Normas, costumbres y curiosidades Británicas (II) (Gustavo Gonzalez Urdaneta)
Normas, costumbres y curiosidades Británicas (II)
Gustavo Gonzalez Urdaneta
Miami 24 julio 2022
La verdad no depende de la geografía. Lo que es verdad en Inglaterra es verdad también en Norteamérica, en Venezuela y en cualquier parte. En general, en cualquier pais, que no sea el nuestro, se puede llegar a sentir vergüenza y sentirse mal por ser un extranjero, y no sirve de nada pretender lo contrario. No hay salida. Un criminal puede mejorar y convertirse en un miembro decente de la sociedad. Un extranjero no puede mejorar. No hay salida para ello. Cuando viví en Inglaterra podía dármelas de británico pero nunca inglés. Ahora en USA me siento casi igual, soy ciudadano americano pero nunca seré "gringo". Añoro con volver a mi Venezuela.
En ese sentido es mejor reconciliarse uno mismo con la realidad. Así que es mejor resignarse a la dolorosa realidad. Hay algunos nobles ingleses que podrían perdonarte. Hay algunas almas magnánimas que se dan cuenta de que no es tu culpa, solo tu desgracia. Te tratarán con condescendencia, comprensión y simpatía. te invitarán a sus casas. Así como tienen perros falderos y otras mascotas, están bastante preparados para tener algunos extranjeros. En el caso inglés, que nos ocupa, hay algunas reglas y puedes imitarlos. Sólo puede haber un resultado en ese caso : si no logras imitarlos, te vuelves ridículo; si lo logras, te vuelves aún más ridículo.
George Mikes, el autor húngaro de How to be an Alien decía que hay algunas costumbres que diferencian a los ingleses del resto del mundo. En Inglaterra todo es al revés. Empezando, el volante del carro no está a la izquierda sino a la derecha. En el Continente hay un tema que se podría evitar, el clima; en Inglaterra, si no repites la frase "Hermoso día, ¿no es así? ( Lovely day, Isn’t it) por lo menos doscientas veces al día, se te considera un poco aburrido. En todas partes la gente usa un tenedor como si fuera una pala, en Inglaterra lo voltean y empujan todo, incluidos los guisantes, encima. En el continente, los gatos callejeros son juzgados individualmente por sus méritos, algunos son amados, otros solo respetados, en Inglaterra son adorados universalmente como en el antiguo Egipto.
En el continente, la gente tiene buena comida, en Inglaterra, la gente tiene buenos modales en la mesa. Generalmente los oradores públicos tratan de aprender a hablar con fluidez y suavemente, en Inglaterra toman un curso especial de tartamudeo en Oxford. En el continente, la gente culta suele citar a Aristóteles, Horacio, Montaigne y alardear de sus conocimientos, en Inglaterra sólo los ignorantes alardean de sus conocimientos, nadie cita a autores latinos y griegos en el curso de una conversación, a menos que nunca los haya leído.
La sociedad británica es conocida en todo el mundo por ser seria, formal y educada. A veces este estereotipo se lleva al extremo de considerarla fría y lejana. Sin embargo, como todo estereotipo cae en la exageración y en errores. El sentido del humor inglés es la clara muestra de que la sociedad británica es muy alegre y siempre está dispuesta a reír. Es posible reírse a carcajadas con el humor inglés, lo único que se necesita es conocer su estructura y el contexto en el que se emplea. Por eso, lo principal a tomar en cuenta al exponerse al humor inglés es no tomárselo en serio, todo es un chiste. Tampoco hay que tomárselo personal si se hace un comentario sobre nosotros. Lo mejor que uno puede hacer es sonreír y entender que el humor inglés se alimenta de los siguientes elementos: ironía, sarcasmo, impasibilidad, ingenio, burla, insinuación, auto crítica y humor negro.
Los continentales son sensibles y quisquillosos, los ingleses se lo toman todo con un exquisito sentido del humor, solo se ofenden si les dices que no tienen sentido del humor. La gente en el continente o te dice la verdad o te miente, en Inglaterra casi nunca mienten, pero no se les ocurriría decirte la verdad. Muchos continentales piensan que la vida es un juego, los ingleses piensan que el cricket es un juego. Los extranjeros tienen alma, los ingleses no. En el Continente encuentras cualquier cantidad de personas que suspiran profundamente sin motivo aparente, anhelan, sufren y miran al aire con una tristeza extrema. Los ingleses no tienen alma, se manifiestan siempre de forma que sea socialmente aceptable.
Cuando yo llegué a Inglaterra pensé que sabía inglés. Después de haber estado una hora me di cuenta de que no entendía una palabra. En la primera semana adquirí un conocimiento práctico tolerable del idioma y los siguientes tres años me convencieron poco a poco pero a fondo de que nunca lo sabría realmente, y mucho menos perfectamente. Esto es triste. Mi único consuelo es que nadie habla inglés a la perfección.
Les explico la razón. Recuerden que las quinientas palabras que el inglés promedio usa distan mucho de ser el vocabulario completo del lenguaje. Usted puede aprender otras quinientas y otras cinco mil y aún otras cinco mil y todavía puede encontrarse con otras cincuenta mil de las que nunca había oído hablar antes, y más nadie tampoco.
Si vives allí el tiempo suficiente encontrarás para tu mayor asombro que el adjetivo agradable (nice) no es el único adjetivo que posee el idioma, a pesar de que en los primeros tres años no necesité aprender ni usar ningún otro adjetivo. Puedes decir que el clima es agradable, el restaurante es agradable, el Sr. Savile es agradable, la ropa del Sr. Savile es agradable, que la pasaste bien y todo esto será muy agradable.
Entonces tienes que decidir sobre tu acento. Puedes mantener tu acento extranjero y está bien. La forma más fácil de dar la impresión de tener un buen acento o no tener ningún acento extranjero es mantener un pipa apagada en la boca, murmurar entre dientes y terminar todas las oraciones con la pregunta "¿No es así?" (Isn’t it?, con acento inglés). La gente no entenderá mucho, pero están acostumbrados a eso y obtendrán una excelente impresión. Finalmente, hay dos puntos importantes que recordar: Uno, que es mucho más fácil escribir en inglés que hablarlo porque uno puede escribir sin acento extranjero y, el otro, que en un bus o en otros lugares públicos es más aconsejable hablar un español suave que gritar con un inglés abominable.
De todas maneras esto del lenguaje no es nada fácil. El húngaro del librito decía que, después de pasar ocho años en ese país, un día una señora muy amable le dijo: “¿Pero por qué te quejas? Realmente hablas con un acento muy excelente sin el más mínimo inglés”. Mi hija Adriana cuando jugaba con sus amiguitas en la casa hablaban en inglés, pero apenas se les acercaba un invitado hispano cambiaban para español. Una vez le pregunté la razón y me dijo “Es que lo hablan horrible”. Ella tenía cuatro años y uno solo en Londres.
En Inglaterra es de mala educación ser inteligente, afirmar algo con confianza. Puede que tengas tu propia opinión de que dos y dos son cuatro, pero no debes decirlo de una manera segura de ti mismo, porque estas es un estado democrático y otros pueden tener una opinión diferente. Del mismo modo, la manera pomposa y ostentosa de hablar no está permitida en Inglaterra. El inglés es modesto y sencillo. Usa pocas palabras para expresar todo lo que siente. Un inglés que mira la misma vista tuya puede permanecer en silencio durante dos o tres horas y luego comenta: "Es bonito, ¿verdad (Is beautiful, Isn’t t)?
Es fácil ser grosero en el continente. Solo gritas y llamas a la gente por el nombre del personaje más abominable del zoológico o simplemente ¡Animal! En Inglaterra, la rudeza tiene una técnica bastante diferente. Si alguien cuenta una historia obviamente falsa, en el continente le dirían: "Usted es un mentiroso, señor, y bastante despreciable". En Inglaterra simplemente dicen "Oh, ¿es así? o "Es una historia bastante inusual, ¿no? El regateo es un hábito repulsivo; el compromiso es una de las virtudes humanas más elevadas; la diferencia entre las dos es que la primera se practica en el continente, la segunda en Gran Bretaña. Si quieres ser real y verdaderamente británico, debes convertirte en un “mosquita muerta”.
Como ejemplo nos contaba el húngaro que estando una vez en un Pub con un amigo cuando de repente estalló una bomba como a cien yardas de distancia, él estaba real y honestamente asustado y, después de unos segundos, no encontraba a su amigo hasta que miró a su alrededor y lo vio aplatanado en el suelo; cuando se dió cuenta de que no había pasado nada en el pub, se levantó un poco avergonzado, se sacudió el polvo y mirándolo con una sonrisa superior y sarcástica le dijo ¿Estabas tan asustado que no te pudiste mover?
Es importante que aprendas a disfrutar de las alegrías sencillas, porque eso es extremadamente inglés. Todos los ingleses juegan a los dardos y al cricket y muchos otros juegos. Los forasteros aburridos y pomposos son incapaces de entender por qué los ex ministros del gabinete se reúnen y cantan "Daisy, Daisy" en el coro; por qué los hombres de negocios serios juegan con locomotoras de juguete mientras sus hijos aprenden trigonometría en la sala contigua; por qué los jueces del Tribunal Superior coleccionan aves raras cuando las aves raras son raras y no pueden coleccionar muchas en ningún caso,
Tampoco pueden entender por qué la gente canta cuando está sola y, sin embargo, se sienta silenciosa y muda durante horas y horas en sus clubes, sin pronunciar una palabra durante meses en la compañía más distinguida, y paga veinte guineas al año por el privilegio. Si salen de paseo con un amigo, no dicen una palabra durante horas; si salen de paseo con su perro, no dejan de charlar con él.
Creen que el objetivo de la vida es pasar un buen rato, ir a lugares agradables y conocer gente agradable. Ahora bien, pasar un buen rato significa tomar dos tragos más al día de los que puedes aguantar; los lugares agradables son los vestíbulos de los grandes hoteles, los pequeños clubes íntimos, los clubes nocturnos y las casas privadas con radiogramolas más grandes y sin estanterías; gente amable son aquellas que dicen comentarios ingeniosos además de sus achaques.
Los clubes de caballeros surgieron en Londres en el S. XVII. Estos locales privados eran (y son) sitio de encuentro y reunión para la clase más acaudalada de la sociedad, un lugar donde conversar, jugar, apostar, beber e incluso quedarse a pasar la noche. No fue hasta el S. XIX cuando estos exclusivos clubes se hicieron especialmente famosos entre las economías más boyantes de la capital británica. Y es que desde su nacimiento hasta la actualidad, estos lujosos enclaves han visto pasar por sus salones a rostros relacionados con el mundo de la política, el arte, la ciencia, la literatura o incluso la monarquía.
Aunque los clubes privados pasan totalmente desapercibidos para el grueso de la sociedad, lo cierto es que, a día de hoy, todavía siguen existiendo. Y es que el hermetismo y la exclusividad siguen siendo las señas de identidad de unos locales que, a pesar de no vivir su máximo apogeo, siguen siendo lugares frecuentados por las altas esferas de la sociedad londinense.
En los viejos tiempos, el hombre que no tenía dinero no era considerado un caballero. En la era del Mayfair ilustrado esta actitud cambió. Un caballero podía tener dinero o podía vivir de sus amigos; el criterio de un caballero era que, por pobre que fuera, todavía se niega a hacer un trabajo útil.
Tienes que desarrollar tu encanto con el mayor cuidado. Ríete siempre de los chistes de todos, pero ten cuidado de contar un chiste a partir de una observación seria y profunda. Sé cortés de una manera burlona y despreocupada. Burlarse de todo lo que no es lo suficientemente inteligente para entender. Puedes coquetear con la esposa de cualquiera, pero respeta los lazos de amistad ilegítima, a menos que tengas una oportunidad realmente buena que sería una lástima perderla. No olvides que los pantalones bien planchados, las corbatas cuidadosamente anudadas y las camisas de seda son los mayores valores humanos. Nunca sobrio después de las 6:30 pm.
Los años que pasé en Londres con mi esposa e hija fueron de los más felices de mi vida y tuvimos la suerte de ir después en varias oportunidades y en los nueve años al frente de Eleval tuve que ir con mis colaboradores, una o dos veces por año, así que los recuerdos siguieron creciendo. Hay más pero suficiente por los momentos.
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