La Efervescencia Social (Gustavo González Urdaneta)

 La Efervescencia Social

Gustavo González Urdaneta

Miami 17 Julio 2021


La euforia se conjuga con un sentimiento de unión y cuando más de una persona experimenta lo mismo, este evento adquiere un significado social importante dentro de nuestras culturas. Efervescencia colectiva: lo que nos une como humanos y sociedad

 

El sociólogo Émile Durkheim nos habló de la influencia de lo colectivo sobre la conciencia individual, explicando la efervescencia social como un fenómeno donde las conciencias individuales se unen cobrando una mayor energía e intensidad, alejando al individuo de su propio ser, para ir con los demás, en pos de intereses comunes, tomando una fuerza que solo no tendría, movido por esos ideales que crean instituciones y modifican otras. Un claro ejemplo de esto son los procesos revolucionarios. 


La efervescencia social de Durkheim plantea que ciertas actividades grupales provocan un sentimiento de propósito, así como de emoción que hace que la individualidad se funda en la integración del grupo o sociedad.  La efervescencia colectiva fue pensada por Durkheim en un inicio para explicar su propia teoría de la religión: los distintos credos hacen uso de rituales grupales que le dan un sentido de pertenencia a sus integrantes y que incluso pueden alcanzar un clímax, conocido como éxtasis religioso.

A lo largo de su obra, Emile Durkheim hace diferentes usos del concepto de efervescencia social. De todas maneras, como rasgo común, podría decirse que lo asocia a procesos sociales en los que los individuos se encuentran reunidos, donde se produce un alto nivel de intensidad de la vida colectiva, generando una modificación en los lazos sociales. 

En determinadas obras, el autor utiliza el concepto para referirse a procesos sociales que generan un peligro para el orden social en tanto engendran comportamientos patológicos (suicidios, divorcios, etc.) y anomia. Por otro lado, la noción de efervescencia colectiva es utilizada para dar cuenta de situaciones que devienen en procesos de profundo cambio y transformación social, las cuales no necesariamente traen consecuencias que atentan contra el tejido social. 

Sin pretender analizar la profundidad de la obra de Durkheim el aporte que hace mediante el análisis acerca de la forma en la que se constituyen las representaciones colectivas, es fundamental para pensar los procesos de cambio social. Estos fenómenos de efervescencia colectiva poseen un carácter creativo, en tanto son capaces de generar un cuestionamiento de las normas sociales y al mismo tiempo, la creación de nuevas representaciones sociales. Por lo tanto, este tipo de procesos son claves a la hora de pensar las trasformaciones que se dan en la vida social y la necesidad de reflexionar acerca de la construcción, transformación y funcionamiento de las representaciones colectivas. Algo a tener presente en Venezuela.

La historia nos muestra toda una gran variedad de fenómenos de contagio, de desmoralización colectiva, de sobreexcitación mutua, de efervescencia sana. Muchos de ellos aluden a la noción de efervescencia como un estado que se caracteriza por su corta o larga duración, que en determinadas situaciones es capaz de modificar la normativa social y dar lugar al cambio. 

Con respecto a la idea de cambio, en la historia el concepto de efervescencia colectiva ha sido utilizado para explicar la propagación contagiosa de ideas de reforma democrática y rebelión en los antiguos países comunistas de Europa del Este. En esta misma línea, se asocia la rapidez de la caída de estos regímenes con una serie de manifestaciones masivas de carácter efervescente y a su vez, con la revivificación de antiguos símbolos colectivos. Al mismo tiempo, algunos autores retoman la idea de que en la Revolución Francesa, la efervescencia dio lugar a la transformación de una serie de elementos que eran considerados profanos en cuestiones sagradas, que terminaron sosteniendo y fortaleciendo a la sociedad revolucionaria. De esta manera, a pesar del sello abiertamente antirreligioso de la Revolución, las nociones de patria, libertad y razón pasaron a ser sagradas.

En estos casos los cambios no son sólo de matiz o de grado: el hombre se hace diferente. Las pasiones que lo agitan son de tal intensidad que sólo pueden satisfacerse mediante actos violentos, desmesurados: actos de heroísmo sobrehumano o de barbarie sanguinaria. En estos caso se posiciona a la efervescencia como un estado excepcional de exaltación en el que dominan las pasiones.

Otros autores aluden al carácter ambivalente de las acciones efervescentes. Lo sagrado puede estar asociado tanto a la idea de orden como a la falta de este; y a la expansión de sentimientos de amor y gratitud, como también de odio y muerte. Hay trabajos que hacen referencia al análisis de los simbolismos del Fascismo Alemán. Era evidencia de ello el fervor nacionalista que apuntaba a la palingenesia nacional; el estilo político repleto de simbolismos con banderas, uniformes y rituales colectivos; el culto de un líder supremo; la celebración pública de héroes y mitos; y la devoción fanática de los militantes. Amén de la autoidentificación del fascismo italiano como una “concepción religiosa”.


 Casos clásicos de climas de efervescencia social son la Marcha de la Sal (1930), la Primavera de Praga y el Mayo Francés en 1968, las protestas en Washington contra la guerra en Vietnam en el mismo año, la Huelga de Gdansk (1982), el Otoño de las Naciones (1989), la Revolución de Terciopelo (1989), y la Primavera Árabe (2010-2012).  El análisis de los movimientos sociales en América Latina, de las experiencias de movilización en las últimas décadas del siglo XX y en estas dos primeras décadas del siglo XXI, es especialmente relevante, porque se ha consolidado la especificidad de la acción colectiva: por un lado, la acción colectiva popular incorpora una fuerte dinámica de solidaridad grupal; por otro, la capacidad de movilización se ha demostrado en muy diversas ocasiones y ha llegado a provocar rupturas institucionales. Además, resulta pertinente, en América Latina, la hipótesis sobre una posible «normalización de la protesta», la aceptación de algunos modos de acción y diversificación de los grupos sociales que participan en ella, fenómeno ya observado en los repertorios de acción colectiva de Europa y Estados Unidos.

Mediante la utilización del análisis bibliográfico, se sintetiza la influencia de tres grandes factores que han sido relevantes para la construcción de la estructura social contemporánea, estos son (i) el trauma, el miedo y las memorias colectivas de un pasado autoritario y de alta conflictividad social, (ii) el paradigma de gobernabilidad puesto en práctica por los gobiernos encargados de las reconstrucciones democráticas de la región y, finalmente (iii) el impacto de la modernización neoliberal. Estos y otros factores se han desenvuelto y han derivado en explosiones y efervescencia social en ciertos momentos, o bien, en desactivación o períodos de subsidencia o invisibilización ciudadana en otros.   

Volviendo a las cuestiones consideradas positivas de la efervescencia social, los individuos se reúnen y su acercamiento genera una electricidad que los lleva a elevados niveles de exaltación en los que se desencadenan pasiones y dada la intensidad que toman los intercambios y las actividades sociales, la integración social se ve reforzada. En los momentos de efervescencia de este género, se han constituido en todo tiempo grandes ideales en los cuales descansan las civilizaciones. Los periodos creadores e innovadores son precisamente aquellos que, bajo la influencia de circunstancias diversas, los cambios de ideas son más activos y esto, a su vez, genera entre los participantes un sentimiento de obligación moral y una energía de tipo emocional que se identifica con lo que Durkheim llama Fuerza Moral. Algo que hemos perdido.

Si bien es reconocido que en el marco de la efervescencia social se produce un aumento de la intensidad en el intercambio intelectual y sentimental, estos intercambios no son conceptuales sino que la acción como las representaciones son guiadas por sensaciones e imágenes y, por lo tanto, el sentimiento y la acción adquieren un papel mucho más preponderante que el plano intelectual. Parafraseando al abuelo de un amigo, hay momentos en que basta de retórica, hay que pasar a la acción. Lo fundamental es que los individuos estén reunidos, que se experimenten en común los sentimientos y que estos sentimientos encuentren expresión en actos comunes. 

Nadie escarmienta en cabeza ajena” es un refrán popular que significa que solamente somos capaces de aprender de nuestras propias experiencias y no de las de los demás. Los errores, las equivocaciones y las adversidades de otras personas pueden ser una fuente enorme de aprendizaje para nosotros mismos. 

Hay otro refrán que reza “El que no oye consejo no llega a viejo” que advierte, primero, que una persona sin humildad para considerar el consejo de alguien sensato está expuesta al fracaso de su objetivo, sea del alcance que sea. Segundo, enseña que es de sabios saber escuchar, y que eso garantiza el buen desarrollo de la vida. 

Sin embargo, muchas veces, obviamos toda esa cantidad de experiencia acumulada en los otros (nuestros padres y abuelos, amigos y hermanos, países vecinos) y preferimos no tomarla en cuenta. Por eso, acabamos cometiendo los mismos errores, tropezando con la misma piedra. A veces, pueslas experiencias ajenas no son suficientes para convencernos o desengañarnos de lo que debemos o no hacer. Y solo escarmentamos cuando vivimos en carne propia aquello que nos podíamos haber ahorrado.

Solo así es comprensible que, después de veinte años de engaños, burlas y humillaciones, continuemos con el error-mito de que la única solución es ir a unas elecciones, como pretenden, claras y transparentes pues nunca lo han sido, ni lo serán. Otro error-mito es apostar a la salida a través de negociaciones con unos bandidos corruptos y sinvergüenzas que han convertido al país en un Estado fallido. Añadan un tercer error-mito derivado de la negociación como ruta disponible para allanar el camino a una transición democrática. En estos tres errores tenemos ya un doctorado. Se ha transmitido al pueblo que está descartada la intervención extranjera, evidentemente se refieren a la militar pues el País no solo esta intervenido por todo tipo de países como Cuba, Irán, China y Rusia y por organizaciones guerrilleras y terroristas como la FARC y el ELN, Hezbollah y Hamas sino que la cifra diaria y anual de muertes supera a cualquier país en guerra. No hablemos de la ausencia de reales lideres que enfrenten los desafíos reales que se tienen y que sus propios partidos políticos ahogan la única efervescencia reciente de los estudiantes. Parece evidente concluir que no hemos estudiado en serio las representaciones colectivas (efervescencias sociales) como medio de transformacion social.

Claro que es importante reconocer los intereses de los diversos actores, que muchas veces no son coincidentes y en ocasiones suelen ser antagónicos, razón por la que no se deben ni sobre ni subestimar en ningún momento, ni muchos menos pensar que se deben manejar al antojo o por ocurrencias, nuestros intereses deben ser muy bien pensados, con mucha madurez, para volver a la libertad, paz social y recuperar nuestro sistema democrático. A ver si de una vez por todas escarmentamos y oímos consejos sin tener que esperar cuarenta años más como Cuba. Hay quienes dicen que empiezan a ver una lucecita al final del túnel, cosa difícil de compartir pues no son claros. Tal vez consideran, entre otras, la posibilidad de tener a EE. UU. como “negociador”. Dos personas viendo un 6 desde sus externos opuestos lo ven distinto, simplemente no han visto la vida desde el otro lado. Se necesita basar la estrategia y táctica en una comprensión lúcida de las realidades concretas, libre de autoengaños. Empecemos por dejar el populismo y la manipulación del lenguaje. Amanecerá y veremos. 


Como ya hemos citado, los fenómenos de efervescencia social poseen un carácter creativo, en tanto son capaces de generar un cuestionamiento de las normas sociales y al mismo tiempo, la creación de nuevas representaciones sociales. Por lo tanto, este tipo de procesos son claves a la hora de pensar las trasformaciones que se dan en la vida social.  Esto nos lleva a seguir en detalle la efervescencia actual en Cuba; el castrismo es la causa principal de nuestra situacion actual y las revueltas en proceso pudieran convertirse en la pieza detonante de nuestra recuperación a corto plazo, aparte de que la historia de Cuba es el ejemplo principal donde no hemos sabido usar los dichos “nadie escarmienta en cabeza ajena” y “el que no oye consejo no llega a viejo”.

“La mente es como un paracaídas, solo funciona si la mantenemos abierta” Alberto Einstein


Comments

  1. Antes de entrar a comentar el caso de la efervescencia cubana actual quisiera añadir un comentario sobre el error-mito en Venezuela de que esta desechada la incursión extranjera. Conversando con un amigo me recordaba que el derecho internacional admite el uso de la fuerza militar o de otro género no solo para la legítima defensa, sino ante situaciones de violencia interior que reclamen la acción policial de las organizaciones universales y regionales, salvaguardando el principio de orden público que nos lega la tragedia del Holocausto, a saber, el del respeto de la dignidad inalienable de la persona humana.

    La despedida del comunismo cubano ha sido demasiado larga y luego de 62 años, decir que los cubanos aman la revolución es de retardados. La dictadura cubana es diferente a otras en la región, funciona con un sistema preventivo que reprime selectivamente a partir de la inteligencia que le proporciona un control social masivo, que impone, a punta de pistola, una ideología inservible, incluso para sobrevivir como rehenes. Quizá estas protestas no sean el final, pero sí pueden ser la continuación de otras anteriores y convertirse en el principio del fin.

    En 1980 no había hambruna y unos diez mil cubanos pidieron asilo diplomático en la Embajada de Perú. El mayor caso de asilo en la historia del mundo. Luego más de cien mil cubanos salieron de la Isla en el éxodo de Mariel. Las protestas de 1994 en el Malecón, que controló el propio Fidel Castro, demandaban igualmente que se les dejara salir de Cuba y la solución fue la crisis de los balseros que permitió que miles escaparan de la Isla. El problema para el régimen es que ahora las protestas no exigen escapar, sino quedarse y por eso demandan libertad. Expulsar gente es un negocio redondo para dictadores, se quitan presión interna y si se les imponen sanciones millones emigrarán, dejarán de ser su problema y pasan a ser de otros. Lo que está ocurriendo en Cuba es un golpe a la política de chantaje migratorio cubana que también ha usado Venezuela.

    Del laberinto actual cubano, producto de un proceso ideológico fallido, asfixiante y descarnado, no se puede salir sin una reacción masiva y espontánea como la actual solo comparable con las acaecidas durante el gobierno de Gerardo Machado (1925–1933). Como venezolano le deseo al pueblo cubano que continúe avanzando en su odisea libertaria, aunque sea en soledad pero con suma dignidad. Ni siquiera han repicado las campanas de San Pedro para celebrar el levantamiento. Es posible que Cuba, culpable de nuestra crisis, sea quien al final nos ayude a salir de la misma.




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