Reflexiones sobre España y experiencias de Venezuela Gustavo Gonzalez Urdaneta


Reflexiones sobre España y experiencias de Venezuela
Gustavo Gonzalez Urdaneta
Miami, 19 junio 2018

Desde hace ya un tiempo Venezuela se ha convertido en un Alerta, con mayúscula, a otros países tanto en Latinoamérica como en Europa y allende. En algunos casos, como Colombia y México, debido  a la coincidencia de elecciones y candidatos presidenciales en este año y a España por la presencia de Podemos y la moción de censura de Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy.

En el caso de Colombia ya habíamos adelantado nuestros comentarios en un artículo previo https://ramm1943.blogspot.com/2018/06/conversaciones-sobre-colombia-iii-duque.html y a esta fecha ya Ivan Duque es Presidente de Colombia. El caso de México no solo se prevé que el candidato puntero en las encuestas Andrés Manuel López Obrador gane la presidencia por un margen sustancial, también se espera que obtenga mayor poder que cualquier presidente mexicano desde la década de 1990.

La Justicia española ha condenado en la última quincena de mayo al Partido Popular (PP), a su ex tesorero, y a varios ex funcionarios nacionales y regionales por beneficiarse de una red de corrupción. El caso Gürtel lleva más de una década convertido en una pesadilla para el partido de Mariano Rajoy, quien llegó a admitir más de una vez que la corrupción es lo que más daño hizo al PP. Y tuvo razon. Fué a través de un voto de censura, una característica arcana de la constitución española, que Sánchez fue capaz de derrocar al gobierno conservador de Mariano Rajoy. Esta fue la primera vez en la historia del régimen democrático que España inauguró en 1977 que el parlamento usó este procedimiento para forzar un cambio en el gobierno.

Después de una investigación que comenzó en 2007 que cubrió gran parte de España y un juico que empezó a finales de 2016 y duró 13 meses, la Audiencia Nacional anunció el último 24 de mayo condenas a una decena de empresarios y ex funcionarios que incluyeron, entre otros, 51 años y 11 meses de prisión para Correa, 33 años y 44 millones de euros de multa para el ex tesorero del PP Luis Bárcenas y 15 años  para su esposa. El fallo también penalizó al PP con una multa de 245.492 euros por haberse beneficiado económicamente del caso Gürtel. Y a la ex ministra de Sanidad, Ana Mato, que se benefició con regalos, se la sentenció a pagar 27.857 euros.

El PP siempre negó conocimiento sobre la red pero el tribunal que había juzgado la primera etapa del caso Gürtel, entre los años 1999 y 2005, consideró que el PP tejió con el grupo empresarial de Correa "una estructura de colaboración estable" y, simultáneamente, un "auténtico y eficaz sistema de corrupción institucional". En ese tiempo, el PP estuvo presidido, primero, por el ex presidente del Gobierno español José María Aznar y, luego, por Rajoy, quien siguió al frente del mismo hasta que renunció el 5 de junio después del voto de censura aprobado por el parlamento a instancias de Pedro Sanchez.

Pedro Sánchez ha sido elegido  presidente del Gobierno con los apoyos del PSOE (84 diputados), Unidos Podemos (67), ERC (9), PDECat (8), PNV (5), Compromís (4), EH Bildu (2) y Nueva Canarias (1), una amalgama que da 180 escaños, cuatro por encima de la mayoría absoluta exigida. Solo han votado en contra de la moción de censura el PP, Ciudadanos, UPN y Foro Asturias, un conjunto que representa a 169 parlamentarios. La representante de Coalición Canaria, Ana Oramas, ha sido la única que se ha abstenido.

Los colaboradores de Sánchez, un dirigente que ha sido dado por amortizado varias veces, que fue obligado a dimitir por su propio partido y después reconquistó el poder del PSOE, reconocen que más que un triunfo de él se trata de una derrota de Rajoy. La sentencia del caso Gürtel ha acabado con el líder conservador. Rajoy, ha anunciado que deja la presidencia del partido y que “Cumpliré mi mandato hasta el día que elijáis la persona que me vaya a sustituir, lo haré con prudencia y con el grado de intervención que es debido”. 

A título de reflexión con los recientes sucesos en España traemos a colación dos eventos iniciados en 1992 en Venezuela; el primero fué un antejuicio de mérito al Presidente Carlos Andrés Pérez (AD) por corrupción que provocó su dimisión en 1993 y el segundo, la elección de Rafael Caldera (COPEI) como presidente en 1994 sin contar con mayoría en las cámaras. AD y COPEI se alternaron el gobierno en cuatro décadas desde 1958. Ambos en cadena, condujeron a la presidencia de Hugo Chávez en 1999.

La Corte Suprema de Justicia (CSJ) de Venezuela por mayoría, decidió el 20 mayo 1993,   procesar por corrupción al presidente Pérez. La decisión de la CSJ implicaba que el Senado de Venezuela deberia decidir si continuaba el procedimiento contra Pérez, acusado de presunto desfalco y malversación de fondos de la partida secreta de gastos de la presidencia en febrero de 1989.

Rafael Caldera gana la presidencia en 1994 pero el cerrado resultado para presidente también se expresó en la composición del Congreso de la República. Ninguna de las organizaciones que se presentó a los comicios de diciembre alcanzó una clara mayoría en el Poder Legislativo Nacional. Por primera vez, desde 1958, el Congreso estuvo conformado por cuatro bloques políticos. Uno de los principales retos de Caldera fué buscar la manera de llegar a acuerdos que le permitiesen armonizar las diferentes tendencias y aspiraciones políticas de sus adversarios, acometer la recuperación de la economía y atender la crisis política.

Con Pérez y Caldera terminaron 40 años de democracia en el país. Después de ambos, se transformó radicalmente la vida política venezolana, introduciendo un nuevo actor en la escena: Hugo Chávez. El resto de la historia y sus consecuencias ya es harto conocido internacionalmente y España no debe olvidarla. En los últimos 36 años, el gobierno español ha alternado entre el PSOE y el PP que continúan pero hay una izquierda populista Podemos que nace del descontento de ambos.

Retos similares a los de Caldera en 1994 podría afrontar Sanchez al frente de un gobierno producto de un voto arcano de censura, en minoría y  con “socios” bien diferentes. Y aún peor, pues es un Gobierno sin programa porque más que un Gobierno es un programa electoral.

Aunque muy impopular en algunos de los grupos políticos que ayudaron a Sánchez a expulsar a Rajoy, especialmente para el populista de izquierda Podemos, el programa económico de Rajoy es ampliamente reconocido por el restablecimiento del crecimiento económico en España después de la crisis financiera mundial. Además, mantener el rumbo de la economía agrada a los inversores internacionales, a los burócratas de la UE, a la comunidad empresarial española y a otros grupos políticos que apoyaron la decisión de Sánchez de expulsar a Rajoy, como el Partido Nacionalista Vasco. Lo mejor que puede hacer Sanchez, además de no disponer de otra opción, es darle continuidad.

No obstante, muchos le echan la culpa a Rajoy, considerando que ha gobernado al día, sin proyecto, sin ambiciones, únicamente preocupado por mantenerse en el poder y por no saber defenderse y entregársela a sus peores enemigos, todos españoles. Un sector del PSOE, el de Zapatero y Sánchez,  que odia a España y el de Podemos con un odio aún más intenso, como en las menguadas huestes de Garzón. Lo más criticable de Rajoy es su lentitud en la toma de decisiones. A futuro, en el enésimo giro ideológico de Sánchez, muchos consideran que para ser presidente del Gobierno, Sánchez ha vendido a España a los independentistas catalanes, los independentistas vascos y a los herederos de los terroristas de la ETA y Grapo.

Muy triste la imagen de ambos, la censura era inevitable pero Sánchez se ha lucido en su ambición de llegar a ser Presidente de Gobierno del Estado que puede destruir o pasar a manos de la izquierda populista. No es la primera vez, antes dimitió al PSOE buscando una alternativa de izquierdas al lado del partido Podemos frente a la abstención del PSOE a la investidura de Rajoy.

Pocos se atreven a anticipar cómo será esta legislatura tras la llegada de Sánchez al poder en el cual las buenas intenciones del Gobierno y el PSOE van a chocar día sí y día no con la dificultad de componer mayorías en un Congreso en el que solo tiene 84 diputados de 350. Con sus 84 diputados, el Partido Socialista de Sánchez no solo está muy lejos de la mayoría absoluta (176 escaños), sino que además será minoritario dentro de la coalición de ocho fuerzas políticas que lo ha llevado al poder, integrada en total por 180 legisladores.
En cuanto a la crisis catalana, el nuevo gobierno debe erosionar sus reclamos, cambiando  el discurso sobre la nacionalidad de España, es decir, reconciliando la esencia misma de España y de lo que significa ser español, no solo para los catalanes sino para la nación como un todo. Adicionalmente, atar su administración tanto como pueda a la Unión Europea. Dos de sus ministros, Josep Borrell y Nadia Calviño, fueron miembros del Parlamento y la Comunidad Europea, respectivamente. Lazos más estrechos con Europa refuerzan la visión de España como una nación europea moderna. Con ambos objetivos buscaría aislar el movimiento catalán cultivando el apoyo del electorado español como un todo. Es este electorado, no los separatistas catalanes, quien finalmente decidirá el destino de Cataluña y de la administración Sánchez, sin que pierda de vista las injerencias que vendrán de Podemos.
Si algo debe cuidar Sanchez es no solapar elecciones con las europeas del 2019 de modo que no interfieran, como ha ocurrido en otras ocasiones, con las municipales y autonómicas o generales. La vida cotidiana española depende de la UE y de su Parlamento y ésta sería una excelente ocasión para ofrecer un debate vivo sobre algo que definirá el futuro de sus ciudadanos. Recientemente Sanchez afirmó que tiene pensado agotar la legislatura actual y convocar elecciones en 2020.        
Sánchez, ya tomó posesión y nombró a los nuevos ministros que incrementó en cuatro. Por primera vez en su historia, España tendrá un gobierno de mayoría femenina: 11 de los 17 nuevos ministros nombrados son mujeres, incluidos puestos de peso pesado como el viceprimer ministro y los jefes de los Ministerios de Justicia, Economía, Defensa y Administración regional. Cualquiera sea la estrategia final de Sanchez, no hay precedentes en España de un Ejecutivo con solo 84 diputados, sostenido por tantos partidos distintos.
Amanecerá y veremos.


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