Venezuela: ¿Un Estado en Quiebra o Fallido con incipiente Coronavirus?
Venezuela: ¿Un Estado en Quiebra o Fallido con
incipiente Coronavirus?
Gustavo Gonzalez Urdaneta
Miami, 1 junio 2020
Los
estados-nación fracasan cuando son superados por la violencia interna y ya no
pueden garantizar la seguridad y la entrega de bienes públicos. Sus gobiernos
pierden legitimidad, y la naturaleza misma del estado-nación se vuelve
ilegítima a los ojos de una pluralidad de ciudadanos. No es necesario entrar en
detalles de la situación caótica en que se encuentra Venezuela después de haber
sido declarado Estado Fallido. Sobran opiniones al respecto.
A medida que se
ha agravado la crisis económica, política y ahora humanitaria en la Venezuela
de Nicolás Maduro, los observadores internacionales han caracterizado cada vez
más al Estado como en quiebra o fallido. En 2016, William Finnegan lo calificó
de la primera de las formas (‘failing state’), mientras que Moisés
Naím y Francisco Toro afirmaron en 2018 que se había convertido en lo segundo (‘failed
state’). El columnista de opinión de Bloomberg Tyler Cowen elevó la
retórica en 2019, declarando que Venezuela “no es solamente un Estado fallido”.
Forbes se ha referido al país en un artículo de este año simplemente como el “Estado
fallido de Venezuela”, dándolo como un hecho.
En los últimos
años se han publicado diversos índices sobre los Estados Frágiles en el mundo.
Uno de los más notorios es el de la revista Foreign Policy and the Fund for
Peace (FPFP) que intenta agrupar a todos los países del mundo de acuerdo al
grado de amenaza que presentan con respecto a la protección de sus poblaciones
de la violencia en función de 12 criterios fundamentales en los cuales se
evalúan aspectos como amenazas a la seguridad, decaimiento económico,
violaciones a los derechos humanos, flujo de refugiados, falta de provisión de
servicios básicos, criminalidad y corrupción, intervención de fuerzas externas
o falta de soberanía en el territorio nacional.
Sin embargo, si
bien el Índice de Estados Frágiles (IEF) de 2019 de la FPFP reconoce estos
problemas y señala que la fragilidad de Venezuela ha aumentado más que en
cualquier otro país desde 2018, todavía la coloca en el puesto 32º (en Estado
Grave), una clasificación preocupante, pero lejos del riesgo de convertirse en
un Estado fallido. ¡Sorprendente! Hay algunas clasificaciones que ninguna nación
quiere liderar. Yemen (113.5) acaba de ser nombrada la nación más frágil en el
ÍEF de 2019 del FPFP. El estado menos frágil es Finlandia (16.9). Entre estos
dos países se encuentra todo el espectro de la estabilidad nacional
mundialmente. Venezuela (89.3) y Brasil (71.8) empataron por el
título del país más empeorado respecto al 2018. El valor entre paréntesis es el
IEF del país.
Sin querer
entrar en detalles del modelo digital de dicha clasificación, hay una máxima
entre expertos y usuarios de modelos digitales “La factibilidad de un modelo es
inversamente proporcional al número de variables consideradas”. Si eliges muy
pocas variables puedes obtener un modelo mal detallado y producir estimaciones
sesgadas (sub-especificado). Si eliges el número de variables justas tendrás un
modelo sin problemas y con estimaciones precisas (modelo correcto). Si eliges
un modelo con demasiadas variables tendrás un modelo excesivamente especificado
y las estimaciones serán poco precisas (sobre-especificado).
Cualquier
ciudadano del Reino Unido estará alarmado por ver a su nación clasificada como
la cuarta más empeorada y encontrará que tres de los 12 indicadores utilizados
para compilar el índice causaron en gran parte la baja puntuación: el
comportamiento de las élites gobernantes, las divisiones sociales y la
legitimidad estatal. Los autores señalan la influencia del brexit como un
factor importante del empeoramiento. Los Estados Unidos (38.1) ingresaron en la
categoría de ‘Más empeorados’ debido a los puntajes bajos en las mismas
categorías que el Reino Unido (36.7), más un puntaje en declive sobre los
derechos humanos y el respeto a la ley, en parte como reflejo de las divisiones
políticas, controversias legales y el problema de la inmigración. Los cinco países más frágiles, que se consideran que están en ‘Muy alta
alerta de fragilidad’, son Yemen, Somalia, Sudán del Sur, Siria y la República
Democrática del Congo. En la categoría ‘Alta alerta de fragilidad’ se
encuentran la República Centroafricana, Chad, Sudán y Afganistán.
Debemos asumir
que cualquier modelo para definir índices mundiales debe corresponder a la
clasificación segunda de “modelo correcto”. Una premisa de una cita famosa de
Churchill sobre las estadísticas (“las mejores son las que tu inventas”) es, a
mi entender, que quizás la mayor fuente de error yace en permitir que los
procedimientos estadísticos tomen decisiones por uno. Las 12 categorías del
índice con las que se miden las naciones son: situación y respuestas de
seguridad; comportamiento de las élites gobernantes; divisiones sociales;
rendimiento económico; desigualdad económica; emigración; legitimidad estatal;
servicios públicos; derechos humanos y estado de derecho; presiones
demográficas; refugiados; intervención externa. La denominación de “categorías”
me hace pensar que esos doce criterios sean a su vez multivariables, así que
saquen ustedes la cuenta si cada una tiene dos o tres, cuantas serian en total
y si aun el modelo digital seria “correcto”. Otra duda que me surge es cuáles
son las fuentes de información usadas en el caso de Venezuela para aún estar en
el puesto 32 y, si no son confiables, que otras plagas (variables) nos depara
el futuro.
Dando por buenas
las estimaciones del IEF y otras comparaciones y consideraciones propias, el
articulo “Venezuela: ¿Estado débil o fallido?
de John Polga-Hecimovich-Profesor de Ciencia Política en la U.S. Naval
Academy, del miércoles 12 febrero 2020, concluye con las siguientes reflexiones
finales:” Venezuela todavía no es un Estado fallido, pero en muchos lugares
está en quiebra… una breve comparación entre la Venezuela de hoy y la Colombia
de la década de 1990 indica que aquélla está mucho más cerca de ser un Estado
fallido que simplemente uno débil. La comparación también sugiere que Venezuela
probablemente tardará más en recuperarse que Colombia de su fracaso actual…”.
Preocupante conclusión.
Pedro González
Caro en Politika UCAB del 4 septiembre 2019, analizando el tema de Venezuela
como un Estado fallido, menciona que son muchas, muy diversas y controvertidas,
las definiciones sobre Estado fallido, de modo que para comprender el fenómeno lo
aborda desde una perspectiva bien interesante, desde la antítesis del concepto,
Estado Exitoso, considerando lo establecido en nuestra Constitución
sobre Venezuela como un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia,
que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su
actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la
democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los
derechos humanos, la ética y el pluralismo político, con lo cual se asume que
será un Estado exitoso en la medida en que estos valores superiores sean
alcanzados y se satisfagan plenamente.
En este sentido,
indica González Caro, que habría que prestar atención al comportamiento de los
elementos que dan cuenta del desempeño del Estado venezolano en estos elementos
que han sido declarados valores superiores y fines esenciales del Estado para
que, desde una perspectiva comparada, pueda generarse la propia
conceptualización de lo que ocurre en Venezuela y establecer la presencia o no
de estas características que determinaran la existencia de un estado exitoso, como la pobreza, educación e inasistencia escolar, la
mortalidad, esperanza de vida y la vulnerabilidad social solo por citar algunos
de sus indicadores.
Según González Caro, la única data sobre el
comportamiento de los elementos citados que dan cuenta del desempeño del Estado
venezolano que puede utilizarse para un ejercicio de análisis comparativo es la
que ofrece la Encuesta de Condiciones de Vida, (ENCOVI), ya que los organismos
oficiales no emiten informes de gestión desde hace más de 10 años, Bajo esta
premisa concluye que “la encuesta deja en evidencia una clarísima discrepancia
entre los postulados constitucionales que definen al Estado Exitoso en
contraste con la realidad social y política de nuestro país, así que ya sea
porque así lo indique el informe de la
revista FPFP o como consecuencia del análisis comparativo que ha propuesto, la
conclusión es una sola: ¡Venezuela es un Estado Fallido!
Como vemos hay un sinnúmero de caracterizaciones y
opiniones con sentido respecto a Venezuela como Estado fallido entre las que
destacan, en mi apreciación, la violencia, el uso de la fuera, presencia grupos
armados y terroristas, narcotráfico, hambruna, valor de la moneda, escasez de
servicios públicos, gasolina, emigración, extremismo ideológico, actividad
económica ilícita y pare usted de enumerar.
Bajo otros considerandos, el segundo punto que hoy nos
ocupa es el Sistema de Salud en Venezuela que ha sido devastado y
han regresado algunas enfermedades previamente erradicadas como la malaria y el
sarampión y, hoy en día, nos preocupa el incipiente Coronavirus
(CV) según medios oficiales.
Un artículo del 27 de mayo de Guillermo Olmo,
corresponsal de BBC News Mundo en Venezuela, nos presenta un grupo de informes
científicos y organizaciones internacionales sobre la evolución de la pandemia
del coronavirus en Venezuela que advierten que la misma es “una bomba de
tiempo” en el país y alertan de que lo peor está por llegar.
Según el último estudio de la ONG Human Rights Watch y
por los centros para Salud Pública y Derechos Humanos y para Salud Humanitaria
de la Universidad Johns Hopkins, “la absoluta falta de preparación del
sistema de salud venezolano” agrava el riesgo de propagación del virus
en América Latina y hace necesario el envío urgente de ayuda humanitaria.
Igualmente la Organización Panamericana de la Salud considera a Venezuela uno
de los países más vulnerables frente a la pandemia de América Latina.
Venezuela ha evitado u ocultado, de momento, un
estallido que muchos expertos consideran inevitable. La administración de
Maduro ha declarado que hasta el 30 de mayo de 2020, se habían confirmado 1146
casos activos, 302 pacientes recuperados y 14 fallecidos, para un total de 1459
casos confirmados. Según el gobierno, al 30 de mayo de 2020, se habían
realizado 16 577 pruebas PCR, y según data gubernamental se han reportado 970.394
pruebas diagnósticas de COVID-19, lo que representa 32.346 pruebas por millón
de habitantes.
Pero, de acuerdo con el informe de situación publicado
el 22 de mayo por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de
Naciones Unidas, la inmensa mayoría de las pruebas realizadas por las
autoridades venezolanas han sido test rápidos “de sensibilidad limitada”. Sólo
un 2,3% habían sido pruebas PCR, las consideradas más fiables por la
Organización Mundial de la Salud.
Según un reporte de Reuters, el gobierno mantiene un
sistema centralizado y no autoriza a clínicas privadas y universidades
capacitadas a acceder al tratamiento de pruebas. Hasta el 10 de abril el
Hospital Universitario de Caracas solo contaba con 20 kits. Para el 13 de
abril, también se indicó un 53% de pacientes recuperados, casi ocho veces mayor
que el número de recuperados en Colombia (7%) y 66% veces más que Brasil. La
tasa de mortalidad hasta la fecha era de 0,3% la más baja del continente
americano.
Juan Guaidó considera que los datos del gobierno de
Maduro no son confiables, el subsecretario de Estado de Estados Unidos, Jon
Piechowski, declaró que “no tenemos razones para creer en ninguna cifra del
régimen de Maduro sobre el impacto del coronavirus en el pueblo venezolano”, la
Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle
Bachelet, ha criticado la “falta de transparencia» en las cifras
proporcionadas” y el director de Human Rights Watch del continente indicó que
las cifras de la administración de Maduro son "absolutamente
absurdas". Los reportes provistos por el gobierno bolivariano no son
siempre consistentes y presentan incongruencias frecuentemente, que incluyen
estados que desaparecen de la lista, números que no suman lo indicado, e
inconsistencias con los números publicados por organismos estatales. Organismos como Human Rights Watch y la
Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos han denunciado “la total falta de
transparencia y la persecución contra profesionales de la salud y periodistas
que cuestionan la versión oficial”.
Las condiciones de salubridad en centros de
concentración popular, el riesgo del hacinamiento en zonas populares y
cárceles, la falta de agua en zonas de alta densidad que impide cumplir hasta con
el consejo básico de lavarse frecuentemente las manos y pare de enunciar, hace
que los expertos teman que ahora favorezcan la propagación del virus. De
acuerdo con un reciente estudio de la Academia de Ciencias de Venezuela, el
país debe prepararse para que el pico de la pandemia llegue entre los meses de
junio y septiembre, con entre 1.000 y 4.000 nuevos casos diarios. Ojala dicha estimación no ocurra, en caso
contrario se confirmaría lo ya expresado de que Venezuela es una bomba de
tiempo por estallar que según muchos expertos consideran inevitable.
El sistema sanitario de Venezuela está “colapsado”,
el país ocupa el puesto 180 de un total de 195 países en el índice de Seguridad
Sanitaria Global de la Johns Hopkins. Según la Encuesta Nacional de Hospitales,
elaborada anualmente por el colectivo Médicos por la Salud, solo un 9% de los
centros hospitalarios venezolanos tienen agua de forma regular y continua.
Adicionalmente la falta de combustible dificulta también el traslado de los
enfermos y personal a los centros sanitarios.
El analista Luis Vicente León señaló recientemente que
“si las sanciones no logran forzar la salida de Maduro a corto plazo, se corre
el riesgo de que el deterioro de la calidad de vida de la población sea
monumental y la destrucción económica y de infraestructura del país, mucho peor
que la actual”.
Desde mitad de mayo de 2020, se evidencia un elevado
aumento de las cifras diarias de infectados en Venezuela, esto debido al
ingreso de connacionales a Venezuela por los pasos fronterizos y de la
transmisión comunitaria. Esta situación fue advertida en su momento por la
Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela que publicó
un artículo científico sobre los posibles escenarios del trayecto del coronavirus
para dicho mes en la nación.
La Acnur estima que más de 5 millones de venezolanos
han dejado su país en busca de mejores condiciones de vida, pero esta cifra
podría incrementarse a causa de la pandemia. Para Human Rights Watch, “la
actual migración de venezolanos que ingresan y salen del país producto de la
pandemia agrava el riesgo de que el virus se extienda más allá de Venezuela”.
Para cerrar, y considerando lo publicado y dicho sobre
el estado actual del Sistema de Salud en el país, no deja de preocuparnos una
noticia de Associated Press del 27 de mayo según la cual en Venezuela se
iniciará, el lunes 1 de junio, una flexibilización de la cuarentena, vigente
desde hace más de dos meses, que implicará un plan por fases para ir hacia una
“nueva normalidad relativa, vigilada y protegida”. Aparentemente, el genio de
Nicolas Maduro, después analizar todos los elementos necesarios para “ajustar
la vida económica del país” activará un sistema especial de transporte
con 1.300 autobuses del gobierno.
El mismo medio señala que la flexibilización se da en
medio de un repunte de los contagios que saltaron más del doble en la última
semana para ubicarse en 1.200 y 11 fallecidos, suena a cifras oficiales, y que
la flexibilización también coincide con el arribo esta semana al país de,
aparentemente, cuatro de cinco tanqueros con gasolina y aditivos para la
producción de combustible que envió Irán a Venezuela para ayudar a superar la
severa escasez de gasolina que sufre desde hace dos meses y que según analistas
fue la principal razón para imponer la cuarentena.
En América Latina se han registrado a la fecha más de
806.200 contagios y más de 43.400 muertos. Brasil tiene la mayor cantidad de
infecciones y decesos. A nivel mundial se han infectado más de 5,6 millones de
personas y muerto más de 351.100, según el Centro de Ciencias e Ingeniería de
Sistemas de la Universidad Johns Hopkins, que basa sus datos en los informes de
los gobiernos y las autoridades de salud de cada país. En la mayoría de la
gente este virus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a
tres semanas. Pero en algunas personas, sobre todo los adultos mayores y
quienes padecen trastornos de salud subyacentes, puede causar enfermedades más
graves e incluso la muerte.
No debe quedarnos duda de que Venezuela es un Estado
Fallido por definición y declarado, seguro, por el ochenta y cinco por ciento
de los venezolanos que exigimos la salida del régimen de Nicolas Maduro y todos
sus adláteres y que Dios nos proteja del supuesto incipiente Coronavirus. Un
elemento más de riesgo para Latinoamérica.
De: Eduardo Rivero Guevara
ReplyDeletePara: Gustavo Gonzalez Urdaneta
Asunto: Factótum Ignacianos
Mi comentario
Muy triste para no decir dramático
Es Ud. el Churchill de la literatura venezolana
20 puntos.
Eduardo Rivero
Es un escrito muy bien documentado y serio, como ya es una caracteristica de los articulos del Dr. Gustavo Gonzalez Urdaneta, que indica la gravedad lamentable y tragica que continua viviendo y sufriendo Venezuela, como corolario de que la riqueza monetaria de gran abundancia en manos de gobiernos irresponsables, dictatoriales, corruptos y populistas , en paises donde la educacion del pueblo es deficiente, mediocre o inexistente, no es la solucion para el desarrollo, el crecimiento ni la independencia de los pueblos.
ReplyDeleteFelicitaciones Dr. Urdaneta , me gusta leer sus articulos
Eduardo Pena-Montero
Un retrato fiel y tragico de una realidad imposible de ocultar; un panorama desolador cuya solucion no aparece y que amerita explorar todos los caminos posibles para que no se cumpla la terrible profecia de Luis Vicente Leon.
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