Conversaciones sobre Dicotomías en Uso, Falsas y Obsoletas Mario Caires Siegert y Gustavo Gonzalez Urdaneta
Conversaciones sobre Dicotomías en Uso, Falsas y
Obsoletas
Mario
Caires Siegert y Gustavo Gonzalez Urdaneta
Miami,
23 mayo 2019
Durante los
siglos XIX y XX, creíamos haber estado atrapados en una lucha entre capitalismo
y socialismo, los dos sistemas económicos alternativos que se diferenciaban en
cómo las personas se relacionan con el estado. Empresas privadas frente a
empresas públicas, libres mercados frente a planificación central: estas fueron
las oposiciones del individuo contra el estado que hicieron época y que,
especialmente en economía, tomaron la forma de "capitalismo vs.
socialismo". Hemos aprendido que el
capitalismo muestra tanto formas privadas como públicas y el socialismo difiere
de ambas formas.
Las nociones de
derecha y de izquierda implícitamente conllevan una oposición en política que,
a partir de los sucesos de 1789 en Francia, se extendió a gran parte de los
sistemas políticos del mundo entero. La evolución y las particularidades de
esta bipolarización, en líneas generales se enfrentan y oponen y, hoy en día,
han originado cualquier variedad de acepciones que pueden variar según quien
sea que las utiliza.
Conversando con
Mario Caires, compañero de la UCV y entrañable amigo desde esa época, me planteó
el tema sobre las dicotomías que aun se usan pero que en su concepto son falsas
y que la realidad mundial ha vuelto obsoleta. Este es
nuestro intercambio de ideas y opiniones sobre un tema inagotable que esperamos
despierte la curiosidad de nuestros compañeros y amigos.
Mario Caires escribió el 20 mayo
Estimado y muy
respetado Herr Gustav:
Creo que la
realidad actual hizo obsoletas las distinciones entre Capitalismo y Socialismo,
o Izquierda y Derecha. No conozco ningún sistema económico actual que sea
Capitalista o Socialista en toda la extensión de estos términos.
USA, considerada
la tierra de la libre empresa y la santidad del mercado, es el primero en ayudar
con recursos sociales, dígase los impuestos, a instituciones financieras
quebradas o a presionar para que en los teléfonos Huawei con base a supuestos
nexos con el enemigo de turno, dígase China, no corra ni Gmail ni sus
aplicaciones en los celulares de esa prestigiosa empresa.
¿Y China o Rusia
son países socialistas? La exitosa China ha tomado un modelo difícil de definir
donde conviven y parece que muy bien vistos los resultados, un capitalismo
desenfrenado junto a una fuerte intervención estatal impropia de cualquier
sistema que se precie de capitalista.
Y abundando
sobre este tema de la intervención estatal, es que acaso la colecta de los
ahorros dispersos de la comunidad a través de los impuestos y su aplicación por
la clase dirigente en proyectos que esta considera prioritarios o importantes,
dígase el gasto militar, social o de infraestructura, no es intervencionismo,
¿sin establecer ningún juicio de valor sobre los mismos?
Y en la
dicotomía Izquierda-Derecha, ¿Dónde ubicar a los conservacionistas? En Europa,
según la orientación ideológica de cada quien, estos pueden ser de izquierda o
de derecha. El gasto social en educación, alojamiento, salud, en ciertos países
es un remedo del socialismo, es decir, de Izquierda. En otros es una sabia y justa
repartición de la riqueza.
Los problemas
actuales son tan acuciantes, tan amenazadores algunos de ellos, que trascienden
estas clasificaciones y ninguno de los dos sistemas está en capacidad de
resolverlos dentro de su supuesta primacía ideológica.
La distribución
de la riqueza, el cambio climático, la perdida de la biodiversidad, la
superpoblación, el consumismo, las guerras por dominio o por recursos como el
agua, la gobernanza, ¿Son los sistemas imperantes capaces de enfrentarlos
exitosamente?
Creo que nuevos
paradigmas se necesitan. Hay una luz de esperanza: generaciones muy jóvenes
están tratando de tomar la batuta. Ojalá tengan éxito.
Mientras tanto,
aquellos que no creemos en falsas dicotomías, en buenos y malos, en blanco y
negro, en luz y sombra, sino en la diversidad y la tolerancia, en la
universalidad, aunque no pertenezcamos a esas nuevas generaciones, debemos
repetir las palabras de Kennedy: glosándolas, este decía que al final somos
todos habitantes del mismo planeta.
Mis respetos.
Mario Caires
Gustavo Gonzalez escribió el 22 mayo
Mi estimado y
apreciado Don Mario,
Después de mi
hora diaria de estudio para la entrevista de nacionalización y despachar cosas
triviales y domésticas, me permití releer sus comentarios sobre las dicotomías
aún en uso, aunque puedan ser falsas y estar obsoletas. Si entiendo bien, tus
comentarios van en la búsqueda de la respuesta a una pregunta-duda sobre el
tema del logotipo ideológico prevaleciente y hacia cual iríamos, es decir, si
el socialismo fracasó y el capitalismo está ahora en bancarrota: ¿qué viene
después? Sé que no esperas que tenga una respuesta que aclare y responda tu
inquietud, lo más que puedo es compartir la duda y poner sobre la mesa algunos
comentarios e ideas al respecto.
Como muy bien
dices ya no hay distinciones validas entre capitalismo-socialismo e
izquierda-derecha. Ya no hay nada puro y lo más seguro es que así siga y hasta
pueden variar aún más las mezclas existentes y esa vía es, tal vez, uno de los
caminos a seguir por las generaciones de relevo para definir el logotipo
ideológico del futuro: la economía mixta y sus acepciones cónsonas con la
tecnología, innovación y creatividad. Sea cual sea el logotipo ideológico que
adoptemos, el paso entre libre mercado-participación pública y sus diferentes
acepciones ha de ser de más envergadura de lo que los políticos llegan a
entender y de eso hace más de una década. No olvidemos que aún siguen latentes
varios de los síntomas que conformaron la crisis del 2008.
En principio
pienso que dejamos atrás el siglo XX y no hemos aprendido a vivir en el XXI al
menos en la forma de pensar sobre las economías industriales modernas, o de
cualquier economía, en términos de dos mutuamente exclusivos opuestos:
capitalismo o socialismo. Churchill
decía que ““El vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de bienes.
La virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de miseria”. En ese
transcurso hemos pasado de la economía planificada estatalmente de forma
central de tipo soviético y la ilimitada e incontrolada economía capitalista
del mercado libre. La primera se derrumbó en los ’80 y con ella los sistemas
políticos comunistas europeos. La segunda se está derrumbando, desde hace ya
unos años, con la mayor crisis del capitalismo mundializado desde los ’30.
No sabemos aún
cuan graves y duraderas serán las consecuencias de la presente crisis mundial,
pero señalan ciertamente el fin del tipo de capitalismo de mercado libre que
entusiasmó al mundo y a sus gobiernos en los años transcurridos desde Margaret
Thatcher y el presidente Reagan.
Creo que el
error está entre pensar en un estado puro sin mercado capitalista o en un
socialismo planificado sin la búsqueda del beneficio privado. Los dos están en
quiebra. Creo que el futuro, así como el presente y el pasado, pertenece a las
economías mixtas en la que lo público y lo privado están entrelazados en un
sentido u otro. Este es el problema para todo el mundo actual pero
particularmente para la gente de izquierda. Que es otro punto que tocaste.
En ese respecto,
hasta la implosión del mercado libre mundial del 2008, incluso los partidos
socialdemócratas u otros de izquierda moderada en los países ricos capitalistas
del norte y de Australasia, se habían comprometido más y más en el éxito del
capitalismo de mercado libre. En efecto, desde la caída de la URSS hasta hace
una década, no recuerdo ningún partido o líder de este molde que denunciase al
capitalismo como sistema inaceptable.
Somos libres de
adoptar la economía mixta. Pero ello supone que sabemos qué hacer con ellas. No
lo sabemos. Por una parte, no sabemos cómo superar la crisis actual. Ningún
gobierno del mundo, bancos centrales o instituciones financieras
internacionales lo sabe: son todos como un ciego que trata de salir de un
laberinto tocando las paredes con distintos palos con la esperanza de encontrar
la salida. Por otra parte, subestimamos lo muy adictos que los gobiernos y los
que toman decisiones son aún a las esnifadas de los mercados libres que los ha
hecho sentirse tan bien a lo largo de décadas.
Hoy en día,
parece que el análisis de Marx del capitalismo se adapta mejor a las grandes
desigualdades económicas y la movilidad global del capital. La creciente
desigualdad en todo el mundo ya no puede ser ignorada, y hacer frente a este y
a otros problemas del capitalismo, como la degradación del medio ambiente, no
sólo es moralmente correcto, sino lo más pragmático que se puede hacer. Nada
está escrito en piedra, coincidimos en que se necesitan nuevos paradigmas.
Sea cual sea el
logotipo ideológico que elijamos, creo que ira en la vía de nuevas acepciones
de la economía mixta, impulsada por la tecnología, la innovación y la
creatividad, con un desplazamiento mayor del que cualquier gobierno ha llegado
a imaginar. Y, dada la gravedad y realidad de los problemas actuales, que bien
mencionas, probablemente el cambio sea antes de cualquier pronostico y el
tiempo no juega a nuestro favor.
Amanecerá y
veremos,
Gustavo
Mario Caires escribió el22 mayo
Herr Gustav:
Como siempre tus
comentarios son excelentes y revelan espíritu crítico en el sentido lato del
término crítico. Un comentario al final, "y el tiempo no juega a nuestro
favor " es una de las preocupaciones de muchos, entre los cuales me
incluyo. Pareciera que algunas cosas están acelerándose, en medio de clarinadas
de guerra de los halcones de siempre y el desinterés de muchos.
Tal vez sea
demasiado pesimista, pero los sistemas de gobernanza actuales que priman el
cortoplacismo, la próxima elección y la satisfacción de un electorado
manipulado y poco informado que vota emocionalmente y cuyas exigencias del día
a día le dan poco tiempo para pensar, me hacen dudar que estos sistemas tengan
capacidad de respuesta ante los retos actuales.
Me refiero en
particular a las actividades humanas que afectan a todo el ecosistema de la
Tierra y a su biodiversidad, cuyas consecuencias solo pueden enfrentarse con
cambios profundos de los sistemas imperantes que implican acciones universales
de muy largo aliento.
¿Dónde está el
líder que solo ofrezca sangre, sudor y lágrimas?
En un curso de
Astronomía del profesor Alex Filippenko de la Universidad de Berkeley, este
dice que tal vez un enemigo externo podría hacer unir a la Humanidad para
enfrentar los retos de "a brave new world".
¿Utopía? Tal vez
mas lo sea continuar "business as usual".
Mis respetos,
Mario Caires
La presente
conversación no pretende agotar el tema de las dicotomías en general, ni del
Socialismo vs Capitalismo en particular, todo lo contrario, buscan iniciar su
debida consideración, análisis y discusión por parte de los amigos y compañeros
a fin de que enriquecer el conocimiento de todos. Los invitamos a incorporar
sus comentarios en la sección prevista a tales efectos en el blog.
Mi Estimado Don Mario,
ReplyDeleteSuelo ser optimista, sin exagerar, como leí recientemente en una entrevista a Bill Gates en la cual expresa que “es mejor haber nacido ahora que en cualquier otra época y que será aun mejor dentro de 20 años”. De eso no estoy tan seguro pues comparto tu preocupación por la destrucción de la biodiversidad y otros problemas actuales y la ignorancia e incapacidad de los gobiernos para poder resolverlos. No saben cómo hacerlo. Es cándido pensar que se puede mejorar en 20 años cuando llevamos 20 años con un progreso mezquino. Volvemos al ciego que trata de salir de un laberinto tocando las paredes con distintos palos con la esperanza de encontrar la salida.
Si coincido con Gates en que mucho tiene que ver la ciencia con la solución de los problemas, pero es responsabilidad de la política cuánto más dedicar a la investigación básica de forma que las cosas sean mas atractivas para las empresas innovativas.
Los grandes monopolios y multinacionales despliegan una lucha a muerte entre ellos en la arena mundial para controlar las fuentes de materias primas y los mercados. Les va en ello su supervivencia. Churchill tenía razón al decir que toda la historia del mundo se resume en el hecho de que, cuando las naciones son poderosas, no siempre son justas, y cuando desean ser justas, ya no son poderosas.
Una política progresista necesita algo más que una mera ruptura con los supuestos económicos y morales de los últimos 30 años. Necesita una vuelta a la convicción de que el crecimiento económico y el bienestar son un medio y no un fin. El fin es qué hacer con las vidas, las oportunidades de la vida y las esperanzas de la gente. Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de diferentes maneras; de lo que se trata es de transformarlo. Me recuerda una novela de Asimov en la cual hubo que encontrar un universo totalmente nuevo para solucionar el problema de energía limpia.
La biodiversidad del planeta está en juego. El cambio climático se considera una de las cinco presiones principales que impulsan la pérdida de la biodiversidad en el mundo, junto con la pérdida de hábitat, la sobreexplotación, la contaminación y las especies exóticas invasoras.
Para detener la destrucción directa de la biodiversidad necesitamos eliminar las causas fundamentales que nos llevan a explotar el medio natural y reducir la presión sobre los ecosistemas por debajo de los límites de un planeta finito implica optar por un sistema económico equitativo que integre la biodiversidad y los procesos naturales renunciando a los patrones de consumo irracional de los países ricos.
Estimado Amigo, una buena conversación debe agotar el tema, no a los interlocutores. Seguimos en contacto.