Reflexiones sobre el Humor (I): Lo cómico, el humorismo y la inteligencia (Gustavo González Urdaneta)

 

Reflexiones sobre el Humor (I): Lo cómico, el humorismo y la inteligencia

Gustavo González Urdaneta

Miami 9 noviembre 2024

 

 

En nuestra breve historia del Humor, obviaremos desde las antiguas civilizaciones hasta el siglo XVII que se conoce como el "siglo del barroco". Este período cultural se desarrolló entre el Renacimiento y la Ilustración en Europa occidental y en las colonias latinoamericanas. En España, el siglo XVII se conoce como el "Siglo de Oro". Este período fue un momento de esplendor del arte y la literatura, con figuras destacadas como El Greco, Diego Velázquez, Francisco de Zurbarán, Bartolomé Esteban Murillo, Cervantes, Quevedo y Lope de Vega.

 

 

A finales del siglo XVII, los ingleses usan la palabra humor para calificar un  chiste en el cual una aguda visión de los hechos está por encima del sentido común. El sentido del humor se introdujo en Francia en el siglo XVIII. Con el romanticismo y el siglo XIX el humor se utiliza como medio que adjetiva la propia personalidad y comienza a significar el malestar del “yo” frente al universo. Los alemanes, con Jean Paul, fundan la metafísica del humor; de ellos proviene, por ejemplo, la nueva consideración de El Quijote como obra de humor melancólico y redentor que está en el fondo de la concepción de obras como el Pickwick de Dickens, Tartarín de Daudet o El idiota de Dostoievski. El humor satírico, violento, corrosivo, al cual se le da nombre de humor negro existía ya en el Cuento de un tonel de Swift. El surrealismo se aviene perfectamente con este humor negro, en el que lo absurdo es presentado como la ley misma del universo. En España, la tradición goyesca tiene el moderno contrapunto del “esperpento” de Valle-Inclán o el cuadro literario de Camilo J. Cela. El humor del absurdo, nihilista y poético está representado por las novelas de R. Gómez de la Serna y sus imitadores, así como el teatro de Miguel Mihura.

 

 

A partir de 1830, surgieron en Francia publicaciones en cuyas páginas se desarrollaron todas las posibilidades de la sátira, alcanzando un éxito sin precedentes. En Gran Bretaña el humor gráfico de tipo caricaturesco conoció su máxima difusión a través del semanario Punch (1841) y en Alemania destacaron publicaciones como Fliegende Blätter, Lustige Blätter y Simplicissimus. Al término de la segunda guerra mundial se reafirmó la incidencia del humor gráfico a escala mundial. La simplificación gráfica, unida a su autonomía como género y a una mayor acidez crítica, especialmente la dirigida a la política, introdujo a las nuevas generaciones de dibujantes en las secciones fijas de periódicos y revistas. A partir de ese periodo, USA ha desarrollado y difundido masivamente los cómics en el mercado internacional.

 

 

El humor y el humorismo son términos relacionados pero distintos;  el humor se refiere a la capacidad o sensibilidad para encontrar lo cómico mientras que el humorismo se enfoca en la expresión y manifestación de ese humor. Por ejemplo, cuando decimos "Tiene un gran sentido del humor" nos referimos a la capacidad para apreciar lo cómico, mientras que "Es un escritor humorista", es que expresa humor a través de su escritura. Yendo a lo básico, humor es la capacidad para encontrar y expresar lo cómico o divertido en situaciones, la sensibilidad para apreciar lo ridículo o absurdo o el estilo o manera de ser gracioso. El humorismo es la tendencia a encontrar y expresar humor en diversas situaciones, el enfoque filosófico o literario que destaca lo cómico y lo ridículo y el estilo de escritura o expresión que busca entretener y hacer reír.

 

 

Quien nos hace reír es un cómico, quien nos hace pensar y juego reír es un humorista. Intentar definir el humorismo es como pretender atravesar una mariposa, usando a manera de alfiler un poste telegráfico. Ríe y el mundo reirá contigo; llora y el mundo, dándote la espalda, te dejará llorar. Una de las cosas sobre la que se predica mucho son los vicios, pero no sé de nadie que haya predicado contra el mal humor. Hay dos clases de bromas: una incivil, petulante, malévola, obscena; otra elegante, cortés, ingeniosa y jovial. La constante es el humor sobre débiles y poderosos, la relación entre el poder y la gente. La potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar.

 

 

A ninguna mente bien organizada le falta sentido del humor pero es el primero de los regalos en perecer en una lengua extranjera. El que la Biblia no tenga ni huella de humor es uno de los hechos más extraordinarios de la literatura. El humor es una palabra que usamos con frecuencia y nos encanta, pero hay muchos que aún no saben su significado. No es común ver a un fanático con sentido del humor ni a una persona con sentido del humor que se hubiera vuelto fanática, salvo en el caso de que lo hubiera perdido. El humor nos cura de la estupidez, de la propia importancia. La lucidez nos enseña que todo lo que no es trágico es irrisorio. Y el humor añade, con una sonrisa, que no es ninguna tragedia... La verdad del humor es esta: la situación es desesperada, pero no grave.

 

El humor se tiene o no se tiene, y es la manera de ver las cosas con claridad; el humor no necesariamente ha de llevar a la risa, ni a la sonrisa siquiera, el humor cumple con su tarea 'sólo' con mostrarnos que pueden verse las cosas de formas muy diferentes a las acostumbradas, porque si algo logra el humor es separarnos de lo rutinario y hacer de cicerone por lugares nunca sospechados. Todo tiene su medida, igual que toda situación tiene su proceder; la risa tiene su lugar, igual que el llanto; la sonrisa tiene su momento, igual que tiene el suyo la severidad. En tiempos de guerra política e inhabilitaciones, lo único que nos queda es el humor. El sentido del humor consiste en saber reírse aun de los propios contratiempos.

 

Un cómico y un humorista comparten objetivos similares, pero difieren en enfoque, estilo y técnica. El Cómico se enfoca en hacer reír directamente para lo cual utiliza chistes, bromas y situaciones cómicas, suele ser más físico y gestual y hasta más exagerado y caricaturesco. Los ejemplos más comunes son los actores de comedia y payasos. El humorista, primero nos hace pensar y después reír, es decir, se enfoca en reflexionar y criticar con humor, utiliza ironía, sarcasmo y sátira y suele ser más sutil e inteligente. Puede ser más crítico y socialmente consciente. Los ejemplo más verdaderos son los escritores satíricos y columnistas humorísticos.  Las diferencias clave son: en la Intención, el Cómico (divertir) vs. Humorista (reflexionar y criticar); en el Estilo, el Cómico (físico, exagerado) vs. Humorista (sutil, irónico) y en la Técnica, el Cómico (chistes, bromas) vs. Humorista (sátira, ironía). La distinción no es absoluta, y muchos artistas combinan ambos estilos.

 

Lo gracioso o cómico y el humor en sí mismo es una categoría de la estética que expresa la disconformidad (total o parcial), históricamente condicionada, de un fenómeno social dado, de la actividad y conducta de las personas, de su mentalidad y costumbres, respecto al curso objetivo de las cosas y al ideal estético de las fuerzas sociales progresivas. Una variedad de lo cómico es, por ejemplo, el intento de lo feo, históricamente condenado como asocial e inhumano, de presentarse hipócritamente como bello, progresista y humano. La comicidad puede manifestarse de distintas maneras: en la falta de correspondencia entre lo nuevo y lo viejo, entre el contenido y la forma, entre el fin y los medios, entre la acción y las circunstancias, entre la esencia real de una persona y la opinión que ella tenga de sí misma\.

 

El humorista hace uso de la comicidad para derivar en una forma de entretenimiento y de comunicación humana, que tiene la intención de hacer que la gente se sienta mejor, incluso feliz, y ría. El humorista desempeña, pues, una función catártica semejante a la de las lágrimas, pero diferente en cuanto a que el humor supone una separación de y no una identificación con el objeto que es soporte de este, un desaprecio y no una compasión. De ello deriva también la curiosa relación sadomasoquista entre el humorista y su público, que se expresa en risa; el humorista se presenta muy frecuentemente ante sus oyentes como resentido y humillado. Uno suele reírse siempre más de las mujeres que de los hombres, de la suegra que del suegro, del homosexual que del heterosexual. Y es muy común encontrar chistes sobre negros o discapacitados. Al final uno siempre se ríe de la periferia.

 

También existen variaciones culturales en el sentido del humor que hacen de lo divertido en un sitio algo sin gracia en otro. Se debe a que en el humor cuenta mucho el contexto, los a priori y las presuposiciones, ya que la sorpresa es siempre necesaria en el humor y depende de factores culturales. Por ejemplo, en Japón no existen los chistes, sino los meros juegos de palabras y la comicidad de situ acción, porque se carece del sentido de la irreverencia que caracteriza a la cultura occidental: es un humor más inocente, primitivo e infantil, que se funda en lo socialmente ridículo o humillante.​ Y son incapaces de reírse de ellos mismos. Umberto Eco sostiene que lo trágico y lo dramático son universales, pero lo cómico, no.

 

La inteligencia, lo cómico y el humorismo están interconectados en fascinantes maneras. El Humor, lo cómico, requiere de inteligencia que le permita percepción rápida para captar   conexiones inesperadas y absurdos, la creatividad para generar chistes y situaciones cómicas innovadoras, asi como la inteligencia analítica para descubrir lo ridículo en situaciones cotidianas. Por su parte, el Humorismo, necesita de la inteligencia permita crear ironía y sarcasmo sutiles, de inteligencia analítica que identifique problemas sociales para criticar con humor y de inteligencia reflexiva para explorar temas profundos con humor.

 

Lo cómico puede ser inteligente y sofisticado (comedia inteligente)y puede ser absurdo y ridículo (humor surrealista), mientras que el humorismo es más sutil. Lo cómico y el humorismo se combinan para crear estilos únicos. Ambos requieren inteligencia verbal para crear chistes y juegos de palabras; inteligencia visual-espacial para crear caricaturas y comedias físicas e inteligencia emocional para entender y manipular emociones en el humor. La inteligencia, lo cómico y el humorismo se entrelazan para crear experiencias únicas y divertidas.

 

El humor es un rasgo inequívoco de la cultura y una forma de expresión muy singular del lenguaje, ya sea en el plano escrito u oral, así lo estiman los creadores de la obra 70 años de humor en Venezuela. Bajo esta premisa arman una breve pero muy nutrida exposición del estado del humorismo venezolano, de cierta forma post Fantoches y El Morrocoy Azul. Con ello quieren aludir no sólo a una dimensión temporal y el paso de una etapa a otra, al emplear este criterio le dan cabida a la producción de más reciente data que ha visto nuestro país en materia y los nuevos talentos que han incursionado, nada deleznable si tomamos en consideración las escasas bibliografías que nos refieren al estudio sistemático de este tipo de contenidos jocoserios.

 

En la presentación y prólogo se da apertura a lo que llaman “La Teoría del humor”, que trata con mucha cautela y admiración el humorismo venezolano y viene a decirnos varias cosas. En primer lugar mostrar la risa y el humor como un arma de doble filo, una que tiene conferida la versatilidad de sanar el espíritu por medio de la sátira y la risa, a su vez excusar y desahogar hacia el mundo las más variadas cuitas, meramente terrenales, y críticas al estatus quo; por extensión alude a la sencilla pero fuerte conexión que esta tiene a priori y debe mantener con sus lectores, no pocas veces a través del recurso costumbrista. En segunda instancia advertir que tanto el espacio gráfico como el escrito son sustrato del humorismo.

 

La obra se divide en cuatro grandes secciones. En cada cual ofrece una breve reflexión de las características del oficio cada humorista, y una selección de los textos o viñetas producto de la creación de los miembros del oficio que son puestos bajo el reflector. En toda la extensión del texto se sugieren diversas aristas de la relación efectiva entre ámbito político y humorismo. La labor criolla si bien ha atravesado duros senderos en el campo de la censura también tiene contados episodios en los que el poder, lejos de sentirse insultado, le apoya y se solidariza con él. La confrontación inteligente que el humorismo hace de los regímenes también ha podido transitar el camino del respeto, la solidaridad y más importante aún, la reflexión, esto le ha dado altura al oficio. La obra se empeña en reivindicar la producción humorística nacional y las realizaciones recientes. Recorrer sus páginas es una invitación a conmoverse, es adentrarse en una dimensión cargada de la más clemente y la misma vez severa gracia del intelecto coterráneo.

 

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