el hambre se disparó en 2020 y siguió aumentando en 2021, hasta alcanzar el 9,8 % de la población mundial, frente a los porcentajes del 8 % registrado en 2019 y el 9,3 % en 2020.
La democracia está en peligro real en todo el mundo”, dijo Michael J. Abramowitz, presidente de Freedom House en 2022. Un total de 60 países sufrieron disminuciones en los derechos políticos y libertades civiles durante el 2021, mientras que solo 25 mejoraron. Menos países experimentaron mejorías en 2021 que en cualquier otro año desde que comenzó el período actual de declive democrático global. A día de hoy, alrededor del 38% de la población mundial vive en países calificados como No Libres, la proporción más alta desde 1997. Solo dos de cada 10 personas viven en países Libres.
La pobreza global es uno de los problemas más urgentes que enfrenta nuestro mundo hoy y afecta al 9,2% de la población o 719 millones de personas, viven con menos de 2,15 dólares al día. Si bien algunas partes del mundo han logrado avances en la reducción de los niveles de pobreza, la pandemia de COVID-19 , los conflictos en curso y los desastres naturales han ralentizado el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas para eliminar la pobreza extrema para 2030. Según el Banco Mundial en 1990, 1.900 millones de personas vivían en la pobreza extrema, lo que representaba el 36% de la población mundial. Para 2019, este número había caído al 9,2%, alrededor de 703 millones de personas.
Según el Banco Mundial , alrededor del 9,2% de la población mundial, o 719 millones de personas, viven con menos de 2,15 dólares al día. En Estados Unidos, el 11,6% de la población (37,9 millones de personas) vivía en la pobreza en 2021.
Estas cifras se calculan en función de los ingresos y la capacidad de una persona para satisfacer sus necesidades básicas. Sin embargo, si se mira más allá de los ingresos y se contempla a las personas que sufren privaciones en salud, educación y niveles de vida, 1.200 millones de personas en 111 países en desarrollo son multidimensionalmente pobres, según un informe del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas de 2022.
El Índice de la Miseria, un estudio desarrollado por el economista Arthur Okun con base en indicadores de inflación, pobreza y empleo, proyecta a Venezuela como la segunda economía "más miserable" del mundo en 2023 con 164 puntos. De hecho, Venezuela lideró el ranking por seis años seguidos hasta 2021, cuando la nación fue superada por Cuba.
La fragmentación sistémica que el mundo atraviesa actualmente obliga a las organizaciones a replantear ideas preconcebidas que eran vigentes hasta no hace mucho tiempo; sobre todo, aquellas relacionadas con el papel que deben desempeñar en rubros como el cambio climático, el desarrollo del talento, entre otros. Entre las acciones, que se han definido, que deben emprender las organizaciones para recuperar la confianza y fomentar la cooperación en el entorno actual se destacan aspectos como el amplificar el alcance de las innovaciones tecnológicas y desvincular el desgaste ambiental del crecimiento económico; cómo satisfacer la demanda del talento relacionada con la adquisición de nuevas habilidades y que los cambios en los modelos operativos y de negocio son pieza clave para delinear la prosperidad económica, ambiental y social a futuro.
De acuerdo a varios articulos de opinión, existe un cliché sobre América Latina que la región es un continente de “décadas perdidas” y “oportunidades desaprovechadas” y que registra algunas de las peores tasas de crecimiento y desigualdad de ingresos del mundo. Son grandes desafíos que la región debe abordar como prioridad. Menos conocido es que en la región están en desarrollo áreas que son críticas para el futuro del planeta. América Latina está bien posicionada para ser parte de la solución a los principales desafíos globales, incluidos el cambio climático, la inseguridad alimentaria y la preservación de la biodiversidad. Por lo tanto, la región se encuentra en una encrucijada que podría marcar su futuro. Pero la región y sus socios deben aprovechar esta oportunidad sin precedentes.
En primer lugar, América Latina se está convirtiendo en una potencia de energía limpia. Hoy, casi el 30% de su energía proviene de fuentes renovables, el doble de la media mundial. En Centroamérica, esa cifra es del 80%. Con las herramientas e incentivos adecuados, la región podría liderar el mundo en la exportación de energía limpia. La matriz de energía limpia de América Latina le otorga una ventaja competitiva en la producción de combustibles limpios, como el hidrógeno verde, tanto para uso doméstico como global. Dos ejemplos en ese sentido son Chile y Brasil.
Chile, por ejemplo, está apostando con fuerza por un futuro verde. Busca producir el hidrógeno verde más económico del mundo para 2030 y convertirse en uno de los principales exportadores para 2040. Brasil también está apuntando a un programa ambicioso de hidrógeno verde. Se estima que para 2050, podría exportar 4 millones de toneladas al año. Brasil se está convirtiendo también en un líder climático en otras áreas. Con solo el 3% de la población mundial, ya representa el 7% de su producción de energía renovable.
En segundo lugar, la región alberga algunos de los mayores recursos naturales del mundo, incluida la selva amazónica. La Amazonía absorbe por sí sola una cuarta parte del CO2 absorbido por todo el planeta, con lo que mitiga el cambio climático que se está produciendo en todo el mundo. Pero la Amazonía está en riesgo y el tiempo apremia, para eso, Amazonía Siempre coordina iniciativas y adopta un enfoque holístico regional para preservar la selva a la vez que incentiva el desarrollo económico sostenible en la región.
En tercer lugar, América Latina puede ayudar a aliviar la inseguridad alimentaria, otro importante bien público mundial. La región es ya el principal exportador neto de alimentos del mundo y produce lo suficiente como para alimentar a 1.300 millones de personas, el doble de su población. Finalmente, la región tiene también un potencial inigualable para ayudar al mundo a abordar el cambio climático, aprovechando la notable riqueza de sus materias primas. América Latina tiene importantes reservas de níquel y grafito y alberga dos tercios del litio del mundo y el 38% de su cobre, ambos cruciales para la producción de vehículos eléctricos y la transición verde. Los inversores se están dando cuenta de ello.
Hacer lo correcto para el planeta está resultando un buen negocio para América Latina y el Caribe y sus socios públicos y privados. La región de las “décadas perdidas” ha encontrado una inmensa oportunidad. Asegurémonos de aprovecharla.
Un tema que da mucho para intercambiar y opinar. Pero de cuanto he leído, hasta ahora no se hace hincapié en lo que creo que es la raíz del problema y que considero que lo es el consumo desmedido en todas sus expresiones. A mi juicio, se deben tomar medidas radicales de racionalizacion del Consumo . Muchas gracias Gustavo. Saludos
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