Desobediencia Civil (Gustavo Gonzalez Urdaneta)
Desobediencia Civil
Gustavo Gonzalez Urdaneta
Mami 23 noviembre 2021
En el estudio de
la desobediencia civil se le ha confundido con el concepto del Derecho de Resistencia,
término éste que ha sido recogido y escrito en las Constituciones de los
Estados, fundamentalmente las hispanoamericanas, y muy especialmente las de
nuestro país (Art. 350 1999)
Artículo 350. El
pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la
independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación
o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o
menoscabe los derechos humanos.
La situación en
Venezuela parece desoladora y se percibe como si no hubiera nada que tú o yo
pudiésemos hacer pero, en realidad, lo que requiere es una presencia frecuente
de actitudes de rebeldía por parte de la sociedad civil ante el régimen legal
existente; lo que permite que los integrantes de la sociedad civil planteen sus
discrepancias y solicite y exija que se les escuche. Es nuestro
derecho, y obligación moral, protestar por situaciones políticas, económicas o
sociales injustas. Muchos de los derechos que damos por sentados surgieron como
resultado de la protesta: los derechos humanos, los derechos de las mujeres,
los derechos de los trabajadores. Lograr el cambio siempre ha sido difícil,
pero se puede lograr.
Es Henry David
Thoreau, que se ha hecho famoso por preguntar: “¿Debe el ciudadano, alguna vez,
por un momento, o en el menor grado, renunciar a su conciencia ante el legislador?
¿Por qué cada hombre tiene una conciencia entonces? Creo que debemos ser
hombres primero, y sujetos después”. Si la elección es la obediencia o la
conciencia, hago lo posible por elegir la conciencia.
Históricamente,
la desobediencia civil, la negativa a cumplir una ley o mandato de una
autoridad política, es muy común. A veces es silenciosa y en gran parte
imperceptible. Otras veces es bulliciosa y pública. Para que un acto sea de
desobediencia civil, debe ir acompañado de objeciones de principio o
filosóficas a una ley o mandato (para excluir actos como el simple robo, el
fraude y similares). La desobediencia civil ha tenido un desarrollo histórico
donde ha ido variando su contenido y modos de expresión, atendiendo a los
momentos históricos y conflictos en los cuales ha tenido presencia y vigencia.
La generalidad de los autores refiere la presencia histórica de Henry David
Thoreau, Mahatma Gandhi y Martin Luther King.
Henry D Thoreau (1817-1862) fue uno de los exponentes más notables de
la desobediencia civil en Norteamérica cuya teoría establecía que había que
actuar de acuerdo al imperativo de la propia conciencia, y si existían leyes
injustas debía no acatarse, trasgredirías de inmediato. La acepción de
desobediencia civil que Thoreau aportó a la historia fue la actitud
desobediente como actuación ética. Mohandas Karamchand Gandhi
(1869-1948) fue quien tomó de Thoreau la noción de desobediencia civil y le
imprimió sello propio, el cual era La Lucha no Violenta. La concepción
gandhiana de la desobediencia civil se sintetiza en la desobediencia civil en
el Estado constitucional democrático, un derecho inherente a todo ciudadano que
otorga un más completo y grande valor al adjetivo civil que a la desobediencia.
Martin Luther King (1929 -1968) consiguió en los dos anteriores
precursores las claves para organizar un movimiento de resistencia no-violenta
contra la discriminación racial.
La desobediencia
civil tiene un alto contenido político, que le permite expresarse en
enfrentamiento con el orden jurídico, no sólo en el aspecto legal, sino en el
de la conveniencia u oportunidad para la vigencia y aplicación de la norma. La
Constitución de 1999, contiene la figura de la democracia participativa, la
cual excede los marcos de la democracia representativa, Y le permite a la
sociedad civil conductas de contumacia que conseguirán en esta institución un
cauce para sus expresiones. La desobediencia civil constituye un derecho humano
irrenunciable e indeterminado, garantizado en su vigencia y efectividad por la
norma supraconstitucional de respeto a los derechos del hombre y del ciudadano,
que no requieren enunciación expresa.
La desobediencia
civil no es un predicamento exclusivo de nuestro tiempo, la historia nos indica
de gente común que, oprimida por la injusticia, tomó medidas para desafiar a
los que tenían el poder. Lograr el cambio siempre ha sido difícil, pero se
puede lograr, hay al menos unos 15 ejemplos documentados de desobediencia civil
que abarcan casi un siglo. https://rebellion.global/es/blog/2020/11/03/civil-disobedience-examples/
Si bien la
mayoría han sido luchas en protesta por derechos humanos, los derechos de las
mujeres, los derechos de los trabajadores, entre ellos cabe destacar la revolución
del pueblo de Sudán que, el 11 de abril 2019, realizó un levantamiento
civil prodemocrático y no violento en el que participaron miles de sudaneses
derrocó al más brutal de los dictadores, Omar al-Bashir. Una vez derrocado
Bashir, el Consejo Militar de Transición (TMC) tomó el mando y pronto quedó
claro que no estaba dispuesto a abandonar el poder.
Cientos de
personas fueron asesinadas y violadas, en un intento de romper la revolución
traumatizando a sus partidarios pero el pueblo no se rindió y los jóvenes se
reorganizaron, llamando a la desobediencia civil sostenida y a la resistencia no
violenta, afirmando que no se detendrían hasta que la autoridad fuera
transferida a una administración civil liberal. El 17 de julio, el TMC y los
manifestantes civiles, representados por las Fuerzas de la Libertad y el
Cambio, firmaron un acuerdo de reparto del poder. Sudán está
actualmente gobernado por el Consejo Soberano, un Ejecutivo transitorio creado
en agosto 2019 tras el derrocamiento de Al-Bashir y compuesto por cinco civiles
y cinco militares.
Otro de los
ejemplo, con impacto histórico, que es pertinente recordar es la Marcha de
la Sal por Mahatma Gandhi. En la India gobernada por los británicos, las
empresas británicas gozaban de privilegios de monopolio. En 1882, la Ley de la
Sal prohibió a los ciudadanos de la India recoger o vender sal, un alimento
básico de la dieta de cualquiera. El resentimiento contra la ley y el dominio
británico en general acabó provocando la famosa Marcha de la Sal de Mohandas
Gandhi en 1930. Enormes cantidades de ciudadanos siguieron a Gandhi en una
protesta pacífica durante 240 millas hasta el Mar Arábigo. Más de 55.000 fueron
arrestados incluyendo a Gandhi, pero la India finalmente obtuvo su
independencia en 1947. Fue un simple pero desafiante acto de desobediencia
civil por parte de gente con convicción y coraje, tomando una
posición contra una potencia mundial.
Hay igualmente
una corta lista de 11 ejemplos que algunos llaman “grandes momentos de
desobediencia civil”. No hay un orden particular que no sea cronológico, y ni
siquiera se puede afirmar que todos ellos están entre los “mejores” ejemplos de
la historia. Son, al menos, interesantes para la reflexión. Interesantes opinar
cuantos de ellos estarías dispuesto a apoyar. https://fundacionbases.org/los-11-actos-de-desobediencia-civil-mas-memorables-de-la-historia/
Uno que vale la
pena mencionar es la “Revolución del Canto” en Europa del Este. El
imperio de la Unión Soviética se desentrañó en el año crucial de 1989, pero
antes de ello, los ciudadanos de los Estados bálticos y de Rumania hicieron la
vida miserable a los señores comunistas. En Estonia, la “Revolución del Canto”
puso la desobediencia civil generalizada en la música. En Polonia, un floreciente
movimiento clandestino produjo mercados negros masivos hasta que el régimen
comunista declaró al país “ingobernable” y programó elecciones libres. Cuando
el dictador rumano Nicolae Ceauşescu envió tropas para arrestar a un pastor en
Timisoara, los feligreses desarmados anillaron la iglesia para defenderlo. Los
soldados se negaron a disparar contra ellos, y la Revolución Rumana se desató;
el dictador murió al mes.
Otro ejemplo
digno de recordar por su repercusión histórica es el de la Fiesta del Té de Boston.
Nadie hace fiestas de té como los colonos descontentos de Beantown. En 1773, el
parlamento británico confirió a la Compañía Británica de las Indias Orientales
un monopolio comercial en el comercio del té. Eso y la “fiscalidad sin
representación” provocaron que los Hijos de la Libertad organizaran la famosa
Fiesta del Té de Boston, un evento organizado por Samuel Adams y otros
patriotas norteamericanos. Al amparo de la noche, los colonos abordaron un
barco británico y arrojaron su cargamento de té al puerto de Boston. Tres años
más tarde, la desobediencia civil se convirtió en una Declaración de
Independencia y en una guerra abierta entre Gran Bretaña y sus colonias
norteamericanas.
La desobediencia
civil está unida con la problemática de la injusticia del derecho positivo,
frente a lo cual, la sociedad adopta una postura de negación; una expresión de
confrontación con un aspecto del orden legal, pero no implica el enfrentamiento
absoluto con el sistema político imperante, pues una conducta como esta última
hace presente al derecho de resistencia. La desobediencia civil es una disconformidad
con el orden jurídico vigente. Constituye un derecho humano irrenunciable e
indeterminado, garantizado en su vigencia y efectividad por la norma
supraconstitucional de respeto a los derechos del hombre y del ciudadano, que
no requieren enunciación expresa.
Los 30 derechos
y libertades contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH)
adoptada por la ONU incluyen el derecho a no ser sometido a tortura, el derecho
a la libertad de expresión, el derecho a la educación y el derecho a buscar
asilo. La Declaración incluye derechos civiles y políticos, como los derechos a
la vida, a la libertad y a la vida privada. También incluye derechos
económicos, sociales y culturales, como los derechos a la seguridad social, la
salud y a una vivienda adecuada. Aunque no es legalmente vinculante, la protección de
los derechos y libertades contenidos en la Declaración está incorporada en
numerosas constituciones y marcos jurídicos nacionales.
Venezuela se ha
convertido en un país donde la escasez y la hambruna sobrepasan la dignidad del
individuo, donde se han perdido los valores espirituales y morales y la gente
anhela lo que no tiene, y eso que no tiene se llama Libertad. Un país gobernado
por un régimen cuyos ciudadanos dependen del Estado, que perdió la
institucionalidad y donde se violan a diario los derechos humanos y donde la
mayoría vive una vida absurda. Un país en el cual se han excedido los límites
de la tolerancia y la dignidad humana y que debe tener el récord Guinness de
Elecciones en los últimos 20 años.
Díganme ustedes
si en las escasa seis líneas anteriores no tenemos suficientes motivos para
ejercer nuestros derechos a la desobediencia civil. ¡Por favor! Tenemos más
motivaciones que los ingleses de la fiesta del Té, comparables a los hindúes de
la marcha de la sal y bastante similares a los sudaneses que acabaron con su
dictador, para organizar la nuestra. ¿Qué más esperamos?
Y no me digan
que no creen en la desobediencia civil pues la consulta nacional de Venezuela
de 2017, también llamado plebiscito nacional, fue una consulta popular
convocada por la Asamblea Nacional la cual se celebró el 16 de julio y se
diferenció de procesos anteriores debido a que se trató de un acto de
desobediencia civil, en el contexto de la aplicación de los artículos 333 y 350
de la constitución venezolana, en el cual se desconoce al Consejo Nacional
Electoral y al Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, debido a lo que la
oposición consideró la «ruptura del hilo constitucional» generada por ambos
poderes, según las declaraciones de la Asamblea Nacional y del Ministerio
Público. Esa desobediencia civil fue un éxito no aprovechado por los políticos
del momento, el pueblo respondió incluso la diáspora.
Los actos de
desobediencia civil no tienen por qué ser extremos. Todos podemos ser
activistas. Pequeñas acciones pueden llevar a otras más grandes, y pueden
proporcionar inspiración a individuos que pueden estar inseguros de dónde y
cómo canalizar sus preocupaciones. Esto, a su vez, puede ayudar a establecer el
camino hacia una mayor comprensión y cambio global.
¿Qué nos hace
falta para reaccionar? O tal vez la pregunta es ¿Por qué no reaccionamos?
Seguro que hay más de una razón pero tal vez una de ellas es similar a la
respuesta a otra pregunta del 2017 ¿Por qué no bajan los cerros?
Creo que se
repite lo dicho en ese entonces, una cosa es la protesta ante el gobierno, y
otra la protesta anti-gobierno. En el pasado reciente, cuando la oposición
logró una incidencia importante en sectores populares, lo consiguió enfocando
su mensaje precisamente en aquellos reclamos que tienen eco en los barrios.
Pero tiende a perder terreno cuando se aleja de estos y se enfoca en demandas
de corte más político: cambio inmediato del gobierno, cese de la represión y
violencia del Estado, ausencia de representación política. No es que estos sean
temas que no importen en sectores populares. Todo lo contrario: precisamente
estas fueron las bases sobre las cuales Chávez en su discurso y, por un tiempo
en la práctica, logró el apoyo de estos sectores otrora marginados por las
elites políticas y sociales. Pero hoy, el foco en la condena hacia el Estado
por su represión de la oposición –sin duda correcto en principio– puede no importarles
pues la violencia y el abuso policial, la escasez, la hiperinflación y un gran
etcétera son pan de cada día en los sectores populares.
Por más grave
que sea la crisis, y considerando los aportes y sacrificios ya hechos por la
oposición real, las clases populares y la juventud, no van a seguir apostando a
un cambio de gobierno sin alguna señal más o menos concreta sobre lo que
vendría, y encima con gente al mando que por décadas han demostrado poca
voluntad de acercamiento y menos aún de comprensión de las exigencias de los
sectores populares y, otros, que se han beneficiado de su convivencia con el
gobierno. Aquí lo que subyace es la
desconfianza y la falta de unidad que inhiben la convicción, el coraje, el entusiasmo,
la cooperación, armonía y pasión para lograr un frente integrado a favor del
bienestar común.
Las encuestas hace
rato demostraban que la oposición contaba con una clara mayoría de
aproximadamente 80 % de apoyo contra un 15-20% del gobierno. Significa que a
pesar de la crisis, una parte de la población otrora simpatizante del chavismo
y hoy decepcionados con el gobierno, aun no se decidía a apoyar a la oposición.
Y ciertamente, con los resultados electorales del 21 de noviembre cabe preguntarles
si todavía creen en que el CNE es independiente, transparente e imparcial que
no van a acomodar cualquier resultado electoral a futuro.
Las
declaraciones del Departamento de Estado de EE UU respecto a las citadas
elecciones condenan la tiranía de Maduro por considerarlas fraudulentas pero
recomiendan seguir negociando para que entreguen el poder. Esa recomendación es
tan estúpida como obligar a la vacuna contra el Covid o prohibir el suicidio o
tan inteligente como la de abolir la ley de gravedad por haber patinado sobre
una concha de plátano. Según algunos amigos estamos atrapados en un juego
perverso que me recordaron las palabras de Churchill que fue el único que supo
medir el riesgo que entrañaba Hitler: "Sangre, sudor y lágrimas". Ustedes
dirán que nos toca hacer,
“Podrán
golpearme, romperme los huesos, matarme, tendrán mi cadáver, pero no mi
obediencia” Mahatma Gandhi
“No se requiere
una mayoría para prevalecer. . . sino más bien una minoría furiosa, incansable,
entusiasta para encender la libertad en la mente de los hombres” Samuel Adams
“La
desobediencia es el verdadero fundamento de la libertad. Los obedientes deben
ser esclavos.” Henry David Thoreau
Apreciado Gustavo muy interesante y bien hilvanada disertación. Lamentablemente la fuerza a la que debemos sobreponernos es la la del TERROR..!
ReplyDeleteLa masa tiene miedo porque en todos los intentos realizados la respuesta ha sido plomo inmisericorde contra las masas desarmadas...127 jóvenes asesinados en las calles de Caracas fue l última y desgraciada muestra de respuesta del régimen.
Lo mismo ha hecho Ortega en Nicaragua....la gente tiene mucho miedo..!!
Para: FACTOTUM IGNACIANOS
ReplyDeleteDe: Alvaro Rotondaro
Fecha: 29 noviembre 2021
Querido Gustavo: El resumen que has hecho del concepto de Desobediencia Civil, tanto desde el punto de vista ético-filosófico, como jurídico, es no sólo inobjetable, sino de una calidad científica inigualable y muy didáctica, razón por la cual no nos queda ninguna duda, que es la vía más recomendable, para liberarnos de estos crimínales que nos tienen secuestrados.
Alvaro Rotondaro Gomez
Durante mucho tiempo, y aún persiste, que muchos creen que la única alternativa viable es la electoral y, de hecho, debemos tener el récord Guinness de elecciones acompañadas con sucesivos periodos de entretenimientos en diálogos y negociaciones en las últimas dos décadas, sin ningun logro real en cuanto a la recuperación de la libertad. No obstante hemos demostrado convicción y coraje en múltiples ocasiones que no hace falta recordárselas. Tal vez nos ha faltado un poco de persistencia y resiliencia, que, junto con la convicción y el coraje, considero que son los pilares actuales de la desobediencia civil.
ReplyDeleteEn el 2017 el índice inflacionario habría sobrepasado el 500 % y para finales del mismo, en el país habían sido asesinadas 81,334 personas, sumando así 287,926 muertes violentas en el país en el gobierno de la revolución bolivariana. La hiperinflación actual es tal que 400,000 bolívares pueden parecer mucho dinero, pero para marzo 2021 era apenas el equivalente a USD $0,20. Con eso no puedes comprar ni un caramelo. Sin embargo, los venezolanos no tenian más alternativa que esperar en fila para retirar su dinero, aun cuando sea una suma de dinero que no sirva ni para comprar un caramelo.
La época de fin de año es un momento oportuno para la reflexión. ¿Qué hábitos dejas atrás y cuáles te llevas al nuevo año? Se ha dicho que la esperanza es lo último que se pierde. También que si hay reflexión hay esperanza. Pero hoy día parece que lo inmediato, lo urgente, se impone por doquier. Y es que al final poco espacio queda para el pensar meditado. Sin embargo, existe la opción de vencer el miedo, resistir y procurar hacer de la reflexión una sana costumbre, para evitar así la entrega con facilidad a toda suerte de vientos.
Para que un acto sea de desobediencia civil, debe ir acompañado de objeciones de principio o filosóficas a una ley o mandato que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos. Ya, hasta sabemos lo que debemos hacer, una lista de las miles de “violaciones” en que incurre el régimen a diario y hacer una protesta diaria con cada una de ellas como consignas. Solo estaremos reclamando lo que nos toca.
Decimos "vencer el miedo", porque los venezolanos ya hemos demostrado que, una vez vencido, hemos desafiado al poder. Ante la ilegalidad del sistema, el abuso, la humillación y pérdida de dignidad, anteponemos la legitimidad de la calle, de la lucha y de los derechos y las necesidades como ciudadanos ante un régimen que no se ha ocupado, ni lo hará, de su gente.
¡Por Dios! ¿Que circula por nuestras venas?
De acuerdo a Henry D Thoreau el “mejor gobierno es el que menos gobierna” y, si lo viéramos actuar en ese sentido cuanto antes y sistemáticamente, no habría necesidad de ejercer la desobediencia civil. Eso ocurriría bajo la premisa de que los hombres estén preparados para él y será el gobierno que todos tendrán. Según Thoreau el gobierno es, bajo óptimas condiciones, nada más que un recurso elegido por el pueblo para ejecutar su voluntad y cuanto mas oportuno cumpla sus responsabilidades, es cuando deja más en paz a los gobernados. Al final lo que se quiere es un gobierno ante el cual no haya necesidad de desobediencia civil y que las decisiones se tomen en base a la conciencia.
ReplyDeleteMientras al gobierno establecido no se le pueda resistir ni modificar sin contrariedad publica, es voluntad de Dios …que se obedezca al gobierno establecido y nada más pero cada hombre debe juzgar por si mismo y tomar en cuenta que cada pueblo debe hacer justicia a cualquier precio. Si se le ha arrebatado injustamente su tabla a un náufrago, debo devolvérsela aunque me ahogue. El pueblo tiene que cesar de ser sumisos esclavos así le cueste su existencia. Basta con que tengan a Dios de su parte, sin esperar a otros. Además, todo hombre que tenga más razón que sus vecinos ya constituye una mayoría de uno. No importa lo pequeño que parezca al comienzo: lo que se hace bien una vez, está hecho para siempre.
Un régimen como el venezolano que encarcela injustamente a cualquiera, que ha provocado la mayor diáspora de estos tiempos por diferentes razones, incluyendo los que se han visto obligados al exilio como perseguidos políticos, ha convertido el país en cárcel del resto de los ciudadanos que aún permanecen de acuerdo a sus principios y/o posibilidades economicas. En principio los ha convertido en sumisos esclavos en libertad condicional domiciliaria…si te portas bien! La única casa donde, bajo un Régimen tiránico esclavista, pueden habitar pero sin honor ni dignidad. Si una mayoría silenciosa es impotente ante una minoría gubernamental, entonces ni siquiera es mayoría; pero es irresistible si se opone con todo su peso. Si un millón no pagasen sus impuestos este año, la medida no sería ni violenta ni sangrienta, como lo seria si los pagan y le dan la posibilidad al régimen de que continue cometiendo actos de violencia y de que derrame sangre inocente. Esta, en efecto, es la definición de desobediencia civil y perfectamente posible.
¿Debemos conformarnos con la situacion actual y acatarla o debemos transgredirla de inmediato? Los ciudadanos ante un gobierno como el actual en Venezuela, piensan que deben esperar hasta que “otro” convenza a la mayoría opositora (votantes y abstencionistas) para modificarlo. Piensan que si desobedecen, el remedio sería peor que la enfermedad. Pero es el gobierno quien tiene la culpa de que el remedio sea peor que la enfermedad. El gobierno la empeora.
Si la injusticia forma parte de los problemas inherentes a la máquina de gobierno y requiere que usted sea el agente de desobediencia, entonces ¡Desobedezca la Ley! Que su ejemplo sirva de incentivo para que otros actúen y paren la máquina. Lo que debemos hacer es no prestarnos para fomentar el mal que condenamos. De otra forma dejamos de pisar terreno moral. No hemos nacido para ser obligados sino a respirar a nuestra propia manera. Si una planta no puede vivir de acuerdo a su naturaleza, muere; lo mismo sucede con el ser humano.