El maniqueísmo político y no llamar las cosas por sus nombres (Gustavo González Urdaneta)

 

El maniqueísmo político y no llamar las cosas por sus nombres

Gustavo González Urdaneta

Miami 2 septiembre 2024

 

 

Los conceptos de izquierda y derecha -nacidos con la Revolución Francesa- como analizadores de la posición política, luego de más dos siglos han caído en una franca confusión de sus referentes. Tanto la izquierda tradicional, que pretende moderar su discurso para ser aceptable por los sectores medios y altos del electorado, como la derecha histórica que ha lavado sus textos en una suerte de populismo para lograr adeptos entre el proletariado. En la época contemporánea se puede observar de qué manera se están traslapando los discursos y se hace muy difícil poder discernir quien está a la diestra de quien, a la par que la clásica siniestra se ha mimetizado con los discursos de la derecha.

 

El origen histórico de este maniqueísmo debe buscarse en un hecho fortuito, la ubicación geográfica de los delegados con diferentes orientaciones doctrinales en la asamblea nacional de agosto-septiembre de 1789 en Francia. En efecto, en oportunidad de debatir sobre el peso de la autoridad real frente al poder de la asamblea popular en la futura constitución, los diputados partidarios del veto real (en su mayoría pertenecientes a la aristocracia o al clero) se agruparon a la Derecha del presidente (posición ligada al hábito de ubicar allí los lugares de honor). Por el contrario, quienes se oponían a este veto se ubicaron a la Izquierda autoproclamándose como «patriotas» (en su mayoría los diputados del llamado Tercer Estado).

 

Los politólogos, tienden a explicar la dicotomía derecha e izquierda con tácitos o expresos juicios de valor, por ejemplo, el comunismo es terror, el capitalismo es explotación. Asimismo, tanto para los definidos como de "derechas", como para los del anodino "centro", las izquierdas son materialistas y ellos son idealistas. Lo mismo ocurre a la inversa.

 

La realidad es que ambos tienen razón, la izquierda es materialista por definición y de la misma manera, la derecha puede ser definida como idealista a partir de su asociación con poderes sobrenaturales. Lo cierto es que, derechas e izquierdas. no tienen la exclusión de los atributos "idealista" y "materialista", ambas hacen uso -y abuso- de tales características y, además, todo depende de cómo sean definidas previamente, ya que cada uno de esos atributos pueden ser leídos de diferente manera por distintos filósofos políticos. Al caer el Muro de Berlín en 1989, se borró también la línea divisoria entre los dos grandes bloques que polarizaban la izquierda y la derecha mundiales. Sin embargo, el llamado «fin de la historia» no ha impedido seguir hablando del maniqueísmo de izquierdas y derechas políticas.

 

La frase "al pan, pan, y al vino, vino" se suele usar para hablar de la sinceridad y la transparencia en todos los ámbitos de la vida: relaciones de amistad, laborales, de pareja, entre otros. Cuando una persona la utiliza, lo que busca es señalar que no quiere rodeos ni mucho menos eufemismos, sino la verdad directa, para evitar ocultamientos. La frase significa que hay que llamar a las cosas por su nombre y que las personas deben expresar la realidad de lo que piensan. El refrán popular destaca el valor de la franqueza del discurso y la valentía de decir la verdad, ya que mientras más tarde una persona en ser honesta, más difícil será aclarar las cosas en un futuro.

 

Maduro, al igual que Chávez, ha sido señalado como Autoritario y​ varias fuentes también lo consideran un Dictador, sobre todo después de la suspensión del movimiento para revocar su mandato a finales de 2016,​ y una posterior crisis institucional el 29 de marzo de 2017, en la que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) se atribuyó a sí mismo las funciones de la Asamblea Nacional,​ siendo esta medida considerada por la propia Asamblea y la Fiscalía General como una "ruptura del hilo constitucional" y/o incluso un autogolpe de Estado. En las elecciones de 2018, la oposición venezolana y la comunidad internacional no reconocieron su reelección y, desde esa fecha Maduro es considerado un Presidente Ilegítimo.

 

El 26 de marzo de 2020, el Departamento de Justicia de Estados Unidos, emitió una orden de captura contra Maduro con una recompensa de 15 millones de dólares por cargo relacionados con narcotráfico. Durante su mandato se ha evidenciado el totalitarismo del gobierno venezolano y desde 2013 a 2023, se han registrado más de 45,000 casos de violaciones a los derechos humanos y al menos 10,085 ejecuciones extrajudiciales por parte de las fuerzas de seguridad, con una alta letalidad policial y militar enfocada en barrios populares. Se han documentado torturas y tratos crueles, afectando gravemente a mujeres jóvenes y pobres.​

 

En el mundo hoy gobiernan no menos de 39 dictadores (sin contar los ocho reyes, emires y sultanes que gobiernan unipersonalmente). De esos 39 dictadores hoy en el poder, 20 de ellos ejercen su poder sin límites en África, 14 más en Asia, tres en América Latina y dos en Europa. Tres dictadores comandan arsenales nucleares —Vladímir Putin, Xi Jinping, y Kim Jong-Un—. Otros tiranizan países de gran peso geoestratégico como Egipto, Cuba y Vietnam. Y entre ellos se encuentran los jefes de muchos de los países más pobres del mundo: Burundi, Laos, Nicaragua y otros tantos más cuya miseria se deriva en muchos casos del liderazgo tan corrupto e incompetente del dictador. A todos, o a la mayoría, se les suele llamar por sus nombres de pila o simplemente “Dictador” y, a unos pocos, se les menta por sus apodos populares.

 

Venezuela es el único caso que nos encontramos, donde a Nicolas Maduro quien ejerce una Presidencia Ilegitima desde el 2018, y se le ha reconocido como autoritario, dictador, autogolpista, narcotraficante,  totalitario, violador de derechos humanos y criminal, aún hay personajes que, haciéndose pasar como opositores, se refieren a él, como Señor Presidente.

 

Volviendo al maniqueísmo político, con miras hacia la búsqueda de la respuesta a una pregunta-duda sobre el tema del logotipo ideológico prevaleciente y hacia cual iríamos, es decir, si el socialismo fracasó y el capitalismo está ahora en bancarrota: ¿qué viene después? Ya no hay distinciones validas entre capitalismo-socialismo e izquierda-derecha. Ya no hay nada puro y lo más seguro es que así siga y hasta pueden variar aún más las mezclas existentes y esa vía es, tal vez, uno de los caminos a seguir por las generaciones de relevo para definir el logotipo ideológico del futuro: la economía mixta y sus acepciones cónsonas con la tecnología, innovación y creatividad. Sea cual sea el logotipo ideológico que adoptemos, el paso entre libre mercado-participación pública y sus diferentes acepciones ha de ser de más envergadura de lo que los políticos llegan a entender y de eso hace más de una década. No olvidemos que aún siguen latentes varios de los síntomas que conformaron la crisis del 2008.

 

En principio pienso que dejamos atrás el siglo XX y no hemos aprendido a vivir en el XXI al menos en la forma de pensar sobre las economías industriales modernas, o de cualquier economía, en términos de dos mutuamente exclusivos opuestos: capitalismo o socialismo.  Churchill decía que “El vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de bienes. La virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de miseria”. En ese transcurso hemos pasado de la economía planificada estatalmente de forma central de tipo soviético y la ilimitada e incontrolada economía capitalista del mercado libre. La primera se derrumbó en los ’80 y con ella los sistemas políticos comunistas europeos. La segunda se está derrumbando, desde hace ya unos años, con la mayor crisis del capitalismo mundializado desde los ’30.

 

Creo que el futuro, así como el presente y el pasado, pertenece a las economías mixtas en la que lo público y lo privado están entrelazados en un sentido u otro. Somos libres de adoptar la economía mixta. Pero ello supone que sabemos qué hacer con ellas. No lo sabemos. Por una parte, no sabemos cómo superar la crisis actual. Ningún gobierno del mundo, bancos centrales o instituciones financieras internacionales lo sabe: son todos como un ciego que trata de salir de un laberinto tocando las paredes con distintos palos con la esperanza de encontrar la salida. Por otra parte, subestimamos lo muy adictos que los gobiernos y los que toman decisiones son aún a las esnifadas de los mercados libres que los ha hecho sentirse tan bien a lo largo de décadas.

 

Sea cual sea el logotipo ideológico que elijamos, creo que ira en la vía de nuevas acepciones de la economía mixta, impulsada por la tecnología, la innovación y la creatividad, con un desplazamiento mayor del que cualquier gobierno ha llegado a imaginar. Y, dada la gravedad y realidad de los problemas actuales, probablemente el cambio sea antes de cualquier pronostico y el tiempo no juega a nuestro favor. Siempre he creído que todo lo que hay que escribir, ya está escrito, pero, hay que volverlo a escribir, pues muchos no lo han leído. Hoy, incluyo, lo dicho, nuestra lider MCM ha dicho muchas cosas que hay que volverlas a oír, pues se nos ha olvidado llamar a la cosas por sus nombres.

 

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