El águila echa un pulso con el dragón ( Agustín Coll)

El águila echa un pulso con el dragón
El águila y el dragón han medido sus fuerzas cuando la Casa Blanca ordenó el cierre inmediato del consulado chino en la ciudad texana de Houston, alegando espionaje y robo de propiedad intelectual; y China reciprocó la acción clausurando el consulado de EE.UU. en Chengdu, capital de la provincia de Sichuan en el sudoeste de China, con una población de 14 millones de habitantes.
La desconfianza y el rencor que han rodeado a las disputas por supuesto robo de tecnología, seguridad nacional, derechos humanos, Hong Kong, Taiwán y el Mar de la China Meridional son ahora los principales motores de una relación que durante años aisló esos temas para no entorpecer los lazos comerciales y la cooperación en cuestiones como el programa nuclear de Corea de Norte y conflictos en Oriente Medio y África. Todos estos problemas están jugando un importante papel en el posicionamiento del presidente Donald Trump con cara a su próxima reelección, colocando a China y sus equívocos con el coronavirus y sus ansias expansionistas en el resto de Asia, como un adversario claro a batir, junto a los demócratas.

Australia ha tomado recientemente una posición de alto perfil sobre el tema del Mar del Sur de China. Varias embarcaciones navales australianas "tuvieron encuentros inesperados" con buques de guerra chinos después de participar en un ejercicio militar conjunto liderado por Estados Unidos en ese escenario marítimo. Sin embargo, los buques de guerra australianos no ingresaron a menos de 12 millas náuticas de las islas chinas, evitando una confrontación directa con el gigante asiático. Australia principalmente quiso expresar su postura de apoyo a los Estados Unidos y hacer algunos gestos contra China, quien calificó el incidente como una provocación imprudente.

En el incendiario discurso que pronunció recientemente ante la tumba de Richard Nixon, el ministro de Exteriores estadounidense, Mike Pompeo, afirmó que: «Aquel viejo paradigma de entrega ciega a China ya no funciona. No podemos mantenerlo. No podemos volver a él». Esto sólo se entiende dentro de la estrategia de establecer dos polos opuestos entre Washington y Pekín. Los medios de izquierda no tardaron en calificar sus palabras de «surrealistas», «equivocadas» y «dignas de la Guerra Fría».

Lo cierto es que las placas tectónicas de la geoestrategia global están moviéndose, porque el dragón ha mostrado sus garras, y las políticas de Trump, con su nacionalismo de América primero, han debilitado -tal vez de forma permanente- el viejo orden político, económico y de seguridad internacional.


Agustín Coll










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