Un mundo en continuas guerras (IV): Conflictos pasados (2000-presente) (Gustavo González Urdaneta)

 Un mundo en continuas guerras (IV): Conflictos pasados (2000-presente)

Gustavo González Urdaneta

Miami 6 julio 2025

 

 

Guerra de Afganistán (2001-2021)

Uno de los autores intelectuales del ataque del 11 de septiembre de 2001(11S) contra las Torres Gemelas de Nueva York fue Osama Bin Laden, jefe del grupo islamista Al Qaeda, quien se escondía en Afganistán bajo el resguardo del régimen talibán. El régimen se negó a entregar a los responsables del 11S y el 7 de octubre de 2001, Estados Unidos (EEUU) lanzaría una ofensiva con el apoyo de otros países en contra del Emirato Islámico de Afganistán, dando inicio, de esta manera, a uno de los conflictos bélicos más cruentos y extensos de la historia contemporánea: la Guerra de Afganistán (GA). La GA fue un conflicto bélico que duró 19 años, 10 meses y 8 días, desde el 7 de octubre de 2001 hasta el 31 de agosto de 2021.

 

Las operaciones militares de EEUU en Afganistán tenían dos objetivos: Eliminar a los responsables de los ataques del 11 de septiembre y derrocar al régimen talibán para establecer la democracia en el país. Este último objetivo lo conseguirían con relativa facilidad gracias al apoyo de la OTAN y de una coalición de países internacionales que comprendía a naciones como Alemania, Australia y Reino Unido. En pocas semanas, el régimen talibán fue derrocado y el 20 de diciembre de 2001, mediante la Resolución 1386 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se estableció la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) conformada por más de 100.000 soldados de distintos países. No se encontraron rastros de los autores intelectuales del atentado del 11S (se cree que huyeron por las fortificadas montañas de Tora Bora hacia zonas tribales de Pakistán).

 

En 2004, tres años después de la puesta en marcha de las operaciones militares estadounidenses en territorio afgano, una nueva constitución entraría en vigencia y se celebraron las primeras elecciones democráticas de la historia de Afganistán. Entre 2004 y 2006, los talibanes comenzaron a mostrar claras señales de querer retomar el control de Afganistán, especialmente el control del territorio occidental del país. Sin embargo, a finales de julio de 2006, la OTAN tomaría el mando de la ISAF, recuperando, tras ello, gran parte de los territorios del sur de Afganistán, pero su misión era contener a los talibanes mientras se formaba el nuevo ejército y la policía de Afganistán.

 

En el año 2013, la OTAN dejó la seguridad del país en manos de la policía afgana, limitándose a ofrecer apoyo aéreo y a continuar con la formación de dicho cuerpo policíaco. A finales del año siguiente, el presidente de los Estados Unidos Barack Obama dio por terminada la misión ISAF-OTAN y anunció una segunda misión: la Operación Centinela de la Libertad que estaría centrada exclusivamente en adiestrar a la policía y al ejército afgano. Entre los años 2018 y 2020, las negociaciones entre las fuerzas extranjeras y los talibanes continuarían dirigiéndose hacia buen puerto. De hecho, en febrero de 2020, ambas partes llegarían un acuerdo (acuerdo de Doha) para la reducción de las hostilidades, pactando, además, la salida paulatina de las tropas extranjeras de Afganistán.

 

En febrero de 2020, el gobierno de los Estados Unidos prometió la retirada paulatina (en un lapso de 14 meses, esto es, entre mayo de 2020 y septiembre de 2021) de un contingente de 14.000 efectivos militares solo si los talibanes cumplían con las condiciones de reducción de violencia previamente pactadas. En el año 2021, luego de casi veinte años de conflicto y tras haber sufrido más de 3.500 bajas entre sus filas, la OTAN comenzaría la retirada de sus tropas de Afganistán. Los talibanes iniciaron, en mayo de 2021, una gran ofensiva que, rápidamente, se extendió desde los campos hacia las principales ciudades del país (siendo su objetivo principal la conquista de las 34 capitales de provincias de Afganistán, especialmente la toma de Kabul).

 

A finales de julio de 2021, los talibanes ya controlaban la mitad de los distritos rurales del país. Para entonces, estos poseían el suficiente poder militar como para iniciar la reconquista de todas y cada una de las capitales de provincias de Afganistán. A pesar de ello, su primer intento de reconquista sería fácilmente repelido por las fuerzas especiales afganas, las cuales habían sido armadas y entrenadas por la OTAN durante la última década. A partir del 6 de agosto de2021, en solo dos días, caerían cinco de las treinta y cuatro capitales de provincias afganas, que serían conquistadas por los talibanes.

 

Ante el arrollador avance de los talibanes, el presidente afgano Ashraf Ghani pensó que el gobierno estadounidense detendría su operación de retirada para ayudar al ejército afgano a repeler la ofensiva talibán. Sin embargo, y para sorpresa de este último, el general estadounidense Kenneth F. McKenzie Jr. simplemente se limitó a negociar con los talibanes para pactar una evacuación ordenada de las fuerzas militares de Occidente. El 15 de agosto de 2021, la ciudad de Kabul se encontraba rodeada completamente por soldados talibanes; la moral de los hombres del ejército afgano estaba por los suelos, incluso su mismo presidente los había abandonado. Los talibanes recuperaron el control de Afganistán en agosto de 2021, después de que las fuerzas estadounidenses y de la OTAN se retiraran completamente del país el 31 de agosto de 2021, poniendo fin a la misión militar internacional en Afganistán. De esta manera, el antiguo Emirato, derrocado en 2001 por la coalición internacional, volvería a regir de facto a Afganistán.

 

 

Guerra de Iraq (2003-2011)

Un año después de los ataques terroristas del 11S, en septiembre de 2002, Bush expresó ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas su preocupación sobre Iraq y su apoyo a organizaciones terroristas - entre ellas al Qaeda, de acuerdo con reportes de inteligencia que resultaron falsos - que amenazaban la seguridad de Estados Unidos y de los países occidentales. Además, apuntó directamente contra el régimen de Hussein al asegurar, siguiendo desarrollos anteriores, que aún tenía armas de destrucción masiva.

 

Aunque meses después, en febrero de 2003, el inspector en jefe de armas de la ONU, Hans Blix, informó que su equipo no había encontrado armas de destrucción masiva en Iraq, Estados Unidos y el Reino Unido utilizaron ese argumento para justificar la invasión del país de Medio Oriente que comenzó sin luz verde de la ONU y sin el consenso de aliados históricos como Francia y Alemania. El entonces secretario general Kofi Annan dijo que la decisión de Estados Unidos fue ilegal. En 2015, el ex primer ministro de Reino Unido Tony Blair admitió en una entrevista con CNN que la información de inteligencia que recibieron sobre las armas de destrucción masiva fue falsa.

 

El 20 de marzo de 2003 el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, apareció en las pantallas de televisión para dar un mensaje que unos 20 años después sigue dividiendo a los estadounidenses: 48% creía en 2018 que comenzar la guerra de Iraq fue una decisión equivocada, mientras que el 43% la consideraba acertada, según una encuesta del Pew Research Center.

La invasión de Iraq, que ocurrió entre el 20 de marzo y el 1 de mayo de 2003, fue llevada a cabo por una coalición de países, encabezados por Estados Unidos, y dió pie a una guerra que continuaría durante casi nueve años, hasta diciembre de 2011, cuando las últimas tropas estadounidenses en ese país cruzaron la frontera hacia Kuwait. Sin embargo, volverían en 2014 para luchar contra ISIS, antes de que en 2021 el presidente Joe Biden anunciara nuevamente su retirada.

 

Un reporte del Gobierno de Estados Unidos de 2004 concluyó finalmente que no había arsenales de armas de destrucción masiva en Iraq al momento de la invasión: los programas de armas químicas, biológicas y nucleares quedaron prácticamente frenados tras la derrota en la Guerra del Golfo Pérsico en 1991, y Hussein abandonó para 1995 los planes de reanudarlos. La guerra, que siguió por casi nueve años más, y el derrocamiento del Gobierno de Hussein hundieron a Iraq en el caos, dando lugar a años de violencia sectaria y al fortalecimiento de al Qaeda, que después dio origen al grupo extremista ISIS. Ese caos ha menguado, pero el país sigue siendo un foco de violencia sectaria, entre las fuerzas kurdas en el norte - los peshmerga - y un sinfín de milicias armadas, algunas apoyadas por Irán.

 

Guerra Rusia-Ucrania (2022-presente)

La Rus de Kiev fue un Estado medieval, poco conocido en Occidente pero muy influyente en Europa del Este. Surgió entre los siglos VIII y XIII y alcanzó su apogeo a finales del siglo X.  La Rus de Kiev desapareció en 1250, tras la invasión de los tártaros, pero su legado sigue muy presente en el imaginario nacional de ambos países. Aunque ambos países reclaman la Rus de Kiev como origen, sus relatos son opuestos: Rusia ve una continuidad histórica, mientras que Ucrania defiende una ruptura y una identidad nacional propia.

 

Aunque Rusia sostiene que Ucrania siempre ha formado parte de su espacio histórico, lo cierto es que durante siglos gran parte de Ucrania perteneció a otras entidades, como el Reino de Polonia o la Confederación Polaco-Lituana. En el siglo XVII, surge un estado semiautónomo en territorio ucraniano, el Hetmanato cosaco, que se alía con Rusia en busca de protección frente a las incursiones de los tártaros de Crimea, pero dicha alianza con Moscú, en 1654, fue más pragmática que identitaria. Inicialmente, el Hetmanato tenía cierta autonomía dentro del Imperio ruso. Sin embargo, con el tiempo, los zares la eliminaron por completo.

 

Desde la perspectiva rusa, Ucrania es una parte inseparable de la historia rusa. En su discurso del 21 de febrero de 2022- tres días antes de la invasión militar de Rusia en Ucrania- Putin afirmó que la nación ucraniana es una creación reciente, impulsada por Occidente y, en parte, por Lenin. Para él, Rusia nace en Kiev, y todo lo que ha ocurrido después forma parte de una continuidad histórica. Esta narrativa niega la legitimidad de Ucrania como nación independiente y presenta su existencia como una usurpación.

 

La Guerra Ruso-Ucrania comenzó el 24 de febrero de 2022, cuando Rusia lanzó una invasión a gran escala contra Ucrania. Una de las razones que explican la invasión es que Putin creía, con razón, que Occidente no reaccionaría. Ya había intervenido en Georgia en 2008 y se había anexionado Crimea en 2014 sin consecuencias significativas. Aunque se impusieron sanciones, la respuesta fue limitada. Eso reforzó la percepción de que una nueva ofensiva en Ucrania también pasaría sin grandes represalias. Aunque no podemos saberlo con certeza, parece que el Kremlin confiaba en una victoria rápida.

 

¿Qué tipo de desenlace cabe esperar a corto y medio plazo? De acuerdo a especialistas del tema, lo más probable es un alto el fuego y unas fronteras congeladas de facto, como ocurrió en Chipre o en otras regiones en conflicto. Rusia seguiría controlando Crimea y partes del Donbass, y puede que incluso se plantee un reconocimiento internacional parcial de estos territorios. Pero ningún bando estará realmente satisfecho: en Rusia persistirá la idea de que Odesa o Kiev “también deberían ser suyas”, y en Ucrania el rechazo a cualquier cesión será absoluto. Por tanto, aunque haya una pausa en los combates, el conflicto quedará latente, como una herida abierta que podría reactivarse en cualquier momento y prolongarse durante generaciones.

 

 

Conflicto Israel-Irán (Junio 2025-alto al fuego)

Por los momentos se debe considerar como un conflicto latente en pleno desarrollo…El 24 de junio, Irán, Israel y Estados Unidos acordaron un alto el fuego, poniendo fin a casi dos semanas de guerra. Durante el conflicto, Israel atacó docenas de objetivos nucleares iraníes, confirmados o sospechosos. Cuando Estados Unidos se sumó, lanzó bombas antibúnkeres sobre Fordow, un emplazamiento nuclear de difícil acceso para los israelíes, y atacó otras dos instalaciones. Ahora, a medida que se calma la situación, los analistas deben comenzar a determinar qué lograron los ataques y si justificaron las consecuencias.

Aún es demasiado pronto para determinar con exactitud cuánto retrasaron el programa nuclear iraní las Operaciones León Ascendente y Martillo de Medianoche, como israelíes y estadounidenses denominaron a sus respectivas campañas. Un informe preliminar filtrado de la inteligencia estadounidense estima que los ataques solo añadieron unos meses al tiempo de ruptura de Irán. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente estadounidense, Donald Trump, por su parte, afirman que el daño fue más grave. Las evaluaciones oficiales publicadas hasta la fecha por Israel y Estados Unidos generalmente respaldan la idea de que los ataques perjudicaron significativamente a Irán, pero se centran en los daños generales y ofrecen poca especificidad sobre el efecto en el tiempo de ruptura de Irán. En realidad, es probable que incluso Irán no comprenda la magnitud real del daño a su empresa, y sus líderes aún están decidiendo qué hacer a continuación.

 

Pero los expertos pueden empezar a catalogar los resultados tangibles. Saben que los ataques causaron graves daños a las instalaciones de enriquecimiento de Irán y causaron la muerte de muchos científicos de alto nivel. Saben que equipo importante fue destruido y enterrado. Sin embargo, Irán aún podría tener gran parte de lo que necesita para fabricar un arma, incluido uranio altamente enriquecido, ya sea porque se encuentra almacenado de forma segura o porque puede recuperarse de los escombros. El gobierno iraní también hará que sus esfuerzos sean ahora más opacos que nunca, incluso si recurre a la diplomacia. Por lo tanto, el nuevo cronograma de Irán podría variar enormemente. El país podría no producir nunca un arma. O podría producirla muy rápidamente.

 

Paralelamente, con mis excusas por cualquier falla, error u omisión en los cuatro articulos de esta saga, continúa una guerra civil en Libia (2011) entre el gobierno de Libia y los rebeldes libios, igualmente en Siria (2011) entre el gobierno y los rebeldes sirios y un conflicto en Yemen (2015) entre el gobierno y los hutíes. En la actualidad siguen guerras civiles en Somalia, Afganistán, Siria y la Operación Guardián de la Prosperidad entre Estados Unidos con sus aliados y los hutíes en Yemen.

 

Dicen que la primera víctima de la guerra es la verdad, pero la víctima más obvia, la más inmediata, es la paz. Una paz cuyo nombre se manosea para conseguir réditos políticos, que se pronuncia en toda visita diplomática en lugares destrozados por el conflicto, pero que cada vez llega más tarde —a veces demasiado tarde— y de forma más imperfecta. El problema al que se enfrenta el mundo contemporáneo no es solo el triunfo de la guerra, sino, sobre todo, el fracaso de la paz. Hace rato vivimos en un mundo cuyos lideres viven entre medias verdades y doble moral en sus actuaciones y nadie dice nada. 

 

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