Dictaduras latinoamericanas (I): 1930-1957 Gustavo Gonzalez Urdaneta


Dictaduras latinoamericanas (I): 1930-1957
Gustavo Gonzalez Urdaneta
Miami, 6 Enero 2018

En todo lo que fue estructura social y sistemas políticos, América Latina enfrentó significativos fenómenos vinculados directamente a la Crisis de 1929. Las graves consecuencias económicas en cuanto a niveles de pobreza, desempleo, bajo nivel adquisitivo y condiciones de vida fue originando (en las clases más afectadas) un repudio hacia el evidente imperialismo estadounidense sobre Latinoamérica, el cual a medida que fue avanzando el siglo XX se fue manifestando en corrientes de tipo socialistas.

En esta primera mitad de siglo las tendencias conservadoras por parte de las clases dirigentes y de mayor nivel económico junto a las fuerzas militares se orientaron a promover y a implantar regímenes dictatoriales que aplacaran el creciente malestar social y fueron las que dominaron el continente presentándose como única alternativa a las ya fuertes corrientes de corte comunista que se encontraban latentes en todo el mundo y a las cuales tanto les temía EE. UU. Pero al mismo tiempo se dieron reacciones contrarias, más bien de tipo conservador (mayormente en las clases dirigentes) las cuales condujeron a algunas naciones a relaciones de tendencias sumisas con los EE. UU. nuevamente.
  
La historia de los países latinoamericanos, al menos desde 1930, tiene un común denominador: la presencia de regímenes dictatoriales que en pos de libertad asumieron la dirección política de sus países. En algunos de ellos el poder recayó en una sola figura durante un lapso determinado, en otros la dictadura se vivió como un proceso discontinuo, con cortos periodos democráticos ficticios, que tuvo momentos álgidos de violencia, en donde se agudizaron las prácticas de represión.

De los veinte países que conforman Latinoamérica, dieciséis han experimentado dictaduras, la mayoría militares impuestas tras golpes de Estado. La mayoría de estos personajes murieron y nunca pagaron por los crímenes que cometieron mientras estuvieron en el poder ni sus países han podido recuperar las fortunas que se robaron. Un poco de eso trata el presente ensayo -crímenes-corrupción e impunidad -, su semblanza y diferencias con la Venezuela desde 1999 que el lector irá identificando.


La corrupción constituye un fenómeno insidioso, amplio, variado y global que comprende actividades tanto públicas como privadas. No se trata únicamente del tosco saqueo del patrimonio del Estado. La corruptela comprende el ofrecimiento y la recepción de sobornos; la malversación y mala asignación de fondos y gastos públicos; los escándalos financieros y políticos; el fraude electoral, el tráfico de influencias y otras transgresiones administrativas como el financiamiento ilegal de partidos políticos en busca de favores indebidos. A pesar de sus efectos recurrentes y cíclicos ha sido poco lo que sabe acerca de los costos económicos e institucionales de la corrupción en los países y las fortunas saqueadas al erario.

Esta primera mitad del siglo XX tiene fuertes exponentes que van desde Rafael “Chapita” Trujillo en República Dominicana hasta François “Papa Doc” Duvalier en Haití. Este 16 de Enero se cumplen 116 años del nacimiento de Fulgencio Batista y revisaremos 10 de los dictadores que tuvo la región latinoamericana.

En República Dominicana (1930), el Gobierno de Rafael Trujillo fue el responsable de la muerte de más de 50.000 personas, incluyendo los miles asesinados en la tristemente célebre Masacre del Perejil. Los estimados totales sobre el número de muertos en la masacre varían desde 5000 hasta 25 000. El personal militar recibió generosa paga y beneficios bajo su gobierno, el ejército se amplió numéricamente y se incrementaron los inventarios de equipos. Trujillo mantuvo el control del cuerpo de oficiales a través del miedo, el clientelismo y la frecuente «rotación de tareas».

Los exiliados dominicanos conformaron el llamado «Frente Unido de la Liberación Dominicana» y desde 1947 a 1959 se realizaron varios intentos fallidos por varios movimientos contra los cuales el régimen de Trujillo se ensañó y se encargó de perseguir, encarcelar y torturar a sus miembros.

Con el intento de asesinato contra Rómulo Betancourt, llevado a cabo el 24 de junio de 1960, los miembros de la OEA y los EE. UU. rompieron relaciones diplomáticas de manera irreconciliables. Cuando John F. Kennedy tomó posesión como presidente de los Estados Unidos el 20 de enero de 1961, ya los planes de la CIA para derrocar a Trujillo estaban en marcha y EE. UU. envió varios emisarios cuyos planteamientos de renuncia fueron ignorados por el dictador. Algunos analistas mencionan que el interés de Estados Unidos en acabar con Trujillo se debió a que la represión de su gobierno podría desembocar en una revolución filocomunista en República Dominicana, similar a la Revolución cubana, que fue una consecuencia del rechazo del pueblo cubano al dictador Fulgencio Batista.

El martes 30 de mayo de 1961, a las 9:45 de la noche, el auto en el que viajaba Trujillo fue ametrallado en una emboscada en la cual el vehículo recibió más de 60 impactos de bala de diversos calibres, de los cuales siete impactaron el cuerpo del dictador causándole la muerte. Trujillo y su familia amasaron una fortuna personal estimada en unos 800 millones de dólares, lo cual lo colocó entre los hombres más ricos del mundo. En el momento de su muerte, en el país había más de 111 empresas de su propiedad. Nunca de aclaro el destino de la fortuna de Trujillo.

Personaje bien carismático que fué conocido popularmente como "El Jefe" o "El Benefactor", pero también con apodos menos "elegantes" como "Chapita", por su fascinación por las medallas. Recibió 55 condecoraciones, 7 dominicanas y 48 internacionales. Los niños dominicanos lo emulaban construyendo medallas de juguete con tapas de botella. También fue conocido como "El Chivo", sobrenombre que en República Dominicana refiere directamente al desempeño sexual masculino, y que puede ser interpretado como un sinónimo de “macho cabrío”.     

En Guatemala (1931), el período histórico de la República que comprende del 15 de febrero de 1931 al 1 de julio de 1944, corresponde a la presidencia del general Jorge Ubico Castañeda, quien asumió poderes autoritarios, mantuvo una asamblea legislativa fiel a sus órdenes y mantuvo y aumentó las concesiones a la trasnacional estadounidense United Fruit Company (UFCO). Su administración fue útil para el monopolio bananero de la UFCO, que se benefició con la política estadounidense para América Central durante la Segunda Guerra Mundial y había apoyado el ascenso de Ubico al poder. 

El gobierno de Ubico se caracterizó por el uso de métodos típicos de regímenes autoritarios: reprimió duramente a la oposición de cualquier índole (especialmente la de tinte comunista o democrático), envió al paredón de fusilamiento a los opositores internos de su partido e impuso censura a la prensa, de modo que toda noticia debía ser autorizada previamente por él un día antes de su publicación. Además, hizo cambios en la Constitución para prolongar su permanencia en la presidencia. También utilizó la denominada «ley de fuga», por medio de la cual los acusados de delitos políticos eran ejecutados extrajudicialmente.

El régimen obtuvo un golpe muy duro el día que el General Ubico recibió una carta denominada el memorial de los 311, en la cual 311 personajes importantes de la sociedad guatemalteca le piden su renuncia, entre ellos varios amigos personales y termina su mandato el 1 de julio 1944. Tras la Revolución del 20 de octubre de 1944 que derrocó al presidente Ponce Vaides, Ubico Castañeda   y su esposa se embarcaron hacia Nueva Orleans, Estados Unidos —sede de la UFCO—. Ubico murió en el exilio el 14 de junio de 1946 por cáncer de pulmón.  El 31 de mayo de 1946, el Congreso de la República emitió un decreto por medio del cual “ se cancelan los grados de general de brigada y de división al ciudadano Jorge Ubico”.   
    
En El Salvador (1931), Maximiliano Hernández fue un militar, dictador y Presidente de El Salvador entre 1931 y 1944, ​ cargo al que accedió tras un golpe de Estado. El levantamiento campesino de 1932 fue una insurrección que acabó en la muerte de aproximadamente 25.000 indígenas. ​ Las causas fueron diversas, entre ellas el fuerte descontento de los campesinos ante las políticas del gobierno del General Hernández Martínez. ​ En poco tiempo, bajo las órdenes presidenciales, el ejército salvadoreño sofocó la revuelta y se instauró un estado de sitio. Una vez sofocada la insurrección, el presidente se negó a recibir ayuda militar extranjera, refiriendo un telegrama al almirante de los buques de guerra que Estados Unidos y Gran Bretaña habían enviado.

El gobierno de Hernández ha sido ampliamente criticado por diversos sectores, enfocándose principalmente en sus prácticas teosóficas y las repercusiones de estas en sus acciones como gobernante entregándole el control a las fuerzas armadas.​ Tuvo un estricto control de los medios masivos de comunicación, alineándolos a favor de su régimen o simplemente cerrándolos ante la resistencia ocasional.​ Además, se le critica el exilio de los más importantes pensadores y artistas de la época que no comulgaban con su gobierno. La principal crítica que se le hace a su gobierno es el uso excesivo de la fuerza. Se valió de métodos represivos poco ortodoxos y caracterizados por la violencia y el irrespeto a la integridad del individuo.

Dado que Hernández Martínez tenía pretensiones de extender su mandato más allá de 1944 fue obligado a renunciar por una rebelión cívico-militar y tras su renuncia a la primera magistratura se trasladó a Honduras donde fué asesinado por su chofer, quien le asestó 17 puñaladas en el comedor de su residencia el 15 de mayo de 1966. Tras la muerte del dictador, se le dio su nombre a una brigada de exterminio anticomunista, que funcionó como escuadrón de la muerte. Con su mandato, se iniciaron más de cinco décadas de gobiernos militares que desembocarían, entre otras cosas, en una guerra civil.

En Honduras (1933), la administración de Tiburcio Carias Andino fue conocida como una de las dictaduras militares más temidas que hubo en Honduras. Siendo Presidente Constitucional de la República desde el 1 de febrero de 1933 hasta 1 de febrero de 1936, reelecto por la Asamblea Nacional Constituyente desde el 1 de febrero de 1936 al 1 de enero de 1949 gobernó en forma de régimen dictatorial. En 1949, Carías Andino fue obligado a dejar el poder bajo presión de los Estados Unidos de América.

Probablemente uno de los actos vandálicos más crueles y sangrientos perpetrados en Honduras sea la masacre ordenada por Carías, que tuvo lugar en la ciudad de San Pedro Sula el día 6 de julio de 1944
Ese 6 de julio las calles de San Pedro Sula fueron anegadas con la sangre de decenas de cientos de hombres y sobre todo mujeres dignas que se atrevieron a desafiar el terror implantado por el caudillo servil de las bananeras Tiburcio Carías Andino.

Carías impuso la política del encierro, el entierro y el destierro. Eliminó a todos los que se opusieran a sus decisiones. Los comandantes de armas distribuidos en diferentes departamentos eran terriblemente severos con el delincuente menor, pero ellos y sus allegados robaban y mataban con total impunidad. La dictadura caristia destruyó todos los esfuerzos organizativos de los trabajadores. Hizo causa común con las dictaduras de Anastasio Somoza en Nicaragua, Maximiliano Hernández en El Salvador y Jorge Ubico en Guatemala, todos ellos mantenidos en el poder a costa del asesinato de miles de hombres y mujeres que deseaban la instauración de gobiernos democráticos verdaderos.

Comenzó como un gobierno democrático hasta 1936, donde se declaró dictador, la larga administración de Carías Andino desde 1936 hasta 1949, está plagada de contrapuntos y acciones corruptas a la vista de su amigo los Estados Unidos de América y las compañías bananeras.  En algún momento las exportaciones de bananos eran como el 89% de todas las exportaciones de Honduras. Su muerte, el 23 de diciembre de 1969, a los 93 años, despertó una lluvia de homenajes. Políticos de todos los colores asistieron a su funeral, pero es interesante que no apareciera ningún oficial militar. Esta institución nunca lo consideró un padrino entusiasta. Incluso hoy en día,    
 
En Nicaragua (1936), la dinastía de los Somoza gobernaría los designios del país desde 1936 hasta 1979, acusada de promover miles de delitos y crímenes contra el pueblo de Nicaragua. La dictadura de los Somoza se extendió por más de 40 años y se caracterizó por un período de tiranía y represión. En 1956, Antonio Somoza García fue asesinado por el poeta Rigoberto López Pérez. La transición del poder a sus hijos, Luis Somoza (quien fallecería a los pocos años de un ataque al corazón) y Anastasio Somoza Debayle, fue sangrienta, quienes extenderían el período de tiranía por más de 30 años en el país y serían responsables de actos de tortura, represión y fallecimientos de figuras ilustres como el líder Augusto Cesar Sandino (1934-Somoza Garcia era Director de la Guardia Nacional) y el periodista nicaragüense Pedro Joaquín Chamorro (1978 por orden de Somoza Debayle).

Mantuvo el poder por más de 20 años. Durante su mandato, a Somoza García se le acusó de convertir a la Guardia Nacional en un cuerpo a su servicio personal y, posteriormente a su servicio familiar. Desde su Gobierno, enfrentó la creciente oposición de obreros, campesinos, estudiantes y hasta de algunos de grupos propietarios. Para evitarlo, llevó adelante una fuerte represión, a través de un impresionante incremento de los miembros las fuerzas policiales y militares, la creación de numerosas cárceles, la persecución, los secuestros y la aplicación de torturas por parte de la Guardia Nacional.

En marzo de 1979 las facciones sandinistas se unieron y llamaron al pueblo a una ofensiva final, dando inicio a la Revolución Sandinista; Somoza Debayle, con el enfrentamiento perdido, abandonó el país el 17 de julio de 1979. Fue asesinado cerca de su hogar en el exilio el 17 de septiembre del año 1980 a los 54 años, en Asunción, Paraguay. Fue enterrado en Miami en la cripta Somoza Portocarrero. 

Son muchas las voces que destacan que muchos de los crímenes cometidos permanecen impunes. En marzo de 1990 fue aprobada una ley de amnistía total que protegía a todos “los nicaragüenses militares y civiles que hubiesen cometido delitos en la persecución e investigación de hechos delictivos” contra “la seguridad interior y exterior del Estado y comunes conexos con éstos”. Se especula que la fortuna de Somoza ascendía a 1000 millones de dólares estadounidenses y durante los años 1980, el Gobierno sandinista fracasó en demostrar que en Suiza se encontrara una supuesta fortuna perteneciente a Anastasio Somoza.

En Cuba (1952), a su regreso tras ocho años de un gobierno constitucional bajo las presidencias de Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás, durante el cual Fulgencio Batista vivió en EE. UU., se presentó como candidato a las elecciones de 1952 pero ante la perspectiva de una derrota segura, dio un golpe de Estado apoyado por parte del ejército nacional meses antes de las elecciones.

En un intento por sofocar el creciente descontento de su pueblo, que se manifestó en numerosas ocasiones a través de huelgas y disturbios de estudiantes, Batista estrechó la censura sobre los medios de comunicación y recrudeció la represión de los comunistas a través de violencia indiscriminada, torturas y ejecuciones que costaron la vida a unas 20.000 personas. Durante la década de 1950, el régimen de Batista recibió soporte financiero, logístico y militar de Estados Unidos, bajo los gobiernos de Harry S. Truman y de Dwight Eisenhower.

Durante dos años, desde 1956 a 1958, el Movimiento 26 de Julio de ideología nacionalista y democrática, encabezado por Fidel Castro, lideró la resistencia contra la represión de Batista a través de una guerra de guerrillas urbanas y rurales que culminó en la derrota definitiva del régimen dictatorial a manos de los rebeldes dirigidos por Che Guevara en la batalla de Santa Clara, librada el día de Año Nuevo de 1959.

Batista huyó del país con una fortuna próxima a los US$ 100 millones, exiliándose primero en la República Dominicana, gobernada por su aliado Rafael Trujillo, luego en la isla de Madeira en el Portugal del dictador Oliveira Salazar y por último en la España de Francisco Franco, aun cuando Batista se había referido al dictador como «fascista» en diciembre de 1942. Batista permaneció en España hasta su muerte en 1973 a causa de un infarto en la localidad de Marbella. Está enterrado en el cementerio de San Isidro, en Madrid.

En Venezuela (1952), Marcos Pérez Jiménez (MPJ) fue un dictador y militar venezolano. Alcanzó el grado de General de División del Ejército de Venezuela; y designado presidente de facto de Venezuela de manera provisional por la «Junta de Gobierno» sustituyendo a Germán Suárez Flamerich desde el 2 de diciembre de 1952 hasta el 19 de abril de 1953. En esta fecha la Asamblea Nacional Constituyente lo proclama Presidente Constitucional para el período 1953-1958.

Durante su mandato se realizaron y construyeron numerosos proyectos, siendo el presidente que más obras de infraestructura ha dejado para el país. Hoy en día muchas de ellas se encuentran vigentes, las cuales en su época eran de las más avanzadas y ambiciosas que podían existir en el mundo.

La dictadura de MPJ se caracterizó por su excesiva represión a la disidencia y tortura contra los detenidos. En las sedes de la Seguridad Nacional (SN) de todo el país los presos políticos fueron sometidos a los diferentes métodos de tortura, como la cámara de hielo, ring, golpes con bolas de acero, cintillos eléctricos, planazos, tortoles y otras formas de maltrato físico. Cada uno era torturado de forma personalizada. Las principales muertes que se le acusan a la SN son las de Cástor Nieves Ríos, Leonardo Ruiz Pineda, Alberto Carnevali, Antonio Pinto Salinas y Luis Hurtado Higuera, el resto que suman unas 20 personas no pudieron ser probadas en los juicios posteriores.

Pérez Jiménez fue depuesto en un golpe de Estado por sectores descontentos dentro de las Fuerzas Armadas de Venezuela el 23 de enero de 1958. MPJ se exilió en República Dominicana y Estados Unidos desde donde fue extraditado de la ciudad de Miami y se le siguió un prolongado juicio, que terminó con la sentencia condenatoria por un período menor que el que llevaba detenido, por lo que salió en libertad y voló a Madrid. Donde vivió cómodamente con los 250 millones de dólares (que se calculaban habían sido extraídos de la tesorería del Estado, detalle que nunca pudo ser comprobado legalmente) y siendo protegido por el gobierno de Francisco Franco.

Marcos Pérez Jiménez, falleció el 20 de septiembre de 2001 en Alcobendas, España tras un ataque al corazón y el haber perdido la consciencia en sus últimas semanas. Su cuerpo fue incinerado el viernes 21 de septiembre.

En Colombia (1953), Gustavo Rojas Pinilla fue un militar, ingeniero civil, político y dictador colombiano quien, tras el golpe de Estado que le dio al presidente Laureano Gómez, ocupó la presidencia de Colombia del 13 de junio de 1953 al 10 de mayo de 1957.

La dictadura militar de Rojas Pinilla se caracterizó por mantener un continuo enfrentamiento con la prensa, con la expedición de normas legales que pretendían proteger a funcionarios de posibles injurias y calumnias. Igualmente, el régimen fomentó la creación de una prensa estatal y paraestatal subsidiada por el gobierno y el hostigamiento legal, tributario y comercial de los periódicos de oposición. El 6 de marzo de 1954, se ordenó por decreto "que todos los periódicos del país debían ceñirse al relato de los hechos y evitar la interpretación". El 15 de marzo, el gobierno cerró la Unidad, un semanario editado en Bogotá y dirigido por Belisario Betancur, por publicar un manifiesto en contra del gobierno. Al mes siguiente se dictó un decreto que establecía pena de prisión, de dos a cinco años, para quien difamara al gobierno militar.

El 31 de septiembre de 1955, Rojas Pinilla instaura la censura, y posterior clausura de los diarios de oposición El Tiempo, El Espectador, el Diario Gráfico y El Siglo mediante el decreto 2535 titulándolo "una prensa libre pero responsable", aunque los dos primeros los deja funcionando posteriormente respectivamente bajo los nombres de Intermedio y El Independiente que funciona efímeramente en 1955.  Igualmente, varios periódicos son multados y les fue aplicada la censura previa. En 1956 se prepara el camino a lo que se llamaría el Frente Nacional y el 20 de marzo de 1957 se oponen firmemente a la reelección de Rojas para el periodo siguiente y apoyan las elecciones libres; y en la llamada declaración de Sitges, los dos partidos (Conservador y Liberal) confirman que compartirían el poder en partes iguales durante 16 años y la presidencia se alternaría cada cuatro años entre los dos partidos.

La reelección de Rojas no se llevó acabo ya que hubo un paro nacional desde el 6 de mayo en contra de su reelección y en la madrugada del 10 de mayo de 1957 Rojas aceptó retirarse y partió al exilio ese mismo día a España. Una Junta militar tomó posesión el mes siguiente y disolvió la Asamblea y la ciudadanía celebró con júbilo la caída de Rojas.
 
En 1958 el primer gobierno del Frente Nacional, presidido por Alberto Lleras Camargo, le hizo un juicio político a Rojas Pinilla por lo cual el general regresó al país el 11 de octubre de 1958 y el 16 de octubre fue obligado a presentarse ante el Senado para defenderse de las acusaciones en su contra. El veredicto del Congreso Nacional, del 18 de marzo de 1959, fue condenatorio contra el general Rojas; sin embargo, el Tribunal Superior de Cundinamarca le devolvió sus derechos políticos el 20 de diciembre de 1966 y la Corte Suprema de Justicia confirmó este acto judicial, el 18 de octubre de 1967. Rojas Pinilla continuo su actividad política con poco éxito y murió el 17 de enero de 1975 en su finca a orillas del río Sumapaz en Melgar a consecuencia de una complicación cardio-renal que le produjo un infarto.

En Paraguay (1954), Alfredo Stroessner fue un militar y dictador paraguayo que entre el 15 de agosto de 1954 y 3 de febrero de 1989 ejerció una dictadura de 35 años. Su régimen fue anticomunista y favoreció los intereses estadounidenses. Su amistad con los Estados Unidos continuó durante muchos años, hasta que el gobierno de Ronald Reagan comenzó a boicotear al régimen y al país, debido al fin de la Guerra Fría. No es fácil determinar cuándo fue mayor la corrupción, si bajo Stroessner o después de él, pero cantidad de stronistas y el propio Stroessner se hicieron de grandes fortunas. La fortuna dejada por el dictador alcanza los US$ 500 millones.

Según cifras de la Comisión de Verdad y Justicia, durante la dictadura de Stroessner fueron detenidas 19 mil 862 personas, 18 mil 772 torturadas, 236 menores privados de libertad, 17 niños nacieron en prisión y 20 mil 814 se convirtieron en exiliados políticos. Además, se reportaron 459 desapariciones forzadas y un total de 128 mil 76 víctimas directas e indirectas. Los crímenes cometidos durante la dictadura aparecen reseñados en los llamados "Archivos del Terror" que demostraban que Stroessner había participado en la Operación Cóndor, un acuerdo militar anticomunista para la persecución de exiliados, con apoyo de las dictaduras militares de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador y Uruguay, que propició la tortura, secuestro y asesinato de miles de paraguayos y ciudadanos de los países mencionados.

Durante los años 1980, Brasil, Argentina y Uruguay regresaron a la democracia y el pueblo paraguayo aprovechó ese clima político para salir a las calles a manifestarse. En la madrugada del viernes 3 de febrero de 1989 le dieron un golpe militar y Stroessner fue aprehendido por unos días hasta que fue enviado al exilio a Brasilia donde murió de neumonía el 16 de agosto de 2006 pese a las reiteradas peticiones de extradición por crímenes contra la humanidad durante su mandato. Gustavo Stroessner Mora, hijo mayor del dictador, es el hombre que amasó una fortuna sin que jamás sea juzgado el origen de esta y, al respecto, actualmente, no necesita dar explicaciones a nadie. Hubo denuncias en su contra, sobre corrupción, y se abrió un proceso judicial que luego de más de 20 años fue archivado por prescripción.

El libro "Dossier Paraguay: Los dueños de grandes fortunas", escrito por Aníbal Miranda, dice que cuando disfrutaban de las mieles del poder sus activos a 1989 eran aproximadamente de US$ 850 millones y los ingresos acumulados en su carrera comercial rondaban los US$ 1.550 millones, según el texto.  

En Haití (1957) el poder del Estado fue transferido de manera dinástica a los Duvalier. François Duvalier, conocido con el sobrenombre de Papa Doc, fue un médico y político haitiano, presidente constitucional de su país a partir de 1957 y posteriormente, desde 1964 y hasta su muerte en 1971, dictador de Haití en calidad de presidente vitalicio. En 1959, inspirado por las camisas negras del fascismo italiano, creó una milicia que pasaron a ser conocidos posteriormente como los Tontons-Macoutes, y se convirtieron en las tropas de choque del gobierno. Los Tontons-Macoutes asesinaron e hicieron desaparecer a 150.000 personas.

François Duvalier fue glorificado por sus seguidores casi como una divinidad y a su muerte en 1971, derivada de la diabetes mellitus que sufría, según su voluntad y la Constitución que él mismo había diseñado, le sucedió su hijo, Jean-Claude Duvalier, Baby Doc, que pasó también a ser presidente vitalicio contando solo con 19 años. Se calcula que Baby Doc Duvalier robó unos ochocientos millones de dólares al erario.

Más de 100.000 haitianos fueron obligados al exilio en esos 29 años de dictadura entre padre e hijo. Baby Doc Duvalier fue derrocado por una revuelta popular en 1986, tras 15 años de presidencia, y el cuerpo de François Duvalier fue desenterrado y apaleado ritualmente. Jean-Claude Duvalier se exilió junto a su familia en Francia, donde él y su familia se entregaron a todo tipo de lujos y gastos suntuarios. En 2011 regresó a Haití y murió de un ataque al corazón en octubre de 2014. Haití continúa esperando el dinero saqueado por los Duvalier.

El 1 de enero de 1959 las fuerzas del Ejército Rebelde encabezadas por Fidel Castro ingresan victoriosas la ciudad de Santiago de Cuba marcando el triunfo de la Revolución Cubana. El proceso revolucionario cubano fue el hecho político más poderoso y que mayor impacto causó en América Latina, a lo largo de la segunda mitad del siglo 20, porque sus líderes supieron expresar las contradicciones no resueltas entre los Estados Unidos y los demás países de la región.

Los invito a leer la segunda parte de esta trilogía, “Dictadores Latinoamericanos: 1959-1999”, que va desde el inicio de Fidel Castro en 1959 hasta 1999 e incluye a dictadores tan calificados como Augusto Pinochet de Chile y Alberto Fujimori de Perú. Ojalá podamos terminar pronto la tercera parte que sería un especial dedicado a Chávez Frías y Maduro Moros de Venezuela desde 1999 hasta el regreso de la democracia al país.

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