¿Qué se espera de un candidato a las primarias? (Gustavo González Urdaneta)

 ¿Qué se espera de un candidato a las primarias?

Gustavo González Urdaneta

Miami 21 abril 2023

 

La Comisión Nacional para la Elección Primaria (CP) para elegir al nuevo líder de la oposición venezolana, ha puesto fecha para el próximo 22 de octubre. Los candidatos se postularán entre mayo y junio y se busca la forma de que los venezolanos que están en el exterior puedan participar en la votación. La oposición atraviesa una grave crisis por las divisiones que hay entre los diferentes partidos, más profundas desde la desaparición del gobierno interino de Juan Guaidó a finales de año. La elección de un nuevo liderazgo es urgente porque será quien se enfrente a Nicolás Maduro en las elecciones de 2024.

Como requisito para postularse como precandidato, además de los establecidos por el artículo 227 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el reglamento actual establece que los candidatos deben haber «demostrado un compromiso inequívoco con la lucha por la libertad, el rescate de la democracia, el respeto de los derechos humanos, la libertad de los presos políticos y el regreso de los exiliados y suscribir una declaración de principios democráticos que le presentará la Comisión Nacional de Primaria».

Se ordena además que los precandidatos deben suscribir un programa «mínimo de gobierno», desarrollado en conjunto con demás sectores políticos, sociales y económicos del país, así como respetar el resultado electoral.​ Es de esperar, que una vez inscritos formalmente los candidatos, la CP los presente uno por uno a la sociedad y nos digan porque son buenos y para qué!

Bajo las premisas anteriores, cuya responsabilidad de cumplimiento recae en la CP, lo primero que se espera del candidato de la unidad de la oposición, es que sea capaz de ganarle al candidato oficial en las presidenciales del 2024, independientemente de quien sea. Obviando ese análisis, que estaría sujeto a los mismos riesgos de todas las elecciones anteriores, lo que nos interesa es conversar sobre en qué basar nuestra decisión de selección del candidato en las primarias.

Todos los candidatos que se mencionan tienen en común haber sido, en algún período, Diputado de la Asamblea Nacional, lo que por sí solo, poco valor añade en nuestra decisión personal; tres han sido gobernadores (Miranda, Táchira y Bolívar) y uno alcalde (Baruta). Eso puede ayudar, en alguno de los casos, pero no es suficiente como candidato. No de todos se tiene información sobre su curriculum vitae. ¿Qué han hecho en su vida aparte de ser políticos? Los conocemos más como políticos que otra cosa y la opinión, en general, no es muy buena. Pero sí, puede ayudar a descartar algunos. O sea, antes de evaluarlos individualmente, nos toca reflexionar sobre que consideramos debe ser el perfil de un candidato a líder de la oposición y oponente al régimen actual en la elección presidencial supuestamente prevista para 2024. Es supuesta pues nadie puede asegurar que así sera.

Hay encuestas que van monitoreando las preferencias de los encuestados, pero con frecuencia nos preguntamos ¿Por qué fallan las encuestas? ¿Por qué no le atinan? Estas preguntas se volvieron frecuentes durante la primera mitad de 2017, después de la elección de Trump en Estados Unidos y de las victorias del no a los acuerdos de Paz en Colombia y del Brexit en Reino Unido. Para que las encuestas sean útiles es clave llegar a tener un consenso sobre la situacion actual del pais y cuáles son los retos para el futuro y los contextos coyunturales que pueden afectar el desempeño y precisión de los programas mínimos que debe presentar cada candidato.

De acuerdo con estudios recientes, ocho de cada diez personas creen que el país va mal y que cada año es peor que el anterior. En este momento, la desesperanza es el común denominador del venezolano: cercano al 80% de los ciudadanos dicen estar enojados, desilusionados, angustiados, desesperados o asustados, mientras que apenas un 20% describe su estado de ánimo como normal diciendo que son optimistas o que están agradecidos, tranquilos, entusiasmados o satisfechos. Este estado general de ánimo pesa sobre la expectativa de decisión, exige más de cada candidato.

Hay áreas muy bien definidas que debe atender por igual cualquier candidato pues son, de hecho, obligaciones propias del gobierno de turno (salud, educación, defensa); hay casi un consenso general de que el Estado deje de ser empresario y haya una apertura general al sector privado y depender más de la sinergia entre los medios de produccion privados. Sin querer hacer un análisis profundo de la situación actual económica y social, aprovechemos dos resultados que han sido medidos por encuestas nacionales: El PIB y la Pobreza.

El pais ha tenido una caída del PIB estimada de alrededor de 79% entre 2013-2020, lo que la convierte en la tercera caída más grande del mundo. De tener en 1997 el PIB per cápita más alto de América Latina, Venezuela pasó a tener uno más bajo que el de Haití (según la estimación del Fondo Monetario Internacional). El ingreso mínimo legal mensual pasó de 400 dólares en 2001 –el de mayor poder de compra de toda América Latina por los bajos precios de los servicios públicos– a 130 bolívares, que equivalen a unos 5,4 dólares, vuelve a rozar niveles de miseria, tras una voraz devaluación de la moneda en los últimos meses, y se ubica como el más bajo de América Latina, seguido por los de Haití y Cuba que este 2023 están más cerca de los 100 dólares, por encima de los 57 dólares mensuales que según Naciones Unidas marca el umbral de la pobreza extrema.. Aunque el sector privado pague en promedio 30 veces más, incluso en los empleos de cualificación más baja, esa remuneración está muy por debajo de una canasta alimentaria mensual de 400 dólares, quizás la más cara del continente, por el efecto de la enorme sobrevaluación del bolívar en un contexto hiperinflacionario.

Si hablamos de la pobreza, la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) muestra que 94% de los hogares está bajo la línea de pobreza y casi 74% de ellos se encuentran en condiciones de pobreza extrema. Según el índice de Gini que calculó la ENCOVI, Venezuela podría ser el sexto país más desigual del mundo. Bajo el paraguas de semejante contexto adverso, el gobierno tiene un nivel de rechazo que oscila entre 80% y 85%, según diversas encuestas. Tras 24 años de diversas crisis, el chavismo gobernante luce cada día más debilitado en todos los planos, incluido el electoral. En ese escenario, cualquier oposición mínimamente organizada tendría todas las de ganar en una contienda electoral normal. La tarea consistiría, simplemente, en transformar en sufragios la gran animadversión que el gobierno genera, es decir, explotar su debilidad más latente. Para ello se necesita la participación de todos los políticos y un candidato de primera linea con un perfil muy alto.

Adicionalmente, según datos oficiales en Venezuela hay 5,5 millones de trabajadores que pertenecen a la administración pública, a los que se suman otros cinco millones de pensionistas, que perciben salario mínimo o sueldos que por mucho no cubren la canasta alimentaria de una familia en Venezuela. Ganar ocho o diez salarios mínimos en Venezuela aún te mantiene en pobreza. Se requiere reducir el tamaño del gobierno, lo cual no es muy popular, incrementando el empleo del sector productivo privado. Lo anterior lo agravaría, ante un clima de recuperación, el regreso de una diáspora que ha logrado sueldos muy superiores fuera del pais.

Desde 2013 existe una crisis económica en Venezuela, como consecuencia de la caída de los precios del petróleo, las expropiaciones y las restricciones del control de cambio de la moneda, entre otros. Hay escasez, a precios asequibles, de leche, carne, café, arroz, aceite, harina precocida, mantequilla, papel higiénico, productos de higiene personal y medicinas.

Desde 2015, la diáspora ha ido aumentando hasta llegar a más de 7 millones de venezolanos que han emigrado debido a la actual agitación económica y política. Según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, el éxodo venezolano, que representa una cuarta parte de la población de Venezuela, es la segunda crisis de refugiados más grande del mundo

La economía es 30% de lo que era hace una década, se quedó enana, y cualquier cosa se hace sal y agua cuando no hay una coordinación entre la política fiscal y la política monetaria. En marzo la Universidad Católica Andrés Bello presentó una encuesta sobre la situación psicosocial en el país que encontró que para 6 de cada 10 venezolanos consultados la principal fuente de estrés son los problemas económicos. La única manera en que los salarios tengan capacidad de compra es con aumentos de la producción y la productividad. Es conocido que sin electricidad no hay desarrollo y los integrantes del sector energía, hidrocarburos y electricidad, son complementarios. Es prioritario la recuperación de ambos subsectores. 

Adicionalmente a todo lo anterior, y a modo de resumen, la exigencia de un perfil de primera linea del candidato se deriva de tener que reconstruir un país donde la escasez y la hambruna sobrepasan la dignidad del individuo, punto que estimula al sistema opresor a incrementar su dependencia.  Un país donde se han perdido los valores espirituales y morales y la gente anhela lo que no tiene, y eso que no tiene se llama Libertad. Un país gobernado por la falta de transparencia, donde se ha perdido la institucionalidad y donde se violan a diario los derechos humanos, donde el ciudadano depende del Estado y donde la mayoría anda en un limbo sin ninguna guía. El renacimiento requiere una sociedad cuyos valores sean sólidos, que recobre su dignidad y que la libertad sea su primera prioridad. La corrupción política, el cierre de empresas, el desempleo, el deterioro de la productividad, la mala gestión económica y la alta dependencia del petróleo también engrosan las áreas que deberá atender el próximo gobierno para salir de la crisis. Todos son retos presentes para el candidato a elegir.

Hay consenso en que el enfoque conceptual que considere el proceso de rehabilitación de nuestro país pasa por tres etapas: la liberación, la transición y la consolidación. La liberación significa todo el proceso que desemboca en la caída de la narcodictadura. La transición es el proceso de reinstitucionalización del Estado venezolano. La consolidación es el proceso de instalación de un nuevo sistema político que garantice el Estado de Derecho, en el que gobernarán autoridades que lleguen el poder mediante elecciones libres y transparentes. Lo anterior requiere la contribucion y cooperación de todos los venezolanos pero las dos últimas etapas tienen que formar parte de la propuesta mínima del programa de gobierno que se le exigen a cada candidato. Asumirlos, es básico para nuestra selección de este.  

Por lo tanto, en esa propuesta, el rol de cada ciudadano es utilizar la educación y el trabajo como herramientas para superar la pobreza, mientras que el rol del gobierno debe ser el de recomponer el sistema político y económico, y reconstruir las instituciones estatales. Para ello es fundamental desplazar la lógica partidocrática que monopoliza el rumbo institucional desde las cúpulas que controlan el poder. Es preciso convocar a lo más noble y trabajador de nuestra sociedad para rehacer juntos a Venezuela.

Comparto la estructura conceptual de la propuesta y me permitiría sugerir un “ámbito vital” en cualquier propuesta que es la transformación cultural en paralelo del ciudadano. Para reconstruir un país, es necesario que la sociedad esté bien conformada y sus valores morales, dignidad y leyes, no sean canjeables, pues cuando la sociedad vive en un limbo integral, donde el único principio u objetivo es sobrevivir, es muy difícil que se dé dicho renacimiento.  En Venezuela, el régimen ha logrado crear unas necesidades que han transformado los valores de los ciudadanos y obstaculizan la reconstrucción del país. En ese renacer con una propuesta de transición, la transformación cultural debe ir en paralelo.

Como ejemplo se tiene que, por necesidades económicas, el régimen ha llevado la sociedad venezolana a una estructura donde están los que cuidan sus negocios y no han encontrado sino hacerle el juego al sistema, están los que por cuidar su puesto de trabajo no alzan su voz en busca de la libertad, los padres de familia que viven del día a día y, se vuelven sumisos, están los que esperanzados por las misiones del sistema no mueven ni un dedo para no perder la oportunidad de obtener las dádivas ofrecidas por el régimen. El país está hoy en el foso de la miseria física y espiritual. Por un lado, lo asfixia el narco-régimen. Por otro lado, lo engaña la falsa oposición enquistada en los partidos del G4 en Venezuela. Tenemos un desastre en las manos. Es tiempo de rehacer el país.

Agregado a todo lo ya citado, toca reconstruir un país, como leí recientemente, donde la oposición indigna va a mendigar pan y aspirinas, va a pedir a los criminales que les permitan ejercer el voto como una dádiva y a pedir que el régimen propicie una economía sana, algo que es imposible de lograr por parte de un sistema totalitario amalgamado con corruptos narcotraficantes. Ninguno de estos tres objetivos debería ser objeto de una negociación, ya que son parte integral de los derechos humanos de los venezolanos.

Para ello será necesario identificar los venezolanos, incluido el líder candidato a elegir en las primarias, que no se arrodillen frente al narco-régimen, que estén dispuestos a luchar por acelerar el regreso de la democracia y de la sociedad libre y que rechacen a los disfrazados de demócratas. En estos momentos, los entreguistas, los pseudo-demócratas, los oportunistas, los manipuladores políticos, son más peligrosos para el país que los chavistas, quienes ya están claramente identificados.

Coincido con la opinión de que la sociedad venezolana es un caos aprovechado por los malos ciudadanos para disfrazarse de buenos. Los malos quieren, a última hora, mimetizarse y confundirse entre quienes se opusieron por principios al narco-régimen. Hay muchos que querrán formar parte de la reconstrucción para continuar el saqueo del pobre país que es Venezuela.  Entre esos llaman la atención algunos que, por sus edades, deben creerse inmortales. No habrá vuelta atrás ni conmiseración con los delincuentes y saqueadores. Nos lo reclama la Historia.   

Es igualmente necesario que los sectores organizados de los empresariosIglesiamilitares institucionalistas, organizaciones de la sociedad civil y sindicatos, revisen sus relaciones con los políticos de forma que éstos hagan lo que se espera de ellos y no lo que les parezca y convenga. Se requiere rediseñar las relaciones entre estos sectores y el nuevo sector político en la nueva Venezuela. No voy a discutirles si el país necesita agudeza, inteligencia y experiencia, pero parafraseando a un político que si era referente…Yo también tengo un sueño.... el sueño que algún día el miedo de los políticos a perder sus “espacios” no les impida recuperar los valores que permitan construir una nueva y mejor sociedad. Ayudemos a hacerlo realidad. Juntos podemos

Estoy con vencido que la reconstrucción del país es posible, pero, no es una actividad que sea destinada a los políticos tradicionales que han permitido la situación que vivimos actualmente. Esta propuesta requiere de lo mejor de nuestra sociedad civil y militar dentro y fuera de Venezuela cuyos integrantes profesen los valores morales y espirituales requeridos para reestablecer la República de Venezuela, sin más nada en su nombre. Es el momento de hacerlo o seguir condenados al desierto totalitario con uno que otro espejismo democrático.

Ser venezolano es formar parte de la identidad nacional, ser participante y decisorio en las insituciones politicas y ser portador tanto de derechos como de deberes sociales con su comunidad. Es parte de la determinación y del espíritu humano. Hay que prepararse para elegir al mejor candidato…… 

“No es suficiente solo querer un cambio... Debes ir y hacer el cambio a través del voto" Taylor Swift

 

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