Una perspectiva cuántica para cambiar la realidad en Venezuela
Una perspectiva cuántica
para cambiar la realidad en Venezuela
Gustavo Gonzalez
Urdaneta
Miami, 5 marzo
2020
En Venezuela se
han usado todos los métodos conocidos y convencionales para recuperar la
democracia y obtener la libertad que se aspira y, hasta los momentos, la gran
mayoría han sido infructuosos y el único perjudicado ha sido el pueblo
venezolano. Está claro que no saldremos de esto por el método electoral bajo
las circunstancias actuales y no hay, aún, consenso en el uso de la ayuda
internacional para sacar al Usurpador y sus adláteres.
En un artículo
reciente mencionaba que se necesita la congruencia de tres actores, que ya
están presentes pero, que requieren coordinación. Le sugería a los diputados de
la oposición legal que tienen que hacer valer su voz y definir la ruta a seguir
y ser persistentes y a la cooperación internacional que debe, de una vez por
todas, definir su rol real de apoyo a la vuelta a la democracia de Venezuela,
frente a una realidad que ya todos saben es cierta. A la sociedad civil le toca
despertar, vencer la inercia y actuar, no como oposición sino como Resistencia
a la tiranía y sublevarse a la anarquía en que vive el país. Cambiar la manera de ser y actuar, alinear sus pensamientos
con sus sentimientos.
La solución
depende del pueblo venezolano quien, si bien ha participado en todas y cada una
de las estrategias definidas por los líderes, recientemente se le ha calificado
de apatía y de haberse acostumbrado a convivir con la situacion actual. Falso e
injusto. Lo que si es cierto es que estamos solos y tenemos que utilizar
cualquier perspectiva que pudiera contribuir a recuperar la libertad y la
vuelta a la democracia. La solución depende de nosotros mismos. Einstein decía
que “si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”. Veamos que nos
dice la perspectiva cuántica.
La física
newtoniana decía que todo es continuo, un ejemplo sencillo de que es continuo
es la medición de la temperatura por un termómetro. En el mundo de la física
cuántica esto no es así. Las bases de la teoría cuántica fueron sentadas por el
físico alemán Max Planck, que en 1900 postuló que la materia sólo puede emitir
o absorber energía en pequeñas unidades discretas llamadas cuantos. Estos
pequeños bloques, no continuos, pueden ser afectados directamente por una
energía, el pensamiento, es decir, actuarían de acuerdo con lo que sus
observadores desean que hagan. Cada persona puede afectar la conducta de la
energía y la materia. Cambiar la realidad.
La física
cuántica comprobó que la mente y materia ya no pueden seguir considerándose de
manera separada; están intrínsecamente ligadas, porque la mente subjetiva
ejerce cambios perceptibles en el mundo físico objetivo: hablamos de una mente
cuántica. Igualmente, demostró que todo lo que vemos está conectado por
infinitos, eternos, ilimitados campos cuánticos, una especie de red invisible
en la cual está entrelazada toda la creación, y los límites de cada objeto son
ilusiones que nos impone nuestra limitada percepción. Como decía Einstein, el
mundo que hemos creado es un proceso de nuestro pensamiento. No se puede
cambiar sin cambiar nuestra forma de pensar.
En resumen nos dice que debemos alinear nuestros
pensamientos y sentimientos para que ellos envíen una señal eléctrica al campo
cuántico y nuestros sentimientos tendrían el poder de “atraer magnéticamente”
situaciones en la vida y colapsar infinitas ondas de probabilidad de la
realidad que deseamos vivir. Einstein fue el primero en dar una explicación de la
física cuántica relacionándola con la vida real. Einstein llamo a esta física,
“la física de la aventura del pensamiento”, nada más acertado. Veamos un poco más en detalle.
En la
interpretación de todo lo que te sucede, ya sea en el exterior o en tu
interior, influyen las creencias que se encuentran arraigadas en tu
subconsciente. Por otro lado, muchas de estas creencias son erróneas y nos
llevan a pensamientos, emociones y comportamientos que constituyen fuentes de
bloqueo y sufrimiento. Piensa que todos tenemos el poder de la mente e incluso
de elegir las ilusiones que alimentamos. No podemos culpar a nadie de lo que
nos ocurre porque lo hemos creado nosotros mismos. Para ser responsables de
nuestro destino debemos aprender a controlar nuestra mente y eso se puede lograr
viviendo cuánticamente.
Pero para que
esto ocurra, has de hacer conscientes todas aquellas creencias que están en el
subconsciente y que te provocan bloqueos. Por ejemplo, tú conscientemente
quieres tener dinero pero tu mente subconsciente da la contraorden: de pequeño
viste y escuchaste que el dinero es muy difícil de conseguir y que las personas
ricas son prepotentes. Esta señal es la que tu mente subconsciente manda al
campo cuántico, y por eso no atraes dinero a tu vida. Igual sucede con lo que
tu subconsciente piense de la situacion en que vives en el país. Si las señales
son de impotencia y frustración no atraes ninguna posibilidad a salir del caos
actual. Habría que desbloquear este tipo
de creencias porque el cambio requiere coherencia. La coherencia
empieza alineando los pensamientos y los sentimientos.
Las ondas de una
señal son mucho más potentes cuando son coherentes, y lo mismo ocurre cuando
tus pensamientos están alineados con tus sentimientos. Cuando tus pensamientos
claros y centrados en tu objetivo van acompañados de una apasionada implicación
emocional, transmites una señal electromagnética más potente que te atrae hacia
una posible realidad que coincide con la que tú deseas.
Es decir, si
puedes imaginar un acontecimiento futuro en tu vida basándote en deseos tuyos,
esta realidad ya existe como posibilidad en el campo cuántico esperando a que
la observes. Si tu mente cuántica es capaz de influir en la aparición de un átomo,
en teoría también puede influir en la aparición de cualquier posibilidad. Suena
extraño, y lo es, así que sigamos para entenderlo mejor.
Todos alguna vez
hemos considerado que las decisiones que tomamos, y algunas emociones que
sentimos, vienen de un lado de nuestro cerebro que se toma con poca seriedad la
racionalidad. El cerebro funciona de formas muy misteriosas y varias ramas de
estudio se han encargado de profundizar en su comportamiento.
En tu vida todo
lo físico no se compone de materia, sino de campos energéticos o de patrones de
frecuencia de información. La materia es más «nada» (energía) que «algo»
(partículas). La vieja escuela creía que los electrones orbitaban alrededor del
núcleo como los planetas orbitan alrededor del sol. La nueva escuela nos dice
que el universo es una realidad cuántica donde solo hay átomos, estas micro
partículas están formadas 99,99999% de espacio vacío, es decir, de energía, por
lo que aquello a lo que llamamos materia, en realidad no existe (0,00001%), lo
que existen son campos energéticos o vibraciones y es precisamente la física
cuántica la que se dedica a estudiar el comportamiento de la realidad del
universo.
Los físicos
cuánticos descubrieron que la persona que está observando las infinitesimales
partículas del átomo afecta la conducta de la energía y la materia pues solo
cuando el observador se fija en la localización particular de un átomo, es
cuando aparece ese átomo en el espacio y el tiempo y en ese momento todas las
posibilidades del átomo se colapsan en un suceso físico. Con este
descubrimiento, mente y materia ya no pueden seguir considerándose de manera
separada; están intrínsecamente ligadas, porque la mente subjetiva ejerce
cambios perceptibles en el mundo físico objetivo: hablamos de una mente
cuántica.
Por lo tanto,
todo lo que existe en nuestra realidad física existe como puro potencial. Es
decir, si puedes imaginar un acontecimiento futuro en tu vida basándote en
deseos tuyos, esta realidad ya existe como posibilidad en el campo cuántico
esperando a que la observes. Nuestros pensamientos y sentimientos no son una
excepción en todo esto. Tanto los pensamientos como los sentimientos tienen una
señal electromagnética. Nuestros pensamientos envían una señal eléctrica al
campo cuántico. Así nuestros sentimientos tendrían el poder de «atraer
magnéticamente» situaciones en la vida.
A lo mejor
quieres abundancia en tu vida, tienes pensamientos de ser rico, pero si te
sientes pobre, y siguiendo las hipótesis que estamos exponiendo, no vas a atraer
la abundancia en tu vida. ¿Por qué no? Porque los pensamientos son el lenguaje
del cerebro y los sentimientos el lenguaje del cuerpo. Estás pensando una cosa
y sintiendo otra totalmente distinta. Y cuando no existe esa coherencia, el
campo tampoco responde de forma coherente. Piensa que en ti hay un enorme poder
para crear la realidad en la que habitas.
Según los
especialistas en la mente y la realidad cuántica es posible cambiar las
circunstancias de la realidad si sabemos cómo, el principal obstáculo es que la
mayoría de las personas viven pensando en sus problemas en lugar de pensar en
las posibilidades. Siempre creamos el mismo futuro reafirmando nuestra
personalidad. Vivimos guiados por una serie de pensamientos, conductas y
reacciones emocionales que hemos memorizado e instalado en el subconsciente. Según
la física quántica los átomos no son cosas, solo son tendencias. Así que, en
vez de pensar en cosas, hay que pensar en posibilidades. Todas son
posibilidades de una conciencia. La neurociencia y ahora la física cuántica se han
tomado el tiempo de hacer algunas conexiones para investigar si los humanos
somos capaces de anticipar o predecir nuestras acciones o palabras.
Es posible que
jamás seamos conscientes de todo lo que sucede en nuestro cerebro pero hay una
forma de ser más rápidos que nuestra mente y adelantarnos a lo que posiblemente
vamos a sentir, de manera que lo evitemos y cambiemos lo que se supone que
sería la realidad: la cognición cuántica. En principio podría ser algo confuso,
pero en realidad sólo se trata de entender el funcionamiento de nuestra mente a
nivel psicológico.
¿Cómo activar la
cognición cuántica para examinar el cerebro?
Es bastante sencillo y a la vez impredecible.
Tal como sucede en la paradoja del gato de Schrödinger donde no sabemos qué
resultados obtendremos, pero habrá que intentarlo para descubrirlo. En la
paradoja, Erwin Schrödinger coloca un gato y ciertos químicos en una caja
metálica dejando todo a la suerte de la reacción impredecible. Haz de cuenta que
tu cerebro y las emociones estarán dentro de esa caja oscura que nosotros
llamamos corteza cerebral. Ahora practicaremos la condición cognitiva cuántica
poniendo atención en las emociones y pensamiento que queremos transformar.
Por ejemplo,
nunca sabrás por qué decides peinar tu cabello hacia un lado si nunca te has
detenido a considerarlo. Un día párate frente al espejo y piensa por qué sería
bueno peinarlo hacia el lado contrario y saldrán miles de pensamientos junto
con esa idea. Ahí es cuando entrarás al nivel cuántico de tu cerebro; una
lluvia de ideas hará que consideres cada una de ellas para tomar la mejor
decisión y hasta el final… cambiar tu realidad. Suena bastante superficial
pensar en un peinado, pero lo importante será observar el nivel cuántico de tu
pensamiento y tomar en cuenta cada una de esas posibilidades que te llevarán a
un resultado final.
Si tomas
decisiones metódicamente estás evitando el nivel cuántico de tu cerebro, así
que activa tu sentido cuántico cognitivo para considerar los miles de millones
de opciones hasta que decidas parar el infinito cerebral y tener la realidad
que tú moldeaste. De acuerdo con la cognición cuántica, la mente está jugando
con nuestra razón, sentimientos, prejuicios, etc., para crear un tipo de
pensamiento. Examina tu mente con física cuántica para después cambiarla y, a
partir de ahí, producir otro cambio en la realidad, esto sólo es el inicio del
cambio.
Parte del cambio para crear la Venezuela que queremos
radica en ser más grande que las circunstancias de nuestra vida. O somos las
víctimas de nuestra realidad o los creadores. Si tenemos una visión de la
realidad que queremos, nuestro comportamiento debe responder a nuestras
intenciones. La mente y el cuerpo deben trabajar juntos, debe haber coherencia.
Si queremos crear una nueva realidad en Venezuela, tenemos que, literalmente, cambiar
nuestra forma de pensar y actuar, alinear nuestros pensamientos con nuestros sentimientos.
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