La Brecha Generacional: De los Baby Boomers a la Generacion Z


La Brecha Generacional: De los Baby Boomers a la Generacion Z
Gustavo Gonzalez Urdaneta
Miami, 23 abril 2020

Las divisiones generacionales parecen más relevantes y profundas que nunca. A medida que cada generación continúa envejeciendo, la próxima generación emerge con nuevas jergas, modas y, sobre todo, una nueva perspectiva de la vida. ¿Cómo unimos la brecha generacional?

Tan sólo tres o cuatro décadas atrás, cuando hablábamos de desavenencias y confrontaciones entre jóvenes (hijos) y adultos (padres), reseñábamos y encuadrábamos su causa en la brecha generacional, como si se tratara de una falla biológica y social, una herencia no deseada principalmente por los adultos.

Quizás el propio significado de la palabra brecha nos obliga a pensar en eso, en una grieta, un quiebre, un vacío que separa, cuando, por el contrario, la vida nos ha enseñado que debemos considerarlo como un espacio, un estado de cambios e intercambios entre dos o más generaciones. El intercambio debe ser generoso, abundante, respetuoso, sin agravios, en que los padres y adultos transfieran experiencia, cultura, valores; las raíces que darán la identidad indispensable para que sus hijos y jóvenes decidan caminos y establezcan metas que les justifiquen el verdadero sentido de la vida.

A la vez, los adultos reciben de ellos el nuevo mundo que van creando, en el entorno de nuevos derechos y libertades, la Internet, el debilitamiento de la autonomía y las tradiciones. La propuesta es no profundizar la brecha, sino tirar puentes, dialogar y sobre todo escuchar con empatía, sin considerarse propietarios indiscutibles de la verdad. Un proverbio bíblico dice “el que mucho habla, mucho yerra; el sabio refrena su lengua” ... y escucha.

Generación es un término que procede del latín generatio que puede utilizarse para nombrar a la acción y efecto de engendrar (entendido como procrear) o de generar (como sinónimo de producir algo). El concepto también se utiliza para nombrar al conjunto de los seres vivientes coetáneos. Atendiendo a este último significado, la brecha generacional se identifica como la distancia que separa las diferentes generaciones, unas de otras, por ejemplo nuestra infancia con la de nuestros abuelos, mi adolescencia de la de mis padres, etc. No es sólo una línea imaginaria, sino algo muy real ya que cada generación por haber nacido en el mismo período histórico recibió estímulos culturales y sociales similares y, por lo tanto, comparten gustos, comportamientos e intereses semejantes.

Aunque la definición es bastante simple, este tema presenta ciertas complejidades porque las generaciones anteriores creen, con frecuencia, que sus paradigmas son los únicos válidos y se resisten al cambio. Es una realidad que siempre ha estado latente en el ambiente y se manifiesta de diversas maneras, muchas veces hasta creando serias contradicciones familiares que pueden degenerar en relaciones muy problemáticas entre generaciones sucesivas: padres e hijos. Y en las dos últimas generaciones se ha agravado por lo que podríamos llamar: la brecha digital.
Se ha clasificado a las generaciones, de acuerdo con el año de nacimiento de las personas, aunque no existen reglas universales, se han identificado, entre otras, de la forma siguiente: Los nacidos entre los años 1901-1920 se conocen como la Generación Grandiosa; de 1921-1944, la Generación Silenciosa; entre 1945-1964, la Generación Baby Boomer; de 1965–1981 la Generación X; 1982-1994, la Generación Y por último, los nacidos a partir del año 1995 a la fecha es llamada Generación Z. Unos llaman Generacion T (táctil) la desde el 2006 en adelante.

Los Baby Boomers, nacidos post Segunda Guerra Mundial, su nombre se refiere al “Baby boom” –repunte en la tasa de natalidad- de esos años, tiene el trabajo como modo de ser y de existir: estable, a largo plazo, adictivo, no necesariamente de lo que aman hacer. No le dedican mucho tiempo al ocio y a la actividad recreativa. Las mujeres de esta generación aún se están incorporando al mercado laboral. Si bien persiste el ideal de familia tradicional, se empiezan a romper estructuras. Acostumbra a jugar al aire libre y valora la productividad. Posteriormente volveré sobre esta generación que es a la cual pertenezco.

La Generación X sufrieron grandes cambios. Vivieron la llegada de Internet (1969 Arpanet), vida analógica en su infancia y digital en su madurez. Acepta las reglas de la tecnología y conectividad. No logra desprenderse del todo de las culturas organizacionales. Según un estudio de la Universidad de Michigan, los hombres y mujeres X trabajan mucho pero logran un equilibrio, son felices con sus propias vidas. Están marcados por grandes cambios sociales. Como son una generación en transición -se les llamó Generación Perdida e incluso Generación Peter Pan- pueden hacer convivir equilibradamente la relación entre tecnología y vida social activa “presencial”: tienen participación dentro de los eventos de su comunidad. Son más propensos a estar empleados (aceptan los órdenes de jerarquía institucional) y equilibran la energía entre el trabajo, los hijos y el tiempo de ocio. Son los padres de los Millennials, hacen esfuerzos adaptativos a la vertiginosidad de la generación que sigue.

La Generación Y o Millennials, son multitareas. No conciben la realidad sin tecnología y la calidad de vida tiene prioridad. Es la generación que usó más tipos de tecnología para entretenimiento. Lo que era un lujo para la generación X para la generación Y son productos básicos. Pasaron por todo: SMS, Reproductor de CD, MP3, MP4, DVD. La vida virtual es una extensión de la vida real, aunque conservan algunos códigos de privacidad en relación con lo que exponen o no en Internet (a diferencia de los Centennials, que comparten todo). No dejan la vida en el trabajo, no son "workaholic" (quizá observaron que sus padres sí lo fueron, y lo hacen distinto). Son emprendedores y creativos, intentan vivir de lo que aman hacer. Son idealistas. Aficionados a la tecnología del entretenimiento: usuarios de las salas de chat en los ’90 y ahora de redes de citas. Aman viajar, conocer el mundo, ¡y subir las fotos a las redes! Según estudios, duran en sus trabajos un promedio de dos años, a diferencia de la generación X y los "baby boomers" (más estables). Es por eso por lo que las empresas enloquecen armando políticas de "fidelización".

Generación Z o Centennials, son verdaderamente “nativos digitales” (desde su niñez usan Internet). Autodidactas (aprenden por tutoriales), creativos (incorporan rápido nuevos conocimientos y relacionan bien) y sobreinformados (alta propensión al consumo de información y entretenimiento). Visitan redes que sus padres no: un ejemplo es Snapchat. Comparten contenido de su vida privada, aspiran a ser YouTubers. Su vida social pasa en un alto porcentaje por las redes. Nada de la tecnología les es ajeno. Ven a la tecnología como elemento fundamental y no conciben el acceso a la información sin la existencia de Google, sus medios de comunicación utilizados son redes sociales y profundizan los entornos virtuales.
    
Los Centennials pasan mucho de su tiempo “frente a pantallas”. Estudios recientes aseguran que están expuestos un promedio de cuatro veces más tiempo del recomendado a dispositivos. Su éxito se mide en “compartidos” y “likes”. Según un estudio realizado por The Futures Company, son más pragmáticos que los Millennials, buscan innovar con “lo que hay”. La mayoría aún está por iniciarse en la vida laboral, pero se observa que les preocupa encontrar una vocación acorde a sus gustos, conocerse a sí mismos y aceptar las diferencias, en un mundo cada vez más globalizado.

Una encuesta realizada en 2013 por Ameritrade reveló que el 47 % de los estadounidenses de entre 14 y 23 años estaban preocupados por la deuda estudiantil, mientras que el 36 % estaban preocupados por poder pagar una educación universitaria. Esta generación se enfrenta a una creciente brecha de ingresos y a una disminución de la clase media, lo que ha llevado a un aumento de los niveles de estrés en las familias.   

Los niños Generación Y y/o Z son seis veces más propensos a jugar videojuegos que manejar una bicicleta en un día normal. La actividad de manejar una bicicleta se redujo un 31% desde 1995. Así mismo, 36% de los Baby Boomers, 49% de los niños de la Generación X y 54% de los Millennials (Y) tuvieron algún tipo de educación universitaria. Otros datos interesantes son: La televisión es una fuente de noticias para el 76% de los Baby Boomers, para el 61% de la Generación X y para el 65% de los Millennials. El Internet es una fuente de noticias para el 30% de los Boomers, para el 53% de la Generación X y para el 59% de los Millenials. Viendo estas estadísticas queda claro que el entendimiento entre generaciones es cada día más complejo y a los Baby Boomers no nos queda más que adaptarnos. O no lo creen así.
  
Se han identificado otras generaciones: Generación de las Dos Caídas: los que nacieron a principios de los ochenta y recuerdan tanto la Caída del Muro de Berlín como la Caída de las Torres Gemelas; Generación XD: Adolescentes que tienen entre 12 y 16 años, se les llama así porque el “XD” es la forma en la que se expresa gran emoción al escribir en redes sociales (la X indica unos ojos cerrados y la D una boca abierta riéndose) y “Niños Google”: Son los niños de la actualidad, todo es touch para ellos, la vida es interactiva y todo lo que desean saber lo tienen al alcance de un clic.

Muchos grupos están compitiendo para encontrar el “ingenioso nombre” de la generación siguiente a la generación Z. Algunos han sugerido “Generation Alpha” considerando el uso del alfabeto griego en las disciplinas científicas y otros “Generation Glass” por las pantallas digitales. Hay quienes predicen que la próxima generación será «la generación más formalmente educada de la historia, la más dotada de tecnología y globalmente la más rica de todos los tiempos». 
Se está acentuando en todo el mundo la brecha generacional. Los nativos digitales están creando una sociedad cada vez más alejada del universo analógico y algunos eventos en la pasada década, como la ley Sinde en España (2009) o los sucesos del norte de África (2011), forman parte de un conjunto de rasgos belicosos que, bien leídos, indican que la brecha generacional podría estar convirtiéndose en una crisis profunda.

Completemos algunas generaciones cronológicamente. Sin ninguna pretensión, la mejor generación del siglo XX comienza a jubilarse (65 años) alrededor del año 2011, legalmente o por razones fuera de su control. Son los nacidos entre 1940 y 1964. Para empezar es la generación más numerosa de la historia. Entre esas fechas vino al mundo más gente que nunca. 1957 fue un año récord, en Estados Unidos tuvieron que pasar 50 años para que los 4,3 millones de niños nacidos en 2007 se convirtiesen en una marca que no ha vuelto a superarse. Estadísticas de 2016 muestran que la generación milénica superó a la población de los baby boomers en EE. UU. (77 millones frente a 76 millones en los datos de 2015).

Tras la Guerra Civil española y la II Guerra Mundial la gente quería huir del horror. El umbral de frustración era muy bajo, se aguantaba todo. Los padres de entonces formaron familias numerosas cuyos hijos – los baby boomers- comenzaron a emanciparse, casarse y vivir mejor que sus progenitores. La generación más saludable y estable, por ahora y quizá por mucho tiempo, se independizaron de unos padres salpicados por el horror de la guerra y decidieron, en general, tener pocos hijos. Convencidos de que el mundo va a mejorar, seguros de que van a construir un futuro mejor. Pertenezco a esa generación creada con identidades compartidas y lazos aun activos que la cohesiona y caracteriza.

Esa confianza no es retórica, ni cuento, creada en torno a sí mismos sobre una base meramente profesional, científica y humanista. El baby Boomer construye una autopercepción apoyada en vidas de mejora y de éxito individual y social. Ahí están, en Francia, los llamados treinta gloriosos años. En España, el despegue económico español y tantos y tantos datos como el enorme aumento de la esperanza de vida o el nuevo papel de la mujer. Ya jubilados, son unos “seniors” distintos a los de antes que han cambiado el concepto de vejez y no van a ceder el cetro tan fácilmente.

Los jóvenes que ahora tienen alrededor de 40-50 años (Generacion X) han nacido en democracia y pertenecen a las generaciones mejor preparadas de la historia, pero han visto cómo la grave crisis económica que estalló en 2008 no solo ha parado en seco el ascensor social, sino que les ha golpeado en mayor medida que a los mayores. Transcurridos los años, les dicen que la recesión ha llegado a su fin y, sin embargo, su situación no mejora.

Por ejemplo en España, la tasa de paro sigue siendo muy alta y los que trabajan han de soportar altas cotas de precariedad. Todavía en 2015, con un crecimiento del PIB del 3,2%, los salarios de los cuarentones continuaron devaluándose, a diferencia de las franjas de mayor edad. Estas han resistido mejor a la crisis y su mejor posición relativa ha llevado incluso a invertir el sentido de la solidaridad intergeneracional: ahora son los mayores los que ayudan a los jóvenes.

La sexta edición del Informe Millennials elaborado por Deloitte recoge las opiniones de 8.000 jóvenes nacidos después de 1982 de 30 países de todo el mundo. La encuesta arroja datos muy significativos sobre las prioridades e inquietudes de esta joven generación, los Millennials. Entre sus mayores preocupaciones/inquietudes se destacan: La inestabilidad política, económica y social; las personales, empleo y sociedad; la flexibilidad laboral; la mejora del rendimiento y la lealtad; estar alejados de posturas radicales y su esperanza en la Generación Z

En lo personal, si bien los millennials que residen en países emergentes esperan, por lo general, tener una situación económica mejor que sus padres económicamente (71%) y personalmente (62%), solo el 36% de ellos en mercados maduros cree que serán más felices. La única excepción en este sentido, dentro de los países desarrollados, proviene de Estados Unidos, donde más de la mitad de los encuestados esperan tener mejores condiciones que sus progenitores. En este sentido, solo en 11 de los 30 países que cubre el estudio hay una mayoría de millennials que asegura que será más feliz de lo que fueron sus padres.

De las 18 áreas evaluadas relativas a preocupaciones personales, destacan los conflictos armados, el terrorismo y la tensión política en los países, de forma especial en los mercados maduros (56% contra 42%). De hecho, del conjunto de estos países solo destaca España, donde el terrorismo es desplazado por el desempleo en el ranking de preocupaciones de los millennials (globalmente el desempleo ocupa el tercer puesto).

Un poco para conocer el espectro latinoamericano, un estudio realizado por la fundación de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), junto con la fundación Voices, reveló detalles sobre la brecha generacional que existe entre los de la tercera edad y los adolescentes.

Una de las primeras conclusiones de la investigación es que la distancia más grande entre los abuelos y los nietos radica en los valores que cada generación quiere transmitir y en el interés de cada uno a raíz de lo que quiere decir el otro. Sin embargo, a pesar de las diferencias, el 90% de los argentinos cree que es importante mantener una relación con los mayores. Los valores que estos deberían inculcar a los jóvenes son cuestiones ético-morales ligadas a experiencia de vida, como: la dedicación al trabajo (46%), la tolerancia/respeto por los demás (45%), la responsabilidad y la humildad (39% y 38%).

En sentido inverso, de jóvenes a mayores, los valores a trasmitir son actitudes/ posiciones ante la vida, como optimismo (24%), creatividad e innovación (20%), imaginación (18%), seguido por amistad y autoestima (14%), y valentía (12%). La investigación también concluye que 6 de cada 10 argentinos concuerdan con que el rol de los abuelos es promover la diversión de los nietos, siendo compañeros y estableciendo menos límites que sus padres, así como educarlos y ser una guía para ellos.

La tecnología (54%) aparece como el principal obstáculo comunicacional entre generaciones, seguida por los estilos de vida (37%), y mucho más atrás por los valores y las visiones del mundo (18%). En cuanto a la asimetría o diferencia de intereses, se menciona como la principal barrera al contacto intergeneracional directo (30%), seguido por la discriminación hacia los adultos mayores (22%) y, nuevamente, los distintos modos de vinculación con la tecnología (15%). Por otro lado, la educación (29%) se destaca como la principal herramienta para promover las relaciones entre generaciones, seguido de cerca por la creación de espacios comunitarios de interacción entre jóvenes y adultos mayores (27%) y la generación de conciencia sobre la importancia del tema (25%).

Veamos ahora, retrospectivamente, algunos cambios positivos entre generaciones. Por ejemplo, ha disminuido el machismo a pesar de que en muchos lugares como pueblos o ciudades más conservadoras aún se dan casos. Ya no se usan chaperones que en cierta forma invadían la privacidad de la posible pareja y tiene que existir más comunicación con los hijos, respecto a los pretendientes. Ha cambiado la forma de vestir aunque se podría pensar que es malo porque las mujeres, voluntaria o involuntariamente, provocan sexualmente a muchos hombres y corren el peligro de que les falten el respeto. Pero podemos pensar que el cambio es bueno porque están ejerciendo su libertad y eliminando un tabú.

Antes la mujer no expresaba fácilmente su sexualidad, ni al hablarla, ni al tener relaciones. Ahora son más mujeres las que hablan del tema sin tabú, aunque también depende mucho de la edad y educación. Anteriormente no había planificación familiar y las familias eran muy grandes, tenían muchos hijos, como suele decirse, “no tenían tele”. Ahora la gente planifica más debido a las condiciones económicas que existen y a las problemáticas subyacentes en, por ejemplo, el cambio climatológico y la superpoblación. Esto es cuando lo hacen a conciencia, pero aún hay lugares donde la ignorancia, falta de anticonceptivos y costumbres los hace seguir teniendo muchos hijos.

Lamentablemente han ido disminuyendo los juguetes y juegos físicos y creativos de los Baby Boomers como la perinola, el “stop”, frontón, pelota, escondite, trompo, yo-yo, las metras, el gurrufio, la zaranda, y el papagayo que se jugaban en el colegio y con los vecinos de la calle. Al igual que la popular carrera de sacos, las rondas, saltar la cuerda, la candelita, el palito mantequillero y el bien entretenido juego de la botella entre adolescentes. Creo que jugar a las bolas criollas tampoco es frecuente en las nuevas generaciones.
  
Los Millennials aún conservaban los juegos de mesa, carreras en bicicleta, palo encebado, carreras en patines o patineta; ahora la mayoría juega Xbox, Play Station, juegos en línea, etc. Los cinco juegos/dispositivos más deseados por los niños: drones, iPad, Lego, sable láser, y el droide “bebocho” BB-8. Consideramos que está mal que dejen por completo los juegos convencionales que son importantes para el desarrollo físico y mental aunque es indiscutible los beneficios de los juegos digitales ante la nueva brecha digital en el aspecto educativo y profesional.  

Hoy tenemos que aceptar profundos cambios de paradigmas, como un fenómeno inevitable a nivel mundial, en el acortamiento de las diferencias generacionales. Como habíamos indicado, la propuesta es no profundizar la brecha, sino tirar puentes, dialogar y sobre todo escuchar con empatía, sin considerarse propietarios indiscutibles de la verdad. Uno de los puentes más eficaces para reducir la brecha es la influencia que proviene de los adultos, debe darse calladamente, sin gritos, sin vocifera, simplemente hablar para indicar el camino correcto. La brecha es tal que un joven de diecinueve años ya no se entiende con un adolescente de trece. En el caso de los padres de hoy, la tecnología, el lenguaje y los códigos van cambiando vertiginosamente, transformándose en un desafío gigantesco.

El tsunami de información al que tienen acceso nuestros hijos por las nuevas tecnologías está produciendo una inédita transformación en la relación padres-hijos, a tal punto que los adultos se sienten avasallados y desplazados, produciéndose lo que algunos psicólogos llaman el “síndrome de Homero Simpson”, el adulto borrado. Haga lo que haga, Homero siempre vuelve a su punto de inicio que es un trabajo estable con una familia que lo quiere y así se mantendrá hasta que ponga de nuevo la torta.

Estamos en el tiempo apropiado para que los padres, docentes, profesionales de la educación, sociólogos y maestros de la vida propongamos estrategias, desechemos el facilismo, analicemos el relativismo y restablezcamos los valores del diálogo fraterno, la inteligencia emocional, el placer de la tarea cumplida, la importancia del esfuerzo y el ejemplo, y los valores espirituales de la fe, la esperanza y del amor sacrificial.

Comments

  1. Muy interesante tema el que nos presenta Don Gustavo, como siempre con abundante informacion y buena prosa. No cabe duda que existen discontinuidades entre las generaciones, en mi opinion, generalmente producidas por cambios tecnologicos disruptivos que afectan a las sociedades y a nosotros sus integrantes. El cambio de traccion de sangre al motor de combustion interna produjo modificaciones en el desarrollo de ciudades, en la utilizacion del espacio publico y a nivel mas humano, en el status y en nuestra identidad. Hoy en dia en USA es un rito de paso la obtencion de la Licencia de Manejar y el primer carro. No dudaria que a finales del Siglo 19 y principios del 20 el vehiculo a motor y el caballo representaban generaciones diferentes. incluso habia un dicho en las comunidades rurales cuando un carro a motor se pegaba en algun lodazal siempre presentes en vias secundarias que le gritaran al chofer "Get a horse". Hoy en dia los cambios se han acelerado tanto que un infante no podria entender que su abuelo no tuvo tablet o celular; como podria vivir ? Personalmente no creo que esos cambios operativos, por llamarlos de alguna manera, hayan cambiado sustancialmente la conducta humana, sus pulsiones mas profundas. Un antiguo profesor, Leslie Maginat, decia que lo que vemos hoy en dia son un reflejo de fuerzas acumuladas a traves de periodos muy largos, decadas, siglos, donde los actores de hoy son sus interpretes. El pasado, ya sea experimentado individualmente o alimentado por la comunidad a la que pertenecemos le da cierto sentido al presente. Henri Bergson, filososfo frances, usa el termino "duracion" para explicar como el pasado cambia para adaptarse a las experiencias actuales de diferentes personas en diferentes circunstancias. Tal vez la aceleracion de los cambios produzca la alienacion que vemos en casi todas las sociedades actuales: su pasado individual y colectivo no tiene tiempo de adaptarse. En este orden de ideas hablar de brecha generacional requiere cierta moderacion para no caer en divisiones arbitrarias por fechas, tendencias, trabajos y quien sabe cuantas cosas mas tan al gusto de los demografos y las necesidades de los expertos en mercadeo. Nadie dudaria de los cambios, pero brechas es un concepto muy definitivo.

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