Evangelio (Lc 16, 1-13) correspondiente al 25vo Dgo Tpo Ord [C]: El dinero injusto (AGUSTIN COLL)

 

A continuación, podrán leer nuestro comentario al Evangelio (Lc 16, 1-13) correspondiente al 25vo Dgo Tpo Ord [C]:


El dinero injusto



La Galilea de la época de Jesús era una sociedad predominantemente agraria, donde prácticamente toda la población vivía trabajando la tierra, excepto la élite de las ciudades que se ocupaba de tareas de gobierno, administración, recaudación de impuestos o vigilancia militar. En las aldeas próximas al lago de Genezaret o mar de Galilea, la pesca era la actividad principal; siendo la vida de los pescadores igualmente dura como la de los labradores. Ambos grupos sociales mayoritarios, a pesar de sus menguados ingresos, tenían que pagar tributos a los representantes del imperio romano, cuyas fuerzas de ocupación gobernaban la región. El tetrarca de Galilea y Perea, Herodes Antipas, tenía su propio sistema de impuestos y contrataba a recaudadores que, después de pasar al soberano una determinada cantidad, no dudaban en extraer de las gentes el máximo beneficio. Las tasas impositivas debieron ser fuertes, pues en el relativamente corto periodo de diez años Antipas reconstruyó la ciudad de Séforis, incendiada por los romanos, y edificó enseguida la nueva capital Tiberíades.

Las monedas de oro y plata estaban prácticamente reservadas a las familias poderosas de Jerusalén y a los grandes terratenientes de Tiberíades, mientras los campesinos escasamente podían manejar algunas monedas de bronce o cobre, de poco valor. La mayoría de la población apenas usaba dinero, acudiendo a una economía de trueque, intercambiando productos en un régimen de mera subsistencia.

Jesús califica al dinero de injusto, al observar que los poderosos amasaban su riqueza sin compartirla con los pobres y los hambrientos. Les aconsejo que usen las falsas riquezas de este mundo para ganarse amigos, para que cuando las riquezas se acaben, haya quien los reciba a ustedes en las viviendas eternas”. Que quiere decir: el dinero es en sí mismo injusto, pero pueden cambiar el destino de ese dinero y usarlo de forma que hagan el bien con él y se ganen así el Cielo. En otras palabras: la mejor forma de "blanquear" el dinero injusto ante Dios es compartirlo con los más pobres.

Comentarista: Agustín Coll

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