Cuando se nos va un amigo…….

 Cuando se nos va un amigo…….

 
Hay momentos que nunca quisiéramos tener que vivir, como la pérdida de un amigo, que después de setenta años se ha convertido en nuestro hermano, no de sangre, sino del alma, que nos duele y debemos expresarlo, pues es con quien hemos compartido el mundo.
 
Ese mundo del cual todos formamos parte; aunque no estemos de acuerdo ni compartamos lo que sucede en él. Mundo que se nos presenta como uno de los mayores obstáculos, para fluir como quisiéramos en el universo de la humanidad. Humanidad en la cual los Jesuitas forjaron nuestra educación y nos inculcaron los valores y principios que, complementados con los familiares, delinearon las personalidades que nos guiaron a través de ese mundo que nos toca seguir transitando.  
 
Cada uno lleva su propio mundo en la cabeza y por eso no me es fácil consolarte en esta ocasión tan especial. Lamentablemente, mi querido Amigo, así es la vida, los finales son comienzos también, y uno solo sabe que avanza, lo mejor es dejar que todo siga y facilitar que el agua de esta corriente, que es la vida, siga su curso e ir encontrando nuevos límites a nuestra capacidad de convivir con nuestras tristezas y alegrías.
 
Hay tristezas que se llevan por dentro y en ellas guardamos los recuerdos de los seres queridos que ya no nos acompañan: El esposo, la pareja, padres, hermanos e hijos. Es difícil no reflejar de alguna forma esas pérdidas, siempre hay algún indicio en nuestra cara, en lo que decimos o en esa mirada perdida y desenfocada por estar viajando a través de nuestras memorias. No debemos privarnos de esos recuerdos pues lo que puede alejarse en el tiempo sigue vivo en la intensidad de nuestros sentimientos internos.
 
Traer a nuestra memoria los recuerdos de Freddy, su figura e imagen nos brinda la oportunidad de revivir los años compartidos y agradecer la suerte de tenerlo siempre presente. Seguro que su presencia nos da la permanencia de ese sentimiento de hermandad del alma que todos, indistintamente, fundamos y compartimos como ignacianos. Esos recuerdos son parte de la fuente de juventud que nos permite seguir adelante.
 
Mis oraciones por el descanso celestial de Freddy, nuestro hermano del alma, QEPD. Un fuerte abrazo de tu amigo que te acompaña en tus sentimientos,

Gustavo González Urdaneta

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