Con las Dictaduras no se negocia (Gustavo González Urdaneta)

 

Con las Dictaduras no se negocia

Gustavo González Urdaneta

Miami 30 enero 2025

 

En el 2018 publiqué dos articulos sobre las dictaduras latinoamericanas, el primero cubría el período1930-1957 y el segundo de 1959-1999. La historia de los países latinoamericanos, al menos desde 1930, tiene un común denominador: la presencia de regímenes dictatoriales que en pos de libertad asumieron la dirección política de sus países. En algunos de ellos el poder recayó en una sola figura durante un lapso determinado, en otros la dictadura se vivió como un proceso discontinuo, con cortos periodos democráticos ficticios, que tuvo momentos álgidos de violencia, en donde se agudizaron las prácticas de represión. De los veinte países que conforman Latinoamérica, todos han experimentado dictaduras, unas muy cortas y otras no tanto, la mayoría militares impuestas tras golpes de Estado. La mayoría de estos personajes murieron y nunca pagaron por los crímenes que cometieron mientras estuvieron en el poder ni sus países han podido recuperar las fortunas que se robaron. Vale la pena revisar el final de las dictaduras latinoamericanas en beneficio de las expectativas actuales con Nicolás Maduro.

 

La primera mitad del siglo XX tuvo diez fuertes dictadores que van desde Rafael “Chapita” Trujillo en República Dominicana hasta François “Papa Doc” Duvalier en Haití. Trujillo (1930-1961) murió ametrallado en una emboscada; Jorge Ubico en Guatemala (1931-1944) se vio obligado a renunciar tras una serie de protestas urbanas. En El Salvador, Maximiliano Hernández (1931-1944) fue obligado a renunciar por una rebelión cívico-militar; en Honduras, Tiburcio Carias Andino (1933-1936) fue obligado a dejar el poder bajo presión de los Estados Unidos de América. En Nicaragua la dinastía de los Somoza gobernaría los designios del país desde 1936 hasta 1979, en 1956, Antonio Somoza García fue asesinado por el poeta Rigoberto López Pérez, su hijo Luis Somoza fallecería a los pocos años de un ataque al corazón) y Anastasio Somoza Debayle, con la revolución Sandinista, abandonó el país el 17 de julio de 1979.

 

Durante la década de 1950, el régimen de Fulgencio Batista en Cuba recibió soporte financiero, logístico y militar de Estados Unidos, bajo los gobiernos de Harry S. Truman y de Dwight Eisenhower. En 1959 Batista huyó del país, exiliándose primero en la República Dominicana, gobernada por su aliado Rafael Trujillo, luego en la isla de Madeira en el Portugal del dictador Oliveira Salazar y por último en la España de Francisco Franco hasta su muerte en 1973 a causa de un infarto en la localidad de Marbella. La dictadura de Marcos Perez Jimenez (1948-1958) en Venezuela fue depuesta por un golpe de Estado por sectores descontentos dentro de las Fuerzas Armadas de Venezuela el 23 de enero de 1958.

 

En Colombia, Gustavo Rojas Pinilla fue un militar, ingeniero civil, político y dictador colombiano quien, tras el golpe de Estado que le dio al presidente Laureano Gómez, ocupó la presidencia de Colombia del 13 de junio de 1953 al 10 de mayo de 1957. La reelección de Rojas no se llevó a cabo ya que hubo un paro nacional desde el 6 de mayo en contra de su reelección y en la madrugada del 10 de mayo de 1957 Rojas aceptó retirarse y partió al exilio ese mismo día a España.

 

En Paraguay, Alfredo Stroessner fue un militar y dictador paraguayo que entre el 15 de agosto de 1954 y 3 de febrero de 1989 ejerció una dictadura de 35 años. Durante los años 1980, Brasil, Argentina y Uruguay regresaron a la democracia y el pueblo paraguayo aprovechó ese clima político para salir a las calles a manifestarse. En la madrugada del viernes 3 de febrero de 1989 le dieron un golpe militar y Stroessner fue aprehendido por unos días hasta que fue enviado al exilio a Brasilia donde murió de neumonía el 16 de agosto de 2006 a pesar de las reiteradas solicitudes oficiales de extradición por crímenes contra la humanidad durante su mandato.

 

En Haití, el poder del Estado fue transferido de manera dinástica a los Duvalier. François Duvalier, conocido con el sobrenombre de Papa Doc, fue un médico y político haitiano, presidente constitucional de su país a partir de 1957 y posteriormente, desde 1964 y hasta su muerte en 1971, dictador de Haití en calidad de presidente vitalicio. En 1959, inspirado por las camisas negras del fascismo italiano, creó una milicia que pasaron a ser conocidos posteriormente como los Tontons-Macoutes, y se convirtieron en las tropas de choque del gobierno. Su hijo, Baby Doc Duvalier fue derrocado por una revuelta popular en 1986, tras 15 años de presidencia, y se exilió junto a su familia en Francia, donde él y su familia se entregaron a todo tipo de lujos y gastos suntuarios. En 2011 regresó a Haití y murió de un ataque al corazón en octubre de 2014. Haití continúa esperando el dinero saqueado por los Duvalier.

 

La segunda parte 1959-1999 cuenta con diez dictaduras adicionales que iniciamos con la Cuba de Fidel y cerramos con el inicio del régimen “autoritario” chavista de Chávez en 1999. En Cuba, Fidel Castro hace su entrada triunfal en La Habana el 8 de enero 1959 y fue nombrado primer ministro el 16 de febrero de 1959 y elegido presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba el 3 de diciembre de 1976, cargos que ocupó hasta el 24 de febrero de 2008. Desde 2008 hasta 2016, cuando falleció, fue diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y primer secretario del Partido Comunista de Cuba.

 

En Brasil (1964-1985) el 31 de marzo 1964 se derrocó al gobierno democrático del presidente João Goulart e instauró una dictadura militar encabezada por Humberto de Alencar Castelo Branco, que finalizó con José Sarney asumiendo como primer presidente civil el 15 de marzo de 1985. A lo largo de las décadas de 1960 y 1970, la dictadura militar brasileña recibió asistencia logística y económica del gobierno de los Estados Unidos en lo que se llamó el Plan Cóndor y la Ley de Amnistía, promulgada en 1979, perdonó los crímenes cometidos durante la dictadura. Liberó a más de 25.000 presos políticos y garantizó que los militares y sus seguidores no fueran juzgados.

 

En Perú, el gobierno de Juan Velasco Alvarado fue un régimen militar que se inició el 3 de octubre de 1968 con un golpe de estado institucional contra Fernando Belaúnde Terry y terminó el 29 de agosto de 1975 con el golpe militar realizado por Francisco Morales Bermúdez. El 1 de febrero de 1975 se inició en Lima una huelga de policías por maltratos y aumento de sueldo que fueron despiadadamente atacados por la tropa y las unidades blindadas del ejército. Tal situación provocó el estallido popular y el ejército salió a la calle el 5 de febrero y restableció el orden a sangre y fuego e hizo un número indeterminado de víctimas. Desde 1973 Velasco estuvo delicado de salud y murió en Lima en 1977.

 

En Bolivia, Hugo Banzer fue un militar y político boliviano, presidente de la República en 2 períodos: 1971-1978, mediante golpe de estado, y 1997-2001, mediante elecciones. Fue un dictador por siete años, dejando incontables denuncias de atentados contra los Derechos Humanos. Contrajo una de las deudas externas más grandes que hubiera tenido Bolivia y su gobierno perpetró los actos de corrupción muy sonados. Durante su mandato, se hizo público que sufría de cáncer lo que obligó a Banzer a dimitir a la presidencia de la República por motivos de salud en 2001, dejando el cargo a su vicepresidente Jorge "Tuto" Quiroga.

 

En Chile, Augusto Pinochet, fue Presidente entre 1973 y 1990, gobernando como dictador tras el derrocamiento del presidente democráticamente elegido, Salvador Allende, en un golpe de Estado. Pinochet fue entre los años 70 y 80 uno de los pilares del “Plan Condor”, el sistema de represión coordinada de las dictaduras del Cono Sur que le costó la vida a más de 100.000 personas según los organismos de derechos humanos. En 1998 el general Pinochet viajó a Londres para ser operado de la espalda y fue puesto bajo arresto domiciliario por las autoridades, a petición del Gobierno español, pero en el 2000 el gobierno británico revocó ese fallo por razones médicas y el general regresó a Chile. En el 2004 Pinochet fue puesto bajo arresto domiciliario en espera de juicio, pero murió de un ataque al corazón en 2006, antes de los procedimientos judiciales completos se pusieran en marcha.

 

En Argentina, la dictadura que encabezó durante cinco años Jorge Rafael Videla es calificada como la más cruel que ha vivido ese país en su historia: se le acusa de la desaparición y muerte de cerca de 30 mil personas. Videla fue quien lideró el golpe militar contra el gobierno de María Estela Martínez de Perón en marzo de 1976 y se adjudicó el poder durante cinco años, en los que se hizo sistemática la desaparición de disidentes y el secuestro de los bebés de los asesinados.  En 1983 fue juzgado y condenado a cadena perpetua, indultado en 1990 por Carlos Menen, en 1998 volvió a ser privado de libertad con beneficio del arresto domiciliario que perdió en el 2008 con Cristina Kirchner y en diciembre 2010 fue condenado nuevamente a cadena perpetua. En mayo 2013 el exdictador argentino fue encontrado muerto en el penal sin pulso ni respiración, donde cumplía con el castigo de cadena perpetua.

 

En Uruguay (1973), Juan María Bordaberry fue protagonista de un autogolpe que instituyó una sangrienta dictadura militar y gobernó Uruguay hasta 1976. En 2006 fue condenado a 30 años de prisión por nueve delitos de desaparición forzada y seis asesinatos. Murió en su casa en el 2011 en Montevideo, donde cumplía arresto domiciliario. Tenía 83 años. En 1976, cuando cayó el dictador Juan María Bordaberry, los militares nombraron interinamente a Alberto Demicheli y el 26 de agosto el Consejo de la Nación nombró a Aparicio Méndez como primer mandatario por un período de cinco años (1976-1981). Un 1 de septiembre asumía Méndez como dictador que fue en su momento uno de los “notables” del Partido Nacional y estuvo cinco años en los que ocurrieron hechos gravísimos. En setiembre de 1981, al vencer su mandato, Méndez dejó el sillón presidencial a su sucesor y vivió muy austeramente junto a su esposa hasta su muerte ocurrida el 27 de junio de 1987, -aniversario del golpe-, a causa de una larga enfermedad.

 

En Panamá, Manuel Noriega, militar y político fue dictador militar entre 1983 y 1989, cuando fue removido del poder por los Estados Unidos durante la invasión a Panamá.  Desde la década de 1950 hasta poco antes de la invasión estadounidense en 1989, Noriega colaboró cercanamente con la CIA. En 1992 fue juzgado en los Estados Unidos y condenado a una pena de 40 años de reclusión, bajo la acusación de estar relacionado con el cártel de Medellín. En 2017, fue operado para extirparle un tumor benigno localizado en el cerebro y fallece a los 83 años el 29 de mayo 2017.

 

En Perú (1990), Alberto Fujimori se convierte en el Presidente de la República del Perú, pero con el autogolpe de estado de 1992, toma ilegalmente las instituciones, una reelección presidencial inmediata al modificar la Constitución Política del Perú de 1979 y el fraude electoral del 2000, Fujimori pasó a ser un mandatario autoritario por el resto de su gobierno. Su mandato fue desde el 28 de julio de 1990 hasta el 21 de noviembre del 2000. A fines del año 2000, al verse acorralado por diversos escándalos durante su gestión, viajó del Perú hacia Brunéi y pretendió dimitir a su cargo de Presidente a través de un simple fax. El 6 de noviembre de 2005, Fujimori viajó a Chile, donde fue detenido al día siguiente por las autoridades de aquel país y el 21 de septiembre de 2007, la Corte Suprema de Chile aprobó la petición del poder judicial del Perú para extraditarlo. El 7 de abril de 2009, Fujimori fue condenado a 25 años de prisión por su responsabilidad en los delitos de asesinato con alevosía, secuestro agravado y lesiones graves, tras ser hallado culpable intelectual de las matanzas de Barrios Altos, en 1991, y La Cantuta, en 1992. Desde octubre 2018 cumple arresto domiciliario.

 

La estabilidad en una dictadura se mantiene mediante la coerción y la represión política, que implica la restricción del acceso a la información, el seguimiento de la oposición política y los actos de violencia. De las dictaduras analizadas, unas fueron terminadas por golpe de Estado (4), otras por protestas internas (4) o por enfermedad del dictador (4). Pocas caen por revoluciones internas (2), por asesinato del dictador (2) y algunos son juzgados y condenados (4). Aparentemente ninguna ha terminado por negociacion.

 

La negociación se define como “un procedimiento, en el que dos o más personas que tienen intereses comunes, intentan llegar a un acuerdo sobre aquellos puntos en que no concuerdan, con la intención de resolver las diferencias y lograr un convenio beneficioso para las dos partes”. Para resolver un asunto por medio de la negociación deben existir por lo menos tres condiciones: “La existencia de un mínimo de intereses comunes o complementarios de las partes; la existencia de una motivación por ambas partes de encontrar un acuerdo; la existencia de una autonomía reconocida recíprocamente”.

 

Las dictaduras nunca cumplen porque negocian para ganar tiempo, no para entregar el poder. La agenda principal de los dictadores es continuar en el poder, porque esa es la única forma de tener impunidad por los crímenes que acumulan y repiten. Recordemos que terrorismo de Estado (miedo, opresión, terror, etc.) es el método con el que las dictaduras detentan el poder impunemente en Cuba desde 1959, en Venezuela desde 1999 y en Nicaragua desde el 2007. Sus expresiones más notorias son la judicialización de la persecución política, presos con el sistema de “puerta giratoria”, exiliados políticos, tortura, asesinatos y crimen organizado.

 

En pleno siglo XXI, en el mundo contemporáneo, siguen existiendo regímenes dictatoriales excepcionales, sistemas de gobierno “democráticos” con carácter de dictadura en el cual, además de que sus poderes legislativos, judiciales y ejecutivos recaen directa y exclusivamente sobre un individuo y un partido hegemónico, cuentan con el apoyo irrestricto del poder militar. Es el caso de Venezuela con otra particularidad, la soberanía la ejerce otro país (Cuba) y la seguridad interna está en manos de bandas delictivas (Colectivos, policías nacionales) y terroristas (Hamas, Hezbolá, FARC, ELN, etc.) sin que el gobierno (FANB, GN) cumpla con su mandato institucional de garantizar la seguridad y la paz nacional.

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