La Dualidad Humana (Gustavo González Urdaneta)
La
Dualidad Humana
Gustavo
González Urdaneta
Miami
15 agosto 2024
Existen momentos en la existencia
de cualquier ser humano en los que la suerte cambia de un minuto a otro. Hay
veces que viene dada por una noticia que hace mella y pone nuestro mundo y nuestra
paz patas arriba, ya sea para bien o para mal. La dualidad de la vida viene
cuando somos capaces de entender que en el mismo minuto pueden pasar cosas
diferentes en la misma persona. Cuando estamos felices, nos cuesta pensar que
otro no lo pueda estar porque es un día maravilloso. Por el contrario, cuando
estamos tristes no podemos llegar a empatizar o entender la alegría de los
demás. Si algo tiene la vida es que es curiosa e interesante por naturaleza.
Cuando
la noticia o suceso que recibimos es positivo, al ser humano le inundan
sentimientos de alegría, de euforia acompañados con el convencimiento absoluto
de que no se puede ser más feliz. Sin embargo, cuando el suceso es negativo,
los sentimientos que se perciben son completamente opuestos, como si una ola les
hubiese pasado por encima. Con estos sentimientos negativos desaparecen las
ganas de hacer cosas y de manera extrema todo pierde sentido. Como gestionar estos momentos puede ser
complicado. Normalmente, se trata de aspectos puntuales, picos emocionales que
deben tener una duración determinada hasta llegar a estabilizarse.
Mi
más reciente motivación para tratar este tema vino de un mensaje de una amiga
muy querida que me contaba que su hija se encontraba en Bali y, contrastaba la
alegría que sentía en ese mismo momento cuando “estaban pasando tantas cosas
difíciles en su pais y en el mundo”. Para ella era algo fuera de lo común como entienden
e integran la dualidad en Bali. Pensaba que era natural sentir esa
contradicción pero se preguntaba ¿Cómo podía vivir algo tan maravilloso y al
mismo tiempo sentir tristeza? Consideraba que “navegamos la vida en una
continua dualidad y aceptarla es parte de aceptar nuestra humanidad”. Fueron esos
bellos comentarios los que me han llevado a este artículo.
Bali
también es bautizada como "La Isla de los Dioses“ por su gran devoción y
tradiciones religiosas que se han mantenido casi intactas hasta la actualidad.
Sin duda, una de las cosas que más sorprende al viajero al llegar a Bali es la
manera harmoniosa como conviven modernidad y tradición. Bali viene del
sánscrito, donde «Wali» significa «ofrenda o tributo». Cada día en Bali sus
pobladores hacen miles y miles de ofrendas a los Dioses, agradeciendo por la
isla y por todo lo que tienen, lo cual, transforma a la isla en sí misma como
la ofrenda final dedicada a los Dioses. A diferencia del resto de Indonesia
donde la religión predominante es el islam, más del 90% de los balineses son
hinduistas, aunque practican una forma muy particular de hinduismo conocido
como "hinduismo balinés" que mezcla la creencia en los dioses y
doctrinas hindúes al lado de creencias animistas y culto a santos ...
Dualidad
es un tema común entre las religiones. El concepto de dualidad, o la idea de
fuerzas o principios contrastantes o complementarios, aparece en diversas
religiones y sistemas de creencias de todo el mundo. Algunas religiones
enfatizan la necesidad de trascender o reconciliar los conceptos dualistas y
comprender la unidad o interconexión subyacente de todas las cosas, mientras
que otras pueden ver la dualidad como un aspecto inherente del universo que
necesita ser equilibrado o armonizado.
En
el hinduismo, el concepto de dualidad suele representarse mediante el contraste
entre Purusha y Prakriti. Purusha representa el yo eterno, inmutable y
trascendente, mientras que Prakriti representa el mundo cambiante, material y
manifiesto. Se cree que la interacción entre Purusha y Prakriti da lugar a la
diversidad y complejidad del universo. La filosofía hindú enseña que el mundo
es una ilusión (“Maya”) y que la verdadera naturaleza de la realidad está más
allá de la dualidad del bien y el mal, la luz y la oscuridad, el placer y el
dolor. El objetivo de la práctica espiritual en el hinduismo es trascender esta
dualidad y darse cuenta de la unidad subyacente de toda la existencia.
En
el taoísmo, el concepto de dualidad está representado por el Yin y el
Yang, que son fuerzas complementarias y opuestas que, según se cree, dan forma
al universo. El Yin representa los aspectos femeninos, pasivos, oscuros y
fríos, mientras que el Yang representa los aspectos masculinos, activos,
luminosos y cálidos. Se cree que estas dos fuerzas son complementarias e
interdependientes, y se las considera fundamentales para el equilibrio y la
armonía del universo. Se cree que la interacción del Yin y el Yang da origen a
todos los fenómenos del universo, y el objetivo de la práctica taoísta es
armonizar y equilibrar estas fuerzas opuestas.
En
el budismo, el concepto de dualidad suele explorarse a través de los
conceptos de “samsara” y “nirvana”. El samsara representa el ciclo de
nacimiento, muerte y renacimiento, y se asocia con el sufrimiento y la
impermanencia. El nirvana, por otro lado, representa el estado de liberación
del ciclo del sufrimiento y la consecución de la iluminación. El contraste
entre el samsara y el nirvana suele considerarse un tema central en la
filosofía budista.
En
el zoroastrismo, una antigua religión persa, el concepto de dualidad
está representado por la lucha entre las fuerzas del bien y del mal,
manifestadas como dos dioses principales. Ahura Mazda, el dios supremo,
representa el bien, mientras que Angra Mainyu, el espíritu maligno, representa
el mal. El zoroastrismo enseña que los seres humanos están atrapados en la
lucha entre estas fuerzas opuestas y deben elegir alinearse con las fuerzas del
bien para lograr la salvación.
En
algunas tradiciones de los nativos americanos, puede existir la creencia
en fuerzas opuestas como la luz y la oscuridad, el verano y el invierno, o el
cielo y la tierra, que se consideran complementarias y necesarias para el
equilibrio y la armonía en el mundo. También existe una conocida historia
Cherokee en la que un anciano le dice a su nieto que dentro de cada persona hay
dos lobos, uno bueno y otro malo, en constante lucha entre sí y ganará el que
tu elijas alimentar. Otra versión indica que hay que alimentar ambos porque
ambos necesitan existir.
En
el dogma cristiano se reconoce que el ser humano es dual, la iglesia
reconoce que el ser humano es una unión temporal entre el cuerpo y el alma. El
mundo, a semejanza del ser humano, también es dual y se compone de elementos
materiales y espirituales. A partir de esos elementos, la humanidad participa
de ellos y se reconoce en ellos y vive en consonancia con las formas materiales
y espirituales. En el canon sapiencial de la iglesia se recoge también la
unidad del ser humano que es en si mismo una dualidad. El Papa Juan Pablo II lo
define de una forma muy clara “El hombre es una unidad, es alguien que es uno
consigo mismo. Pero en esta unidad se contiene una dualidad. La Sagrada
Escritura presenta tanto la unidad (la persona) como la dualidad (el alma y el
cuerpo)”. En el pensamiento cristiano, no solo el hombre es dual en cuanto al
alma y el cuerpo, sino que aparte de su dualidad externa también existen
valores que son duales. Un ejemplo es la unión de la fe y la razón.
En
el lado trascendental del ser humano, su lado amoroso, el Papa Benedicto XVI
nos formula una dualidad conciliatoria, dependiente y necesaria. El amor es una
única realidad con diversas emociones que son el eros y el ágape. El
eros es el amor carnal y personal del ser humano. El ser humano es eros porque
necesita de la perduración de la especie humana. El ágape es la concepción
bíblica del amor. Dios le da el eros y el ágape al ser humano. “El amor es
ocuparse y preocuparse por el otro” asegura el Papa en su encíclica Deus
Charitas est” En el ser humano no hay ninguna escisión, es una unidad con
distintas dimensiones -razón y fe, eros y ágape, alma y cuerpo- es la riqueza
del ser cristiano.
En
la cultura popular, muchos de nuestros libros, películas e historias más
preciados son esencialmente historias de la lucha dualista entre el bien y el
mal. La moralidad se presenta a menudo de maneras visualmente dualistas: luz
versus oscuridad, el ángel y el diablo sobre el hombro, etc. La literatura
se manifiesta como una entidad de naturaleza dual, ejerciendo funciones tanto
lingüísticas como artísticas. Actúa como un vehículo de significado y
comunicación, a la vez que se erige como una construcción de la imaginación. A
pesar de su carácter ficticio y simbólico, la literatura mantiene su capacidad
de comunicar significados, redefiniendo su vínculo con la realidad. Aunque se
diferencia del lenguaje pragmático en su interacción con lo real, no deja de
ser una forma de lenguaje. La interacción entre sus aspectos lingüísticos y
artísticos genera una dinámica de ambigüedad y autonomía significativa, lo que
permite que el discurso literario trascienda las limitaciones inmediatas y se
convierta en una entidad con valor estético propio.
La literatura transforma el
lenguaje cotidiano en una entidad icónica y un mundo ficticio, donde no solo se
representan personajes y sucesos, sino que también se crea una situación
comunicativa propia del texto. Este universo imaginario puede adoptar formas
que imitan otros géneros o idiomas, y en ocasiones, un texto escrito puede ser
concebido como si fuera oral. Ejemplos de esta transformación se encuentran en
la literatura, como en ”Dr. Jekyll y el Sr. Hyde”, "Martín Fierro" o
en los cuentos de Juan Rulfo, donde la oralidad juega un papel fundamental en
la narrativa.
Stevenson
escribe en el Dr. Jekyll y el Sr, Hyde sobre la dualidad de la naturaleza
humana: la idea de que cada ser humano tiene el bien y el mal en su interior.
Describe como hay un lado bueno y uno malo en la personalidad de cada ser
humano, pero lo importante es como te comportas y las decisiones que tomas. Como
lo sugiere la palabra "dual", la dualidad se refiere a tener dos
partes, a menudo con significados opuestos , como la dualidad del bien y el
mal. Si hay dos caras de una moneda, metafóricamente hablando, hay una
dualidad. La paz y la guerra, el amor y el odio, el arriba y el abajo, el
blanco y el negro, la alegría y la tristeza son dualidades.
La
definición de dualidad se puede ver de muchas maneras, sin embargo, en el cine
moderno, el significado de dualidad es más específico, aunque su definición
no varía demasiado de lo que es la definición común. En el cine, la dualidad es
el contraste de dos personas o entidades. Sin embargo, estas dos entidades
pueden retratarse de varias maneras. La dualidad puede ser un conflicto dentro
de uno mismo, como se ve en Black Swan (2010) de Darren Aronofsky y Fight Club
(1999) de David Fincher, una personalidad dual o un cambio de carácter, como se
ve en la trilogía de Dark Knight de Christopher Nolan y la saga de Star Wars de
George Lucas , o la dualidad puede ser retratada como un personaje y su
personalidad versus otro personaje y su personalidad, como se ve en Black Swan,
The Dark Knight Trilogy y The Star Wars Saga.
Para
concluir antes del cierre, el pensamiento dualista divide el mundo en opuestos:
el bien contra el mal, la naturaleza contra la crianza, la alegría y la
tristeza y un largo etcétera. Los pensadores dualistas usan estos pares
extremos para simplificar conceptos complejos en instantáneas en blanco y
negro. Pero el pensamiento dualista es un concepto complejo en sí mismo y puede
ser difícil de entender con la cabeza (en lugar de con el corazón). El
pensamiento dualista es un tipo de pensamiento que supone que solo hay dos
opciones distintas y opuestas. Las personas son buenas o malas, sin un punto
intermedio, algunos ejemplos de pensamiento dualista incluyen masculino versus
femenino, inteligente versus estúpido, positivo versus negativo, verdadero
versus falso, o individualismo versus colectivismo. Para cambiar tu pensamiento
dualista, los especialistas recomiendan intentar buscar perspectivas diversas,
practicar la atención plena en las discusiones con otros y reconocer sus sesgos
inconscientes. Yo les recomiendo disfrutar de la dualidad humana.
El
ser humano sería doble porque en él se encuentran dos mundos: por un lado, el
de la materia que no posee inteligencia ni moral, y por el otro, el de las
Ideas, el del Espíritu y el del Bien. La dualidad no es ni buena ni mala. Sin
embargo, contrariamente a lo que la mayoría de la gente pueda pensar, estas dos
fuerzas opuestas no tienen por qué rechazarse mutuamente. La dualidad nos
enseña sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea . Nos ayuda a comprender
que todo tiene un precio, que nada es perfecto y que el cambio es inevitable.
Sin él, la vida sería aburrida y unidimensional.
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