¿Qué hacer en la Cuarentena y su relacion con la Personalidad?


¿Qué hacer en la Cuarentena y su relacion con la Personalidad?
Gustavo Gonzalez Urdaneta
Miami, 6 junio 2020

La pandemia de coronavirus ha obligado a la mayoría de la población mundial a permanecer en casa desde hace ya casi tres meses y esto ha modificado drásticamente las rutinas y prioridades de cada ser humano. La cuarentena se trata de un cambio que ha supuesto un esfuerzo mental por parte de todos para intentar adaptar el día a día en el exterior a cuatro paredes. Cada uno vive la cuarentena de manera diferente y de acuerdo con su personalidad.

Normalmente, antes de la cuarentena, estábamos acostumbrados unos, hijos y nietos, a volver a casa después de un día estresante de trabajo o en el colegio, y otros, la mayoría de los abuelos que trabajamos desde la casa o nos reunimos con los amigos, a llegar/continuar y no hacer mucho más nada. Por lo general las parejas aprovechaban para conversar, tomarse un aperitivo y/o airear un buen vino para la cena. Si ese ese es el caso, ponemos una buena música y disfrutamos ese momento en el sofá, el balcón o la terraza, solo o acompañado. Después, la mayoría continúa viendo una serie por Netflix y/o ve las noticias de la noche.

¿Pero qué pasa cuando esto ocurre durante la cuarentena? Sí antes no teníamos qué matarnos la cabeza por la rutina desarrollada en el tiempo, ahora nos ha tocado mantener nuestra mente activa, con actitud positiva y sobre todo usar al máximo nuestra creatividad e innovación para distraernos, aliviar tensiones y llegar en paz y armonía a recargar las pilas para a la mañana siguiente.

¿Qué nos ha enseñado la cuarentena en la convivencia diaria con toda la familia las 24 horas del día? Está claro que ha sido una oportunidad para dedicarnos tiempo a nosotros y a nuestra casa.  Después de todo, la mayoría de las veces pasamos tiempo fuera de casa sin realmente valorarla. Así que nada mejor para esta cuarentena que renovarla y hacer pequeñas reformas o simplemente resolver pendientes y poner orden cada uno en su vida. Es seguro que eso lo logramos en la primera quincena, así que seguramente es, a partir de la segunda en que nos hemos ido convirtiendo en un Steve Jobs doméstico, desallorrando nuevas actividades y productos para combatir, en algunos casos, el aburrimiento y estrés. Hay que tener presente lo que decía Jobs “Tu tiempo es limitado, así que no lo malgastes viviendo la vida de otra persona [...] No dejes que el ruido de las opiniones de otros apague tu propia voz interior”. Muchas veces la gente no sabe lo que quiere hasta que una cuarentena se lo enseña.   

Tal y como señala un estudio llevado a cabo por investigadores del Reino Unido y recién publicado en la revista The Lancet, la cuarentena suele ser una experiencia desagradable para quienes la padecen: separación de los seres queridos, pérdida de libertad, incertidumbre sobre el estado de la epidemia y aburrimiento, son algunas de las consecuencias que, en ocasiones, pueden conllevar efectos dramáticos. Por ello, consideran crucial sopesar cuidadosamente los beneficios potenciales de la cuarentena masiva obligatoria frente a los posibles costes psicológicos, afirmando que el uso exitoso de la cuarentena como medida de salud pública “requiere que reduzcamos, en la medida de lo posible, los efectos negativos asociados con ella”.

Los resultados muestran que la cuarentena es el factor más predictivo de los síntomas del trastorno por estrés agudo. Las personas en cuarentena son significativamente más propensas a informar de agotamiento, desapego, ansiedad al tratar con pacientes contagiados, irritabilidad, insomnio, poca concentración e indecisión, deterioro del desempeño laboral en casa y rechazo al trabajo o consideración de renuncia.

Entre las personas que han sido puestas en cuarentena, hay una alta prevalencia de síntomas de angustia y problemas psicológicos. El estudio informa sobre síntomas psicológicos generales, trastornos emocionales, depresión, ansiedad, estrés, bajo estado de ánimo, insomnio, síntomas de estrés postraumático, irritabilidad, ira y agotamiento emocional. El bajo estado de ánimo y la irritabilidad destacan por tener una elevada prevalencia.

Aquellos que se encuentran en cuarentena por haber estado en contacto cercano con un caso confirmado, expresan sentimientos negativos durante el período de cuarentena: temor, nerviosismo, tristeza y culpabilidad. Son pocos los que informan de sentimientos positivos: un bajo porcentaje habla de sentimientos de felicidad y de alivio. Con respecto a las familias, los padres reportan síntomas suficientes para garantizar el diagnóstico de un problema de salud mental relacionado con el trauma, y los menores presentan puntuaciones medias de estrés postraumático cuatro veces más elevadas, en comparación con aquellos que no han estado en cuarentena.

Los efectos de estar en cuarentena es un predictor de síntomas de estrés postraumático y de depresión que pueden perdurar por meses y hasta años dependiendo de la forma en que nos haya tocado sobrellevar la misma, lo cual tiene una relacion directa con la personalidad de cada uno y los posibles cambios en los rasgos de esta. El estudio identifica que los principales estresores durante la cuarentena son la duración de esta, el miedo a la infección, la frustración y aburrimiento, los suministros y la información inadecuada y después de la cuarentena serán la perdida financiera y la estigmatización por parte de otros. 

Ahora quiero hacer un puente al tema de los rasgos de la personalidad de cada uno y su interrelación con los cambios o las nuevas actividades desarrolladas con la cuarentena. Es de esperar que nuestros rasgos de personalidad influyan en nuestras decisiones.  
Como introducción al concepto de la Personalidad, me permito recordar que para los filósofos escolásticos, la palabra personalidad ("personalistas") se utilizaba para designar aquella perfección poseyendo la cual un determinado individuo es persona. En el transcurso de los siglos, el concepto de “persona” se fue transformando gradualmente en uno más general hasta llegar a utilizarse en el sentido coloquial actual, es decir, prácticamente como sinónimo de “ser humano”.
En el contexto de su desarrollo conceptual, la aparición del adjetivo “persona” facilitó el desarrollo del sustantivo “personalidad”, utilizado para designar la totalidad de características personales que interactúan dinámicamente entre sí para producir aquel estilo relativamente estable de desenvolverse individual y socialmente que un individuo posee. No debe confundirse el concepto de persona con el de personalidad. Mientras que el primero designa al individuo en su totalidad, el segundo designa un aspecto suyo, el conjunto organizado de sus disposiciones que lo caracteriza y lo diferencia de los otros. Igual no hay que confundir personalidad, carácter y temperamento.
La personalidad es un constructo psicológico, que se refiere a un conjunto dinámico de características psíquicas de una persona, a la organización interior que determina que los individuos actúen de manera diferente ante una determinada circunstancia. El concepto puede definirse también como el patrón de actitudes, pensamientos, sentimientos y repertorio conductual que caracteriza a una persona, y que tiene una cierta persistencia y estabilidad a lo largo de su vida, de tal modo que las manifestaciones de ese patrón en las diferentes situaciones poseen algún grado de predictibilidad.
Según Gordon Allport, profesor de Harvard hasta el final de su vida, la personalidad es "la organización dinámica de los sistemas psicofísicos que determina una forma de pensar y de actuar, única en cada sujeto en su proceso de adaptación al medio". Obviando el análisis de esa afirmación, en 1936 el psicólogo norteamericano Allport descubrió que un solo diccionario de inglés contenía más de 4.000 palabras que describían diferentes rasgos de personalidad. La teoría de los rasgos de la personalidad de Allport categorizó estos en tres niveles: cardinales, centrales y secundarios refiriéndose a una característica única, a las básicas y a las menos relevantes, respectivamente.
Allport sugirió que los rasgos cardinales son raros y tienden a desarrollarse con el paso de los años pero, cuando están presentes, dan forma a la persona, al sentido que tiene de sí misma, a su composición emocional, a sus actitudes y a su comportamiento. Esto es tan así, que podemos llegar a identificarlas históricamente por ellos, por ejemplo, Abraham Lincoln por su honestidad, Marqués de Sade por el sadismo y Juana de Arco por su heroísmo.
Los rasgos centrales son las características generales que forman los fundamentos básicos de la personalidad. Hablamos de rasgos presentes e importantes, pero no absolutamente dominantes. Según la teoría de los rasgos de la personalidad de Allport, cada persona tiene entre cinco y diez rasgos centrales, y están presentes en diversos grados en cada persona. Estos incluyen rasgos comunes. tales como inteligente, tímido, honesto y serían condicionantes principales en la mayoría de nuestros comportamientos.
Los rasgos secundarios son los rasgos que a veces se relacionan con actitudes o preferencias, es decir, las disposiciones que son significativamente menos generalizadas y relevantes. Por ejemplo, una persona cuyo rasgo cardinal es ser asertivo, puede mostrar signos de sumisión cuando la policía lo detiene por exceso de velocidad. Este es solo un rasgo situacional que puede o no mostrarse para otros encuentros interpersonales. Según Allport, estos rasgos secundarios son difíciles de detectar porque son estimulados por un rango más estrecho de estímulos equivalentes y emiten en un rango más estrecho de respuestas equivalentes.
Es bien sabido que nuestra personalidad influye de forma directa en la forma de comunicarnos. Si hay algo que hemos incrementado durante la cuarentena es el uso de las redes sociales y la comunicación diaria con nuestros familiares y, personalmente, dado que somos animales de tendencias, no es difícil conocer mejor los tipos personalidad más comunes para saber cómo actuar con cada tipo de persona.
Así, resulta verdaderamente útil e interesante saber cómo nos podemos comportar ante comunicadores tóxicos que solo quieren discutir o que siempre pretenden llevar la razón. Esta confirmado que la paciencia, la asertividad y la empatía son aspectos comunes que siempre debemos mantener.
En cuanto al uso del tiempo, en general, todos hemos utilizado la primera quincena en actividades relacionadas con la casa como arreglar los closets, organizar, rediseñar la despensa por la nueva necesidad de comprar principalmente por delivery, poner más cuidado en la caducidad de los productos, ordenar y archivar los documentos en carpetas y convertir el balcón en un lugar apetecible lleno de plantas. En EE. UU. aún tenemos pendiente la declaración de renta al IRS, pero si lograste entregar antes toda la información, solo resta que el contador nos avise antes del 15 de julio, pues dudo que extiendan la prórroga.
El aburrimiento es en realidad algo bueno. Después de todo, nos indica: ¡Oye, ahora es el momento de relajarnos! Antes nos quejábamos de no tener tiempo para nosotros, y de solo dedicárselo al trabajo. También de pasar menos tiempo en pareja o en familia. Pues ahora ha llegado ese maravilloso momento, que aunque sea de esta forma, recluidos y juntos, debemos aprovecharlo y sacarle el aspecto positivo. Además podemos hacer otras actividades para relajarnos.
Muchos aprovecharán para leer un buen libro, verse un maratón de sus series favoritas, comenzar a meditar, dar rienda suelta a la creatividad, hacer manualidades con los niños, redecorar todos los rincones de nuestra casa, desde el salón hasta el dormitorio, entre otros. Incluso cuando uno se aburre, no debe descuidar la propia salud. Seguro que al inicio preferías estar echado y ni siquiera levantarte del cómodo sofá y darte el gusto de comer comida rápida sin parar o preparar tus especialidades e incluso probar nuevas recetas en la cocina. A veces esto está completamente bien. Pero a la larga nos vemos obligados a crear, innovar y cambiar hábitos y costumbres.
Como decía un amigo, si no hacemos algo, terminaremos como los personajes de Botero y miembros asiduos de alcohólicos anónimos. Por ejemplo, mi hijo en Madrid tomó un curso gratis de Harvard relacionado con informática y sistemas y sólo pagó por el Certificado. Incluso puedes tratar de aprender un nuevo idioma, emprender un nuevo negocio de forma digital. Yo estoy aprovechando para ver y oír todas las óperas que no había podido e incluso ver algunas de nuevo. El sector de energía de la ONG VenAmerica, en la cual coordino el sector eléctrico, ha organizado dos Webinar semanales sobre temas relacionados con hidrocarburos y electricidad y sobre la situacion en Venezuela. ¡Valora la paz y la tranquilidad y dedícate tiempo durante este confinamiento! La lista de opciones es grande pero el punto a destacar es que las elecciones que hacemos están interrelacionadas con nuestra personalidad.
Muchos dirán que eso es una perogrullada, y están en lo cierto, pues los rasgos de la personalidad ofrecen una explicación clara y sencilla de las consistencias conductuales de las personas permitiendo comparar fácilmente a una persona con otra. Los rasgos son características de la personalidad y comportamientos consistentes que se manifiestan en diferentes situaciones. La teoría de los rasgos busca explicar, en forma sencilla, las consistencias en el comportamiento de los individuos.
El psicoanálisis tiende a profundizar tanto en el pasado como en el inconsciente, pasando por alto en el proceso los supuestos aspectos más importantes, conscientes e inmediatos de la experiencia. A pesar de que Gordon Allport nunca negó que las variables inconscientes e históricas pudieran jugar un papel relevante como motivadoras de determinados comportamientos, su trabajo siempre enfatizaría las motivaciones conscientes y relacionadas con el contexto actual. De sus estudios, Allport concluyó que los rasgos no existen de manera independiente. Además, en un momento dado los comportamientos que motivan dos determinados rasgos pueden llegar a entrar en conflicto, de manera que en jerarquía se impondrá uno sobre otro.
La cuarentena constituye un nuevo estado que nos lleva a un proceso de adaptación a una nueva realidad, que nos limita a realizar muchas acciones cotidianas de nuestras vidas. Se activan nuevos mecanismos de afrontamiento y estrategias que utilizamos para adaptarnos a estos cambios. Sin embargo, no todos sobrellevamos la cuarentena de la misma manera ni las estrategias de uno son efectivas en otros, sino que nuestra personalidad es un gran determinante de cómo la enfrentamos.
Los psiquiatras suelen dar algunos ejemplos de cómo se espera que se pudiera llevar la cuarentena según diferentes personalidades, enfatizando que nuestra forma de ser nos puede ayudar a anticipar nuestra conducta y poner atención a la regulación de esta.
Por ejemplo, el obsesivo en cuarentena intentará rendir igual o más de lo que lo hace en su trabajo en condiciones normales. Al no contar con las mismas herramientas o condiciones de su trabajo habitual, tendrá que disponer de más tiempo para lograr los mismos objetivos que se ha autoimpuesto debido a su alta exigencia; a expensas del tiempo de su vida familiar y ocio. Al verse amenazado por no cumplir sus metas, podrá experimentar ansiedad, frustración, irritabilidad e insomnio. El inestable emocional tendrá especial dificultad para afrontar la cuarentena producto de su baja tolerancia a la frustración y a su vulnerabilidad a nivel emocional. Probablemente, estas personas presenten más irritabilidad y ansiedad que las que no tienen esta inestabilidad emocional. El aislamiento social las puede llevar a experimentar con más frecuencia la sensación de vacío emocional y el miedo al abandono.  
El histriónico en cuarentena realizará todos los esfuerzos posibles por destacarse en las redes sociales, ya que el aislamiento social no le permitirá ser el centro de la atención en la interacción social presencial. Utilizará su dramatismo, llegando incluso a planteamientos catastróficos. Tratará de llamar la atención con ciertas publicaciones que generen pánico colectivo, además de subir a las redes sociales noticias llamativas, como inicios o términos de cuarentena; difundirá el mismo mensaje a varios grupos de amistades, etc. Una persona histriónica buscará generar espacios de interacción social, por ejemplo creando el grupo para videollamada.
Una persona antisocial no respetará la cuarentena debido a su falta de empatía y escasa preocupación por su seguridad; tampoco se preocupará por la de los demás. La persona con rasgos antisociales más marcados puede disfrutar de la desgracia ajena e, incluso, si está contagiada con Covid-19, puede ir a aglomeraciones para así contagiar a otros. El paranoide en cuarentena puede pensar que los demás lo quieren perjudicar; que probablemente un vecino o compañero de trabajo, que alguna vez él pensó que le dirigió una fea mirada, ahora vea la oportunidad de poder contagiarlo. Va a ser muy estricto en cumplir la cuarentena, ya que él piensa que su hogar es su refugio, en un mundo donde la maldad abunda y cualquiera puede encontrar en él una víctima fácil para contagiar.
Si damos por sentado que nuestra personalidad influye de forma directa en la forma de comunicarnos, y dado que somos animales de tendencias, si ya hemos identificado las personalidades de quienes conforman el grupo familiar y de amistades con las cuales hemos estado interactuando, durante este periodo de cuarentena que ya lleva tres meses, nos queda más sencillo detectar sus cambios. De acuerdo con los psicólogos son ocho los tipos de personalidad más frecuentes: Indeciso, silencioso, egocéntrico, reflexivo, conversador, el discutidor, tímido e incrédulo. También podemos usar el metodo directo preguntándoles que cambios les ha inducido la reclusión forzosa actual. Personalmente yo me auto calificaría, en ese espectro, como “conversador” pero he logrado identificar, al menos, uno de todo el espectro en mi círculo de “frecuentes”. Háganlo que puede resultar divertido. La mayoría de mis amigos son seniors y grandes conversadores pero seguro que encontrarán de todo.
Esta cuarentena, no hay duda, ha influido en nuestro comportamiento. Por ejemplo ha obligado, al menos en Miami, a todas las tiendas de alimentos y comidas a ofrecer la opción de entrega local (delivery) incluso gratis a partir de una compra mínima. Era una costumbre que la mayoría ya teníamos por tiendas como Amazon pero que no solia incluir la parte de alimentos y ahora ya la tienen con Whole Food Market en su categoría de Pantry. Hay mucha gente que trabaja desde su casa que se ha acostumbrado a optar por el delivery cuando antes siempre salían a la calle con otros compañeros de oficina a cotorrear y salir de un ambiente cerrado. En mi caso, ahora todo lo compro por delivery y estoy pensando en continuar siempre con esa opción pues compro lo que necesito sin caer en las tentaciones de recorrer los anaqueles de productos en las tiendas. No se trata de imitar a Diógenes pero si de practicar su teoria del autocontrol.
Otra variante inducida es la forma y la frecuencia de comunicarnos con todos. Por ejemplo, dada la imposibilidad de vernos con la familia y los amigos ha aumentado el contacto a través de las redes y eso nos ha permitido conocer rasgos que desconocíamos de sus personalidades o que los han cambiado al darse cuenta de que la vida es una sola y hay que saberla vivir. Gente de mal carácter que nos han sorprendido con su amabilidad y cortesía. Amigos que han vuelto al cultivo de las orquídeas que tenían medio abandonado por la rutina diaria de trabajo en oficinas. Quienes usaban ser Uber como distracción para conversar con sus clientes que han tenido que suspenderlo. Otros que lamentablemente han tenido que enfrentar dolencias personales nuevas o antiguas cuyos tratamientos han perdido su vigencia.
Hay amigos que calificaba como “reflexivos” que han tenido que experimentar el haber salido como positivos en la prueba de coronavirus y les ha tocado pasar por experiencias muy duras pues al mejorar, para usar sus camas, los han traslados a sitios donde les ha tocado convivir con pacientes aun no recuperados del todo y en hospitales de campaña, como si estuvieras en guerra. Afortunadamente se han recuperado del todo y ya están de vuelta a su casa y a quienes les deseo logren superarlo. Otros que por su profesión de médicos han fallecidos a pesar de aun tener sólo cincuenta años. Gente que necesita el ingreso de su trabajo como independiente que aún están pasando penurias para subsistir. Al final, todo será un aprendizaje pero el camino recorrido ha sido duro. No hay duda de que en todas nuestras experiencias en la pandemia ha influido en nuestra personalidad así como en el uso del tiempo.
Hay otros que siempre he caracterizado como “discutidores” por criticar o llevar la contraria sistemáticamente en una conversación bien sea individual o en un chat. Si das una opinión, ellos opinan lo contrario; si dices que una determinada película o libro es muy bueno, ellos opinan que, en realidad, no valía mucho. Y pueden estar haciendo eso todo el tiempo que dure la conversación, ya sean diez minutos o dos horas. En algunos casos, pueden resultar estimulantes, porque favorecen el debate y te hacen pensar, pero cuando te encuentras con alguien que, sistemáticamente, se opone a todo lo que dices una y otra vez, llega un momento en que te estresan, te cansan, te deprimen o incluso te llegan a enfadar. Lamentablemente en ellos no he visto mucho cambio. Hay excepciones y a esos los admiro porque, aun siendo pesimistas, agregan valor a lo tratado a pesar de que no los entiendo pues ser pesimistas no tiene ningun sentido. Tengo pocos ejemplos de “incrédulos” pero suelen ser muy buenos para identificar las noticias falsas y una gran variedad de “indecisos, tímidos y silenciosos” que resultan medio aburridos pero que forman parte de sus rasgos centrales y una gran cantidad de “egocéntricos” insoportables. Estos últimos, en su mayoría, es su rasgo cardinal, únicos, prototipos de su especie y difícil que cambien.
La cuarentena constituye un nuevo estado que nos lleva a un proceso de adaptación a una nueva realidad, que invita a realizar cambios en muchas acciones cotidianas de nuestras vidas. Se activan nuevos mecanismos de afrontamiento y estrategias que utilizamos para adaptarnos a estos cambios. Sin embargo, no todos sobrellevamos la cuarentena de la misma manera ni las estrategias de uno son efectivas en otros, sino que nuestra personalidad es un gran determinante de cómo la enfrentamos.
Cuando la realidad cambia repentinamente, lo automatizado deja de ser funcional y confronta al individuo con una nueva situación para la cual no cuenta con elementos previamente probados, en cuanto a estrategia de adaptación o resolución. Rezo porque esto se dé particularmente en el caso de nuestros políticos y supuestos líderes. No tengo ninguna duda de que todos hemos experimentado cambios en lo que va de la pandemia con su cuarentena forzada, independiente de nuestra personalidad, y que los podremos implementar siempre que nos ayuden a sobrellevar de mejor manera la post-cuarentena y que los positivos se constituyan en nuevos rasgos de nuestra personalidad.


Comments

  1. Muchas gracias Gustavo por el analisis de tan importante tema, la descripcion de personajes y las recomendaciones implicitas, tan necesarias en este duro y, tal parece, largo proceso. Dificil adaptarse cuando nos cambian nuestro mundo, nos cortan nuestros asideros. Ojala aprendamos del mismo y nos convirtamos en mejores seres humanos.

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