Huellas y enseñanzas en el camino de la vida (Gustavo González Urdaneta)

 Huellas y enseñanzas en el camino de la vida

Gustavo González Urdaneta

Miami 14 septiembre 2025

 

 

¡Feliz cumpleaños! Hoy es el día en el que celebro un año más de vida, y no importa cuántos cumpla, lo que realmente importa es cómo aprovecho esta nueva vuelta al sol para ser una mejor versión de mí mismo. Hoy, quiero agradecer a todos aquellos que han formado parte de mi camino, porque sin ellos no sería quien soy hoy en día. Este cumpleaños me recuerda que el tiempo es efímero y que cada día es una oportunidad para ser feliz y dejar huella en el mundo. Lo importante en la vida no son los logros sino lo que disfrutas mientras llegas a ellos; no es la edad que tienes sino el valor que le das a la vida; no son los títulos y diplomas sino que ames lo que haces. No se trata de lo material o de la información que acumulas, sino de que lo que “seas y tengas” te lleve a una relacion bonita con la vida. Según la tercera ley de Newton: toda acción tiene una reacción igual y opuesta. Y en la vida, pasa algo similar; todo lo que damos, de alguna manera vuelve a nosotros. Si actuamos con bondad, paciencia y respeto, esas mismas energías terminan regresando, aunque no siempre de la forma que esperamos. Nuestras acciones tienen peso, y cada decisión por pequeña que sea, deja una huella. Al final, la vida responde, y nos devuelve lo que sembramos en los demás y en nosotros mismos.

 

 

En la vida me he dado cuenta que hay un rol por cada persona que conoces. Algunos se convertirán en una prueba, otros te usarán, unos te van a querer y otros te enseñarán. Pero presta atención especial a quienes te ayudan a sacar lo mejor de ti, y a quienes te aman más allá de tus defectos. Esa es la gente no común alrededor que Dios pone para bendecirte y recordarte que tu vida importa. Los que nos dejan huella y enseñanzas. En mi caso esa gente está en mis dos familias: la génica o genética y la de mis hermanos del alma, mis amigos.

 

 

La familia que nos dan nuestros padres juega un papel fundamental en nuestro desarrollo psicológico, es el primer entorno en el que nos encontramos al nacer y, por lo tanto, es clave en la formación de nuestra identidad y personalidad. La familia génica nos proporciona un ambiente afectivo y seguro en el que exploramos, experimentamos y expresamos nuestras emociones de manera adecuada. Las interacciones familiares y el vínculo afectivo que establecemos en ella son determinantes para nuestro bienestar emocional y psicológico. La familia génica es un sistema en constante evolución y cambio. A medida que los miembros de la familia crecen y se desarrollan, los roles, las dinámicas y las interacciones dentro de la familia también se van modificando. La familia brinda el apoyo emocional y la estabilidad necesarios para enfrentar los desafíos y cambios que surgen a lo largo de nuestra vida. Vaya mi agradecimiento a todos en mi núcleo familiar genético.

 

 

Los amigos constituyen la familia que nosotros elegimos a diferencia de la que nos dieron nuestros padres. Los amigos no solo enriquecen nuestras vidas, sino que también juegan un papel crucial en nuestro bienestar emocional y mental. Tener amigos significa contar con un sistema de apoyo que nos acompaña en todos los momentos y celebra nuestros logros. Tener amigos cercanos nos brinda apoyo en momentos difíciles. Este respaldo marca la diferencia entre afrontar o no los desafíos de la vida escolar, universitaria, postgrado, laboral y social . Por eso, contar con una familia de amigos es crucial, vaya mi agradecimiento a mis Hermanos del alma.

 

 

Mi experiencia hasta que entré en el piso ocho de la vida, es que a veces a vida no cambia cuando todo a tu alrededor lo hace, sino cuando tú decides ver cada día con una nueva actitud. No es lo que tienes, sino lo que haces con lo que tienes, lo que define tu camino. Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Cada caída te enseña, cada reto te moldea y cada día es una nueva oportunidad para ser mejor que ayer. No te rindas por lo que aún no has logrado, agradece por lo que ya has superado. Vivir no es solo existir, es crecer, aprender, amar y dejar huella con cada paso que das. De todas las lecciones que la vida me ha enseñado la mejor es esta: Hay decisiones que hay que tomar, hay cambios que tienen que ocurrir, hay miedos que tenemos que afrontar, hay soledades que tenemos que aguantar, hay lágrimas que tenemos que derramar, hay personas que tenemos que dejar ir y nuevos comienzos que tienen que florecer dentro de nosotros. Porque incluso, cuando pensamos que no somos capaces de soportar algo, el tiempo nos demostrará que somos más fuertes de lo que pensábamos y más valientes de lo que imaginábamos.

 

 

Otra de las mayores lecciones que la vida me dió fue aceptar que no siempre puedo controlar lo que sucede a mi alrededor, pero sí como reacciono ante ello. Aprendi que no todos han sabido valorar lo que soy ni lo que ofrezco, y que eso está bien. No se trata de cambiar para encajar, sino de permanecer fiel a uno mismo. La vida me enseñó que, a veces, las personas y cosas que pierdes en el camino son exactamente las que necesitas dejar atrás para avanzar. Entendí que las caídas no son fracasos, sino oportunidades para aprender y crecer, y que la verdadera fortaleza está en seguir adelante, pase lo que pase. Hasta el final. Aprendí que la vida no siempre te lanzará los pétalos de las flores, a veces son las espinas y te tocará sanar las heridas para continuar. También aprendí que los días deben vivirse al ritmo que se presentan, algunos hacen reír, otros hacen llorar, pero siempre dejan enseñanzas de alguna forma. Entendí que no  es importante el número de caídas, sino las veces que te levantas y sigues avanzando. Aprendi que existen malas personas, pero que eso no es excusa para juzgar a todos los que se cruzan en nuestras vidas, cada corazón guarda sus propios sentimientos. Y lo más importante, aprendí que vivir mi vida depende de mí, no de las decisiones de otras persona.

 

 

Me tomó tiempo entenderlo pero para vivir en paz hay que dejar que cada persona sea exactamente quien es, sin intentar cambiarla, sin expectativas irreales. A veces duele aceptar que no todos son como esperabas. Pero cuando sueltas el control, liberas tu alma. Y en esa aceptación encuentras la paz que tanto buscabas. La vida me ha enseñado que siempre hay que buscar el lado bueno de las cosas y recordar que todo pasa por algo y que por más que sientas que la vida te golpea una y otra vez, lucha por seguir y mirar el futuro. Y siempre pero siempre, ten presente que la vida nunca va a ser justa y que nunca lo ha sido y por eso cada vez que te haga pasar por un mal momento, tu demuéstrale que eres lo suficientemente fuerte para seguir adelante y recuerda, mantén tu sonrisa siempre aunque tu corazón llore, porque cada cosa mala tiene algo bueno, es solo cuestión de ser perseverantes y lo que viene va a ser mejor y, si no llega pronto, ya llegará algún día.

 

 

La vida me enseñó que no todo lo que yo quiera lo puedo tener, que por más fuerte que sea el golpe y la herida, nada duele para siempre y que las penas no aniquilan, solo forjan mejor el carácter. Me enseñó también que la soledad no es mala y que al final, sembrar bien en las personas aunque paguen mal, es la mejor manera de esperar con seguridad que algún día el favor del universo me compense con lo mejor. Un consejo: no te acostumbres a nada ni a nadie, la vida es impredecible, las personas pueden cambiar o desaparecer en cualquier momento. Aprende a ser flexible y a soltar, no te aferres a lo que te hace sentir seguro, porque la seguridad es una ilusión. Sé como el árbol que se mueve con el viento, pero sigue firme en sus raíces. Así podrás bailar con la vida sin temor a ser arrastrado por sus giros inesperados.

 

 

Nadie me preparó para lo que iba a vivir, de pronto las cosas pasaron y sin darme cuenta, alli estaba atravesando momentos difíciles, unos días con ansiedad, otros con tristezas y muchos llorando en silencio, pero aquí estoy, después de ocho décadas lo sigo intentando a pesar de todas las batallas que me ha tocado librar. Me admiro de todas ellas y por haber seguido adelante, sobre todo en aquellas donde no encontraba la salida y por aquellas que solo yo conozco; por eso me siento orgulloso en mi cumpleaños. Estamos viviendo tiempos muy tristes por la situacion de nuestro querido pais, pero estoy confiado y tengo fe en que saldremos de “ellos”, más temprano que tarde. No nos demos por vencido, confiemos en que por más difícil que todo parezca, saldremos adelante. Todo estará bien pronto. 

 

 

No somos tan importantes como nos creemos. Algún día no estaremos aquí y el mundo seguirá girando. Detrás de un domingo siempre vendrá un lunes, y la vida continuará. Por eso hoy, te doy un consejo escrito para que lo leas las veces que quieras… sigue tus sueños, toma las riendas de tu vida y afronta tus miedos. Haz que cada experiencia cuente. Celebra una y mil veces tus triunfos. Quiérete, quiere a los demás, ayuda porque la vida es sabia y, algún día serás tú quien necesite ayuda. Y sobre todo recuerda: que se aprende del pasado, se sueña con el futuro pero se vive en el presente. Hoy elijo agradecer desde el alma. No porque todo sea perfecto ni porque mi vida este completamente en orden, sino porque estoy aquí, con ustedes mis lectores. Agradezco la vida que me habita, la salud que me sostiene, los vínculos que me acompañan, y la posibilidad de contribuir pronto en la reconstrucción del pais. Sé que aún hay respuestas que no tenemos, metas por cumplir, sueños por alcanzar. Aún falta camino, pero tenemos lo esencial: conciencia, intención y un corazón que sigue buscando luz. Y con eso se puede llegar muy lejos.

¡A brindar por la salud de todos, los tragos van por la casa!

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