El Efecto Exilio (Gustavo González Urdaneta)
El
Efecto Exilio
Gustavo
González Urdaneta
Miami
15 septiembre 2024
El
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) define el
destierro como la pena de la expulsión de una persona de un territorio. La
mayoría de las veces, el Estado es quien ejecuta la acción contra la persona,
temporal o permanentemente, amparándose en la presunta comisión de un delito. El
Exilio venezolano o exilio político venezolano es un término muy usual en la
historiografía y en las ciencias sociales con el que se hace referencia a los
diferentes exilios que se han sucedido en la historia de Venezuela, en donde
múltiples figuras se han visto obligadas a abandonar el país, la mayoría por
motivos políticos. Sin embargo, más de 7,7 millones de personas han salido de
Venezuela buscando protección y una vida mejor; la mayoría - más de 6,5
millones de personas - ha sido acogida por países de América Latina y el
Caribe. En las Américas y en el resto del mundo. El éxodo venezolano, en su
mayoría, no es un exilio político.
La
mayoría de las personas refugiadas y migrantes de Venezuela que llegan a países
vecinos son familias con hijas e hijos, mujeres embarazadas, personas mayores y
personas con discapacidad. Además, según una evaluación de necesidades que
ACNUR y sus socios de la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para
Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V) llevaron a cabo recientemente, muchas
de estas personas han caído en la pobreza y luchan por sobrevivir. Muchas se
enfrentan diariamente al racismo, la xenofobia y la discriminación, la mitad de
las personas refugiadas y migrantes no pueden costear tres comidas al día;
además, no tienen acceso a una vivienda digna y segura. Para conseguir
alimentos o para evitar caer en situación de calle, muchas de estas personas
recurren a situaciones extremas por supervivencia, como la mendicidad o el
endeudamiento.
La
salida forzada de personas de Venezuela no es reciente y hay que dividirlo en
dos etapas: la primera, entre 2003 y 2014, incluía en su mayoría a ciudadanos comunes, como amas
de casa, militares, ingenieros y periodistas. Era el ciudadano el que era
forzado a ir en exilio. Hasta el 2014 era el fenómeno más común. Estos
exiliados llegaban a destinos como Estados Unidos, Panamá, España y Costa Rica.
La segunda etapa, que empieza en 2014 y ha cobrado fuerza hasta hoy, incluye a
los políticos. Antes en la época de Chávez perseguían al ciudadano común y no
se metían con el político, salvo contadas excepciones. Desde el 2014 para acá
han comenzado a perseguir a los líderes políticos.
En
2022, el líder opositor venezolano Leopoldo López llegó el 25 de octubre a
Madrid, tras abandonar la residencia del embajador español en Caracas, donde
permanecía como huésped desde el 30 de abril de 2019, después de participar en
un fallido levantamiento militar, junto al presidente del Parlamento
venezolano, Juan Guaidó. Otro líder opositor con residencia en Madrid es
Antonio Ledezma, antiguo alcalde de Caracas. Acusado de conspiración por el
gobierno de Nicolás Maduro, desde 2015 estuvo recluido en la prisión militar de
Ramo Verde, a las afueras de Caracas y después en su domicilio, desde donde
escapó en noviembre de 2017. Ledezma pidió asilo político en España y desde
entonces reside en este país con su familia. En el país europeo también vive el
expresidente del parlamento venezolano Julio Borges, Premio Sajarov 2017. Durante
el proceso de negociación entre el gobierno y la oposición, Borges participó
como vocero opositor, negándose a firmar los acuerdos propuestos, y en febrero
de 2018 denunció amenazas y puso fin a la negociación. Desde 2021 reside en
España. Otros lideres les ha tocado salir al exilio.
A
un meses y dieciocho días de las elecciones presidenciales en Venezuela, el
régimen no solamente ha fallado en presentar evidencias de resultado electoral,
sino que ha forzado el exilio del candidato Edmundo González -quien, teniendo
en cuenta lo ocurrido desde la fecha de la elección, es indudable que ganó las
mismas- a partir de citaciones no fundamentadas a la Fiscalía y amenazas de
encarcelamiento.
La oposición venezolana vive con
sentimientos encontrados el exilio de Edmundo González Urrutia (EGU) a España.
Por un lado, se lamenta de que su marcha quite fuerza y legitimidad a su
reclamo de tomar posesión en enero como presidente de Venezuela, como todo
parece indicar que le corresponde después de lo ocurrido en las elecciones
presidenciales del 28 de julio. Por otro, se alegra de que se libre de ir a la
cárcel y cuide su vida y la de los suyos, en peligro evidente desde que aceptó
en abril representar a María Corina Machado (MCM), la líder de la oposición, en
la contienda electoral frente a Nicolás Maduro, el Usurpador que se niega ahora
a abandonar el poder.
Todo lo anterior conforma un
nuevo entorno político pues a medida que Maduro ha obligado a salir de
Venezuela casi un tercio de su población, unos disidentes. pero la mayoría por
razones personales, los exiliados y los inmigrantes y refugiados, esta
población puede llegar a desempeñar un papel importante tanto en la estrategia
politica de la oposición como en la politica internacional hacia Caracas. Esto
es lo que llaman el “Efecto Exilio”, La dirigencia opositora de EGU-MCM debe
orientar y aprovechar la retórica que deben adoptar los más de ocho millones de
venezolanos en el exterior para complementar a sus homólogos locales. Es
preciso definir si los que estan afuera deben adoptar una retórica más severa y
defender ideas agresivas con más frecuencia que sus homólogos nacionales.
Personalmente considero que las negociaciones
con mediación de la Comunidad Internacional (CI) siguen siendo el mejor camino
de Venezuela hacia la paz, y es posible que el nuevo gobierno de EE. UU.
intente esta ruta. Su éxito depende de la voluntad de las partes para llegar a
un acuerdo. Las actitudes conciliatorias seguramente se verán favorecidas por las
opiniones de exiliados prominentes pero deben escuchar tanto a los de linea
dura como aquellos que favorecen la negociacion. En su intento por resolver la
crisis, deberían buscar aportes en todo el espectro de la oposición, incluyendo
la perspectiva de activistas que están experimentando dificultades en
Venezuela.
La libertad que han adquirido los
exiliados les permite expresar sus opiniones sin miedo a represalias y son más
proclives a apoyar acciones extranjeras coercitivas contra el régimen,
incluyendo sanciones económicas e incluso intervenciones militares. Hay que
evitar que como grupo tiendan a alejar a la oposición de la posibilidad de un
acuerdo. Este “efecto exilio” no puede convertirse en un obstáculo para los
diálogos de paz, ya que estos requieren una voluntad de negociación por parte
de Maduro y de la oposición y sus partidarios extranjeros. Las ONG venezolanas
en los países receptores deberían coordinar con la oposicion que las posiciones
de los exiliados no dominen las discusiones políticas a costa de excluir a
aquellos que están más abiertos a un acuerdo político negociado.
Los exiliados se reúnen
continuamente con líderes de los países receptores, organizan mítines con la
comunidad de la diáspora y ejercen cabildeo para promover políticas más duras
contra el gobierno de Maduro . Por supuesto, hay muchas razones que explican
esta tendencia, como ya se mencionara, incluye la libertad que los exiliados
han adquirido para expresar sus opiniones sin miedo a represalias. La tendencia
de los exiliados a adoptar posiciones estrictamente antigubernamentales también
puede tener consecuencias significativas porque, como ha argumentado Crisis
Group en otras investigaciones, la salida a la crisis en Venezuela requiere un
acuerdo. Esto sólo será posible si los líderes de la oposición y los países que
los apoyan coordinen la sinergia entre los venezolanos residentes y las posiciones más agresivas que expresan
algunos activistas exiliados. Si bien los exiliados tienen el derecho, la motivación
y la capacidad de expresarse con libertad, también deben escuchar a quienes se
encuentran en la primera línea de la crisis y podrían estar más abiertos a
negociar. Un punto de equilibrio fácil de proponer pero algo difícil de lograr.
Lo urgente es juramentar al “presidente electo” y sacar la tiranía actual lo
antes posible.
Los resortes para mover la crisis
venezolana parecen estar inclinados al lado de la Comunidad Internacional (CI)
apoyando a la oposición para aplicar el resultado electoral y hacer el cambio
de régimen. ¡Por sólo esa vía no se logrará nunca! Respeto la estrategia que
adopten EGU-MCM y su equipo con la CI pero no será posible hasta tanto no
tengamos las fuerzas armadas de nuestro lado, cualquiera sea su origen y
constitución. No hablo de confrontación sino de equilibrio entre los
negociantes. Paralelamente hay que lograr la validación internacional
mayoritaria de EGU como Presidente Electo y que sigan aplicando sanciones y
presión para hacer real y efectiva la transición en Venezuela. Hasta el Final,
no importa el tiempo que nos tome.
“Los que hacen la
revolución pacífica imposible, harán inevitable la revolución violenta. John F.
Kennedy
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