Evangelio (Mc 8, 27-35) correspondiente al 24vo Domingo (15/9/2024) del Tiempo Ordinario [B]: 𝗣𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 𝗮𝗻𝘂𝗻𝗰𝗶𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗣𝗮𝘀𝗶𝗼́𝗻

 A continuación, podrán leer nuestro comentario al Evangelio (Mc 8, 27-35) correspondiente al 24vo Domingo (15/9/2024) del Tiempo Ordinario [B]:

𝗣𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 𝗮𝗻𝘂𝗻𝗰𝗶𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗣𝗮𝘀𝗶𝗼́𝗻

La pasión y muerte de Cristo habían sido anunciadas en el Antiguo Testamento no como el final de su misión sino como el “paso” indispensable requerido para ser exaltado a Dios. Esto lo expresa el Canto de Isaías de un modo muy especial, hablando del Siervo de Yahvé: “Por eso Dios le dará un lugar entre los grandes y con los poderosos participará del triunfo, porque se entregó a la muerte y fue contado entre los malvados, cuando en realidad cargó con los pecados de muchos e intercedió por los pecadores” (Is 53, 12). El mismo Jesús habla por primera vez de su pasión y muerte en este pasaje, advirtiéndole a sus discípulos que “el Hijo del hombre tendría que sufrir mucho, y que sería rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Les dijo que lo iban a matar, pero que resucitaría a los tres días”.

Pedro no quiere aceptar aquello que estaba oyendo y le dice a Jesús: “¡Dios no lo quiera, Señor! ¡Esto no te puede pasar! (Mt 16, 22)”. Pero Jesús lo reprende severamente, pues estaba consciente de que el sentido definitivo de su vida y misión era dar su vida por el rescate de muchos.

Jesús hizo dos preguntas a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que soy? y ¿Ustedes quién dicen que soy? Ante la primera pregunta hay una diversidad de respuestas: Juan el Bautista, Elías o uno de los profetas; pero ante la segunda interrogante Pedro contesta en nombre de los demás apóstoles: “Tú eres el Mesías”: título hebreo equivalente al griego Cristo; significando ambas palabras “ungido” o “consagrado”. Si hoy tuviéramos que responder la misma pregunta que Jesús hizo a sus discípulos, las respuestas podrían ser muy variadas y algo decepcionantes, porque 𝗻𝗼 𝗰𝗮𝗲𝗺𝗼𝘀 𝗲𝗻 𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗮 𝗱𝗲𝗹 𝗲𝘀𝘁𝗶́𝗺𝘂𝗹𝗼 𝘆 𝗹𝗮 𝗳𝘂𝗲𝗿𝘇𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗽𝗼𝗱𝗿𝗶́𝗮 𝗮𝗽𝗼𝗿𝘁𝗮𝗿 𝗝𝗲𝘀𝘂́𝘀 𝗮 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮𝘀 𝘃𝗶𝗱𝗮𝘀. Es una pregunta crucial que obliga a cada uno a tomar una postura personal ante el mismo Jesucristo.

Comentarista: Agustín Coll