El Sindrome del Silencio (Gustavo González Urdaneta)


 

 

El Sindrome del Silencio

Gustavo González Urdaneta

Miami 2 junio 2025

 

 

Cuando  me vine a Miami al poco tiempo con otro compañero ignaciano, Roberto Martin Montilla, creamos el Blog Factótum Ignacianos para abrir un espacio a todos los amigos y familiares que quieran publicar las anécdotas y experiencias que les gustaría compartir. El mayor enemigo que, en ese entones desconocíamos, era  el síndrome del silencio ¿Dónde están todos nuestros lectores?  Si se dan una vuelta por varios de los más de 500 articulos de nuestro blog, lo normal es que se han ido silenciando los comentarios de quienes los leen desde hace un tiempo. Son pocos los que dejan huella de haberlos leídos y, mucho menos, los que agregan comentarios.  Lo triste es que no es por falta de conocimientos y opinión.

 

 

¿Por qué la gente no comenta lo que lee? Existen muchas razones por las cuales dejamos de leer y comentar, sin embargo, el uso constante de la tecnología en nuestra vida diaria ha afectado nuestra capacidad de atención. En principio, tiende a escribir quien mucho lee porque escribir es como leerse a uno mismo. Te invitamos a comentar tus razones si has dejado el hábito de la lectura y, por subsiguiente, de comentar sobre los articulos que lees. Será una gran contribucion a comprender el síndrome del silencio.

 

Frecuento a otros blogs y chats a diario de distinta naturaleza y percibo, sólo, el grito clamoroso de los que nunca pueden quedarse callados porque se consideran importantes o porque buscan posicionarse; los que participan porque sienten deben hacerlo para mantener la imagen que tienen de ellos mismos; y de los que dicen algo para que no los olviden. Esta señalización es puramente indicativa. Es cierto que como Blogger nos interesan los comentarios de la gente sobre lo que lee para decir que está o nó de acuerdo con algo, o que tiene una duda, o que quiere decirte que simplemente no entiende tu mensaje pero le interesa el tema de lo que estamos hablando o que quiere opinar y compartir sus vivencias. 

 

 

En los últimos años el hobby por la lectura ha ido en declive, muy poca gente tiene como objetivo leer determinado número de libros por año, ni leemos las cantidades de novelas que leíamos anteriormente. Mientras vamos adquiriendo nuevas responsabilidades y pasatiempos, es entendible; pero ha sido algo que internamente me ha causado mucho ruido. Esto lo he externado a familiares, amigos y compañeros de trabajo, solo para darme cuenta de que a la mayoría de ellos les pasaba lo mismo. Muchos estamos en el mismo dilema, y es aquí donde me pregunté ¿por qué hemos dejado de leer? ¿Por qué dejamos de comentar lo poco que leemos? ¿a qué se debe el síndrome del silencio?\  

 

 

El 23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro y el Derecho de Autor que resalta el trabajo de los principales sectores de la industria del libro. La fecha fue declarada en 1995 por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés). Se tomó esta fecha debido a que coincide con el natalicio o muerte de ilustres personajes de la literatura, entre los que destacan Williams Shakespeare, Miguel de Cervantes, el Inca Garcilaso de la Vega, Josep Pla, Manuel Mejía Vallejo, entre otros. ”El Día del Libro es un motivo para celebrar la importancia de la lectura, fomentar el crecimiento de los niños como lectores y promover el amor a la literatura”, dice la UNESCO en su portal web.

 

 

En América Latina, revela una macroencuesta de Statista, la compra de libros impresos es bastante elevada. Los datos revelan que en países como México, Perú, Argentina, Brasil y Chile más del 40% de los consultados ha comprado al menos un libro en los últimos 12 meses. En Venezuela, desde el año 2005, el Gobierno ha impulsado la Feria Internacional del Libro (FILVEN) que llegó a su edición 18 en 2022. En este evento se impulsa a las editoriales y se realizan diversas actividades para fomentar la lectura. Un trabajo realizado por Datos UN en 2021, durante la pandemia, reveló que el 64% de los consultados preferían realizar lecturas en libros y el 34,5% leía todos los días.

 

 

Lo importante es saber si a los venezolanos nos gusta leer y comentar lo que leemos. En una encuesta realizada en abril 2023 en el portal web ultimasnoticias.com.ve y sus redes sociales, en la que participaron 570 personas con la finalidad de conocer más sobre sus hábitos de lectura, el 93.91% de los consultados, respondió de forma afirmativa. Ya cuando fueron a la preferencia por géneros resultó que las mujeres son ligeramente más lectoras que los hombres. El 97,07 de las féminas dijo que sí, mientras que el gusto por los libros en los hombres llegó al 92,10%. Pero ¿cuánto realmente les gusta leer? La respuesta a esta pregunta está dividida. El 47,88% aseguró que les gusta mucho leer, sin embargo el 45,34% de las personas encuestadas dijo que les gusta de forma regular. Menos del 7% de los consultados aseguró que les gusta leer poco o muy poco.

 

 

¿Cuánto tiempo le dedican a la lectura? El tiempo que le dedican los venezolanos a la lectura en la semana también fue de interés. La consulta muestra que 24,31% lo hace toda la semana, seguido del 20,08% que utiliza tres días para esta actividad. Un 17,01% lo hace sólo un día y un 16,81% lo hace dos días. El 11,59% lee cinco veces a la semana y 10,20% sólo cuatro días. Hasta ahora parece que el síndrome del silencio no es porque no les guste leer, asi que veamos cuales son los géneros que más leen. ¿Cuáles son los formatos más leídos? Entre los formatos que más les gustan a los venezolanos se encuentra el libro impreso (69,53%) mientras que el 26,53% se va por el libro digital o e-book y sólo 3,94% les gusta el audio libro. Además, que las novelas (21.77%) siguen formando parte de las preferencias. Dado que una cosa es comenzar a leer un libro y otra es terminarlo, esta cualidad la tiene el 89,61% de los consultados. Tomando como válidos los resultados de esta encuesta, se puede concluir que el síndrome del silencio no es por falta de hábitos de lectura.

 

Hablando con nietos de los amigos y familiares, jóvenes de 15 a 25 años, me decían que ellos no leían nada que tuviera más de una cuartilla y eso me llevó a escribir la Reflexión de Hoy de una sola página con tres párrafos de no más de 10 líneas cada uno. Eso se explica debido a que, aunque los chicos leen y escriben más –por el uso de Internet, el mail y las redes sociales– tienen cada vez menos contacto con textos de calidad y con las reglas ortográficas, porque van poco a los libros. Así, les cuesta más organizar su escritura. Terminan absorbiendo estructuras ortográficas y sintácticas incorrectas y no se preocupan por las consecuencias de no poder expresarse claramente por escrito. Tampoco toman en cuenta que tener faltas puede restarle oportunidades laborales en el futuro. Conversando con los profesores, sienten que en la secundaria “manda la inmediatez: quieren resolver todo ya, como en un buscador web. Si leen no se detienen a discutir una idea para desarrollar el juicio crítico, ni releen un trabajo antes de entregarlo”. Con esa dinámica, afirman, “hace que sean menos propensos a detectar sus propios errores”.

 

 

Los educadores creen que los alumnos de ahora, que nacieron con la PC y son “nativos digitales”, miran todo el tiempo imágenes y se aburren con los libros y los conceptos abstractos. Encima, como la memorización goza de mala reputación y las respuestas están atrás del doble click, la necesidad de recordar reglas y palabras difíciles está apagada. El resultado: también se complica la comprensión de textos. Eso nos ha llevado  a que existe “un sistema muy permisivo” que se alentó incluso desde el ámbito académico y que se suma a padres que todo el tiempo cuestionan a los educadores. Pesimista, podemos concluir que estamos dejando que se deteriore lo mejor de nuestra sociedad, la capacidad de hablar, de escribir y de entendernos.

 

Si bien lo anterior nos explica el poco o inexistente interés de la juventud actual en leer, entre otros, sobre conceptos filosóficos, teóricos y/o abstractos, a que se debe que la generación del séptimo y octavo piso se queje de la longitud de los articulos pues les parece muy largo tener que leer tres a cuatro páginas que es el máximo de los articulos que se publican en los blogs. Igual se niegan a sostener conversaciones en los chats sobre temas serios y de gran impacto en el deterioro del mundo en que vivimos. En comparación con los niños, los adultos enfrentan desafíos cognitivos particulares al hábito de leer y escribir. Su frecuencia de utilización puede estar influenciada por factores como el cansancio físico, enfermedades crónicas o incluso limitaciones visuales y auditivas. Muchos se excusan de no escribir, aduciendo falta de estilo y dominio de la redacción. Algo que se aprende sólo con la práctica.

 

Para entender y amar, para que nos quieran y para saber, por necesidad, dinero y costumbre, para vivir otras vidas y revivir la propia y para dar testimonios, es imprescindible escribir, como decía el padre de un buen amigo psiquiatra “escribe que algo queda”. Algunos grandes escritores llegaron a la literatura por vocación, por el placer de la lectura y para emular a los autores que admiraban. Ahora crean por necesidad vital, o simplemente lo hacen por dinero.

 

En el principio fue el verbo… Así lo recoge San Juan en su Evangelio. La palabra que conforma el mundo, el nombre que lo explica todo. Puede que no fuera tal, puede que antes del verbo existieran cielos, mares, noche, día, estrellas, firmamento. Pero si nadie sabía cómo nombrarlos, no eran nada, absolutamente nada. Así que al principio fue el verbo, como bien dejó escrito Juan. Y a ese verbo bíblico lo siguieron la épica de Homero, la intemperie y el poder de los dioses, el amor y la guerra que nos relata la Ilíada y, después, el delirio del Quijote, y luego, la soledad de Macondo. Puede que después de episodios narrados como aquéllos no hiciera falta nada más. Pero a los clásicos, que montaron todos los cimientos del templo, siguieron más generaciones -«el eslabón en la cadena ininterrumpida de la tradición», de la que salieron nuevas preguntas para cada era, nuevos problemas y, por lo tanto, conceptos nuevos, palabras nuevas. Detrás de su registro se escondía un escritor. Y eso no ha cambiado, tradiciones orales de boca-en -boca a través de nuestras generaciones y escritos para las futuras.

 

 

Les cuento mi experiencia. En el 2011 me fui a vivir a Naiguatá en las costas del Estado Vargas en Venezuela, y alli, con la tranquilidad y paz interna que siempre nos aporta vivir frente al mar, empecé escribir sobre todas mis “primeras experiencias” en la vida. Un documento en pleno desarrollo que finaliza en una fecha a la que nadie quiere llegar. Resulta casi imposible hablar de los primeros años de nuestra vida pues, la llamada etapa de “bebés”, nos la cuentan y nos toca aceptar cualquier historia que nos echen. La ventaja es que todos los bebés son unas monadas. No recuerdo ningun bebé malquerido real, todos son una bellezura y todo lo que hacen se los celebran, incluso llevan un álbum de la “primera vez” en que hizo esto y aquello. Padres orgullosos como “primerizos”, pero vaya usted a saber cómo les fue a los siguientes, si los hubo. Eso no sé si lo siguen las nuevas generaciones. En mi época, años luz distante de la era digital, todo era en “físico”; álbum, fotos y en blanco y negro hasta que llegó el color. En mi caso, las “primeras veces” siguen ocurriendo aún y acabaran en la fecha que no espero, aun.

 

 

La escritura es dolor y placer. Como el cuento, como la retórica aristotélica, se arma, se aprende. Principio y fin. Antes que nada vino el verbo, lo deja claro San Juan. También lo sabía Kafka. Pero el escritor checo pregunta: «¿Y al final?». Quizás silencio, como interpreta sobre su obra George Steiner, con buen tino, oliéndose el apocalipsis de la destrucción europea. Como testimonio también se mete uno entre papeles. Se escribe por el mismo motivo por el que Ana Frank comenzó a organizar su diario. O por el que la poeta rusa Anna Ajmatova cuando se pasó 17 meses en las filas de las cárceles de Leningrado para ver a su hijo, y respondió a una mujer que la reconoció y le preguntó si podría describir aquello, dijo… que sí, que lo haría!!!

 

Comments

  1. Hola Gustavo
    Cuanto me gustó tu blog “El Síndrome del Silencio”

    1 – Críticas a las encuestas

    Pero comienzo por la crítica respecto a las encuestas. Esas cifras me lucen súper forzadas, amañadas, y es muy difícil para mi aceptar como válidas las cifras de las encuestas realizadas. Pero admito no soy ningún ducho, ni tengo fundamento para debatir el tema.
    No tengo autoridad, ninguna, para emitir una opinión al tema de encuestas, pero dada una realidad del mundo, que se aprecia en todas partes, el celular y demás medios como TV, YouTube, etc., etc., las nuevas generaciones, los llamados milenial, les corresponde la expresión “solo les interesa conectarse y el chatear” lo cual les aleja de las libros casi totalmente, pero afortunadamente siempre hay buenas excepciones.

    Hay algo que en mi parecer esas encuestas, con porcentajes de los libros que han leído, les falta. En mi criterio y para un mejor enseñar la realidad, ellas deberían reflejar, la opinión de personas sobre que tanto les gusta leer o estudiar, como califican lo mas "llamativo" de todo lo que leen, que porcentaje les gusto, que porcentaje califican su lectura como regular y como de mala, aburrida, o deficiente, por ejemplo. Con lo cual se sabría la calidad de lo que se escribe. Es como se está acostumbrando y ocurre en todos los lugares que uno visita o compra. Te llega un correo de ese lugar, tienda, comercio o clínica que solicita tu clasificación, tu opinión ...... y eso resulta importante para ellos, como por ejemplo manejo del marketing.

    2 – Mis comentarios

    Continuo por lo que más me llamó la atención positivamente, de lo que tu señalas del porque se escribe:

    Para entender y amar, para que nos quieran y para saber, por necesidad, dinero y costumbre, para vivir otras vidas y revivir la propia y para dar testimonios, es imprescindible escribir, como decía el padre de un buen amigo psiquiatra “escribe que algo queda”

    En el principio fue el verbo… Así lo recoge San Juan en su Evangelio. La palabra que conforma el mundo, el nombre que lo explica todo. Puede que no fuera tal, puede que antes del verbo existieran cielos, mares, noche, día, estrellas, firmamento. Pero si nadie sabía cómo nombrarlos, no eran nada, absolutamente nada. Así que al principio fue el verbo, como bien dejó escrito Juan.

    Y añades bien:

    Y a ese verbo bíblico lo siguieron la épica de Homero, la intemperie y el poder de los dioses, el amor y la guerra que nos relata la Ilíada y, después, el delirio del Quijote, y luego, la soledad de Macondo. Puede que después de episodios narrados como aquéllos no hiciera falta nada más. Pero a los clásicos, que montaron todos los cimientos del templo, siguieron más generaciones -«el eslabón en la cadena ininterrumpida de la tradición», de la que salieron nuevas preguntas para cada era, nuevos problemas y, por lo tanto, conceptos nuevos, palabras nuevas.
    Lo continúas con algo que se te aplicó a ti mismo:
    Detrás de su registro se escondía un escritor. Y eso no ha cambiado, tradiciones orales de boca-en -boca a través de nuestras generaciones y escritos para las futuras.
    La escritura es dolor y placer. Como el cuento, como la retórica aristotélica, se arma, se aprende. Principio y fin. Antes que nada vino el verbo, lo deja claro San Juan.

    3 – Concluyo:

    Tus reflexiones diarias están llenas de contenido, de buen contenido, pero la mayoría de nosotros que las recibimos, no tenemos esa destreza tuya, Lo cual por mi parte la admiro, sin que pueda entender como un Ingeniero Electrico con éxito en los números y en el ejercicio de su profesión, pueda desarrollar tan buena habilidad de lo escrito, de lo que pudiera llamar: Literatura? Filosofía? Expresión del pensamiento. O como llamarlo?

    4 – Gustavo, siempre he apreciado tus escritos o como se llamen. Por favor que “el síndrome del silencio no apague la llama” Al menos el mío.
    Recibe un gran abrazo y una sincera admiración de tus reflexiones. Con todo mi aprecio y saludos
    Gonzalo
    4 de Mayo 2025


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