Evangelio (Jn 20, 19-31) correspondiente al 2do Domingo de Pascua [C]: “La paz esté con ustedes”

 A continuación podrán leer nuestro comentario al Evangelio (Jn 20, 19-31) correspondiente al 2do Domingo de Pascua [C]:

“La paz esté con ustedes”





La fiesta de Pascua, por estar relacionada con la liberación de los israelitas de su esclavitud en Egipto, es la conmemoración anual más importante para el pueblo judío. En el Nuevo Testamento adquiere un significado especial para los cristianos, ya que se interpreta como figura de la obra redentora de Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. La palabra Pascua (heb. pesj) se asocia con el verbo pasaj, que significa “saltar”, “pasar por alto” o “pasar de largo” (Cf Ex, 12, 27).

Las primeras generaciones cristianas entendieron la Pascua como «el paso» de Cristo de la muerte a la vida, lo que nos invita también a nosotros a «pasar» de una vida vieja y gastada a una vida renovada. Por eso, Pascua no es sólo una fiesta que se celebra de manera litúrgica, sino también en nosotros mismos resucitando a una vida nueva. Los relatos evangélicos insisten precisamente en esa transformación que se produce en los apóstoles al encontrarse con el Resucitado. Esos hombres encerrados en su casa después de la muerte del Maestro, pasan de la angustia a la paz, del miedo a la alegría, de la cobardía al anuncio valiente del Evangelio.

El encuentro de Jesús con sus discípulos atemorizados, que se habían refugiado por miedo a los judíos, fue fundamentalmente una experiencia de perdón. Ellos se sentían culpables por haber abandonado a su Maestro en el momento decisivo. Sin embargo, las palabras del resucitado en medio de ellos: “La paz esté con ustedes” hizo que se sintieran perdonados y readmitidos de nuevo a la amistad y la comunión con Él. 

A nosotros nos cuesta mucho admitir nuestra culpabilidad en las distintas situaciones en las cuales erramos o mostramos nuestra fragilidad, pero mucho más nos cuesta pedir perdón a quien hemos ofendido o herido en sus sentimientos. Necesitamos asumir responsablemente lo que hemos hecho de nuestra vida y de nosotros mismos, sentirnos de nuevo reconciliados y saber que siempre podemos cambiar.

Comentarista: Agustín Coll





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