África, el continente en guerra y siempre olvidado (II) (Gustavo González Urdaneta)

 


África, el continente en guerra y siempre olvidado (II)

Gustavo González Urdaneta

Miami 24 septiembre 2025

 

Se calcula que en África, actualmente, hay alrededor de 25 conflictos y guerras que afectan a millones de personas. África continúa enfrentando una serie de conflictos armados que han tenido consecuencias devastadoras para millones de personas en todo el continente. Estas guerras y disputas no solo afectan la seguridad y la estabilidad regional, sino que también impactan profundamente en el desarrollo económico y social de las naciones involucradas. La persistencia de estos enfrentamientos genera un entorno de incertidumbre y sufrimiento para las poblaciones locales. Las diversas regiones de África experimentan diferentes tipos de conflictos, cada uno con sus propias dinámicas y desafíos. Desde guerras civiles prolongadas hasta movimientos insurgentes y actos de terrorismo, la complejidad de estos enfrentamientos requiere una comprensión detallada para abordar sus causas y buscar soluciones efectivas. África  es un continente que está fuera del radar mediático. Un misil disparado en Medio Oriente genera más repercusión que el drama humanitario que viven más de 1.500 millones de personas, A continuación, se presentan otros conflictos relevantes que han y continúan afectando al continente africano.

 

La guerra en Sudán

Según lo publicado en los medios, la guerra en Sudán (2003-presente) ha provocado cinco millones y medio de personas desplazadas en el interior del país. Los conflictos en este país, especialmente en la región de Darfur y en Sudán del Sur, han forzado a muchas familias de buscar refugio en Chad. Un punto desde el que, especialmente los jóvenes, cruzan Níger para llegar a Libia y Argelia como paso previo a intentar cruzar a Europa. Un camino difícil y arriesgado, se desconoce cuántas personas han muerto intentando cruzar el Sáhara, pero los organismos internaciones señalan que podrían ser el doble de los que mueren en una patera o cayuco en viajes de inmigración por mar. En 2003 estalló una rebelión contra el gobierno y el presidente Omar al-Bashir (1989-2019) utilizó medidas contundentes, la fase inicial del conflicto dejó 300.000 muertos y 2,7 millones fueron desplazados por la fuerza; aunque la intensidad de la violencia disminuyó, hay una guerra civil desde el 15 de abril de 2023 y la situación en la región dista de ser pacífica.

 

Genocidio en Darfur

Este genocidio se dirige contra residentes no musulmanes en Darfur, causando según estimados aproximadamente 300.000 muertes y desplazando a cerca de 3 millones de personas, incluyendo a numerosos niños. La violencia en Darfur ha sido perpetrada por fuerzas gubernamentales y milicias aliadas, motivadas por conflictos étnicos y económicos que buscan el control de recursos naturales y territoriales. La comunidad internacional ha denunciado ampliamente los crímenes cometidos en Darfur, pero los esfuerzos para establecer una paz duradera han sido limitados debido a la complejidad del conflicto y la falta de consenso entre las partes implicadas. Las poblaciones afectadas enfrentan condiciones de vida extremadamente precarias, con acceso limitado a asistencia humanitaria y servicios básicos, exacerbando el sufrimiento humano en la región. El genocidio ha dejado cicatrices profundas en la estructura social de Darfur, dificultando la reintegración de los desplazados y la reconciliación entre las comunidades. Las intervenciones humanitarias, aunque necesarias, han tenido dificultades para llegar a todas las áreas afectadas debido a la inseguridad perpetua y el control territorial fluctuante de las milicias.

 

 

Sudán del Sur

Más de 4 años en guerra arrasan el país más joven del mundo desde su independencia. Un país donde la gran mayoría de su población no ha cumplido ni siquiera los 18 años. El hambre es, desde el golpe de estado fallido que precedió al clima de violencia política en el país, otro acérrimo enemigo de los niños sursudaneses. Más del 20% de ellos padecen desnutrición aguda. La falta de financiación desde el año 2017 ha obligado a reducir las raciones de comida a la mitad. De los 2,3 millones de personas que han sido forzadas a abandonar sus hogares, el 65% son menores de 18 años. Etiopía, Kenia y Uganda son las principales vías de escape de aquellos que han conseguido cruzar la frontera. Más de la mitad de los desplazados por el conflicto en Sudán del Sur ha buscado seguridad en otras zonas del país menos afectadas por la violencia.

 

La guerra civil en Sudán del Sur ha fragmentado aún más al país recién independizado, dificultando la gobernabilidad y la provisión de servicios esenciales. Las comunidades rurales han sido particularmente afectadas, enfrentando no sólo la escasez de alimentos, sino también la destrucción de infraestructuras agrícolas y de agua. Los esfuerzos de la comunidad internacional para mediar en el conflicto y proporcionar asistencia humanitaria han tenido un impacto limitado debido a la persistente violencia y la falta de acceso seguro a las zonas afectadas. La guerra ha impedido el desarrollo de sectores clave como la salud y la educación, dejando a la población vulnerable ante enfermedades y falta de oportunidades. El desplazamiento masivo y la ruptura de familias han añadido un componente social devastador, que complica aún más los esfuerzos de reconstrucción y reconciliación nacional.

 

 

República Centroafricana (RCA)

Las luchas entre los grupos armados Seleka y Anti-balaka que comenzó en 2013 tras un golpe de Estado y guerra civil afectan a 1 de cada 4 personas en la República Centroafricana. Las tensiones se deben en gran medida a la identidad religiosa entre los grupos musulmanes y cristianos, además de diferencias étnicas entre las distintas facciones. En el corazón del continente africano, este conflicto se cobra víctimas y empuja a huir a millones de niños, muchos de ellos capturados como niños soldados o incluso esclavos sexuales. Los menores suman más del 60% de su población. RCA es uno de los países más pobres del mundo. De los más de 500.000 personas desplazadas internamente actuales, 6.000 viven en Bangui, capital del país. Más de la mitad, son niños y niñas menores de edad que han podido escapar del reclutamiento forzoso para ser niños soldado, cocineros, mensajeros o esclavos sexuales. El hambre, la desnutrición y la escasez de recursos son otras de las consecuencias del conflicto.

 

 

Conflicto Chad-Sudán

Este conflicto, se inició oficialmente el 18 de diciembre 2005 y duró hasta el 15 de enero de 2010. Sin embargo, hay otros conflictos relacionados y anteriores que forma el contexto de esta disputa, incluyendo la crisis de Darfur y una guerra más reciente en Sudán que comenzó el 15 de abril de 2023. La disputa territorial entre Chad y Sudán ha generado enfrentamientos prolongados, causando la muerte de unas 7.000 personas, principalmente civiles. Las hostilidades han llevado a la destrucción de infraestructuras vitales y a la interrupción de actividades económicas esenciales. Más de 200.000 individuos se han visto obligados a abandonar su país en busca de mejores condiciones de vida, convirtiéndose en refugiados. La situación ha colocado una presión significativa sobre los países vecinos y las organizaciones humanitarias, que trabajan para proporcionar asistencia y protección a quienes han huido del conflicto. La tensión entre Chad y Sudán continúa siendo una fuente de inestabilidad en la región. El conflicto ha afectado también las relaciones comerciales entre ambos países, reduciendo el intercambio de bienes y servicios. Las sanciones internacionales y los esfuerzos de mediación han intentado frenar la violencia, pero la desconfianza entre las partes dificulta la implementación de acuerdos duraderos. La estabilidad futura de la región dependerá en gran medida de la capacidad de ambos países para negociar y resolver sus diferencias pacíficamente.

 

Segunda guerra civil de Libia

Por seis años, desde  mayo de 2014 a octubre 2020, Libia ha sido testigo de una segunda guerra civil principalmente por la Cámara de Representantes y el Gobierno de Acuerdo Nacional, que ha desencadenado una ola de violencia y caos en el país. Este conflicto ha causado más de 5.000 muertes y ha provocado una grave crisis humanitaria, con 417.000 personas desplazadas internamente y 234.000 refugiadas en países vecinos. La lucha por el control político y militar entre diferentes facciones ha impedido la restauración de la estabilidad y el establecimiento de un gobierno central efectivo. A diferencia de la guerra civil de 2011, la actual insurrección en Libia se ha expandido a países vecinos como Egipto, República Centroafricana, Congo, Etiopía, Argelia, Túnez, Burundi y Mali. La situacion continúa en el 2025 aunque no se trate de una guerra civil a gran escala. Esta expansión ha incrementado la inestabilidad regional, facilitando la proliferación de armas y el financiamiento de grupos militantes, lo que a su vez complica los esfuerzos de pacificación y reconciliación en todo el subcontinente. La interferencia de actores externos en el conflicto ha exacerbado las tensiones internas, dificultando la negociación de paz. Las sanciones y las intervenciones internacionales buscan frenar la violencia, pero la falta de una visión unificada entre las potencias globales limita la efectividad de estas medidas. La reconstrucción de Libia requiere un enfoque coordinado que aborde tanto las causas inmediatas como las estructurales del conflicto.

 

Secuestros de Boko Haram:

Boko Haram, un grupo terrorista islámico, ha perpetrado secuestros desde 2009, resultando en casi 20.000 fallecimientos. Su influencia se extiende a Nigeria, Chad, Camerún y Níger, donde continúan llevando a cabo ataques y secuestros de civiles, incluyendo mujeres y niños. Estos actos de terror buscan desestabilizar la región y promover su agenda extremista. La presencia de Boko Haram ha generado un clima de miedo y desesperanza entre las comunidades afectadas, afectando gravemente la economía local y dificultando la implementación de programas educativos y de desarrollo. Las fuerzas de seguridad regionales han intentado combatir al grupo, pero la penetración territorial y la movilización de recursos por parte de Boko Haram han hecho que la insurgencia sea un desafío persistente para la estabilidad de la región. La ideología de Boko Haram, que rechaza la educación occidental y promueve una interpretación extremista del islam, ha llevado a un rechazo de las instituciones gubernamentales y educativas. Este rechazo no solo perpetúa el conflicto armado, sino que también obstaculiza el progreso social y económico, limitando las oportunidades para las generaciones jóvenes y perpetuando el ciclo de violencia.

 

Tensiones en la región de Mali

Las tensiones en Mali se remontan a la primera rebelión tuareg en 1963, posteriormente el golpe de Estado en 2012 y golpes militares en 2020 y 2021, además de la continua inestabilidad. La región de Mali, ubicada en el centro del continente, enfrenta tensiones derivadas de disputas políticas y étnicas. La rivalidad entre diferentes grupos étnicos por el control de tierras fértiles y recursos naturales ha llevado a enfrentamientos violentos y a la fragmentación de la cohesión social en la región. Además de los conflictos armados, Mali sufre de una volatilidad económica que afecta a la población local. La falta de empleo y oportunidades económicas contribuye a la desesperanza y a la reclutación de jóvenes en grupos insurgentes. Las intervenciones humanitarias y los programas de desarrollo han intentado mitigar los efectos del conflicto, pero la persistencia de las tensiones dificulta la instauración de una paz sostenible. El fortalecimiento de las instituciones locales y la promoción de la inclusión social son fundamentales para abordar las raíces del conflicto en Mali. La educación y el acceso a recursos económicos pueden proporcionar alternativas viables a la participación en actividades insurgentes, promoviendo una mayor estabilidad y cohesión social en la región. La inestabilidad política en el país desde los años 90 ha dado lugar a atentados y continuas oleadas de violencia que se cobran miles de vidas y dejan a casi 200.000 personas fuera de sus hogares a día de hoy.

 

 

Burundi

Este pequeño país, con una superficie menor incluso que la de Galicia, vecino de Ruanda, lleva años atrapado en una lucha política que deriva en atrocidades hacia su población sobre las que poco se habla. La “lucha” en 2025 se refiere principalmente a la crisis humanitaria provocada por la pobreza extrema, la inseguridad alimentaria, y la afluencia de refugiados desde la República Democrática del Congo debido a la violencia en el pais vecino.   

 

 

En África, la persistencia de estos conflictos sigue comprometiendo la calidad de vida y la salud de sus habitantes, generando crisis económicas, hambrunas y desplazamientos masivos. Organizaciones como ACNUR trabajan en ofrecer ayuda básica a los afectados, incluyendo alimentos, atención sanitaria y refugio. Es crucial reconocer que la situación en cada uno de estos conflictos es compleja y está en constante evolución y la ausencia mediática en África.

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