A quince años del desastre del Katrina (Gustavo Gonzalez Urdaneta)
A quince años del
desastre del Katrina
Gustavo Gonzalez
Urdaneta
Miami 26 agosto
2020
Siempre había
tenido curiosidad de saber el porqué de los nombres de los huracanes. Con la
experiencia del Irma en 2017 pude informarme algo al respecto. El caso es que
sus nombres pueden ser de hombre o mujer y no se refieren a nadie en particular
pero hacen chistes de que predominan los nombres de mujer porque cuando pasan y
se van, se lo llevan todo, te dejan sin nada. La verdad es que están en una
lista y sólo hay una razón por la que son descartados. Es probable que la
decisión de adoptar también nombres de hombres en 1979 haya tenido que ver con
que, un año antes, los meteorólogos de Asia decidieron hacer eso con los
tifones (que son el equivalente de los huracanes pero en las costas de China y
otros países de ese continente). Hoy el nombre de un huracán depende de una
lista alfabética, que sigue un sistema que tiene previstos 126 nombres para
seis años. O sea, 21 para cada año. Uno por casi todas las letras, pues se
excluyen la Q, la U, la X, la Y y la Z porque por ellas comienzan pocos
nombres.
El sistema
determina además que cada seis años los nombres se repitan. Por eso, en
principio podría haber varios Irmas, varios Joses y varios Katias. Sin embargo,
cuando los huracanes son desastrosos, con varias víctimas mortales y regiones
devastadas, sus nombres salen de las listas. Tal fue la dimensión de los daños
económicos, materiales y personales dejados a lo largo de la costa del golfo, que
el nombre Katrina fue oficialmente retirado de la nómina por la Organización
Meteorológica Mundial (OMM) a petición del gobierno de Estados Unidos, de
manera que nunca volverá a ser usado para designar un huracán del Atlántico
norte. Katia fue el nombre elegido para reemplazarlo en la lista III de dicha
nómina, que se usaría por primera vez en 2011. Katrina ocurrió durante la esperada
temporada de huracanes, en agosto 2005.
La intensidad de
un huracán se mide en una escala que se conoce como Saffir-Simpson, por los
apellidos de los científicos que la desarrollaron. Esta escala establece cinco
niveles, según la velocidad del viento y el incremento del oleaje, conocido
como marejada ciclónica. Los niveles también contemplan los posibles daños que
causará el huracán a su paso.
El huracán
Katrina fue uno de los más destructivos y el que causó más víctimas mortales de
la temporada de huracanes y se trata del huracán que ha provocado más daños
económicos, así como uno de los cinco huracanes más mortíferos, de la historia
de Estados Unidos. Asimismo, el Katrina es el sexto más intenso de todos los
huracanes del Atlántico registrados. Unas 1,833 personas fallecieron debido al
propio huracán o las consiguientes inundaciones, convirtiéndose en el huracán
más mortífero en Estados Unidos desde el huracán San Felipe II, de 1928; la
cifra total de daños materiales se estimó en 108,000 millones de dólares (2005
USD), casi el cuádruple que la de los desperfectos causados por el huracán
Andrew en 1992. El segundo en orden de costos por daños materiales es el Irma
en 2017 con 101,000 millones de dólares (2017 USD).
El huracán
Katrina fue la duodécima tormenta tropical que se formó en la temporada de
huracanes de 2005 al sudeste del archipiélago de las Bahamas el 23 de agosto y
el sistema alcanzó el estatus de tormenta tropical en la mañana del 24 de
agosto, momento en el cual recibió el nombre de Katrina. Esta tormenta continuó
en dirección hacia Florida y el 27 de agosto la tormenta alcanzó la categoría 3
de la escala de huracanes de Saffir-Simpson, convirtiéndose en el tercer gran
huracán de la temporada. La tormenta se intensificó velozmente, pasando de
ser un huracán de categoría 3 a un huracán de categoría 5 en tan solo un día.
Este rápido recrudecimiento se debió al paso de la tormenta sobre las
"inusualmente calientes" aguas de la corriente de Lazo (este del
Golfo de México), que incrementaron la velocidad del viento. El Katrina mantuvo
su estatus de huracán en su paso por Luisiana y Misisipi, fue degradado a una
depresión tropical cerca de Clarksville (Tennessee), pero sus retazos pudieron
distinguirse por última vez al este de la región de los Grandes Lagos el 31 de
agosto, cuando fue finalmente absorbido por un frente frío. La tormenta
extratropical resultante se dirigió rápidamente hacia el noreste y afectó al
este de Canadá.
Hacia el 26 de
agosto, la posibilidad de que tuviera lugar una catástrofe sin precedentes ya
se tomaba en consideración. Muchos de los modelos informáticos desplazaron la
trayectoria potencial del Katrina 240 km hacia el oeste del saliente de
Florida, lo que ponía a Nueva Orleans justo en el centro de las distintas
probables trayectorias; la posibilidad de que el huracán afectase de forma
directa a la ciudad era entonces del 17 %, aunque el 28 de agosto dicho porcentaje
ya había aumentado hasta el 29 %. Este escenario suponía una eventual
catástrofe, puesto que algunas partes de Nueva Orleans y de su área
metropolitana están por debajo del nivel del mar. Desde que se dio la previsión
de que la marejada ciclónica causada por la tormenta alcanzaría los 8,5 metros,
los servicios de emergencia de Nueva Orleans temían que los diques que
protegían la ciudad cedieran y causaran importantes inundaciones.
El 29 de agosto,
el Katrina provocó 53 diferentes brechas en los diques de Nueva Orleans,
anegando el 80 % de la ciudad. Un informe de junio de 2007 realizado por la
Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles indicó que dos terceras partes de
las inundaciones tenían como causa los múltiples fallos de los muros de contención.
La tormenta también devastó las costas de Misisipi y Alabama, convirtiendo al
Katrina en el desastre natural más destructivo y que provocó mayores daños
económicos de la historia de Estados Unidos. En un principio el total de daños
causados por el Katrina fue estimado en unos 81,2 mil millones (2005 USD),
aunque finalmente la cifra terminaría sobrepasando los cien millardos y el
total de fallecidos (directos e indirectos) asciende a 1833, principalmente de
Luisiana y Misisipi, y la declaración federal de zona catastrófica se extendió
sobre 233 000 km² de los Estados Unidos, un área equivalente al Reino Unido.
Sus secuelas son probablemente la peor catástrofe o conjunto de catástrofes en
la historia de Estados Unidos, refiriéndose tanto al propio huracán como a la
inundación de Nueva Orleans. Incluso en 2010, todavía se acumulaban escombros
en algunas zonas costeras.
El Centro
Nacional de Huracanes (CNH) concluyó que lo más probable era que Nueva Orleans
hubiera experimentado vientos propios de un huracán de categoría 1 o 2 pero la
marejada ciclónica causada por el Katrina provocó 53 brechas en el sistema de
diques que protegía Nueva Orleans y las mayores brechas se produjeron en los
diques de los canales de 17th Street y London Avenue, así como en el Industrial
Canal, lo que dejó aproximadamente al 80 % de la ciudad inundada. El fallo de
los diques en Nueva Orleans provocó un importante número de muertes. El
Aeropuerto Internacional Louis Armstrong fue cerrado durante la tormenta pero
no se inundó, el 30 de agosto, se abrió para operaciones de rescate y de ayuda
humanitaria y los vuelos comerciales empezaron a operar de forma limitada a
partir del 13 de septiembre y regularmente desde principios de octubre. Como
consecuencia del paso del huracán, más de un millón de personas abandonaron la
costa del golfo y se vieron realojadas a lo largo de Estados Unidos, lo que dio
lugar a la mayor diáspora de la historia de dicho país.
En los trabajos
de reconstrucción de los diques de Nueva Orleans, pocas semanas después de la
catástrofe, los investigadores ya apuntaron que el colapso de los diques de la
ciudad se había debido a fallos de diseño estructurales y no únicamente a la
virulencia del temporal. En un informe de junio de 2007 realizado por la
Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles se analizaron distintos factores
que habían contribuido al colapso de los diques de Nueva Orleans. Se consideró
que el riesgo de vivir en la ciudad, que sobrepasaba los umbrales considerados
límites, no era adecuadamente conocido por sus habitantes; que el sistema de
protección frente a huracanes no había sido adecuadamente diseñado; que muchos
de los diques no contaban con la suficiente altura y que ninguna administración
se hizo cargo de los diques y su mantenimiento.
El fallo de las
protecciones de los diques de Nueva Orleans es considerado como el mayor
desastre de ingeniería civil de la historia de Estados Unidos y dio lugar a una
demanda contra el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, que
diseñó y construyó el sistema de diques. El Cuerpo de Ingenieros fue encontrado
responsable del fallo de los diques y de las inundaciones en enero de 2008,
pero al tratarse de una agencia federal no pudo ser declarada responsable
económica debido a la inmunidad establecida por la Flood Control Act de 1928.
Del mismo modo, se llevó a cabo una investigación sobre la actuación de los
gobiernos federal, estatal y local, lo que desembocó en la dimisión del
director de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA), y del
superintendente del Departamento de Policía de Nueva Orleans.
Las críticas a
la actuación del gobierno frente al huracán Katrina consistieron inicialmente
en la falta de liderazgo para aunar esfuerzos para luchar contra el huracán y
sus secuelas. Posteriormente, estas críticas se centraron en la tardía reacción
a la inundación de Nueva Orleans. La crisis política fue de tal calibre que se
acuñó una nueva palabra: Katrinagate, neologismo que llegó a ser uno de los
candidatos a "palabra del año 2005”. El presidente George W. Bush se
encontraba de vacaciones en Texas cuando el huracán Katrina afectó al sudeste
de Estados Unidos y no regresó a Washington D. C. hasta dos días después de que
el huracán tocara tierra, lo que le valió algunas críticas. En una declaración
suya tras la catástrofe, declaró que "nadie podría haber predicho el
desastre". Sin embargo, posteriormente, se filtró un vídeo que demostraba
que el presidente había sido advertido de que los diques de Nueva Orleans
podrían verse superados por la fuerza del Katrina.
George W. Bush admitió, en visita realizada el 29 de
agosto 2006 a la desolada Nueva Orleans, que su Gobierno no cumplió con su
responsabilidad en el desastre del huracán Katrina, que hacía un año devastó
esa ciudad. "Asumo la plena responsabilidad por la respuesta del Gobierno
federal", dijo Bush en una jornada cargada de emociones con el recuerdo de
las víctimas y afectados.
Junto a los
esfuerzos por la rehabilitación de las viviendas, el principal esfuerzo para la
recuperación de Nueva Orleans se centró en la reconstrucción de los diques, la
cual comenzó en 2006 y terminó en 2012. Este nuevo sistema de diques otorga una
protección que hace frente a tormentas del tipo "una cada cien años",
que fue el estándar autorizado por el Congreso. Sin embargo, diversas
autoridades de Nueva Orleans consideraban esta protección insuficiente, ya que
la ciudad ha hecho frente a varias tormentas más fuertes (de hecho el Katrina
es una tormenta del tipo "una de cada cuatrocientos años") y se ha
previsto que esto vaya en aumento a causa del cambio climático. Por otro lado,
cinco años después del desastre, se habían recuperado el 85 % de los empleos
que había antes del Katrina y el turismo había vuelto a convertirse en un pilar
de la economía de la zona.
Las campanas
sonarán de nuevo este mes de agosto en todo Nueva Orleans en conmemoración del decimoquinto
aniversario del momento en que se quebró el primer dique el 29 de agosto y
comenzaron cuatro días en los que el agua no dejó de entrar en la ciudad, hasta
inundarla en un 80%, causando la muerte de 1.400 de ellos sólo en la ciudad
sureña- y causó pérdidas por más de 81.000 millones de dólares, pero además
supuso un golpe muy severo a la proverbial confianza de los estadounidenses en
su propio país, y, sobre todo, en sus autoridades.
A raiz de la tragedia el gobierno de Holanda ofrecio asesoria a USA en la construccion de diques. Este la ignoro.
ReplyDeleteLa tragedia mostro las fisuras sociales de este pais; los refugiados en un Stadium vivieron noches de terror. Una residente de la zona, ya en un sitio seguro, pregunto porque los refugiados no se habian ido en sus carros. La pregunta muestra la crasa ignorancia de la realidad social.
Las previsiones de huracanes futuros son catastroficas. A los escepticos los invito a leer el numero de Scientific American Climate Change, Summer 2020. A pesar del escepticismo de la Administracion Trump sobre el Cambio Climatico y las acciones tomadas, como retirarse del Acuerdo de Paris, eliminar regulaciones impuestas por la Administracion Obama, poner en la EPA a un enemigo declarado de la misma, los militares si toman en serio el fenomeno y estan
dando pasos para enfrentar sequias, alzas en el nivel del mar, deshielo en el Oceano Artico y problemas sociales que amenazarian la seguridad nacional. Se infiere que el Cambio Climatico es irreversible y solo queda prepararse a vivir con el y tratar de reducir su impacto, si la sociedad se mueve rapidamente para reducir emisiones de gases con efecto invernadero, implementar tecnicas para extraer carbon de la atmosfera. En el actual discurso electoral no pareciera que este problema merezca atencion. Mas bien programas como el Green Deal, mejorable como cualquier proyecto, es considerado muestra de Socialismo Radical. Pensadores como Yuval Noah Harari considera que este problema es una amenaza existencial a la civilizacion actual. No
al Planeta; glosando al Eclesiates, "El Hombre pasa y la Tierra Permanece".