Evangelio (Mt 1, 18-24) correspondiente al 4to Domingo de Adviento [A]: ‟Dios-con-nosotros”
A continuación, podrán leer nuestro comentario al Evangelio (Mt 1,
18-24) correspondiente al 4to Domingo de Adviento [A]:
‟Dios-con-nosotros”
El
Evangelista San Mateo muestra un particular interés en explicar el significado
del nombre de Jesús, personaje al cual se va a referir a lo largo de todo su
Evangelio. Su narración abarca desde una enumeración de sus antepasados hasta
concluir con los relatos de la pasión y las apariciones del Señor resucitado.
El nombre de
la persona, como ocurría con la mayoría de las culturas antiguas, indicaba su
identidad y lo que se esperaba de ella. Aún hoy en día, lo primero que se nos
ocurre al conocer a alguien es preguntarle cómo se llama, sin importarnos la
raza o la civilización a la que pertenece. La relevancia del nombre la podemos
encontrar desde el Génesis [1, 4-5], donde se afirma que ‟Al
ver Dios que la luz era buena, la separó de la oscuridad y la llamó ‟día”,
y a la oscuridad la llamó ‟noche” […] Nombró ‟cielo” a la bóveda celeste, ‟tierra” a la parte seca y ‟mar” al agua que se había juntado”.
San Mateo nos
indica los dos nombres que recibirá el Niño nacido de la Virgen María. Primero,
cuando un ángel del Señor le dice a San José: ‟María
tendrá un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Se llamará así porque salvará a
su pueblo de sus pecados [Mt 1, 21]”. Con dos versículos de diferencia agrega: ‟La
virgen quedará encinta y tendrá un hijo, al que pondrán por nombre ‟Emmanuel”
(que significa Dios-con-nosotros)”. Sin embargo, no hay contradicción entre
ambos nombres porque Enmanuel, nombre que se anuncia en Isaías [7, 14], es el
nombre profético de Cristo; mientras que Jesús es su nombre propio y personal.
Con el nombre de Jesús en nuestra mente, en nuestros labios y en nuestro
corazón podemos vivir y morir con esperanza.
Comentarista: Agustín Coll
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