Coincidencia, casualidad y sincronicidad (Gustavo González Urdaneta)
Coincidencia,
casualidad y sincronicidad
Gustavo
González Urdaneta
Miami
30 junio 2024
Los seres humanos,
vivimos una infinita cantidad de eventos que muchas veces creemos que sólo son
casualidades o coincidencias, pero cuando nos compramos la idea de que es sólo
una casualidad, corremos el riesgo de perdernos de información valiosa y así
nos vamos a dormir con la mente bloqueada o incrédula luego de que en el
transcurso del día habernos encontrado con un símbolo de manera recurrente. El
punto aquí es que cada persona con la que nos solemos encontrarnos, cada imagen
que se nos presenta, cada frase y canción que leemos y escuchamos, cada lugar
que pisamos, cada evento que vivimos y cada sueño que experimentamos, tiene un
mensaje, una razón de ser, todo nos enseña algo
Si bien la casualidad estaría más
ligada al azar, la coincidencia lleva una serie de condicionantes que no
podemos quedarnos sentados esperando a que se dé “por azar” aquello que
deseamos. Hemos de mostrarnos proactivos, favorecer las circunstancias e
insistir. En cierta forma tener la oportunidad depende de nosotros y por lo
tanto exige preparar los elementos necesarios para que se dé esa coincidencia, encontrar
el entorno favorable.
Entre esos elementos, los
especialistas consideran enfocarnos en nuestro objetivo, conocer que nos lleva
a él, con quienes contamos y que recursos tenemos para ello, tener confianza y
trabajar para lograrlo. En general para lograr algo, la casualidad no existe, a
excepción del científico que ya estaba investigando, cuando se genera el hecho
llamado “serendípico”. Lo que pasa es que a veces descubre “cuando no lo
espera”, u obtiene un resultado “que no era el buscado”. Teniendo en cuenta
estos elementos y contando con nuestra persistencia en aquello en lo que
creemos, será más sencillo hacer de las coincidencias de nuestra vida, nuestros
éxitos.
La palabra sincronicidad es un
término elegido por el psicoanalista Carl Jung para referirse a dos hechos
vinculados de manera simultánea y de forma causal, por tanto, en esta
conversación podemos considerar una coincidencia temporal de dos o más sucesos
relacionados entre sí sin motivo aparente, pero con un contenido sumamente
significativo. La sincronicidad para la mente racional se llama “casualidad”,
sin embargo el destino tiene señales y hay que estar atentos para verlas. El
universo tiene una especie de orden, por eso es por lo que muchas veces las
cosas no son cuando se nos da la gana, porque en el camino hay mucho más, por
tanto, Fe es paciencia.
Cuenta la leyenda que, un día,
Sigmund Freud estaba reprobando a Jung por su interés en el espiritualismo
advirtiéndole contra el peligro de ser inundando por “la negra marea del fango
del ocultismo”. Jung experimentó entonces una sensación ardiente en el
diafragma y, en ese instante, los dos hombres oyeron un fuerte crujido que
provenía de la estantería de libros.
Jung sugirió que aquello era un
ejemplo de “exteriorización catalítica” y Freud lo tildó de “pura necedad”.
Entonces Jung “predijo” que ocurriría un segundo suceso y, efectivamente, se
oyó otro ruido, lo que desconcertó profundamente a Freud. Esta anécdota
protagonizada por aquellos dos grandes amigos y rivales muestra el interés que
fueron despertando las “casualidades significativas” en la obra de Jung hasta
concluir el concepto de sincronicidad que se diferencia de la casualidad y del
sincronismo, entendido este último como la mera simultaneidad de dos sucesos.
La sincronicidad, por su parte,
tendría “el sentido especial de una coincidencia temporal de dos o más sucesos
relacionados entre sí de manera no causal, cuyo contenido significativo sea
igual o similar”. Las sincronicidades ocurren cuando eventos se unen en
relación al estado interno de una persona. Todos tenemos un universo oculto y
vivimos proyectando, atrayendo a partir del sentimiento, es así como hacemos
uso de la capacidad que tenemos los humanos de abrir campos nuevos. Con
frecuencia nos pasa que nos equivocamos y terminamos envuelto en una serie de
eventos y luego de mucho tiempo nos damos cuenta de que ningún evento estuvo
aislado aunque en un inicio no nos hacía sentido nada de lo que ocurría.
Poner atención en las
sincronicidades es importante porque muchas veces las oportunidades pasan
frente a nuestra nariz y no estamos atentos, de pronto llega una ayuda
externa justo antes de tirar la toalla,
es como si la vida y el universo supieran que estás haciendo un esfuerzo final
y te dieran lo que estás necesitando para concretar con tu objetivo. Una de las
ideas para que la sincronicidad de resultados es que no seas desleal a ti, que
en los momentos de mayor necesidad seas fiel a los anhelos de tu corazón. La
invitación hoy es que, no te rindas , porque la sincronicidad aparece y tu
única tarea es mantenerte conectado con
todo lo que te rodea y abierto a todas las señales del camino.
Y aquí es donde entra Wolfgang
Pauli, eminente físico teórico, Premio Nobel de Física nominado por Einstein —y
paciente de Jung— que lleva el concepto de sincronicidad a un nuevo nivel.
Pauli introduce el valor del “significado” en la sincronicidad, proponiendo un
modo en el que el planteamiento objetivo de la física —conexión constante a
través del efecto o causalidad— se podría investigar con valores más
subjetivos: conexión a través de la contingencia, equivalencia o significado.
Como señala el físico inglés y
catedrático de la Queen’s University F. David Peat en su obra Sincronicidad:
Puente entre mente y materia “esta idea del significado es la clave vital
de la naturaleza de la sincronicidad, porque mientras los sucesos fortuitos
siempre pueden producir patrones a través de la pura casualidad, la esencia de
una sincronicidad es que un patrón determinado tiene un significado o valor
para la persona que lo experimenta”. La sincronicidad aspira, por tanto, a
descubrir cómo el significado puede desempeñar un papel en nuestro universo
físico. En este sentido, Jung y Pauli presentaron sus penetraciones o insight
de lo que creían que era un nuevo principio de la naturaleza y que
complementaría el planteamiento de la física.
Pauli creía que la sincronicidad
hacía posible iniciar un diálogo entre la física y la psicología de un modo tal
que lo subjetivo se introduciría en la física y lo objetivo en la psicología.
En lugar de buscar exclusivamente en la física o en la psicología la solución
de los secretos de la naturaleza, Pauli creía que se necesitaba un
planteamiento complementario en que los aspectos subjetivos y objetivos
revelarían características distintas del mismo fenómeno fundamental.
Estas ideas fueron completadas por
varios seguidores de Jung y Pauli como la intelectual Marie-Louise von Franz
que consideraba la sincronicidad como la manifestación de un principio mucho
más amplio de “ordenamiento acausal” que también se encuentra en la matemática
y en la teoría cuántica y que representa “actos de creación en el tiempo”, una
suerte de principio conector acausal en nuestro universo físico.
Para cerrar, les cuento que el
próximo 28 de julio coinciden dos eventos importantes en mi vida, se cumplirán
58 años de la graduación con mis compañeros en la escuela de ingeniería
eléctrica de la Universidad Central de Venezuela y se llevará a cabo la
eleccion presidencial en Venezuela que nos permitirá recuperar la democracia
perdida hace 25 anos. ¿Coincidencia, casualidad, sincronicidad o un
ordenamiento acausal?
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