Las relaciones entre hermanos y familiares (Gustavo González Urdaneta)

 Las relaciones entre hermanos y familiares

Gustavo González Urdaneta

Miami 9 febrero 2024

 

Si hay un tema difícil de abordar, aparte de la religión y la politica, son las relaciones familiares y creo que tal vez la razón es que ninguna familia es perfecta. Eso brinda al mismo tiempo, la posibilidad de solucionar cualquier tipo de problemas que puedan surgir entre ellos. No hay ninguna duda de la frecuencia con que ellos surgen y se acumulan, causando diferentes efectos, desde el simple estrés, problemas financieros y  hasta causales de divorcio. Los más comunes suelen ser peleas entre hermanos (infancia) y los menos son los que nacen entre adultos y los derivados por enfermedades mentales (ancianos). .

Entre ambos extremos estan los problemas entre adolescentes, las diferencia de opiniones y desacuerdos en la pareja, pérdida de la tranquilidad debido a conflictos entre padres, problemas de educación, pérdida de trabajo, drogas, adicción al juego, enfermedades físicas y un largo etcétera. La mayoría de los problemas de familia tienen solución, sin echar al olvido que los especialistas han intentado muchas formas de resolverlos sin éxito.

Como dice Tolstoi, "todas las familias dichosas se parecen, pero cada familia infeliz es desdichada a su manera". Si bien es frecuente que las familias se enfrenten a innumerables problemas que pueden acumularse, son también grandes oportunidades de crecimiento. A grandes rasgos, la relación entre hermanos puede ser fuente de seguridad mutua y de afecto bidireccional. Suele ser la primera relación de igual a igual que se tiene en esta vida, a través de la cual nos entrenamos para relacionarnos con otras personas en igualdad de condiciones.

Siempre he pensado que mis relaciones con mis Padres me formaron como hijo y me ayudaron a acumular multitud de experiencias que, más tarde, me sirvieron a entender la vida y tratar de actuar de acuerdo a mi percepción de la realidad y nunca copiar ni imitar la de ellos, no a ser mejor que ellos sino a ser Yo. Mis hijos tuvieron la mejor educación que podían recibir, nosotros tratando de ser modelos a seguir y estableciendo limites, la materna en todo lo que se refiere a los principios y valores para ser educados y buenos ciudadanos y la paterna, no tan estricta, estimularles la autoestima, a valorar la importancia de la formación profesional hasta nivel de postgrado, aprender a actuar en el mundo de los negocios con criterio propio y valorar las comunicaciones y las amistades. Ambos hijos nos dieron grandes satisfacciones y creemos haber contribuido a crear sus propias familias.

Los hermanos no solo son familia, sino también los primeros compañeros uno del otro. Si bien es completamente natural que las relaciones entre hermanos cambien con el tiempo (a veces incluso por horas), el vínculo entre ellos es una base importante de su bienestar emocional. Pueden aprender muchas cosas útiles para sus propias relaciones, incluido cómo superar los conflictos, cómo mostrar y dar apoyo, cómo mantener el respeto y cómo apreciar las diferencias. No existe relación comparable a la que se establece entre hermanos. A pesar de los momentos de tensión, incluso a pesar de esas batallas en las que parecen convertirse en enemigos irreconciliables, el vínculo que une a los hermanos es algo especial.

La Teoría del Apegoformulada a mediados del siglo XX, consiguió demostrar que las relaciones madre-hijo, en especial durante los primeros meses y años del bebé, tienen consecuencias notables tanto en su desarrollo como en el resto de su vida. La figura cuidadora es para el niño una referencia de seguridad que aporta tranquilidad y confianza para explorar el mundo. Y por otro lado, hay que considerar que el estilo de apego madre-hijo influye en la relación que los hermanos establecen entre sí. Recuerda que el primer apego puede marcar y definir el resto de las relaciones asentadas durante la vida, incluidas las relaciones entre hermanos.

Las referencias al vínculo de apego entre hermanos, aunque son todavía relativamente escasas, respaldan "la hipótesis de que existe vínculo de apego entre hermanos. El hermano mayor actúa como figura de apego subsidiaria y como tal, se constituye en una fuente de seguridad y una base segura desde la cual el hermano menor puede explorar el ambiente". Hay investigaciones que señalan que los vínculos de apego entre hermanos pueden "complementar los vínculos entre padres e hijos; pero también pueden compensar las deficiencias de los padres en casos de estrés o privación" e indican que el apoyo, el contacto y los sentimientos de cercanía entre hermanos se relacionan con salud en la edad adulta.

En mi caso personal éramos cuatro, dos varones y dos hembras, los varones éramos los mayores. La tercera, mi hermana mayor, fue nuestra mejor amiga en la infancia, jugaba con nosotros a  indios y vaqueros, a detectives, nos ayudaba a construir las casas club estilo Toby y Lulu, tomábamos el Té con sus muñecas, montábamos teatros de títeres para entretener a nuestros padres y familiares y un largo etcétera. Siempre fuimos muy unidos y así continuó cuando nació la hermana menor. Claro que hemos peleado, pero duran horas. Tal vez las diferencias, ya adultos, no son tan fáciles de resolver. Y es lógico, pues, aunque hayamos percibido realidades similares, hemos vivido en mundos diferentes.

Los celos y conflictos entre hermanos adultos, para la psicología, encuentran su explicación en el papel de los padres y su forma de gestionar la relación con sus hijos, que puede influir en el vínculo entre hermanos aunque sean adultos. Pero también hay otros factores que pueden entrar en juego, como la competencia por los recursos o envidia por el logro en sus respectivas vidas. Posibles causas del rencor entre hermanos ya adultos pueden ser también la gestión de una herencia, o cómo se decide afrontar una posible enfermedad del progenitor, o incluso el hecho de no compartir ciertas opciones de vida personal. Otro factor que puede entrar en juego es la edad. Según un estudio de la Universidad de Oxford, cuanto menor es la diferencia de edad, mayor es la probabilidad de tensiones entre hermanos y de competencia en sus interrelaciones familiares. Tener una gran diferencia de edad también es un factor que reduce las posibilidades de conflicto entre hermanos en la edad adulta. Las tensiones entre los hermanos del medio suelen ser más marcadas que las que se presenten entre los hermanos extremos.

No todas las relaciones cercanas implican vinculo de apego y no todos esos vínculos son relevantes. Lo que si tiene importancia es la manera como los hermanos conviven, se ayudan y se comunican. Por eso los padres deben conocer estrategias para gestionar, buscar soluciones y prevenir las inevitables peleas entre hermanos. O comprendiendo cómo lidiar con los celos entre hermanos, un conflicto completamente normal y natural.

Si hay algo en que tengo cierta experiencia aunque no éxito, es en la relaciones de parejas. Me casé tres veces y las tres, terminaron en divorcio. Sólo me arrepiento de los dos primeros pues la tercera reincidencia fue un error de tal tamaño que me tomó doce años conseguir el divorcio. Un calvario sobre el cual ya he escrito en otras oportunidades al referirme a los que a mi ex le dió por llamar matrimonio por conveniencia. El mejor aprendizaje los tuve de mis tres parejas de suegros, con quienes no tuve sino agradecimiento en vida por su trato hacia mi persona y, respeto y honra a sus memorias, una vez se despidieron de esta vida terrenal.

Si algo he aprendido en mis 80 años de vida, es que, en muchas familias, el dinero es una causa importante de los conflictos. No hay duda de que el dinero está presente en muchas de las decisiones que toma la familia, los conflictos por dinero también suelen ser frecuentes. Recuerdo que la querida madre de mis únicos hijos siempre me reclamaba mi poco interés y preocupación por ese tema y mi dedicación exclusiva a mi formación profesional, académica y laboral; me ponía como ejemplo el éxito de otros conocidos pues ella desconocía que se habían prestado a la corrupción. Por fortuna, mi primer y mejor maestro en ese particular fue mi honesto progenitor y después mi primer jefe profesional en Cadafe y profesor en la universidad, de igual ejemplo que mi padre.

Una consecuencia del mal manejo de este tema suele ser que quien gane más dinero en la pareja tiende a tener más poder en la relación. Es importante manejar la situación de tal forma que el dinero no sea una fuente de poder en las familias. El poder de decisión tiene que ser algo compartido, de lo contrario se incurre en relaciones desiguales que dan pie al abuso, el maltrato y otros tipos de violencia.

Uno de los problemas entre padres e hijos es sobre la carrera a estudiar, unos porque quieren coaccionarlos a seguir sus ejemplos, y los otros por su intento de no querer que limiten su libertad y su seguridad en general. No es nada aconsejable que un hijo evite confrontar a su padre sin evaluar el riesgo del posible impacto negativo en su futuro. Es igualmente importante que los padres respetan las decisiones de sus hijos y los apoyen incondicionalmente. Recuerdo la oportunidad en que mis dos hijos me consultaron sobre que carrera seguir y, a ambos les dije, en oportunidades diferentes, que tenía una recomendación y una prohibición. Mi rechazo natural era, que no se les ocurriera imitar a su padre, pues ninguno de los dos era afín a ningun tipo de ingeniería. Mi sugerencia era que pensaran en Administración de Empresas pues las habilidades que se adquieren en ella se necesitan y aplican a cualquier trabajo que les pueda gustar. Pero que tenían total libertad a elegir la que quisieran, igual que la tuve en mi momento. Igual les recomendé que hicieran ambos la maestría en esa área (MBA). Al final ambos así lo hicieron pero sin ninguna presión de su padre y siempre estuvieron muy agradecidos.

Hay un grupo familiar al cual también me quiero referir y al que suelo calificar con la expresión habitual "hermanos del alma", esos amigos a quienes considero como un hermano/hermana para mí. En general, a esto se le llama parentesco ficticio, pero es un término demasiado simple para quienes elegí como segunda familia. No son de sangre sino del alma. Me refiero a las personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.  Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, más otras apenas las vemos entre un paso y otro. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuándo no estamos bien, saben lo que nos hace feliz. A esos los llamo hermanos del alma.

Con ellos también discutimos por diversas razones: conflictos sobre necesidades, valores, deseos, aspectos profesionales y casi cualquier otra cosa. En cualquier relación cercana, estos conflictos son normales. Y cuando los conflictos tocan sentimientos como el miedo, el amor, la culpa, la decepción o lo que sea, fácilmente pueden explotar en gritos y culpas. Hay un sentimiento compartido, a veces más, con los hermanos del alma que con los de sangre y es la pérdida de un hijo. Ese dolor compartido es único y solo es posible entenderlo si ambos lo han vivido. Ningún padre está preparado para la muerte de un hijo. Se supone que los padres no viven más que sus hijos. Es importante recordar que el tamaño de su pérdida no lo determina la edad del hijo que perdió. La pérdida de un hijo es muy dolorosa en cualquier edad. Cuando fallece un hijo adulto, no solo se pierde a un hijo, sino a un amigo cercano, un enlace a sus nietos, y una fuente irremplazable de apoyo práctico y emocional.

No tengo ninguna duda de que cada pérdida que nos vemos obligados a afrontar a lo largo de nuestro ciclo vital es única y excepcional. Sabemos, por ejemplo, que nuestros padres nos dejarán algún día y que ese vacío será desolador, pero casi nadie está preparado y aún menos para asumir que la fatalidad, el lado oscuro del destino, se pueda llevar a un amigo con los que podemos poner palabras a las ideas más disparatadas de nuestra mente. Ello se debe simplemente a que muchas veces, ese amigo del alma es el único ser al que nos abrimos emocionalmente y con el cual, la realidad era mucho más intensa, enriquecedora y completa. El dolor de cualquier pérdida siempre será parte de nosotros, pero, con el tiempo, la mayoría halla una forma de avanzar y vuelven a sentir felicidad y a encontrar un significado en la vida.


''Un hermano es un amigo que nos da la naturaleza'', Baptiste Legouve

“El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día” Leon Battista Albert

Aún más raro que el amor verdadero, es la amistad verdadera” Jean de La Fontaine.

 

Comments

  1. Muy importante lo que escribes. Imposible no sentirse identificada con muchos de tus argumentos. Espero que puedas llegar a muchas personas que sin duda, necesitan tener el panorama completo de la importancia de las relaciones familiares.

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