Evangelio (Jn 14, 23-29} del próximo 25/5/2025, correspondiente al 4to Domingo de Pascua [C]: “Les dejo la paz. Les doy mi paz”

 

A continuación podrán leer nuestro comentario al Evangelio (Jn 14, 23-29} del próximo 25/5/2025, correspondiente al 4to Domingo de Pascua [C]:


“Les dejo la paz. Les doy mi paz”

Los primeros cristianos, siguiendo la costumbre judía, se saludaban deseándose mutuamente la paz. No era un saludo convencional ni rutinario, porque la paz incluía los diversos bienes que Jesús daba a los suyos: significaba la integridad del cuerpo, la felicidad perfecta y la liberación aportadas por el Mesías. Según el Evangelio de San Juan, la paz es el gran regalo de Jesús; la herencia que ha dejado a sus seguidores para siempre. Así, dice Jesús: “Les dejo la paz. Les doy mi paz”. No en vano Jesús, cuando envió a sus discípulos a construir el reino de Dios, les había dicho: “Cuando entren en una casa, saluden primero, diciendo: “Paz a esta casa”. No sólo es un gesto de cortesía, sino la buena disposición a promover el respeto, e iniciar el diálogo y la escucha mutua; sin imposiciones ni dogmatismos.

Todos deseamos la paz, pero no sabemos bien cómo alcanzarla. No sólo la anhelamos en nuestra vida personal y familiar, sino que firmemente creemos que es un elemento indispensable para la convivencia de la humanidad. En un mundo plagado de guerras de todo tipo (convencionales, cibernéticas, ideológicas, económicas, territoriales, etc.), la paz parece un bien inalcanzable; una meta que en el mejor de los casos es sólo transitoria. En este sentido, resulta  preocupante constatar que los organismos internacionales o multinacionales encargados de preservar la paz y asegurar el cumplimiento de los derechos humanos se ven envueltos en complicados mecanismos burocráticos que impiden ofrecer respuestas oportunas y justas a las expectativas de las personas naturales y jurídicas involucradas.

A nivel personal, debemos aceptar que no todo el mundo puede sembrar la paz, sino aquellos que la poseen y ponen en práctica. Con el corazón lleno de resentimiento, intolerancia y prepotencia no se puede aportar paz para la convivencia de las personas. Como dijo Santa Teresa de Calcuta: “La paz comienza con una sonrisa”.







                                                             “Les dejo la paz. Les doy mi paz”



Comentarista: Agustín Coll

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