Tres Décadas del Muro de Berlín Gustavo Gonzalez UrdanetaMiami,(24 de noviembre 2019)


Tres Décadas del Muro de Berlín
Gustavo Gonzalez Urdaneta
Miami, 24 de noviembre 2019

El 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín. Una multitud de alemanes del este se encaramaron al muro de hormigón que dividió el mundo en dos durante décadas y conquistan la libertad que bajo excusas ideológicas se les había estado negando.  Pero el Muro de Berlín no solo dividía a esta ciudad: dividía a toda Europa y era el símbolo de un mundo bipolar en el que dos potencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, eran los polos de influencia. Su caída posibilitó la reunificación alemana y fue precursora de la desaparición de la Unión Soviética y del final de la Guerra Fría.


La caída del muro vino motivada por la apertura de fronteras entre Austria y Hungría en mayo de 1989, ya que cada vez más alemanes viajaban a Hungría para pedir asilo en las distintas embajadas de la República Federal Alemana. Este hecho, motivó enormes manifestaciones en Alexanderplatz que llevaron a que, el 9 de noviembre de 1989, el gobierno de la República Democrática Alemana afirmara, poco antes de las 19:00 horas, que el paso hacia el oeste estaba permitido. La orden acordada era que los permisos se autorizarían a partir del día siguiente, el 10 de noviembre. Sin embargo, el vocero se equivocó y cuando fue consultado por la entrada en vigor de la medida su respuesta fue: “De inmediato”.


Ese mismo día, miles de personas se agolparon en los puntos de control para poder cruzar al otro lado y nadie pudo detenerlos, de forma que se produjo un éxodo masivo. Al día siguiente, se abrieron las primeras brechas en el muro y comenzó la cuenta atrás para el final de sus días. Una vez liberados, familias y amigos pudieron volver a verse después de 28 años de separación forzosa. Al año siguiente de la caída del muro, Alemania Oriental y Occidental se reunificaron. La República Democrática Alemana fue consignada a la historia. Después de tres décadas es pertinente y oportuno celebrarlo recordando trozos de la historia y algunas anécdotas relacionadas con el muro de Berlín. Construido el año de mi graduación de bachiller.


Al finalizar la II Guerra Mundial, tras la división de Alemania, Berlín también quedó dividida en cuatro sectores de ocupación: soviético, estadounidense, francés e inglés. Las malas relaciones entre los comunistas y los aliados fueron creciendo hasta llegar al punto en que surgieron dos monedas, dos ideales políticos y, finalmente, dos Alemanias. En 1949, los tres sectores occidentales (estadounidense, francés y británico) pasaron a llamarse la República Federal Alemana (RFA) y el sector oriental (soviético) se convirtió en la República Democrática Alemana (RDA). Berlín quedó dividida y se crearon 81 puntos de paso entre las dos zonas de la ciudad.


La principal causa de la construcción del muro de Berlín fue la pérdida de casi 3 millones de personas de alto perfil que estaba sufriendo la RDA hasta 1961 dada lo maltrecha que estaba la economía rusa y la floreciente bonanza de Berlín Occidental. Esto originó que la noche del 12 de agosto de 1961 la RDA decidió levantar un muro provisional y cerrar 69 puntos de control, dejando abiertos solo 12. Al día siguiente habían colocado una alambrada provisional de 155 kilómetros que separaba las dos partes de Berlín. Durante los días siguientes, comenzó la construcción de un muro de ladrillo y las personas cuyas casas estaban en la línea de construcción fueron desalojadas.


Los muros fronterizos actuales (como el de Estados Unidos, Israel, o las vallas de Ceuta o Melilla) se construyen para que no entren los de fuera; sin embargo, este se levantó para que no escaparan los de dentro.


El Muro de Berlín acabó por convertirse en una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, con un interior formado por cables de acero para aumentar su resistencia. En la parte superior colocaron una superficie semiesférica para que nadie pudiera agarrarse a ella. Con el muro, se creó la llamada "franja de la muerte", formada por un foso, una alambrada, una carretera por la que circulaban constantemente vehículos militares, sistemas de alarma, armas automáticas, torres de vigilancia y patrullas acompañadas por perros las 24 horas del día. En 1975, 43 kilómetros del muro estaban acompañados de las medidas de seguridad de la franja de la muerte, y el resto estaba protegido por vallas.


Cuando los berlineses se despertaron el 13 de agosto de 1961, de repente se encontraron a un lado de la pared: hubo esposas que quedaron separadas de sus esposos; hermanos de sus hermanas; hasta bebés recién nacidos en el Oeste ahora separados de sus madres. Ese mismo día, la gente empezó a escapar. Algunos saltaron sobre el alambre de púas; otros fueron más ingeniosos, como la pareja que nadó a través del río Spree, empujando a su hija de tres años frente a ellos en una bañera. Les anexo enlaces a dos videos interesantes, que tienen relacion con los escapes cuando la construcción del muro de Berlín: https://www.youtube.com/watch?v=ExOYvW5vCj4 y, sobre la Frontera Interna de Alemania: https://www.youtube.com/watch?v=OwQsTzGkbiY

    
Aunque no existen números exactos, se estima que casi 5 mil personas lograron atravesar furtivamente el peligroso Muro de Berlín antes de la caída. Personas de todas las edades se escondieron, excavaron, volaron y nadaron para salir de Alemania Oriental. Hubo el clásico escape por túnel por el cual se enfrentaron las televisiones rivales NBC y CBS y hubo disputa con la administración Kennedy. Era la época de los misiles de Cuba. Pero primero les relato las seis anécdotas más ocurrentes que van desde el robo de un tren hasta el pase en una cuerda floja desde un poste de luz pasando por la modificacion de un convertible, el uso de un colchón inflable, por medio de una tirolesa desde el alto de un edificio hasta el uso de aviones falsos.


Cuando el Muro de Berlín apenas estaba comenzando, un joven ingeniero de ferrocarriles encontró que les faltaba cubrir un pedazo. Harry Deterling cachó una vía abandonada que empezaba en los suburbios del este de Berlín y terminaba en el corazón de Berlín Occidental. Inmediatamente convenció a su familia y amigos apara que lo acompañaran en su aventura. Una mañana de diciembre, reventó los frenos de emergencia del tren y avanzó a toda velocidad hacia su destino. Los guardias en la frontera nomás se alejaron del ferrocarril en movimiento. Al día siguiente, las autoridades de Alemania Oriental cerraron el paso.


El austriaco Heinz Meixner se decidió en sacar a su adorada Magarete Thurau —y a su suegra—, de Alemania Oriental. Entró con un permiso de trabajo pero ahí adentro modificó su auto convertible: le quitó el parabrisas y le bajó el aire a las llantas para que quedará bajito. Con su enamorada y su suegra acostadas en el asiento trasero, llegó al punto de revisión para la salida y le pisó a fondo. Nomás agacharon la cabeza. El coche pasó justo por debajo de la pluma y no los volvieron a ver en Berlín Oriental jamás.


Ingo Bethke era un guardia fronterizo de Alemania Oriental que se cansó de su puesto de trabajo y decidió buscar mejores condiciones en Berlín Occidental. Como se las sabía todas gracias a su tiempo de policía y conocía las fallas del patrullaje en el río Elba, una noche agarró vuelo para escaparse junto a uno de sus mejores amigos. Esquivaron campos minados, saltaron por rejas con púas y al final, a bordo de sendos colchones inflables —el bote más silencioso que encontraron— remaron calladito durante la penumbra nocturna.


Cuando Ingo Bethke se escapó de Alemania Oriental, las autoridades sospecharon y acosaron a su familia… así que su hermano, Holger, tuvo que planear un escape y salió tan brutalmente espectacular que dejó a su carnal en ridículo. Encontró un edificio alto cerca de la frontera, subió al techo y disparó desde su arco una flecha con una cuerda amarrada. En el otro lado su hermano lo esperaba y jaló la cuerda que traía un cable de acero el cual amarró a su automóvil. Ayudado con una polea metálica, Holger se lanzó en tirolesa y sorteó el puesto fronterizo levantando las paticas. Después del escape de Ingo y Holger, faltaba el menor, Egbert Bethke.


Los dos hermanos en Alemania Occidental aprendieron a pilotear y consiguieron dos aviones que pintaron con estrellas soviéticas. Se vistieron con uniformes militares de contrabando y llegaron campantes a un aeropuerto donde ya los esperaba su hermano. “Pensé que nunca los vería de nuevo pero llegaron del cielo como ángeles para llevarme al paraíso”, narró Egbert Bethke, el hermano rescatado. Esta anécdota de los 3 hermanos Bethke está en un video en YouTube sobre la caída del muro de Berlín: https://www.youtube.com/watch?v=w152SBIUlT8 


Al trapecista Horst Klein, como era un crítico fuerte del comunismo, le prohibieron hacer presentaciones públicas y salir de la ciudad, así que utilizó sus talentos una noche de diciembre de 1962. En la madrugada, escaló un poste de luz cercano al Muro de Berlín y comenzó a caminar —pasito a pasito— por un cable eléctrico que ya no se estaba usando. La noche y el frío le ganaron la batalla: perdió el balance y se cayó rompiéndose los dos brazos. ¿El lado bueno? Cayó en Berlín Occidental.


El caso clásico del túnel se inicia con la escapada de Joachim Rudolph. Es mitad de la noche y Rudolph vadea un río. Hay una torre de vigilancia sobre él con guardias fronterizos adentro; él sabe que, si lo ven, lo matarán. Llega a la orilla, gatea por un campo y, cuando el sol comienza a salir, se da cuenta de que lo ha logrado. Se escapó a Berlín Occidental. Esto ocurrió en septiembre de 1961, poco menos de dos meses después de que se levantara el Muro de Berlín.


Joachim, un estudiante de 22 años, había pasado semanas planeando su escape, y ahora lo había logrado. Se matriculó en un curso de ingeniería en una universidad de Berlín Occidental y estaba comenzando su nueva vida, cuando una mañana llamaron a la puerta. Eran dos estudiantes. Tenían un plan para construir un túnel para sacar a algunos amigos del Este y querían que Joachim los ayudara. Es el famoso túnel de la Bernauer Strasse en el verano de 1962 y la película que Kennedy trató de bloquear, poniendo a prueba los límites de la prensa libre en una época de tensión nuclear, y dijo “A wall is better than a war’ refiriéndose al caso de los misiles rusos en Cuba.



Tratando de hacer corto el cuento del túnel, Joachim y su grupo reclutaron excavadores en la universidad y persuadieron al dueño de una fábrica para que les permitiera comenzar a cavar desde su sótano. El 9 de mayo 1962 comenzaron a cavar pero a las semanas necesitaban dos cosas: personas y dinero. A través de Reuven Frank, de la cadena estadounidense NBC, lograron el financiamiento y la NBC tenía el derecho de filmarlo todo.



A finales de junio de 1962, gracias al dinero de NBC, el grupo había excavado casi todo el camino hasta la frontera entre el este y el oeste de Berlín pero una tubería de agua reventada paralizó el trabajo hasta septiembre en que ya seco fijaron una fecha de escape: el 14 de septiembre de 1962. Veintinueve personas lograron escapar. Unos meses después, el documental se emitió en NBC. Eveline, la primera mujer que entró por el túnel, un tiempo después se casó con Joachim, así que el túnel que trajo a 29 refugiados del este, también le trajo una familia. La historia está en el libro de Greg Mitchell “The Tunnels: Escapes under the Berlín Wall”. NBC y CBS financiaron dos túneles separados.  



Oficialmente, 79 personas perdieron la vida (aunque se desconoce cuánta gente murió realmente intentando pasar al otro lado del muro, se cree que fueron unas 200) y un centenar resultaron heridas en distintas tentativas. A la primera víctima, Günter Liftin, de 24 años, le dispararon el 24 de agosto de 1961 cuando cruzaba a nado el río Spree. Descubierto por la policía, fue sacado del agua y asesinado de un disparo. El último en perder la vida fue un joven de 20 años, Chris Gueffroy, el 6 de febrero de 1989, ametrallado por la policía de la RDA cuando intentaba cruzar a nado un canal que atraviesa Berlín tras haber conseguido franquear el muro.  
Junto con el Muro también caía el Telón de Acero, que durante 40 años había desgarrado a Europa.


Así pues, el 9 de noviembre los alemanes no solo celebran la caída del Muro sino la valentía con la cual los habitantes de toda Europa Central y del Este consiguieron la libertad y la democracia. Celebra una Europa que, con algunas excepciones, tiene la fortuna de estar unida.


Los alemanes saben a quiénes les deben esa fortuna: a los cientos de miles de alemanes del Este que salieron a la calle en favor de la libertad. También se la deben a los trabajadores del Astillero de Gdańsk, a los protagonistas de la Revolución Cantada de los países bálticos, a los húngaros, quienes fueron los primeros en romper el Telón de Acero, a los precursores de la Carta 77 de Praga, a los manifestantes de las velas de Bratislava, a los revolucionarios rumanos de Timisoara; a todas las mujeres y los hombres cuyo anhelo de libertad derribó muros y alambres de púas.


Asimismo, se la deben a sus amigos y aliados del Oeste —entre ellos también al entonces presidente del Gobierno de España, Felipe González, quien la noche misma de la caída del Muro le aseguró su solidaridad y apoyo al canciller federal Kohl—, pero también a las políticas de la glásnost y la perestroika de Gorbachov que allanaron el camino para la reunificación. Juntos deben fortalecer la economía europea para no ser aplastados por el conflicto comercial. La unidad alemana fue también un regalo de Europa para Alemania; y eso, al finalizar un siglo durante el cual Alemania causó un sufrimiento inconcebible a todo el continente.


Latino America necesita la valentía de Europa en favor de la libertad; la valentía de 1989. Juntos debemos formular e implementar una nueva política latinoamericana respecto a países como, por ejemplo, Cuba, Rusia, China y Siria con una diplomacia más efectiva, pero sobre todo es preciso que todos nosotros mostremos mayor flexibilidad. Tener 19 enfoques nacionales distintos nos conducirá al fracaso.


En estos 30 años transcurridos hay una nueva generación que entra en la etapa inicial de politización que no conoce la historia del muro de Berlín ni de la Guerra Fría y que por primera vez ya no puede creer que estará mejor que sus padres. Esta generación se pregunta sobre los fundamentos de su futuro en vista de la catástrofe ecológica que ya está ocurriendo. Es una generación que necesita un programa y una estrategia, y que no está aislada como los trabajadores en 1989, sino que puede unir fuerzas con la juventud que se levanta hoy en todo el mundo.


Una cosa está clara: solamente estaremos a la altura de los desafíos que enfrentamos si como latinoamericanos estamos unidos. Ninguno de nosotros podrá afrontar por sí solo los retos actuales que amenazan a varios de nuestros países. De los llamamientos solitarios se hace caso omiso en la ONU, en la UE y, lamentablemente cada vez con mayor frecuencia, también en Washington. Tan solo la voz unida de Latino America tendrá un peso decisivo y por ello las actuaciones nacionales en solitario por fin han de ser tabú. Un Grupo de Lima para toda Latinoamérica.
Juntos debemos hacer más para calmar los conflictos en nuestra vecindad: Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y, en particular, en Venezuela. Para ello tenemos que fortalecer los instrumentos del Grupo de Lima y del TIAR destinados a la solución de conflictos pacíficos pero también contra los violentos y armados de las dictaduras activas y latentes así como con entidades como el Foro de Sao Paulo-Puebla. Juntos queremos y podemos superar estos retos con las nuevas generaciones.




Aprovechamos para hacerles llegar el saludo de Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo, de parte del blog Factótum Ignacianos, Roberto Martin Montilla y un servidor, a quienes tienen la paciencia de leer nuestras publicaciones, a quienes las han enriquecido con sus comentarios y a todos los amigos que nos han honrado con sus artículos. Para todos, en unión de sus familias, nuestros mejores deseos para el 2020. Un año de muchas expectativas



http://robertoaugustomm.blogspot.com/2016/10/un-tiempo-para-testimoniar-eclesiastes.html






   



Comments

  1. Muchas gracias Gustavo por tu interesante relato y tu llamado, permanente, a la búsqueda de un mejor futuro.
    Lamentablemente, además de los muros ideológicos que nos dividen, en otras latitudes se continuan erigiendo muros, separando pueblos que comparten el mismo sol, las mismas esperanzas, los mismos sueños.
    Tuve la oportunidad de conocer el Muro de Berlin a finales de Enero 1968. Conservo una foto de ese, para mi, importante recuerdo.
    Y mis sinceros deseos para que Factotum Ignacianos continue ilustrándonos en el 2020 y muchos años por venir.

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