Evangelio (Lc 10, 25-37) correspondiente el 15vo Domingo (13/7/2025) del Tiempo Ordinario [C]: “Ve y haz tú lo mismo”

 

A continuación podrán leer nuestro comentario al Evangelio (Lc 10, 25-37) correspondiente el 15vo Domingo (13/7/2025) del Tiempo Ordinario [C]:

 

“Ve y haz tú lo mismo”

El relato del Evangelio de San Lucas se centra en destacar una de las virtudes cristianas por excelencia, como es la misericordia. A tal efecto contrasta los comportamientos de un sacerdote, un levita y un samaritano, respectivamente, que en su camino entre Jerusalén y Jericó les toca pasar por donde yace un hombre golpeado, que ha sido asaltado por unos bandidos y necesita ser auxiliado. Si no hubiéramos oído nunca este relato, pensaríamos que los primeros que habrían ayudado al herido debían haber sido el sacerdote o el levita, personas vinculadas al respetado mundo de la religión oficial de Jerusalén; pero paradójicamente ocurrió lo contrario: fue el samaritano quien se conmovió y acudió en su auxilio.

En la época postexílica (después de la cautividad en Babilonia, donde fueron desterrados muchos israelitas) la jerarquía sacerdotal se acabó de configurar definitivamente y los sacerdotes propiamente tales eran los descendientes de Aarón; entre ellos el lugar directivo era ocupado por la familia de Sadoc. Los levitas (miembros de la tribu de Leví), por su parte, fueron destinados a servicios cultuales de segundo orden. Por el contrario, los samaritanos (habitantes de la región de Samaría) eran considerados extranjeros, y prácticamente paganos, por los judíos. Por razones religiosas y étnicas, el samaritano no ha debido sentirse atraído a practicar la misericordia con el prójimo; pero fue quien acudió de inmediato en auxilio del herido.

A la orilla de un camino solitario yace un ser humano abandonado a su suerte, robado, agredido, despojado de todo, medio muerto. En este herido sin nombre y sin patria resume Jesús la situación de tantas víctimas inocentes maltratadas injustamente, ignoradas por los poderosos, desplazadas por conflictos religiosos y sociales, olvidadas en las cunetas de muchos caminos de la historia. El samaritano del relato no se conforma con pasar de largo porque ve a otro ser humano sufriendo y siente un impulso natural a aliviar su pena y rescatar su dignidad. Jesús concluye con estas palabras. “Ve y haz tú lo mismo”.

Comentarista: Agustín Coll

 

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