Ambiguedad Estratégica: Hong Kong y Taiwán Gustavo González Urdaneta

 Ambiguedad Estratégica: Hong Kong y Taiwán

Gustavo González Urdaneta

Miami 12 agosto 2022

 

Ambigüedad es la cualidad de ambiguo, es decir, es un término que expresa la cualidad de aquello que es susceptible a varias interpretaciones, todas ellas coherentes, lo que da lugar a la duda, la imprecisión, la confusión o la ambivalencia.

 

La ambigüedad puede estar referida también a un comportamiento o actitud que genera imprecisión, duda o desconfianza. Por ejemplo la posición de EE UU ante Taiwán. En 1979, Estados Unidos estableció relaciones diplomáticas con la República Popular de China a expensas de Taiwán. Al mismo tiempo, adoptaron una política deliberadamente opaca hacia Taipei, conocida como "ambigüedad estratégica", que se abstiene de indicar claramente en qué circunstancias intervendrían militarmente para defender la isla. Hablamos de Taiwán, también conocida como Formosa (del portugués ilha Formosa, «isla Hermosa»), especialmente en el pasado,

 

Esa política, enmarcada en Ley de Relaciones con Taiwán, evita provocar a Pekín, que podría verla como un pretexto para adoptar una postura más agresiva hacia Taiwán, pero también frenar cualquier inclinación de Taipei a declarar formalmente la independencia. Esta ambigüedad ha permitido hasta ahora cierta estabilidad en la región pero ante la creciente agresividad de Pekín, algunos expertos estadounidenses, creen que "llegó el momento de que Estados Unidos persiga una política de claridad estratégica". Vale a pena recordar el caso de Hong Kong.

 

Cuando la bandera de cinco estrellas de la República Popular China sustituyó a la Union Jack el 1 de julio de 1997, hace un cuarto de siglo, llovió y llovió, y el agua subió rápidamente por Queen’s Road y sus afluentes. Algunos tomaron el diluvio como un presagio del control comunista, otros como un ritual de purificación para limpiar Hong Kong del imperialismo occidental. En 1997, el gobierno chino prometió a Hong Kong una importante autonomía durante 50 años para preservar las libertades que la convirtieron en una capital financiera mundial, por no hablar de una de las metrópolis más emocionantes del planeta.

 

En los 25 años transcurridos desde el traspaso, la única constante ha sido el cambio, tan definido como desafiado por los habitantes de Queen’s Road, la avenida con más historia de Hong Kong. A su alrededor, la ciudad se ha transformado: por la vertiginosa expansión económica de China continental, que amenaza con hacer innecesario esta ciudad portuaria internacional, pero también por el aplastamiento de las libertades por parte de los actuales gobernantes de Hong Kong, que han llenado las cárceles de jóvenes que ahora son presos políticos.

 

Una metrópolis que rivaliza con Nueva York, Tokio o Londres no desaparecerá de la noche a la mañana. Pero la promesa de Pekín de mantener la ciudad en una campana de cristal política durante 50 años se ha hecho añicos. Los pobres de Hong Kong son cada vez más pobres, y el número de personas que se apresuran a marcharse ha aumentado.

 

Las marchas del verano de 2019, al igual que un plantón estudiantil cinco años antes, tuvieron un desenlace doloroso. La policía respondió a los manifestantes sin líderes con una fuerza cada vez mayor, deteniendo a miles de adolescentes. Para cuando la pandemia de coronavirus restringió las concentraciones en 2020, una quietud había caído sobre Hong Kong. Cuando quedó claro que China ya no estaba interesada en las reformas liberales, sus ciudadanos empezaron a cuestionar su identidad como chinos. En la actualidad, solamente el dos por ciento de los jóvenes de Hong Kong se consideran “chinos”, según una encuesta local. Más de tres cuartas partes se identifican como “hongkoneses”. Hay orgullo en el cantonés, el patois de Hong Kong, en lugar del mandarín del continente.  

 

Por otra parte, bajo la autoridad de Xi Jinping, China modernizó su ejército en los últimos años. El presidente chino, que se espera se postule para un tercer mandato este año, reafirmó recientemente que la reunificación de Taiwán con China continental era "inevitable". Prometió que se haría por medios "pacíficos", pero el ejército estadounidense ve a Taiwán como el próximo objetivo de Pekín tras la toma de Hong Kong y teme que sea difícil defender la isla contra un ejército chino, cuya modernización acelerada observan con preocupación.

 

Contra todos los vaticinios y frente a todas las amenazas el avión que transportaba a la Presidenta de la Cámara de Representantes de los EE.UU. Nancy Pelosi y su comitiva aterrizó en la madrugada del 2 de agosto en el aeropuerto de Taipei, capital de la disputada Isla de Taiwán. Su conducta demuestra que la Pelosi no se dejó intimidar cuando China Comunista amenazó con derribar su avión en pleno vuelo.

 

En un artículo reciente titulado “Un Enigma llamado Pelosi” el autor considera que la Pelosi es un verdadero enigma. Le recordaba, en gran medida, las declaraciones de Winston Churchill durante un programa de radio transmitido en octubre de 1939, en plena Segunda Guerra Mundial.

A una pregunta del periodista sobre cuál sería la conducta de Rusia, Churchill contestó: "No puedo adelantarle las acciones de Rusia. Es un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma, pero quizá haya una clave. La clave es el interés nacional de Rusia”. Especulaba sobre que la clave de este viaje sea un interés personal de Pelosi pero las primeras declaraciones de ella al descender del avión revelan el motivo ostensible del viaje, que no es necesariamente el verdadero. “En la actualidad, el globo confronta una decisión entre la libertad y el despotismo. El compromiso de los Estados Unidos de mantener la libertad tanto en Taiwán como en el resto del mundo es inquebrantable”.

 

Tanto en círculos políticos como en los medios ha habido tanto pronunciamientos a favor como en contra. En el lado conservador se ha oído que la visita de Pelosi a Taiwán había constituido “un gran día para América” y que el viaje concordaba con “nuestra política de ‘Una China”, con la cual estaban comprometidos. Al mismo tiempo se oyó que también estan “comprometidos—ahora más que nunca—con todos los elementos de la Ley de Relaciones con Taiwán.”. El New York Times restó importancia al viaje declarando que era únicamente “un gesto simbólico”. Considera el articulista que “para gente que vive en un estado inseguro y totalitario el simbolismo lo es todo” y que para gente en la región, en el mundo y en los Estados Unidos las palabras de Pelosi llevan el mensaje de que su país no se dejaría intimidar. El mes pasado Biden puso en dudas la conveniencia del viaje de Pelosi a Taiwán y sugirió que el Pentágono pensaba que ese viaje estaba lleno de riesgos. Y dijo: “Los militares piensan que ese viaje no es una buena idea.”

 

Algunos conservadores, consideran que el viaje debilita a la izquierda y divide al Partido Demócrata, dos cosas que los benefician y que la Pelosi ha desafiado a la Casa Blanca e ignorado las amenazas de los líderes del Partido Comunista de China. Aunque el Partido Republicano considera a Nancy Pelosi como su peor enemiga, lo anterior les parece suficiente motivo para aplaudir su iniciativa aunque la rechacen como política.

 

La estrategia es la esencia misma del arte de la guerra, es una pauta que guía a la brutalidad por los arduos caminos que conducen a los éxitos concluyentes, la luz que alumbra las obscuridades del teatro de operaciones, velada siempre por la duda perenne de lo que pretende, de lo que intenta, de lo que hace el enemigo, y de los medios que posee para verificarlos, y la estrategia resulta tanto más complicada cuando más complicados son los medios de guerra, y es preciso lograr como principal propósito la ruina de la fuerza enemiga, y el modo de alcanzar dicho empeño entra en los dominios de la táctica, y pertenece al estado mayor la ciencia de la táctica sublime. Para algunos, Nancy Pelosi se puso las botas de Patton o de Grant en contraste con los militares del Pentágono que no consideraban el viaje una buena idea.

 

El nombre oficial de Taiwán, República de China, se remonta a su fundación en 1911 tras el colapso de la última dinastía imperial de China. Bajo el gobierno del Partido Nacionalista, o Kuomintang (KMT), liderado por Chiang Kai-shek, la República de China debió enfrentarse a comienzos de la década de 1930 y luego durante la Segunda Guerra Mundial a los avances del Imperio del Japón, así como también al creciente poder de los comunistas chinos liderados por Mao Zedong. En 1945, tras la derrota japonesa, la República de China recuperó la isla de Taiwán, que China había perdido en una guerra anterior con los japoneses. Pero cuatro años más tarde, en 1949, el Kuomintang fue derrotado en una cruenta guerra civil en el continente por el ejército del Partido Comunista. Ese mismo año Mao fundó la República Popular China, con capital en Beijing.

 

Cerca de 1,2 millones de chinos, principalmente militares, acompañaron al gobierno de Chiang Kai-Shek en su éxodo a Taiwán, de acuerdo con estimaciones realizadas por las autoridades de Taiwán, y tras derrotar una breve incursión de las tropas comunistas en la isla lograron establecerse allí. Las fuerzas de Mao, en cambio, expandieron su control en el territorio continental de China, y desde entonces consideran a Taiwán como una provincia renegada y una “parte inalienable” que en algún momento retornará al control de Beijing.

 

Separados por un estrecho, posturas ideológicas contrarias y un conflicto histórico, las dos Chinas -la República Popular China y la República de China- han coexistido desde entonces en medio de tensiones, a pesar de compartir tradiciones, cultura y una lengua en común, el chino mandarín. El gobierno de los Estados Unidos, aliado del Kuomintang durante la Segunda Guerra Mundial, no reconoció inicialmente la legitimidad del gobierno Comunista en la China continental. Por el contrario, continuó dando su apoyo político a Taipei. Esta tensión entre Beijing y Taipei ha estado siempre ligada a la también difícil relación entre Beijing y Washington.

 

No se puede negar que Taiwán ha visto lesionada su soberanía por la prepotencia e injerencia de China comunista que la considera, tal vez con cierta razón,  parte de su territorio, o provincia rebelde y seguramente tiene planeado recuperar, aunque sea a la fuerza. Hay quienes consideran  que muchos países se doblegaron a los intereses de China a través de la aprobación de la política de Una sola China y dos sistemas y desconocieron arbitrariamente la independencia de la Republica China (Taiwán). Otros piensan que la política de Una China y dos sistemas fracasó pues la misma China comunista destruyó esos acuerdos internacionales (Reino Unido y Portugal) y nacionales, en su Constitución, con la destrucción de las autonomías de Hong Kong y Macao.

 

Otros articulistas consideran que, posiblemente, el viaje de Nancy Pelosi, a Taiwán esté relacionado con su legado político después de su futura jubilación; quizás en este año de elecciones los republicanos ganen la Cámara y su liderato. Hay quienes piensan que desde el punto de vista político y estratégico era imprescindible esta visita para los EEUU, sus relaciones con Taiwán y la zona Indo Pacífico, en mira de impedir una intervención militar por China comunista. Según ellos, pudiera ser que esta visita pudiera estar enfocada a una visión ideológica para poner freno a al Partido Comunista de China y a Xi para obstruir la nueva restructuración mundial bajo la expansión de la autocracia en el mundo.

 

Tanto Beijing como algunos en Taiwán estan de acuerdo en el principio de “una China” pero discrepan en cuanto a quién es la autoridad legítima. La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, defiende la independencia formal de la isla. La República Popular considera  que Taiwán es parte de China mientras que en Taiwán la postura oficial es más ambigua con respecto a la reunificación, y los gobiernos de la isla han buscado mantener el statu quo. Pero el Kuomintang y otras fuerzas por -reunificación insisten también en que la República de China es el gobierno legítimo de todo el territorio. Amanecerá y veremos.

  

«Quien sabe resolver las dificultades las resuelve antes de que surjan. El que se destaca en derrotar a sus enemigos triunfa antes de que se materialicen sus amenazas” Sun Tzu

Comments

  1. El contencioso China-Taiwan, asi como la tragica guerra en Ucrania, muestran con claridad meridiana la incapacidad de compartir y acordar, sepultadas estas por el afan de dominio y control.
    Habran miles de racionalizaciones que justifiquen las posiciones de los contendores.
    Pero hay una situacion nueva en el antiguo juego de la guerra y es que las flechas son nucleares y por primera vez en su historia la Especie podria desaparecer.
    Pareciera que este ecsenario es totalmente ignorado.

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