Las relaciones con la pareja y las familias políticas (Gustavo González Urdaneta)

 Las relaciones con la pareja y las familias políticas

Gustavo González Urdaneta

Miami 17 febrero 2024

 

 

La relación de pareja es quizás la experiencia más gratificante en la que se ve envuelto el ser humano, razón por la cual ha sido objeto de la atención del hombre desde tiempos muy antiguos. Ya en grabados sumerios con una antigüedad de 4.000 años antes de cristo se pueden observar imágenes y frases románticas dirigidas a una pareja. De la misma forma durante la historia de la civilización la relación de pareja y el amor han sido tema de canciones, poemas, pinturas, esculturas, etc. gran parte del arte está orientada sobre esta experiencia. Por otra parte, la psicología ha estudiado también este fenómeno tratando de establecer el origen y las conductas características del amor y finalmente a fines del siglo veinte la biología ha entrado en la carrera por explicar esta compleja experiencia del vivir humano entregándonos las bases neurobiológicas del amor, la monogamia y la fidelidad.

 

 

La única referencia directa y continua que tuvimos cuando iniciamos una relación seria con miras a compartir la vida, es el ejemplo dado por nuestros padres. De su ejemplo aprendimos que unas relaciones sanas se apoyan en tres pilares imprescindibles: la confianza, el respeto y el compartir. La confianza implica valorar al otro y respetar sus sentimientos, opiniones, amigos, actividades e intereses, compartiendo autoridad y dando ejemplos.

 

 

Sin pretender generalizar, nos acostumbramos que entre ellos  no había ningun tipo de control de uno sobre el otro, sino un acuerdo tácito en que debía enseñar cada uno. Aprendimos que unas  relaciones saludables implican honestidad, confianza, respeto y comunicación abierta entre la pareja y requieren esfuerzo y compromiso de ambas personas. No veíamos desequilibrio de poder sino diferentes autoridades que se complementaban. Cada quien respetaba la independencia del otro y, entre ambos, tomaban las decisiones familiares, no veíamos temor a represalias sino la tendencia a compartir decisiones. Mejor ejemplo no pudimos recibir. En principio, tuvimos un ejemplo envidiable. De allí, en adelante, fue nuestra responsabilidad.

 

 

La relación de pareja, además de ser  es una de las experiencias más gratificantes de nuestras vidas y pese a que es una experiencia universal y tratada de explicar desde el comienzo de la civilización, sólo hoy en día conocemos algunas de sus bases, componentes y evolución. Coincido con quienes, aún hoy día, plantean que una relación de pareja se basa en cuatro componentes: el compromiso, la intimidad, el romance y el amor. Los tres primeros son de tipo social y dependerá de la cultura donde se viva las conductas que demostrarán dichos componentes y la intensidad en que son necesarios en una relación amorosa. El amor por su parte es un componente biológico por lo cual es independiente de la cultura y es específico en cada individuo.

 

¿Es lo mismo el amor y la relación de pareja? La relación de pareja es una dinámica relacional humana que va a estar dada por diferentes parámetros dependiendo de la sociedad donde esa relación se dé. Estudiar el fenómeno de ser pareja amerita conocer el contexto cultural en donde ambos individuos han sido formados y donde se desenvuelven, ya que esto influirá directamente en la forma en que ambos ven y actúan dentro de una relación. En mi opinión, el amor surge de forma espontánea, pero las relaciones de pareja como tal se construyen a medida que pasa el tiempo, con paciencia, tolerancia, amor, respeto y confianza. Los vínculos afectivos se van tejiendo y fortaleciendo con cada experiencia vivida a través de los días … no hay camino, se hace camino al andar.

 

Qué hicimos y como nos fue, dependía de nosotros y de la educación recibida de los padres. Antes los padres lo educaban a uno para que fuera maduro, lo dejaban en la puerta de la iglesia y usted sabía que de ahí en adelante debía responder por sí mismo. Ellos creían en uno y lo dejaban solo para que el matrimonio tuviera la necesaria independencia. Y en cierta forma, esa confianza depositada en uno lo hacía fuerte también. A lo largo de ese camino de aprendizaje fue nuestra decisión con las influencias que aceptamos de nuestros pares escolares y universitarios, de esos que muchos se convirtieron en nuestros hermanos del alma, la segunda familia. que tuvimos y aceptamos y quienes aún nos acompañan. La pareja es evolutiva, porque a través de la vida se da un proceso en el que se pueden señalar tres etapas fundamentales en ella: la primera es de confluencia, la segunda se denomina divergencia-convergencia, y la tercera etapa es la de convivencia.

 

 

La etapa de enamoramiento es como la confluencia de dos ríos que se unen para formar uno solo y su mayor experiencia es la del amor, ya que en ella se pierde el sentido de la individualidad. Esta confluencia es la respuesta compensatoria a la soledad existencial que deja la ruptura con el padre y la madre, fenómeno típicamente adolescente.

 

 

Esa primera etapa suele caracterizarse por ser un poco obsesiva con una cierta idealización del otro, se combinan los sueños, la fantasía y una magia que hacen ver como si todo fuera realidad. Un poco irracional, y hasta un cierto posesiva pero con una generosidad sin límites en el afán de agradar y conquistar al otro. Se sumergen ambos adaptando sus gustos, aficiones, anhelos y exigencias. Lo satisfactorio y placentero. Sin pretender generalizar, es una relacion simbiótica donde no se necesita a más nadie, que suele ser corta, transitoria y que puede tender a que uno se aburra y el otro se resienta. Debo puntualizar que la mayoría de mis hermanos del alma han celebrado ya sus bodas de oro. No todos alcanzamos esa gloria ni los 80 años.

 

 

En la segunda etapa de Divergencia-Convergencia es donde se suelen desarrollar los conflictos y está en ambos usar la comunicación para enfrentarlos con madurez y desde el amor. Aquí cada uno asume su propia identidad, no se acepta la dependencia sino el reconocimiento de los propios derechos.  Una etapa de reclamos y exigencias en la cual se resaltan los descuidos de ambos. Sobre todo, los del hombre. Hay una frase conocida que reza así: "El hombre olvida, pero no perdona. La mujer perdona, pero no olvida". Y podría tener algo de certeza porque de hecho sabemos perdonar, aunque eso no signifique que olvidamos por completo lo ocurrido. Lo de que la mujer no olvida es una verdad más grande que la Basílica de San Pedro. En el caso de la divergencia, en esta etapa cada uno empieza a individualizarse para asumir cada uno su propia identidad. Se empieza a rechazar la dependencia y a hacer exigencias de reconocimiento de los propios derechos. Es aquí donde se crea en general el conflicto y está en la pareja aprender a usar la comunicación afectiva y desarrollar el autoapoyo para que el conflicto se enfrente con madurez y desde el amor. Existen dos roles crianza-educación y parte económica, que se polarizan y cada quien puede buscar un escape  a sus frustraciones. Puede dar origen al inicio de la crisis, deterioro del vínculo afectivo y distanciamientos. En algunos casos los conflictos se originan externamente, por ejemplo, a través de las familias politicas.

 

 

Si por diferentes medios -reconciliación y/o ayuda profesional- se logra atravesar y superar la divergencia, se da la convergencia, la fase en la cual la pareja a través del contacto pleno y la comunicación afectiva empieza a encontrar puntos de convergencia para superar sus conflictos. Hay que recordar que el vínculo nace de la superación de los conflictos, no dejar que se deteriore la confianza y el respeto mutuo, que no se trata de vivir en un ideal de pareja sino en la realidad, y amar lo que realmente son.

 

En la etapa de Convivencia es cuando la pareja profundiza en su amor, recupera la confianza perdida, se reconquistan afectivamente para reconstruir el vínculo afectivo y se preparan para, sí los hay, evolucionar con sus hijos. Está claro que no van a faltar los problemas pero la pareja ya sabe cómo afrontarlos, se recupera el dialogo con mayor intimidad y profundidad, mayor confianza para manifestar sus opiniones y se logra recuperar entre ambos una actitud mas flexible. Se cambia lo que se puede cambiar y lo que no, se acepta con respeto al otro. No desaparecen los conflictos ni las diferencias pero sin recriminación ni inculpación. Planean de nuevo su convivencia en la soledad de ambos.

 

 

La familia influye de manera importante en nuestra personalidad, ya que las relaciones entre los miembros determinan valores, afectos, actitudes y modos de ser que se van asimilando desde el nacimiento. Son patrones que influyen en la conducta y que muchas veces se transmiten de una generación a otra y crea un ambiente familiar determinado.

 

¿Cuántas veces hemos escuchado lo importante de poner límites sanos, sobre todo con la familia política? Pero ¿por dónde empezar? Esto no significa que las familias politicas puedan entrometerse en la relacion de pareja: deben aprender a poner límites, pues estos les ayudarán a realizarse como pareja y a construir su propio hogar. Es muy importante que desde novios se establezcan estos límites o el lugar que ocuparán las respectivas familias políticas en la relación.

 

Aun parejas, son distintos, y por eso es importante conocer lo que cada uno tolera y lo que no. Puede ser que para uno resulte muy natural que su madre llegue a visitarlos sin previo aviso, mientras que para el otro esto sea un acto inaceptable. Aunque muchos digan que uno “se casa con la familia”, no es así: cada uno se está comprometiendo con su pareja, y ello implica ver por su felicidad y de las personas que ama, pero el mayor compromiso de cada uno es con la pareja y ambos deben batear en la misma dirección, aun si las familias politicas estén por medio.

 

Los familiares de nuestra pareja se convierten en nuestros familiares políticos, pudiendo, en muchas ocasiones, generar situaciones muy tensas y difíciles en la pareja. Es habitual, como en toda convivencia, que se generen situaciones conflictivas en estas relaciones, por lo que es fundamental aprender a gestionarlas para evitar que estas dificultades afecten a la relación de pareja. Muchas crisis de pareja se originan a causa de conflictos relacionados con los familiares políticos, debido a desacuerdos entre algunos familiares. Además, en las relaciones entre los familiares y la pareja pueden existir, a veces, sentimientos relacionados con los celos, la envidia y el rencor, los cuales generan multitud de discusiones y conflictos en la vida diaria de la pareja. Es particularmente cierto en los llamados matrimonios por conveniencia. Por esta razón, es fundamental crear desde un principio un vínculo afectivo positivo con los familiares de nuestra pareja y establecer una serie de normas en la pareja para gestionar los posibles conflictos.

 

La variedad de los conflictos que pueden generarse entre la pareja y los familiares políticos es muy diversa. No obstante, existen una serie de problemas que parecen ser comunes en muchas familias. Uno de los más comunes es cuando uno de los miembros de la pareja presiona al otro para elegir a uno de los dos bandos. Si no se gestionan bien estas emociones y sentimientos es probable que se origine el «ella/él o yo», provocador de muchas crisis de pareja. Otro de los más  frecuentes es la sobreprotección hacia sus hijos, creando dependencia con ellos y esto puede conducir a que uno o ambos miembros de la pareja sientan que los familiares quieren tomar el control de la relación, lo que genera grandes disputas entre ellos.

También es habitual  que algún familiar de la pareja quiere tomar algunas decisiones fundamentales de la relación. Esto suele provocar un gran malestar en la pareja, ya que se generan grandes dificultades cuando existen desacuerdos entre el familiar y la pareja. La variedad y gravedad de los conflictos es tan amplia que se puede llegar a la ruptura de las relaciones entre los familiares políticos y uno de ellos siente la falta de contacto con sus propios hijos y sus nietos. Muchos padres quieren convertir a sus hijos en estrellas de algún deporte lo cual agrava el distanciamiento con los abuelos quienes estan conscientes de la dificultad y el costo de esa ilusión.

En todos los aspectos de la vida, debemos aprender a poner límites sanos. Es momento de que las parejas cuando decidan formar un nuevo hogar lo hagan con sus propios criterios e ideales, y aquí también entra la frase bíblica “Dejarán padre y madre”. Al dejar su hogar de infancia, dejen atrás aquellas reglas y costumbres de casa, para construir un nuevo hogar, con sus propias reglas y costumbres.

“La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida.” Papa Juan Pablo II


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