El Capitalismo y la Cultura de la América Latina (Alejo Urdaneta)
El Capitalismo y la Cultura de la América
Latina
Alejo
Urdaneta
Caracas,
22 noviembre 2018
Inglaterra, cuna de la democracia, en el
aspecto político, creó el concepto de igualdad ante la ley y el equilibrio de
poderes; y en el aspecto económico, dio paso a la difusión del capitalismo como
doctrina económica, cuyo desarrollo exitoso sentó las bases del sistema
económico imperante a nivel Mundial.
El mundo occidental recibe su legado, hoy
plasmado en nuestras Constituciones y programas económicos, toda vez que fue
Norteamérica hacia donde huyeron muchos de sus refugiados y fue allí donde
desarrollaron su ideología a plenitud. El capitalismo y sistema democrático de
gobierno que caracteriza a ambos pueblos nos ha sido transmitido, formando
parte de las características esenciales del mundo occidental.
El movimiento puritano fue un desafío
revolucionario burgués al viejo orden feudal de Inglaterra. Fue el alma de la
acumulación capitalista primitiva. Y cuando llegó a las costas de Norteamérica
se vio inmediatamente lo cruel y opresora que es esa alma capitalista.
Iniciado el viaje de los puritanos hacia la
isla invadida del continente norte, en el velero que se llamó “My Flower”, los
navegantes venidos de Inglaterra y Holanda iban y venían en busca de las pieles
de los animales de la nueva tierra, poblada por los aborígenes que se llamaban
“Manados”, y que derivó en “Manhattan”.
La historia los conoció con el nombre de
Los puritanos del Mayflower: “Una ciudad sobre una colina”.
Los puritanos del Mayflower fueron
expulsados de Inglaterra por subversivos, y para ellos esta colonia religiosa
iba a ser un modelo del orden social y político que pensaban que debería
adoptar toda Europa. Era parte de una rebelión que recorría toda la sociedad
inglesa contra el dominio feudal de los ricos terratenientes. Unas pocas
décadas después de la fundación de Plymouth, la rebelión de los puritanos
triunfó en Inglaterra, mató al rey, ganó la guerra civil y formó una república
que duró poco tiempo, pero conquistó por la fuerza al pueblo de Irlanda para
extender su mercado nacional.
La famosa intolerancia puritana era parte
de un fuerte desafío a la decadencia y al derroche de los terratenientes
ingleses. Los puritanos querían el poder del Estado para erradicar las viejas
costumbres dominantes.
Las nuevas ideas de los puritanos se
ajustaban bien a las necesidades de la acumulación capitalista mercantil. La
disciplina absoluta, el ahorro y la humildad que los puritanos demandaban de
cada uno correspondían a una nueva y naciente forma de propiedad y producción
capitalista. Su tal “ética protestante” fue la primera forma de la ética
capitalista. Desde el comienzo las colonias puritanas se propusieron crecer por
medio del comercio capitalista: canjeaban pescado y pieles con Inglaterra, y
ollas, cuchillos, hachas, alcohol y otras mercancías inglesas con los
indígenas.
Mientras ocurrían estos sucesos en el
norte, gran parte del territorio que hoy es Latinoamérica estaba sometida a las
costumbres de la corona de España. Los pobladores originarios no tenían otra
cultura que la del cultivo de la tierra y la pesca, para crear un intercambio
entre las tribus que la historia denomina indígenas.
En el fondo era un espacio que generaba
riqueza obtenida de la fértil tierra abonada y sometida a las órdenes de los
conquistadores. Al propio tiempo se les infundió la religión cristiana con sus
principios de continencia, pero no para ellos. El Imperio español no hacía otra
cosa que utilizar la riqueza obtenida sin esfuerzo ni ahorro, lo que condujo al
empobrecimiento de los nativos y de los nuevos habitantes europeos.
EL MUNDO DE HOY ANTE DOS REALIDADES
¿Cuál fue el resultado de la colonización
española? A semejanza de la influencia inglesa en las tierras de Norteamérica,
se trató de aplicar a las colonias españolas de América las ideas sociales y
económicas del Imperio: incorporar a las nuevas comunidades americanas y
situarlas en el mismo plano de desarrollo de las modernas sociedades
industriales. España se empeñó en trasplantar su civilización a un espacio
geográfico distinto, con una formación teórica distinta y antagónica. Nuestra
América contenía el mestizaje de los pobladores de origen con los africanos y
los conquistadores de un país que también estaba compuesto por personas de
otros pueblos y linajes.
Las sociedades avanzadas de occidente
lograron afirmar la idea del desarrollo de las políticas nacionales, así como
también la internacional de los Estados surgidos de la extinción de imperios
coloniales. Después de la segunda guerra mundial aquel propósito procuraba el
desarrollo de las antiguas colonias, para abandonar la economía de agricultura
tradicional y artesanal, y de ese modo alcanzar niveles de bienestar y riqueza
social y económica. El modelo estaba en los Estados Unidos de América, la misma
que los pioneros puritanos sembraron en la tierra colonizada.
Fue el trabajo como medio de expansión, y
fue también el respeto y acatamiento de las reglas del protestantismo, las que
lograron la cultura de la labor creativa. El individualismo impuso una moral
práctica del ahorro y la invención técnica como virtudes fundamentales.
Esa es la cultura que predomina como
símbolo de desarrollo social, con una notable transformación en el trabajo del
campo y el surgimiento de la industria de la producción.
En el sur de la América latina permanecía
una cultura de experimentación, sin la rigidez de los países de Europa,
reconstruida después por el plan de rescate económico propuesto por el
Secretario General estadounidense George Marshall, gracias al desarrollo de
ayuda económica para dieciséis países europeos devastados por la Segunda Guerra
Mundial.
Se habla de riqueza y se piensa en países
como Inglaterra y Alemania. No se trataba de una doctrina sino de la
descripción de los mecanismos de la economía y la productividad, la división
del trabajo y la libre competencia de mercado. Es prosperidad la palabra que
define todavía a Europa y a Inglaterra.
El llamado tercer mundo estaba destinado a
definir a Estados independientes, en África y Asia, y la diferencia de
desarrollo con los países industrializados fue tema de política internacional.
En América Latina la situación era semejante pero había una puerta abierta a
Europa. Se adoptó el modelo de producción para aumentar la capacidad de
reproducir artificialmente y mediante ayuda internacional, el proceso de
crecimiento.
No obstante, el avance, no se logró la
estabilidad económica. La reforma agraria se quedó en proyecto y frustró el
trabajo del campesino, de modo que no llegó nuestra América a obtener su propia
riqueza y producción de bienes que luego venían en importaciones.
¿Por qué el campesinado es heredero fallido
del desarrollo que ofrecían países afectos a nuestro continente suramericano?
La causa fue que no se tomó en cuenta el sentido de la cultura, en un mundo de
creencias y actitud mental distinta de los patrones del fenómeno colectivo de
los países designados como desarrollados, frente a los nuestros.
En una vista amplia advertimos que no
asimilamos la idea de riqueza con la de trabajo y el ahorro. El concepto de
abundancia material es visto como un don de la naturaleza, y hasta la
individualidad tiene origen religioso y social, sin atender el hecho de que la
riqueza se hace con una labor acertada que deriva del conocimiento.
No debe descartarse el hecho de que la
colonización se produjo en comunidades diferentes de las del viejo mundo. Era
una humanidad distinta en lo esencial de la cultura del nuevo mundo, con
lenguas, creencias y costumbres como las civilizaciones mayas, méxicas e incas.
El medio cultural era auténtico y el aborigen poseía su propia cultura,
intransferible aún con el dominio de los colonizadores. Decimos cultura y con
ello afirmamos la relación con los hábitos sociales y la actividad productiva.
Es una relación de causa a efecto entre la cultura y la producción, la
mentalidad y la riqueza.
LA CULTURA DEFINE A UNA COMUNIDAD
ORGANIZADA
Los planes de desarrollo no han logrado
eficacia permanente en nuestra América. Las esperanzas se hicieron confusas y
frágiles. El continuo cambio de regímenes políticos: Autoritarismo, socialismos
que no lo eran en su concepto original y dieron paso a dictaduras de partido
único, abolición de la democracia, todo ello fue el estancamiento en la
actividad social y económica, y la cultura fue perdiendo las raíces que la
fundamentaron para hacerse dependiente de otras culturas. Hubo colaboración
económica pero no desarrollo, en perjuicio de la cultura.
El título que se dio a las mutaciones
sociales es “Tercer Mundo”. Fue la alteración de las tradiciones originarias,
la relación del hombre con la naturaleza y con la sociedad, y que produjo
riqueza con el aumento de la capacidad productiva de algunas naciones.
Pudiéramos decir que la adopción de los modelos industriales tropezó con la
oposición que presentaron las diversas culturas del “Tercer Mundo”.
Con la conquista iniciada con el viaje de
los puritanos hacia la isla invadida del continente norte, surgió el intento de
un mundo desarrollado que no veía de cerca el contraste y hasta enfrentamiento,
vivido entre dos culturas que no podían fusionarse a causa de un impedimento
insalvable.
La cultura prevalece y es muy difícil
cambiar su origen y progreso. Dejaremos de ser un “Tercer mundo” cuando seamos
fieles a la cultura que nos identifica.
Mi Querido Alejo,
ReplyDeleteHace unos meses, en agosto, iniciamos un dialogo sobre la Metamorfosis de la Cultura y recuerdo que te comentaba que ese tema se pudiera desarrollar entre ambos y asi intercambiar ideas y comentarlas. Creo que tu articulo presente es útil a tales respectos. Me voy a permitir publicar mis comentarios de Forma que puedan tener cabida dentro de las restricciones de tamaño existentes en el blog.
Mi primer comentario se refiere a los conceptos actuales de Tercer Mu do y Cultura. Te comentaba, en esa oportunidad, que el término ‘cultura-mundo’ designa, para algunos autores, la cultura extendida del capitalismo, el individualismo y la tecnociencia; un mundo caracterizado por el triunfo del capitalismo, de la tecnociencia, del individualismo y del consumismo.
En un mundo marcado por estas cuatro características es evidente que la cultura ya no es lo que era en el siglo XX. Ya no es lo que otros consideraban “una superestructura de signos, perfume y ornato del mundo real”. La cultura en el siglo XXI es en gran medida tecnocapitalismo global, industria cultural, consumismo, medios de comunicación y redes informáticas.
Atrás queda la época en la que la cultura era un sistema coherente que explicaba el mundo y que diferenciaba entre cultura popular y cultura ilustrada. La cultura, como afirman algunos autores, inseparable ya de la industria comercial, tiene vocación planetaria y se infiltra en todas las actividades de la vida cotidiana. Otros autores han dejado constancia de esa metamorfosis que ha experimentado lo que se entendía aun por cultura cuando su generación entro a la escuela o a la universidad y lo que la ha sustituido: la Cultura del Espectaculo.
Por otra parte, el término Tercer Mundo fue acuñado en los años cincuenta para referirse a los países de Asia, África y América Latina poco avanzados tecnológicamente, con economía dependiente de la exportación de productos agrícolas y materias primas, altas tasas de analfabetismo, crecimiento demográfico galopante y gran inestabilidad política.
Estos países, muchos de ellos recientemente independizados de las potencias coloniales europeas, se articularon políticamente en la Conferencia de Bandung en 1955 y en el movimiento de países alineados. El Tercer Mundo de los países no alineados se distinguía así del Primer Mundo de naciones desarrolladas capitalistas y el Segundo Mundo alineado en torno a la URSS.
Aunque este término se sigue utilizando para designar a los países subdesarrollados, el concepto de Tercer Mundo se ha ido vaciando de contenido en un doble sentido. En el político, al desaparecer el bloque soviético, en el económico, al emerger países industrializados nuevos como Taiwán o Corea del Sur y los países petrolíferos de Oriente Medio. En mi según comentario me referiré al subdesarrollo del Tercer Mundo.
Mi Querido Alejo,
ReplyDeleteContinuando con mis comentarios, en numerosos países del Tercer Mundo, se pueden tener aparentemente las condiciones favorables a la industrialización enunciadas por Marx: desintegración de la economía natural del campo, generalización de la economía mercantil, poder político de la clase burguesa, papel del Estado. La mano de obra está allí, la plusvalía social está allí, el capital dinero está allí. Pero, sobre todo falta una clase social que tenga la voluntad de valorizar el capital para poder entrar en un ciclo completo de industrialización.
Lo que produce el «subdesarrollo» del Tercer Mundo proviene principalmente de dos factores: Primero, un conjunto de condiciones económicas y sociales y, segundo, el circulo vicioso de la pobreza. A pesar de que las condiciones favorecen la acumulación del capital-dinero (ahorro), a los ojos de los actores locales, vuelven menos rentable y más incierta la acumulación del capital industrial que otros ámbitos de inversiones o que la colaboración con el imperialismo en la reproducción ampliada de su propio capital.
Existen, en efecto, esferas de inversiones de capitales que rinden más y con menos riesgos que la inversión industrial: la especulación con tierras, la importación-exportación, la especulación inmobiliaria, actuar de prestamistas, la colocación de capitales en el extranjero, la colocación de capitales en títulos de la deuda pública interna, el turismo, la producción y el comercio de drogas, el mercado negro…
El bloqueo del desarrollo no proviene simplemente de relaciones de subordinación de la Periferia (Tercer Mundo) con respecto al Centro (Primer Mundo), ni se trata de un mayor o menor espíritu emprendedor, sino del contexto socioeconómico del conjunto. Tiene que ver con la estructura de clase del país de la Periferia y de la incapacidad de sus burguesías locales de lanzar un proceso acumulativo de crecimiento que implique el desarrollo del mercado interior. En la teoría económica neoclásica se explica que un bajo nivel de ingresos solamente permite una baja tasa de ahorro que conduce a una débil inversión que conduce… a unos bajos ingresos: es el círculo vicioso de la pobreza.