Evangelio (Lc 1, 26-38) correspondiente al 4to Domingo (24/12/2023) de Adviento (B): 𝗟𝗮 𝗔𝗻𝘂𝗻𝗰𝗶𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻
A continuación podrán leer nuestro comentario al Evangelio (Lc 1, 26-38) correspondiente al 4to Domingo (24/12/2023) de Adviento (B):
𝗟𝗮 𝗔𝗻𝘂𝗻𝗰𝗶𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻
En el Evangelio de este domingo, San Lucas nos narra la anunciación del ángel Gabriel a María, una humilde muchacha de Nazaret que habría de ser la madre de Jesús. Tan maravilloso anuncio probablemente causó incertidumbre y preocupación a María, porque la colocaba en una posición muy difícil desde el punto de vista social, cultural, religioso y personal; pero ella tuvo que confiar en lo que sentía su corazón y seguir adelante.
‟Enriquecida desde el primer instante de su concepción con los esplendores de una santidad del todo singular, la Virgen nazarena es saludada por el ángel por mandato de Dios como ‟llena de
gracia” (cf. Lc 1, 28) y ella responde al mensajero celestial: ‟Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho” (Lc 1, 38). Así María, hija de Adán, aceptando la palabra divina, fue hecha Madre de Jesús, y abrazando la voluntad salvífica de Dios, con todo el corazón y sin impedimento alguno de pecado, se consagró totalmente, como servidora del Señor, a la persona y a la obra de su Hijo, sirviendo al misterio de la Redención bajo él y con él, con la gracia de Dios omnipotente (LG, 56)”.
El papa Pablo VI dijo de María: ‟La Iglesia siempre ha propuesto a María a los fieles como un ejemplo a imitar, no precisamente por el tipo de vida que llevó, y mucho menos por el ambiente sociocultural en el cual vivió y que escasamente existe en el mundo de hoy. Más bien, ella se nos muestra como ejemplo a los fieles por la manera en que, en su vida propia, aceptó total y responsablemente la palabra de Dios, y actuó según ella, porque la caridad y el espíritu de servicio eran la fuerza que conducían sus acciones. Ella es digna de ser imitada porque fue la primera y más perfecta de las discípulas de Cristo".
María tuvo que confiar en lo que sentía su corazón y seguir adelante.
COMENTARISTA: AGUSTÍN COLL
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