¿Por qué la nueva Ley Orgánica del sector eléctrico no desanuda los problemas? Gustavo Gonzalez Urdaneta


¿Por qué la nueva Ley Orgánica del sector eléctrico no desanuda los problemas?
Gustavo Gonzalez Urdaneta
Miami, 18 julio 2019

Aun cuando la solución de la crisis de electricidad pudiera abordarse desde diferentes puntos de vista, los aspectos primordiales, adicional al cambio político, son el cambio a un nuevo modelo de gestión del Sector Eléctrico Venezolano (SEV) y, que al frente del mismo se coloque un equipo de profesionales con capacidad gerencial, con conocimientos sólidos del sector y de comprobada ética. Si la Ley Orgánica del Sector Eléctrico (LOSE) no asume estos dos nuevos compromisos, no solo se complicaría la solución de la crisis, sino que se atrasaría la solución de esta, comprometiendo la precaria gobernabilidad inicial que se tendrá en el país.

Como introducción al tema es necesario tener presente que suele haber distintos estilos en relación con el contenido y alcance de las leyes y sus reglamentos. Por ejemplo, se han promulgado leyes detalladas que especifican hasta procedimientos de cálculo como fue el caso inicial de la chilena cuando ese país se convirtió en líder de la transformación del sector eléctrico latinoamericano en la década de los ’80. O, pueden promulgarse leyes generales que delegan completamente el detalle operativo en los reglamentos como fue el caso de muchos otros países latinoamericanos. Este caso tiene la ventaja de que las reglas pueden modificarse más fácilmente, ya que no requieren aprobación legislativa y otorga mayor flexibilidad y un continuo perfeccionamiento. Pero tiene la desventaja de que una excesiva tendencia a modificar las reglas puede aumentar el riesgo de los inversionistas y alejarlos.

La LOSE actual venezolana en discusión por la Asamblea Nacional (AN) es una especie de hibrido, dicotomía de temas propios de una ley con detalles que deberían ir a los reglamentos, mezcla que podría representar una camisa de fuerza en la administración y gestión del SEV.

Para promover y atraer a los inversionistas privados al sector es necesario hablar, en la Exposición de motivos, del presente y futuro del negocio eléctrico en Venezuela y analizar, al menos, seis aspectos: Seguridad del suministro, en la próxima década, la visión de los retos del futuro, tendencias sociales y de consumo del servicio, la gestión de clientes, la adaptación de las empresas al cambio, y los desafíos en recursos humanos, de forma de definir un mapa de ruta que sirva de guía y estímulo a la inversión privada promovida por la Ley. Se hace imprescindible una nueva ley de promoción y protección de inversiones o modificar, si es viable, la actual.

Una ley debe ser de sobria síntesis, un inequívoco mapa de ruta ante las opciones que se presentan en la Exposición de Motivos, todavía no conocida en el caso venezolano, exposición que caracterice la naturaleza de la actual tragedia. Esta ley 2019 no es un mapa de ruta.  Esta ley no desanuda los problemas. Por ejemplo, es imperativo incorporar la energía eléctrica como un elemento prioritario en la política energética a futuro del país y en particular en el desarrollo de la industria del gas.     

Lo primero que llama la atención al leer la LOSE, es la mezcla de sanciones e infracciones, expropiaciones y servidumbres con la regulación de toda la cadena de valor del servicio eléctrico y su régimen económico, entrelaza municipios con kilovatios-hora, normativa, reglamentación y fiscalización, y la principal crítica estriba en que: 

* Elude identificar el punto donde estamos que es la ruina de las industrias de hidrocarburos y
   electricidad, ¿Qué se quiere y Qué queremos como Nación y de las industrias petrolera y
   eléctrica?;
* No es integracionista, en cuanto al sector energía; valga decir: repite el pasado en mantener
   separados e incomunicados, dos sectores – hidrocarburos y electricidad – sin reconocer que
   “muchos países se han desarrollado sin petróleo, pero, ninguno, sin electricidad”, cita que acuño
   Francisco “Curro” Aguerrevere (qepd) cuando presidia la Electricidad de Caracas (EdC).           
* No disocia a la actual Corpoelec del desarrollo de la nueva industria eléctrica, no importando las
   lecciones del período democrático (1958-1998) y la ruina del período chavista (2003 a la fecha).

Un poco para recordar, y evitarlas a futuro, las causas de la actual crisis de electricidad que ha sufrido el país, a lo largo del periodo 1999-2010, y aún continúan deteriorando la operación del SEV se encuentran en:

1)Ausencia total de una planificación coherente y ausente del factor subjetivo del gobierno;
2)Incapacidad e ineficiencia total en la ejecución de las obras en general;
3)Olvido total del mantenimiento requerido en sistemas tan complejos, como el eléctrico;
4)Ignorancia irresponsable del “valor del agua” y de la operación de un sistema hidrotérmico con
   una alta participación de la hidroelectricidad; y
5)Despilfarro de la ingente cantidad de recursos asignados al sector (los Dineros Eléctricos)

La función de planificación, eje del desarrollo del sistema nacional, debe ser coherente y ausente del factor subjetivo propio del gobierno y los políticos y debe ser responsabilidad de un ente independiente política y administrativamente del gobierno y los políticos, constituido con las mejoras mentes disponibles en múltiples disciplinas. La experiencia de la planificación en manos del sector público gubernamental y político en los últimos 20 años no ha dado buenos resultados y más ahora con una participación abierta al sector privado en generación, transmisión y distribución como está prevista en la LOSE. 

 Con 20 años de retraso en tecnología y con la apertura imprescindible al sector privado, llama la atención que ningún artículo considere la necesidad de incorporar nuevas tecnologías en toda la cadena del negocio eléctrico incluyendo la comercialización. No se trata solo de promover fuentes renovables no presentes en la matriz energética, sino promover/exigir/describir en los proyectos y planes las mejoras tecnológicas de cada inversión/proyecto, en las áreas de innovación, tecnología, creatividad e inteligencia artificial. El futuro del SEV y la LOSE deben incluir en su visión el concepto de red inteligente y toda la tecnología asociada a las mismas.

En la legislación que se aplique al desarrollo del sector de fuentes renovables dentro de la matriz energética, deben, a efectos de promoción e incentivos, establecer exenciones en las tarifas de transmisión de nuevas fuentes de energía renovable (es decir, geotérmica, eólica, solar, biomasa, mareomotriz, hidroeléctrica a pequeña escala y cogeneración) menores de cierta capacidad, por ejemplo, 20 MW. También deben simplificarse los procedimientos legales para los proyectos menores y garantizar como un derecho, a cada ciudadano venezolano, el poder generar su propia energía eléctrica a través de energías renovables no convencionales (solar y eólica principalmente).

El organismo regulador, Comision Nacional de Electricidad (CNE) previsto en la ley, tiene que ser sólido e independiente, lo cual es imprescindible por las profundas reformas y reorganizaciones previstas para el sector eléctrico en los próximos años, causadas en gran parte por la apertura a la privatización en algunos de los eslabones básicos de la cadena de valor del negocio eléctrico. No obstante, llama la atención la dimensión otorgada en la LOSE a la CNE (34)- comparada con las atribuciones asignadas al mismo en países como Argentina (20), Bolivia (15), Brasil (10) y Chile (25). Las cifras en paréntesis son las atribuciones asignadas al regulador en cada país. En la LOSE, hay que evitar que el Regulador se convierta en un supra monstruo que en definitiva quiera regular el mínimo detalle. Como está previsto es una especie de “bonsái eléctrico”, controla todo excepto la operación del sistema.

En la participación privada en generación, es preciso imponer limitaciones reales a la propiedad, con la intención de resguardar la competencia en el sector. Estas se refieren tanto al acceso a la propiedad simultánea en más de un sector (limitaciones a la integración vertical al interior del sector eléctrico) y al porcentaje de participación máximo en la propiedad de un determinado segmento (limitaciones a la integración horizontal). En caso de no establecer ninguna restricción a la integración vertical, ni a la horizontal, podría dar paso a la formación de grandes holdings que pueden controlar todo el sector eléctrico. Lo recalco, a pesar de estar articulado en la LOSE, por cuanto ha sucedido en unos cuantos países y en ellos existe un regulador idóneo e independiente.

En el nuevo paradigma de los mercados eléctricos competitivos, a la transmisión, se le agrega otro rol fundamental a la actividad de transporte e interconexión, el cual es constituirse en el eje básico que posibilita el desarrollo de dichos mercados. A través de las redes de transmisión se produce efectivamente la competencia entre los generadores, por lo que en todas las regulaciones eléctricas del mundo se busca crear los incentivos para que esa actividad de transmisión se desarrolle adecuadamente. En Venezuela no existe ninguna experiencia de participación del sector privado en la transmisión. Soy de la opinión que la transmisión es un “monopolio deseable” al menos en alta tensión, se entiende que dado el estado crítico de la red actual se hace la apertura a los privados, lo cual no es fácil de conseguir.

Esta propuesto el Centro Nacional de Gestión (CNG) como entidad responsable del control y operación del sistema eléctrico nacional que requiere una revisión especial dado el pésimo manejo que ha habido del “valor agua” en un sistema hidrotérmico con el consiguiente racionamiento continuo y elevado.  Para quienes no lo saben, el CNG es tan importante como el Regulador y, de hecho, es la única atribución que no tiene el Regulador, suerte, de bonsái eléctrico. El proceso de calificación de las autoridades del nuevo CNG, exige igual tratamiento y credenciales que se apliquen a las de la CNE -el Regulador- con las diferencias implícitas en la experticia y calificaciones que ambos requieren.

El futuro de la distribución de electricidad dependerá, en gran parte, del proceso de privatización (licitación pública) que forma parte del articulado correspondiente a las concesiones y que lo convierte en el equivalente a la selección del personal de la CNE (Regulador) y del CNG (Operador). No es la cantidad de concesiones que se otorguen sino su experticia, ética y responsabilidad la que definirá el futuro del servicio eléctrico. Lamentablemente, en el 2007 el régimen chavista estatizo lo que quedaba del sector privado de electricidad en Venezuela.  

Los principales desafíos a futuro en distribución y que, de alguna forma, deberían tenerse presente en la LOSE, entre otros, son: Las redes inteligentes, la generación distribuida eficiente, la competencia entre concesionarias, medición inteligente, flexibilidad tarifaria, la eficiencia en proceso tarifario y crear estímulos para que empresas eléctricas promuevan activamente la eficiencia en un negocio monopólico por naturaleza.

No es que se esté en contra de los municipios, no, pero es preciso recordar que la experiencia con la Mancomunidad de Municipios antes del 2007 no tuvo éxito a excepción de Nueva Esparta donde el servicio era prestado por el sector privado. La realidad es que los municipios carecen, no solo de la experiencia requerida, sino de los recursos necesarios para inversión, operación y mantenimiento del servicio. Los Municipios deben mantener su función de supervisión y vigilancia del tipo de servicio prestado y participar, en su medida, en los subsidios que les fije la Ley.

El Comercializador es un nuevo agente en el SEV y el cliente venezolano desconoce por completo esa figura, pues era una actividad realizada por la empresa de distribución que tiene la concesión del servicio en su área geográfica y es una figura a la cual la LOSE debería prestarle mayor atención para evitar los problemas que ha ocasionado en otros países. La LOSE contempla “autorizaciones” para generación y comercialización y “concesiones” para transmisión y distribución.

Los últimos veinte años del SEV no sirven de referencia para diseñar el régimen económico a aplicar a futuro a ninguno de los segmentos de la cadena del negocio. Sin embargo, el estado de colapso y deterioro de este, si define la elevada densidad de inversiones que se requerirá atraer y conseguir hasta recuperar, al menos, la calidad y continuidad del servicio prestado hasta 1999.

Para un negocio en un mercado altamente competitivo, como suele ser la generación, el rango de posibles retornos es amplio, con más oportunidades de aumentar la utilidad, pero también un potencial significativo de tener pérdidas financieras.  En su esencia el peso del riesgo se les pasa a los inversionistas, no a los clientes, y gerenciar el riesgo se convierte en una preocupación diaria del negocio. El despacho diario optimo asigna la participación de cada unidad en la curva de carga y los precios resultantes los administra el CNG. Este constituye el mercado de corto plazo (spot) del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM)

El MEM se divide, en general, en un mercado spot manejado a través de un control centralizado; y un mercado de largo plazo que involucra acuerdos realizados libremente entre las partes. En realidad, uno – el mercado a largo plazo – es producto de la variabilidad del otro – el mercado spot.  La volatilidad registrada en los precios “spot” se debe a una serie de factores, tales como:  Estacionalidad de la demanda, variaciones hidrológicas, disponibilidad instantánea, variabilidad geográfica, costos de combustibles y carencia de embalses. En la mayoría de los países en donde se ha implementado un MEM, esta volatilidad de los precios spot se maneja a través de la firma de contratos a largo plazo. 

La regulación de las redes de transmisión se reduce a tres aspectos principales: inversión, acceso y precios. El ingreso tarifario de la transmisión suele obtenerse a partir de una combinación, según el país, de precios nodales, peajes y/o cargos de conexión. La LOSE y sus reglamentos deben especificar como se fijarán los cargos a cobrar por el uso de la transmisión nueva y existente. El costo de la transmisión no refleja ni se corresponde a su carácter de garante de la viabilidad de un mercado competitivo.

Es tarea del agente encargado de definir el régimen económico de distribución, entregar incentivos de eficiencia que reflejen un comportamiento competitivo para un negocio monopólico. En términos simples, el objetivo del regulador es determinar un precio justo tanto para usuarios como productores, ya sea sobre la base de los costos contables de las empresas o calculando costos estándares de distribución. Si el objetivo del regulador es simplemente limitar el poder monopólico de la concesionaria dueña de las redes eléctricas, evitando así pérdidas sociales y comportamientos poco eficientes tanto en la inversión como en la operación, se escoge un mecanismo de tipo Costo de Servicio. Si el objetivo del regulador es entregar beneficios adecuados a la empresa de manera que se comporte como una firma competitiva, se escoge un mecanismo del tipo Regulación basada en Incentivos. Eso debe estar definido en los documentos de privatización de la distribución.

Resumiendo, un proyecto de Ley, como el contemplado en la LOSE, no desanuda los principales problemas que son la crisis actual de dos sectores básicos para el desarrollo del país y la falta de integración del sector energía: hidrocarburos y electricidad. Muchos países se han desarrollado sin petróleo, pero ninguno sin electricidad. Igual no plantea que se quiere como Nación ni la posible necesidad de un nuevo Pacto Social.

Bajo las circunstancias de crisis que padece la sociedad venezolana por la insuficiencia del servicio eléctrico, antes de abordar problemas de servidumbre, infracciones y sanciones e involucrar a concejos municipales, debe enfocarse en la solución de esa situación de carencia y en recuperar a la brevedad la continuidad y una mínima calidad del servicio.

La creación y organización de múltiples empresas y agentes, en una condición de colapso y deterioro como la que vive el sistema eléctrico venezolano es inconveniente ya que, en lugar de facilitar el proceso de recuperación de la infraestructura, constituye una camisa de fuerza. La Asamblea Nacional tiene la palabra y debe considerar otras vías que rijan durante el gobierno transitorio.

Gracias a los amigos Alberto de Lima y Victor Poleo que tuvieron la paciencia de revisar mis notas y comentarios sobre la LOSE y cuyas recomendaciones están reflejadas en este artículo.
    

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