Reacciones ante conductas disruptivas y los matrimonios por conveniencia (I) (Gustavo González Urdaneta)

 Reacciones ante conductas disruptivas y los matrimonios por conveniencia (I)

Gustavo González Urdaneta

Miami 23 septiembre 2023

 

Cuando los caminos del quehacer diario nos han llevado a dar los primeros pasos por esa aventura que es la vida, nos ha tocado transitar infinidad de veces las mismas vías, Lo natural es que llegando a estas edades en las cuales se nos empieza a llamar nosécuántos-genario, nos haya tocado enfrentar situaciones disruptivas a nivel personal conectadas con temas tan  distintos que cualquier reacción sea, probablemente, hoy en día, una reacción normal incluso si no es la misma que la de otros. Algunas reacciones serán leves y otras podrían ser tan fuertes que podrían causar dificultad para desenvolverse o progresar hacia la recuperación. 

 

Normalmente cuando hablamos de conductas disruptivas, nos referimos a incumplimiento de normas, desobediencia, ignorancia de los límites…, pero de forma ocasional, es decir, nunca hasta el punto de pasar los límites de gravedad suficiente como para ser adecuado diagnosticar un trastorno. Es normal que a través de nuestras etapas evolutivas (niñez, adolescencia, adultez, vejez y -genarios) esté presente la conducta disruptiva y es por ello por lo que hemos de entender que éstas aparecerán, y que es responsabilidad del adulto de turno de ponerles freno.

 

Y estas conductas disruptivas, ¿por qué aparecen? Inicialmente aparecen por las dificultades para diferenciar qué está bien y qué está mal. Posteriormente, estas conductas aparecen para descubrir cuáles son los límites a los que un niño puede llegar, y es por ello por lo que los padres y educadores han de marcar esos límites. Ya en la adolescencia, esta conducta aparece por un mix entre la búsqueda de límites y malos hábitos al no haber tenido previamente conocimiento y consecuencias acerca de dónde están los límites.

 

En otras ocasiones, las conductas disruptivas aparecen por un mal funcionamiento de las habilidades sociales (característico del Síndrome de Asperger), o bien por una marcada impulsividad (TDAH niños), o también por dificultades temperamentales (Trastorno de Conducta Infantil) o un componente emocional muy arraigado relacionado con la rabia (Trastorno Negativista Desafiante). Estas conductas se manifiestan en las dos primeras etapas, niñez y adolescencia. En general, se cree que no existe una única causa fundamental para los trastornos de conducta disruptiva; más bien se cree que estos trastornos son el resultado de factores de riesgo genéticos, físicos y ambientales que actúan simultáneamente.

 

Las personas con trastornos disruptivos, del control de los impulsos y de la conducta manifiestan problemas en el control de comportamiento y emociones. El número de hombres que padecen estos trastornos es considerablemente mayor que en las mujeres y, suelen iniciarse en la infancia y adolescencia. Las causas del comportamiento problemático pueden ser un acontecimiento de la vida o una situación familiar. Una persona puede tener un conflicto familiar, luchar contra la pobreza, sentirse ansiosa o haber tenido una muerte en la familia. El envejecimiento también puede provocar demencia, que afecta el comportamiento de una persona.

 

En una sociedad donde los recursos para mejorar la comunicación y la convivencia son cada vez mejores, el incremento de separaciones oficiales responde a una serie de cambios en la cultura y la sociedad, en especial en la occidental. Al contrario de las sentencias que con frecuencia se incluyen en conversaciones cotidianas, las personas no solo se divorcian porque dejan de quererse, sino que existen factores explicativos más allá de la desaparición del amor.

 

Una de las preguntas que se hace mucha gente en la etapa adulta, es por qué se producen tantos divorcios desde hace varias décadas. La respuesta, a esa conducta disruptiva, está tanto en el individuo como en la sociedad. Las estadísticas nos dicen que la duración de las uniones matrimoniales tiene una media de 16,3 años. El 31,6 % de las separaciones se producen después de 20 años o más y el 22,2 % entre los 5 y los 9 años. Estas estadísticas se sustentan en varios pilares socioeconómicos que deben ser tenidos en cuenta, además de los valores individuales de cada persona.

 

Toda regla tiene su excepción. Cuando su cónyuge o pareja muere, el mundo cambia. Usted está de luto y siente dolor y pena por la pérdida. Puede sentirse aturdido, agobiado y atemorizado. Puede sentirse culpable por ser el que todavía está vivo. En algún momento, es posible que hasta se sienta enojado con su cónyuge por haberlo dejado. Todos los sentimientos que puedan tenerse son normales. No hay reglas sobre cómo debe sentirse. No hay una forma correcta o incorrecta de estar de duelo. No es nada fácil tratar de poner de nuevo en orden tu propia vida, lo cual algunos lo logran antes de lo esperado, pero a otros puede tomarles más tiempo.

 

Si bien es cierto que ha aumentado el número de divorcios, las causas que lo provocan han permanecido más o menos inalteradas a lo largo de las décadas. De forma general, las causas más frecuentes de divorcio son estas: Falta de compromiso; Infidelidad; Expectativas no satisfechas; Desequilibrios en la relación; Dificultades económicas, incluyendo la mayor independencia profesional de las mujeres y los Abusos, esta razón de divorcio es controvertida, pues la relación de dependencia emocional que se genera cuando existen abusos suele ser un motivo de resistencia a la separación. Sin embargo, el conflicto de pareja es explícito y, por suerte, algunas personas consiguen escapar de este infierno.

 

Hay una causa adicional que, si bien pudiera estar integrada en las anteriores, ha cobrado mayor relevancia y se trata de la independencia de la mujer. La mayoría de los divorcios en matrimonios heterosexuales en la sociedad occidental los inicia la mujer. Para que te hagas una idea: en un estudio publicado en 2018, el 69 % de mujeres de la muestra observada arrancaron el proceso de divorcio. Además, estas personas puntuaron más bajo en las escalas de satisfacción marital que los hombres. A esto hay que añadir los factores socioeconómicos que permitieron a las mujeres ser independientes y productivas, como el acceso al trabajo remunerado y a la vivienda. Desde que se autorizó el divorcio a nivel legal en varios países, las mujeres tuvieron a su disposición una vía de escape para cuando su matrimonio se tornaba en una amenaza para su seguridad o su felicidad.

 

Con toda seguridad, las causas anteriores engloban el 99 % de los matrimonios actuales ‘normales’ y sus consabidos divorcios, pero, existe un tipo de matrimonio que. si bien fue común en otras épocas, no lo es ya tanto: El matrimonio por conveniencia. Cuando dos personas quieren casarse es porque entre ellos existe una relacion de amor y el deseo de formar una familia ante la sociedad. No hay nada más bonito que un matrimonio por amor, casarse lleno de ilusión y con todos tus seres queridos celebrando vuestra unión. Por lo tanto, un matrimonio es por conveniencia cuando la finalidad es diferente a la de construir una familia. No es que sea muy común pero se dan.

 

El caso más habitual es cuando uno de los dos busca acceder a la nacionalidad del otro. Tan frecuente es que muchos países tienen establecidas en su legislación, una serie de consecuencias bastante fuertes para los casos que se lleguen a celebrar. Hay establecidas hasta multas administrativas y hasta penales si existe ánimo de lucro, falsedad de documentos o usurpación del estado civil. Si se llega a demostrar que uno de los cónyuges obtuviera el permiso de residencia, o el derecho a la reagrupación familiar, se denegará el permiso correspondiente, o no se procederá a la renovación si ya hubiera sido concedido.

 

Para entender la idea de matrimonio que se tenía antes, debemos situarnos en cada siglo, por ejemplo, en el siglo XVIII el “deber” frente a la sociedad y los convencionalismos eran la causa de toda relación entre hombre y mujer. En ese siglo, la sociedad consideraba el matrimonio como una representación de clase y prestigio. Los matrimonios de conveniencia eran lo más usual en aquel momento. Con ellos, era posible mantener los estamentos sociales, el rango y honor familiar. Por tanto, los matrimonios no eran en absoluto voluntarios, sino simplemente pactos entre los padres de los contrayentes. La dote, el régimen económico y los títulos de cada uno debían quedar fijados en las llamadas capitulaciones, y de no cumplirse podría romperse el acuerdo matrimonial. Por tanto, en la práctica, no existían los matrimonios por amor, el dinero y la clase social eran los únicos intereses presentes; el objetivo de los matrimonios era tener descendencia, crear una familia y perpetuar así los apellidos.

 

Se considera a la película “Orgullo y prejuicio” (2004 dirigida por Gurinder Chadha y en 2005 por Joe Wright) una muestra fiel de la obra de la autora Jane Austen (1775-1817), también evidencia el tema controversial de los matrimonios por conveniencia en esa época, y cómo estos quedaban como una idea impuesta en la sociedad que, a la larga, afectaba en su vida matrimonial a las jóvenes, muchas de ellas, dentro en un matrimonio sin amor. Sin embargo, la versión más fiel y perfecta que hasta ahora se ha hecho del libro de Orgullo y prejuicio es la serie que presentó la BBC protagonizada por Colin Firth y Jennifer.

 

En la obra de Austen tanto la protagonista como sus hermanas y amigas tenían la presión de su familia por encontrar un “buen partido” para asegurar su situación actual o sobresalir en la sociedad. Este tema es controversial y es en base a esto que la trama de la historia cobra fuerza por las decisiones que los protagonistas y personajes secundarios toman, ya que estas se ven influenciados por la presión que sienten.

 

Hasta la primera mitad del siglo XX, los matrimonios arreglados eran comunes en las familias inmigrantes en los Estados Unidos, se les llamaba matrimonios picture-bride (prometida de foto), con el tiempo, los matrimonios entre los descendientes de estos inmigrantes cambiaron a matrimonios autónomos impulsados por la elección individual, junto con un aumento de los matrimonios interraciales. Los matrimonios arreglados aún se observan en países de Europa y América del Norte, entre las familias reales, aristócratas y los grupos religiosos minoritarios, como en el matrimonio entre los grupos de mormones fundamentalistas de los Estados Unidos. En la mayoría de otras partes del mundo, los matrimonios concertados siguen en forma cuasi-organizada, junto con los matrimonios autónomos.

 

El mayor problema  con que se encuentra las parejas que se casan por primera vez es que tienen altas expectativas y ninguna experiencia. La segunda vez, son mucho más realistas . Saben que algo no cambiará sólo porque se hayan casado y tienen una idea más madura y equilibrada de lo que quieren. Además, es más probable que hayan detectado señales de alerta de antemano. Sin embargo el 67% de los segundos matrimonios se terminan y el 73% de los terceros matrimonios se disuelven.

 

En la página web del Centro Virtual Cervantes dicen que el significado del refrán "Contigo, pan y cebolla" es que: "Cuando se quiere a alguien de verdad, se está dispuesto a vivir con él no solo en época de felicidad sino también cuando sobreviene la desgracia". El artículo señala que es un dicho que se utiliza muy poco en la actualidad y que la gente crea hoy el lazo del matrimonio por causas muy distintas al amor. El portal especializado en confesiones de secretos 'Whisper' ha trasladado la duda a la red y, en cuanto a segundos y terceros matrimonios, las dos causas principales son: económicas y soledad.

 

Desde luego que el bienestar material es una necesidad, y el trabajo no es el único camino para conseguir el vil metal que lo posibilita. La gente reincide, en la mayoría de los casos, sólo por el dinero, buscando una protección financiera y para hacer realidad algunos sueños no logrados. Conozco casos que han ido al tercer matrimonio porque con los anteriores no lograron mejorar su posición económica a pesar de haberse quedado con todos los bienes del primero y haber dejado al segundo en la quiebra. Pero no han logrado esquilmar al tercero, y éste, por medio de una articulación probatoria, han solicitado el divorcio por el transcurso de ciertos años de separación entre ambos, pero les ha tomado hasta una docena de años obtener la sentencia de divorcio, pues el otro cónyuge no ha comparecido nunca y hasta se ha escondido para no recibir la citación, pero terminan por aceptar pues sino, el tribunal, le nombra un abogado de oficio y no pueden evitar la sentencia final del divorcio.

 

Encontrar el amor entre reincidentes, es difícil, ¿qué pasa si no aparece? Hay gente que se siente muy feliz sin nadie al lado. Hay otros , sin embargo, que han nacido para vivir en pareja. Dándole la vuelta al refrán: ¿Mejor mal acompañado que solo?  Se casan, por ejemplo, porque ya todos sus hijos han formado sus propias familias y no quieren estar solos pero al hacerlo se casas también con sus hijos y sus familias y, aunque suelen ser fuente de bienestar, también puede ser de traumas. A veces no se sabe si te casas tú o tus parientes. Falta mucho por decir……mantengan la idea y estén atentos a la continuación….

 

 

Saludos,

 

GE

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