Los puntos de inflexión y los peligros del aislacionismo de Venezuela (Gustavo González Urdaneta)
Los
puntos de inflexión y los peligros del aislacionismo de Venezuela
Gustavo
González Urdaneta
Miami
21 Abril 2025
El segundo
punto de inflexión fue la consulta nacional de Venezuela de 2017, también
llamado como plebiscito nacional de Venezuela de 2017, fue una consulta popular
convocada por la Asamblea Nacional la cual se celebró el 16 de julio de 2017.
Esta jornada se realizó en respuesta a la crisis institucional por la que atravesaba
el país. Este proceso electoral se diferenció de procesos anteriores debido a
que se trató de un acto de desobediencia civil, en el contexto de la aplicación
de los artículos 333 y 350 de la constitución venezolana, en el cual se
desconoce al Consejo Nacional Electoral (CNE) y al TSJ de Venezuela, debido a
lo que la oposición consideró la «ruptura del hilo constitucional» generada por
ambos poderes, según a las declaraciones de la Asamblea Nacional y del
Ministerio Público.
Después de la pobre actuación de la AN elegida el
6D-2015 y del famoso 16-J-2017 cuyos objetivos que la oposición no supo
respetar, tuvimos un vacío general producto del desaliento por unos líderes que
no supieron estar a la altura de sus cargos y a lo prometido sino ocuparse de
preservar unos “espacios” que el gobierno no respeta. Dieron pena ajena.
El tercer
punto de inflexión fue el 5 de enero de 2019 en que Juan Guaidó
fue designado como presidente del parlamento venezolano, siendo la persona más
joven en ocupar dicho cargo. Entre enero de 2019 y enero de 2023, se juramentó
como Presidente Interino de Venezuela con reconocimiento parcial de su mandato.
Varios analistas y redes de medios han descrito como infructuosos los esfuerzos
liderados por Guaidó para crear un gobierno de transición, afectado por señalamientos
de corrupción y problemas internos, mientras que la presidencia de Nicolás
Maduro continuó controlando a plenitud todas las instituciones del Estado. En
diciembre de 2022, Guaidó perdió el apoyo de la mayoría parlamentaria de la IV
Legislatura, el cual suprimió la figura de gobierno interino, derivando en el
cese de su mandato. Después de eso, y en medio de su precandidatura
presidencial, abandonó el país.
El cuarto
punto de inflexión fue las elecciones primarias de la llamada Plataforma
Unitaria Democrática (PUD) de 2023 que se realizaron el domingo 22 de octubre,
para escoger al candidato de la coalición en las elecciones presidenciales de
2024 a la Presidencia de Venezuela. El primer anuncio oficial de las primarias
fue hecho el 16 de mayo de 2022 por la coalición opositora, fijándose el 2023
como el año de realización de dichos comicios. Se realizaron tanto en Venezuela
como en 29 países y 77 ciudades del extranjero. Las primarias son organizadas
por la Comisión Nacional de Primaria, sin asistencia del CNE y con el uso de
voto manual. La vencedora del proceso fue la precandidata María Corina
Machado, de Vente Venezuela, con más del 90 % de votos. Esto consolidó la
unidad de la oposición venezolana que había sido un vacío permanente desde el
triunfo de Chavez en 1999.
En condiciones
normales, la salida a una crisis política en democracia debería ser por la vía
institucional mediante los mecanismos electorales previstos para corregir esa
situación. No es el caso de Venezuela, donde una pandilla de bandidos ha
usurpado el poder, sin intención de devolverlo. Un régimen que ha acabado con
la república y se ha entregado al respaldo económico y militar de Rusia, China
y Cuba, un narco estado penetrado además por grupos terroristas como Hezbolá,
Hamas y las FARC y el ELN de Colombia, es un Estado forajido que no tiene
ninguna moral para oponerse a la necesaria intervención de la comunidad
internacional, la cual debe acudir en auxilio del 70% del país que ya expresó
su decisión en la votación del 28 de julio y que desea recuperar su libertad y
su soberanía. El 28 de julio pasado es el quinto punto de inflexión en
Venezuela durante la dictadura Chávez-Maduro.
Está
claro que los venezolanos queremos se respeten y se haga valer el resultado de
la pasada eleccion donde resultó ganador Edmundo González Urrutia y también queremos
expresar que
no
es un problema solo de EE UU pues el pais está en manos de Cuba, China, Rusia,
el narcotráfico y los núcleos terroristas. Ustedes dirán sí un país con esas
riquezas minerales, situado en el patio trasero de EE UU y en manos de ese
círculo de sus “amigos” predilectos, es o no una amenaza a EE UU y al resto del
mundo. Si se llega a una guerra civil, podría ser un campo de batalla donde
concurrirían parte de las FARC y el ELN de Colombia, guerrilleros de todo el
continente, apoyados por los del Oriente Medio: Hamas, Hezbollah, iraníes,
parte de FANB, paramilitares, etc. No creo que suceda y menos casi a las
puertas de Estados Unidos.
Cualquier
conflictividad civil ejecutada por Cuba con el apoyo/participación del régimen
y el resto de los países y agentes presentes en Venezuela repercutiría en toda
Latinoamérica y, tratándose del patio trasero de EE UU, afectaría su riesgo su
seguridad nacional en múltiples aspectos. Negar tal escenario es miopía
intelectual y geopolítica pero como tal escenario sí lo avizora el gobierno
venezolano, el pueblo lanza un SOS Venezuela a la participación internacional.
Si
bien estamos aun en el quinto punto de inflexión (PI) en el pais, el enfoque
varia un poco pues, en las épocas anteriores era si Chávez, primero, y después
Maduro desde el 2013, se volvieron “ dictadores autoritarios” y ese no es el PI
en que estamos, sino a punto de iniciar la pendiente descendiente que cambiara
el rumbo del país y nos permitirá salir de este gobernucho mediante pocas
acciones pero de gran efecto y que deberán suceder rápido. Ya pasamos la época,
como decía Claudio Nazoa, que en Venezuela todos los días pasaba algo, pero al
final, nunca ocurría nada. Estamos en la etapa en que ya no nos calamos más lo
malo pues, lo bueno existe, y está cerca. Revisemos un poco la opinión actual
de analistas internacionales sobre Venezuela desde el 2019 al presente.
Desde
el comienzo de 2019, Venezuela se ha
convertido en el epicentro de la política a nivel internacional debido a que su
crisis político-institucional no sólo se ha añadido al colapso económico y
social presente desde 2013, sino que también se ha transformado en una crisis
regional, por la posible salida futura adicional de entre tres y de cuatro
millones de emigrantes, e internacional, incorporando el pulso mundial entre
EEUU, China y Rusia. En este escenario se cuestiona también el papel de la Unión
Europea (UE) como una potencia que basa su política exterior en la defensa de
los derechos humanos y los valores democráticos.
Esta
crisis pone a prueba el liderazgo de EEUU, la fuerza emergente de China y
Rusia, la influencia moral y política de la UE y los equilibrios internos
dentro de América Latina. Estos últimos se producen en pleno cambio del ciclo
político a causa de la decadencia de los “socialismos del siglo XXI” y el
predominio de gobiernos de centroderecha y de derecha. En este contexto,
Venezuela supone un grave riesgo para la estabilidad regional: su crisis
humanitaria ya afecta principalmente a América del Sur, a la vez que los países
vecinos padecen la penetración del crimen organizado y el narcotráfico.
Xi
Jinping y Vladimir Putin, con formas y estrategias muy diferentes, desafían a
EEUU y se han convertido en los dos principales apoyos internacionales del
gobierno de Maduro. El petróleo venezolano es clave en la estrategia de
desarrollo y expansión mundial china. Para Rusia, por su lado, Venezuela
representa una pieza más dentro del juego de Putin frente a EEUU y su objetivo
de debilitar la hegemonía estadounidense. Estas dos potencias emergentes tienen
importantes intereses económicos, financieros y geopolíticos en Venezuela.
Desde 2006, Rusia le prestó cerca de 20.000 millones de dólares. Por su parte,
China ha concedido entre 2007 y 2016 más de 60.000 millones de dólares en
créditos, conservando un riesgo cercano a los 30.000 millones y unas inversiones
por 19.000 millones.
A
los intereses económicos hay que añadir los geopolíticos. La rivalidad con EEUU
explica la actitud rusa en esta crisis. Venezuela es otra piedra en el zapato
que el Kremlin trata de colocar a EEUU. El apoyo de Moscú y Pekín a Caracas se
evidenció en la sesión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas celebrada a
petición de EEUU donde Rusia y China, con el apoyo de Sudáfrica y Guinea
Ecuatorial, bloquearon la adopción de una declaración de apoyo a la oposición venezolana.
En
una reciente entrevista a tres connotados economistas-analistas internacionales
venezolanos quedó claro que Venezuela corre el riesgo de “aislacionismo” del
orden mundial pues, su situacion actual de Estado Fallido se complica más, ya
que, recuperar la producción de petróleo que tenía en 1999, no sólo le tomaría
unos diez años sino que requiere de una inversión en el orden de 10.000
millones de dólares en cada uno de esos diez años. Conseguir un financiamiento
de ese orden resulta cuesta arriba aún con cambio de gobierno, agravado no solo
por su posición de default ante los organismos internacionales pertinentes sino
por el riesgo de perder sus activos en el exterior por parte de sus acreedores.
El aislacionismo es la
actitud opuesta a la formación de alianzas y a la intervención activa en los
asuntos internacionales y pretende que la mejor política exterior consiste en
no implicarse en los conflictos de otras potencias, al considerarlos ajenos a
los propios intereses. También puede haber un beneficio percibido al evitar los
acuerdos comerciales internacionales u otros pactos de asistencia mutua. Fue
una caracteristica en las interpretaciones de la historia de China y su Gran
Muralla, de Inglaterra durante el siglo XIX, por los Estados Unidos (Doctrina
Monroe 1825) y la Unión Soviética de Stalin entre 1925 y 1939 para desarrollar
la revolución sin apenas tener contactos
con el exterior,
El gobierno de Venezuela, tanto
en época de Chávez como en la actual, y la oposición antichavista mantienen una
larga “guerra de desgaste” que hasta ahora se ha saldado a favor del chavismo.
Hoy ambas partes continúan la misma guerra pero, a diferencia de situaciones
anteriores, la balanza parece inclinarse a favor de la oposición. A diferencia
de los 25 años anteriores, la comunidad internacional, como nunca
anteriormente, se ha posicionado mayoritariamente al lado de la oposición,
sumiendo a Venezuela en un futuro probable de aislamiento sin precedentes,
tanto por la fuerte presión interna social producto de la pérdida de respaldo
popular y las posibles grietas dentro del oficialismo y de las Fuerzas Armadas.
Hay que tener paciencia y confianza en nuestros líderes hasta el final.
“Nuestras actas
están a la orden para quien quiera analizarlas” Maria Corina Machado
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