La Trilogía Rusa (III): La revolución de Octubre 1917
La Trilogía Rusa (III): La revolución de Octubre
1917
Gustavo Gonzalez Urdaneta
Miami, 27 mayo 2020
El
príncipe Georgi Lvov se mantuvo al frente del nuevo Gobierno Provisional
hasta cuando lo sucedió Kérensky al frente de un gabinete temporal de
socialistas y liberales independientes. Estos primeros Gobiernos realizaron una
amplia labor de reforma política, pero no resolvieron los problemas más
importantes para la población: el fin de la guerra, la reforma agraria, los
cambios en las condiciones de los obreros urbanos y las aspiraciones de las
minorías.
El
verano trajo la radicalización de la situación en Rusia: mientras la derecha
tendía a buscar una figura autoritaria que impusiese orden, acabase con la
crisis y retomase la guerra con vigor, la izquierda reclamaba cada vez con
mayor insistencia la aplicación de profundas reformas políticas, sociales y
económicas. La falta de resultados de las acciones del Gobierno reforzó la posición
de la izquierda radical, favorable a la toma del poder por los sóviets.
Como
consecuencia de la amnistía decretada por el gobierno provisional, un buen
número de activistas bolcheviques, como Stalin y Kámenev,
fueron liberados de su destierro en Siberia. En marzo ya se encontraban en la
capital y el partido comienza a reestructurarse. Atraídos por los nuevos aires
de libertad, los exiliados también hicieron su aparición, entre ellos, Lenin,
abandonando su plácido exilio en Zúrich, para presentarse con un apoteósico
recibimiento en la estación de tren de Petrogrado. Lenin regresó a Petrogrado
la noche del 3 de abril de 1917, justo al mes siguiente de que la Revolución de
Febrero diera inicio, la cual había traído consigo el establecimiento del
Gobierno provisional encabezado por Georgi Lvov.
Tras
regresar desde su exilio en Suiza, Lenin decidió redactar la Tesis de
Abril, por la cual si llegaba al poder saldría de la guerra, daría la
tierra a los campesinos y daría su gobierno a los obreros. El 4 de abril, Lenin
leyó su famosa tesis, primero en una reunión de bolcheviques y luego en otra
con delegados bolcheviques y mencheviques que asistían a la Conferencia de los
Sóviets de diputados obreros y soldados de toda Rusia. Las medidas propuestas
por Lenin incluían la no-cooperación con el Gobierno provisional burgués y con
la izquierda que lo sostenía, los mencheviques y los eserista; oposición a la
Gran Guerra europea librada por intereses burgueses; y la abolición de la
policía, ejército y burocracia estatal, que según él favorecían el dominio de
la burguesía rusa.
Muchos
de los argumentos presentados por Lenin en su Tesis iban directamente dirigidos
tanto a los bolcheviques como también al grueso de la población. Tras la
revolución de febrero de 1917, algunos líderes bolcheviques que regresaron del
exilio, como Iósif Stalin y Lev Kámenev, defendían una línea mucho más
moderada, como que la participación de Rusia en la guerra podía estar
justificada y que se debía cooperar con los liberales. Sin embargo, los argumentos
de Lenin reflejaban los pensamientos de los líderes bolcheviques que habían
participado en los acontecimientos de febrero, como Alexander
Shliápnikov.
Lenin
tuvo éxito en persuadir a los bolcheviques con los argumentos presentados en su
tesis y puso los fundamentos ideológicos de la actuación de los bolcheviques
tras su ascenso al poder durante la Revolución de Octubre. Lenin llegaba para
poner orden en sus filas y hacer la revolución. A finales de abril los
postulados de Lenin triunfaron en la Conferencia del Partido Bolchevique de
toda Rusia, adoptándose como línea oficial del partido. La solución de Lenin
fue magníficamente acuñada cuando lanzó la famosa proclama “Todo el poder a los
soviets”. La conferencia generó un nuevo comité central que instauró a Lenin
como líder y entre sus colaboradores a Stalin. En menos de un mes había
convertido al bolchevique en un partido dinámico y con una clara intención de
tomar el poder. En mayo 1917 llegó Leon Trotski quien se adhirió a la
Tesis de Abril y al final se unió a las filas del Partido Bolchevique.
En
julio 1917 se desató el caos que comenzó con una serie de violentas huelgas
azuzadas por los bolcheviques de base y la fracasada ofensiva rusa en la Primera
Guerra Mundial en Galitzia ideada por el ahora ministro de Guerra,
Kerenski, hizo cundir el desánimo en unos soldados ya de por sí muy pocos
dispuestos a luchar, y aquello encendió la mecha. Varios regimientos militares
de Petrogrado se amotinaron y estaban furiosos contra Kerenski a quien responsabilizaban
de la catástrofe de Galitzia y reclamaban el fin de las hostilidades. Los
hechos evolucionaron en diversas direcciones pero el gobierno resentido fue
sustituido el 21 de julio por un nuevo gabinete presidido por Kerenski y una
mayoría de ministros de izquierda. Estos hechos se conocen con el nombre de Jornadas
de Julio. El nuevo gobierno culpó a los de Lenin de haber instigado la
revuelta de julio y el partido bolchevique volvía a verse inmerso en la
clandestinidad.
El
nuevo gobierno de izquierdas liderado por Kerenski anunció su intención de no
demorar más la formación de una Asamblea Constituyente y asignó
la fecha del 12 de noviembre para la celebración de las elecciones a dicha
asamblea. Para intentar llegar a un acuerdo entre derecha e izquierda, Kerenski
organizó previamente una Conferencia de Estado en el Teatro Bolshoi de Moscú y
allí se vieron reflejadas las aspiraciones de la derecha en la oratoria del
general Lavr Kornílov, jefe del estado mayor, héroe de la guerra
y decidido partidario de la eliminación de los soviets. En cuanto al frente de
la guerra no hubo diferencia con los gobiernos anteriores.
El
enfrentamiento entre ambos aspirantes a Napoleón -Kerenski y Kornílov- era de
esperarse y el 27 de agosto, Kerenski lanzó públicamente contra Kornílov la
acusación de traición exhibiendo supuestas pruebas e inmediatamente se promulgó
un decreto por el que Kornílov quedaba relegado de todos sus cargos. Los
ministros ya habían dimitido y Kerenski quedaba solo en el poder. Cuando
Kornílov se enteró dió la orden de avanzar a sus tropas acampadas a pocos
kilómetros de Petrogrado. Esto conllevó cambios decisivos que facilitaron la
segunda revolución de los bolcheviques.
Los
líderes bolcheviques fueron liberados dado que la auténtica fuerza armada de la
izquierda residía en los bolcheviques y solicitaron su rehabilitación. Los
comités de soldado y obreros y la Guardia Roja se entregaron a una vertiginosa
labor creativa y organizativa bajo la batuta bolchevique, la ciudad se preparó
para resistir un largo asedio uniéndoseles los ferroviarios, los telegrafistas
y también muchos de los cosacos de Kornílov se unieron al bando gubernamental.
La tentativa de Kornílov se desinfló antes de llegar a Petrogrado. La ciudad se
había salvado. Los bolcheviques se habían redimido y convertidos en héroes. No
era prudente devolverlos a la ilegalidad eran un poder en las calles. A
principios de septiembre contaban con la mayoría de los soviets, incluidos
Moscú y Petrogrado, éste último comandado por Trotski.
Con
fecha 13 de septiembre, Lenin instó a la ejecutiva del partido a iniciar los
preparativos para la toma del poder y dijo “la Historia no nos perdonará si no
asumimos el poder ahora”. Lenin envió sucesivas cartas instando a una reunión
del Comité Central para ratificar definitivamente la puesta en marcha de la
insurrección que fue proyectada para el día 17 de octubre pero Lenin, haciendo
uso de sus poco ortodoxas artimañas, logró adelantar la reunión al 10 de
octubre. La votación fue favorable a la insurrección y Trotski consideraba
mejor hacerla coincidir con el II Congreso de los soviets de toda Rusia el 26
de octubre para no parecer impulsada por un único partido. Finalmente la
insurrección se programó para el 25 de octubre.
El
principal escollo era impulsar el levantamiento en nombre del partido
bolchevique pues podría encontrar oposición de muchos soldados y obreros,
quedando condenada a sufrir un tremendo fracaso o una especie de guerra civil
que retrasaría la toma inmediata del poder. Entre las reuniones de los soviets,
en la del 9 de octubre, los mencheviques propusieron la formación de un Comité
de Defensa Revolucionaria a fin de proteger y preservar militar y
organizativamente la capital, esto fue, posteriormente, adoptado e impulsado
por los bolcheviques transformándose en un Comité Militar Revolucionario
(CMR) que, dependiente del soviet, adquiría el estatus de máxima autoridad
militar con plenos poderes dimanantes del soviet. Su dirección estaba
constituida por dos eserista y tres bolcheviques. Teóricamente supeditado al
soviet, pero dependiente del buro bolchevique. El CMR dedicó un amplio esfuerzo
en convencer a soldados y marineros de que debían levantarse contra el
gobierno. El 21 de octubre, los soldados reconocieron al CMR como suprema
autoridad de la guarnición, haciendo caso omiso de sus oficiales.
La
noche del 23 al 24 de octubre, después de recibir las alarmantes noticias del
mando militar, el ejecutivo de Kerenski proclamó el estado de sitio de
Petrogrado, trasladando tropas desde el frente, a las que dio la orden de
custodiar el Palacio de Invierno y los puntos emblemáticos de la
capital. La noche del 24 al 25 de octubre (CJ) hacia las dos de la madrugada,
los soldados del Acorazado Aurora recibieron la orden del CMR de
tomar los puestos del Neva en nombre del soviet y de la revolución y las
patrullas de soldados y obreros tomaron por sorpresa las áreas vitales de
Petrogrado. Fue una implantación tranquila, no hubo sangre. Petrogrado era
virtualmente de los bolcheviques, solo quedaba fuera el Palacio de Invierno.
Aquel 25 de octubre de 1917 el buró político bolchevique dió vía libre a
Trotski para que, como presidente del soviet y responsable del CMR, diera la
orden de asaltar el Palacio de Invierno.
Hacia
las seis y media de la tarde, los cruceros Aurora y Amur levaron anclas en
dirección al Palacio de Invierno con la siguiente proclama: “Gobierno y tropas
deben capitular. Este ultimátum expira a las siete y diez, tras lo cual se
abrirá fuego inmediatamente”. Las tropas prometidas por Kerenski no llegaban y
desde el exterior comenzaron a ametrallar el edificio. Al mediodía del 26 de
octubre, Vladimir Ovseenko, responsable del asalto al Palacio de Invierno,
entró y anunció solemnemente ante los resignados ministros que “en nombre del
Comité Revolucionario Militar, los pongo a todos bajo arresto”.
La
Revolución de Octubre, también conocida como Revolución
bolchevique y como Gran Revolución Socialista de Octubre fue la segunda fase de
la Revolución rusa de 1917, tras la Revolución de Febrero. La fecha 25 de
octubre de 1917 corresponde al calendario juliano vigente en la Rusia zarista,
después abolido por el nuevo Gobierno bolchevique. En el resto del mundo
occidental, bajo el calendario gregoriano, los sucesos se iniciaron el día 7 de
noviembre de 1917.
El
II Congreso de los Soviets de toda Rusia se celebró en la fecha prevista, 25 al
27 de octubre (CJ), Trotski se presentó ante ellos diciendo que “en nombre del
Comité Revolucionario Militar, anuncio que el gobierno provisional ya no
existe”. Los mencheviques y eseristas abandonaron y el congreso ahora
unánimemente bolchevique, proclamó la legitimidad del golpe de estado y acordó
un nuevo comité ejecutivo del soviet, íntegramente representado por
bolcheviques. El día 29 los guardias rojos recuperaban el control de los
centros vitales y el 2 de noviembre las fuerzas bolcheviques tomaron el Kremlin
por asalto. La Revolución de Octubre puso fin al periodo del Gobierno
provisional y dio paso a uno nuevo bolchevique, el Sovnarkom (Soviet
de Comisarios del Pueblo) hasta la celebración de la Asamblea Constituyente,
prevista para noviembre.
Una
asamblea repetida veces reclamada por los bolcheviques que ahora se les
antojaba irritantemente molesta. Lenin consideraba que, en el momento actual,
la creación en Rusia de una asamblea de corte burgués supondría una dramática
reversión de la Historia. La democracia burguesa habría de ser rebasada por la Dictadura
del Proletariado, una etapa de tránsito hacia el Comunismo.
Una asamblea burguesa cercenaría la libertad del Sovnarkom, dentro del cual
pronto tomaron esencial relevancia dos de las personalidades más activas del
nuevo régimen: Stalin y Trotski. Hubo algunos enfrentamientos con los
funcionarios públicos pero los miembros del Sovnarkom y del partido se hicieron
con el Banco de Rusia y los ministerios tal y como lo habían hecho con el
gobierno, ocupándolos y arrestando a los funcionarios insumisos.
Poco
después de las elecciones a la Asamblea Constituyente, el 25 de noviembre 1917,
en las que el Partido Democrático Constitucional (KDT) había obtenido muy
buenos resultados en Petrogrado y Moscú, los bolcheviques trataron de detener a
algunos de sus dirigentes más destacados y se destruyeron sus oficinas en la
capital. El 28 de noviembre (CJ), el Gobierno ordenó la detención de algunos
destacados kadetes, tachados de «enemigos de pueblo» y el partido fue
prohibido.
El
6 de diciembre (CJ), el Gobierno y el propio Lenin encargaron a Feliks
Dzerzhinski la redacción de propuestas para luchar contra los «saboteadores y
contrarrevolucionarios». Al día siguiente, el Gobierno aprobó sus propuestas y
creó la Comisión Panrusa Extraordinaria para combatir la Contrarrevolución y el
Sabotaje (CH-K: la Cheka), el principal instrumento del terror político y
germen de la futura policía política. La sede de la Cheka, que subsistió hasta
1991 cuando se desintegró la URSS, era en la calle Lubianka, número 22 de
Moscú, una tenebrosa dirección que ha pasado a la historia como sinónimo de
desapariciones, torturas y horrores. La Cheka asumió las atribuciones del
Comité Militar Revolucionario (CMR).
La
oposición inicial al nuevo Gobierno, sin embargo, estaba desorganizada, y no
contó con el respaldo de las masas, que al comienzo apoyaron al Gobierno de
Lenin. Aplastados los diversos organismos creados para oponerse al Gobierno
bolchevique y derrotados los intentos de contrarrevolución, sus adversarios
depositaron sus esperanzas en la Asamblea Constituyente Rusa, que
debía permitirles expulsar del poder a los bolcheviques. Estos, que habían
defendido repetidamente su reunión y denunciado los sucesivos retrasos
aprobados por el anterior Gobierno provisional, rechazaban ceder el
poder. Tras una única sesión, desde las 4 de la tarde del 5 de enero
hasta las 4 de la mañana del 6 de enero (CJ) de 1918 fue convocada y disuelta
por el Gobierno bolchevique, es decir, el Consejo de Comisarios del Pueblo o
Sovnarkom. Esta acción gubernamental llevó a la oposición a plantearse el
abandono de los métodos legales de resistencia al Gobierno bolchevique y
precipitó los primeros enfrentamientos de la Guerra Civil.
La
Guerra Civil Rusa fue un conflicto armado múltiple que tuvo lugar
entre 1917 y 1923 en el territorio del disuelto Imperio ruso, entre el nuevo
gobierno bolchevique y su Ejército Rojo, en el poder desde la Revolución de
Octubre de 1917, y del otro lado los militares del ex ejército zarista,
agrupados en el denominado Movimiento Blanco, compuesto por conservadores y
liberales, favorables a la monarquía y relacionados estrechamente a la Iglesia
ortodoxa rusa, así como los socialistas democráticos: los socialistas
revolucionarios y los mencheviques contrarios a la revolución bolchevique.
Todos
los bandos tuvieron aliados temporales, el Ejército Rojo a menudo
con izquierdistas y grupos revolucionarios, y las fuerzas del Ejército
Blanco con muchos ejércitos extranjeros (los Estados Unidos, Japón,
Francia y el Imperio británico principalmente), apoyo denominado «Intervención
Aliada en Rusia». Otros nacionalistas y grupos políticos regionales también
participaron en la guerra, incluidos los nacionalistas ucranianos del Ejército
Verde, los anarquistas ucranianos del Ejército Negro y las Guardias Negras, y
señores de la guerra o «atamanes». Atamán en el Imperio ruso era el título oficial
de los comandantes supremos de los ejércitos cosacos.
Los
enfrentamientos más intensos tuvieron lugar desde 1918 hasta 1920, pero la
resistencia continuó en algunas zonas del país hasta 1922: podemos citar el
levantamiento de Kronstadt, los majnovistas, la rebelión de Tambov y la
resistencia final del Movimiento Blanco en el este. Las grandes operaciones
militares terminaron el 22 de octubre de 1922, cuando el Ejército Rojo ocupó
Vladivostok, ocupado anteriormente por el Gobierno Provisional de Primorie. El
último enclave de las fuerzas blancas fue el distrito Ayano-Mayski, en la costa
del Pacífico, que no capituló hasta el 17 de junio de 1923. Los historiadores
soviéticos tradicionalmente no aplican el calificativo «rusa» y utilizan la
expresión «guerra civil e intervención militar de 1917-1922», e incluyen tanto
la guerra polaco-soviética, las rebeliones nacionalistas en la República
Popular Ucraniana, así como la resistencia de los Basmachí y la intervención en
Asia Central.
La
revolución rusa fue un acontecimiento de gran valor histórico, un acto que estremeció
al conjunto de la sociedad del siglo XX y que nos deja cierta enseñanza útil
para la situacion política que se vive en Venezuela en el siglo XXI. El primer
elemento que nos deja planteado es la confirmación de la necesidad de un
sistema político, económico y social como doctrina y guía para la acción.
La
segunda enseñanza es el papel protagónico de las masas en el proceso de
transformación a realizar, no es producto de un mesías, ni de los políticos
sino la obra que es necesario realizar por todos los venezolanos, dentro y
fuera del país, en la preparación, desarrollo y desenlace a un gobierno de
transición y posteriormente en la edificación de la nueva sociedad.
Una
tercera experiencia, que no acaban de entender algunos, es la indispensabilidad
de la utilización de la ayuda internacional armada para derrocar al usurpador y
las clases dominantes y reconquistar la democracia y la
libertad.
En una apretada sintesis Gustavo, con erudicion y lujo de detalles, nos introduce en uno de los procesos mas importantes y significativos del tumultuoso y sangriento Siglo XX, cuyas consecuencias continúan permeando el siglo XXI en diferentes latitudes y bajo diversos signos ideológicos. Para los interesados en este proceso esta trilogía es un introito para profundizar mas en el mismo. Destaco la asepsia de Gustavo al no tomar posición sino a narrar objetivamente este tormentoso episodio de la aventura humana. Tal vez la disciplina y dedicación de Gustavo le lleve a aclarar el viaje de Lenin desde la sosegada y siempre neutral Suiza a las caóticas calles de Petrogrado en un tren sellado protegido por la Alemania imperial; que pretendía Alemania enviando ese revolucionario radical a Rusia ? Quedan en el tintero el rol de personajes como Trotsky y Stalin, rivales a muerte hasta el descenlace con el asesinato de Trotsky, narrado magistralmente por Leonardo Padura, en El Hombre que Amaba los Perros y en prosa mas densa, por Jorge Semprun en La Segunda Muerte de Ramon Mercader. La guerra civil se novela en El Don Apacible, de Mijail Sholojov y en la famosa novela de Boris Pasternak, Dr Zhivago, las rupturas humanas que ocurren en las catástrofes sociales, donde los hombres son, como escribio el Maestro Gallegos, una brizna de paja en el viento. Gracias Gustavo por este trabajo.
ReplyDeleteDon Mario, amigo y compañero ucevista y extraordinario comentarista en nuestro blog, quiero agradecerte la oportunidad de comentar algunos detalles adicionales sin haber abusado de la paciencia de nuestros lectores, que no es mucha, en una síntesis de todo lo que fue la revolución rusa sin haber incluido más detalles de protagonistas como Stalin y Trotsky.
DeleteLa Revolución Rusa llegaría ocho meses después del viaje en tren de Zúrich a San Petersburgo de Lenin, como dijo el mismo “hay décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas”. Treinta y cuatro semanas después de ese viaje cambió el mundo.
Sin querer entrar en mucho detalle, el 9 de abril de 1917, el tren de sale de Zúrich en dirección a la frontera alemana y abordo iban Lenin y otros 31 revolucionarios cuyo destino era Rusia. El viaje tuvo algunas etapas pero antes de llegar a su destino, tenia un largo viaje a través de Europa en plena Primera Guerra Mundial. El partido Socialdemócrata suizo había logrado un acuerdo con el káiser Guillermo II para que Lenin y sus acompañantes pudieran atravesar Alemania. La bendición del káiser a ese viaje era un movimiento interesado, pues Alemania estaba empeñada que Rusia saliera de la guerra y Lenin era uno de los portavoces principales de los que querían cerrar esa participación y, el interés del káiser eran poder concentrar todo su esfuerzo en el frente occidental, pues desaparecer el oriental podría ser la vida para Alemania. Lógicamente la sintonía entre Lenin y el káiser era mínima.
Para no ser vistos como colaboracionistas, Lenin estableció una serie de condiciones y así nació la idea del “tren sellado”, no se darían nombres. Hubo paradas y reuniones secretas que tuvieron consecuencias profundas en la forma de pensar de Lenin pues cambió su estrategia de la revolución. Lo que si quedó claro, según algunos historiadores, es que después de ese viaje hubo una gran cantidad de financiación alemana a una escala que Lenin nunca pudo concebir. Si en algo coinciden todos es que Lenin nunca se preocupó del origen de sus fondos.
Gracias Don Mario por ser tan consecuente con tus apreciaciones sobre los articulos del blog y tus muy pertinentes comentarios. Anímate y envíanos más articulos.
ReplyDeleteDe: Alvaro Rotondaro Gómez
Para: Gustavo González Urdaneta
Querido Gustavo: el recuento histórico que haces es formidable, ya que resumes en esta trilogía, muchos libros dedicados al estudio de esa revolución; y definitivamente, tus conclusiones son inmejorables por la calidad de tus consejos al reflejar que si no aprendemos de esas enseñanzas, iremos irremediablemente a ese mismo final