Asertividad en nuestras comunicaciones (Gustavo González Urdaneta)
Asertividad en nuestras comunicaciones
Gustavo González Urdaneta
Miami 26 agosto 2025
La comunicación asertiva es aquella en la que el que habla o escribe puede expresar sus ideas, opiniones y sentimientos de manera clara y simple, respetando los derechos y las ideas de los demás. La capacidad de comunicarse de manera asertiva permite a las personas expresar todo lo que quieren en un mensaje que se adapta al contexto. Por lo tanto, importa no solo lo que se dice, sino cómo se dice, en qué lugar y momento. En nuestro contexto queremos referirnos en particular a la asertividad en nuestras comunicaciones a través de las redes sociales. La comunicación en redes sociales se convierte en la clave del éxito digital. Por ello, es necesario aprender a cómo hacerlo de manera efectiva y a valorar su importancia, lo que obliga a conocer los diferentes tipos de comunicación que existen y las estrategias que puedes utilizar para lograr los objetivos personales y corporativos.
Lo anterior no es un capricho personal pues da lástima ver la forma en que se están usando las redes sociales pues la mayor parte de lo que se publica nadie lo lee realmente. Un reciente estudio publicado en Nature Human Behaviour ha revelado una preocupante tendencia en el comportamiento de los usuarios de redes sociales: el 75% de las publicaciones con enlaces a noticias son compartidas sin que los usuarios hayan leído previamente el contenido. Esta práctica, impulsada por la inmediatez y la sobrecarga informativa características del entorno digital, facilita la propagación viral de la desinformación, ya que las personas comparten el contenido basándose únicamente en los títulos o las bajadas, y no haciendo una evaluación general del texto, video o audio completos.
La investigación, realizada por investigadores de las universidades de Pennsylvania, Nueva Jersey, Florida y Georgia (en Estados Unidos), analizó más de 35 millones de correos públicos hechos en Facebook entre 2017 y 2020, abarcando momentos cruciales del ciclo político en Estados Unidos (con la primera presidencia de Donald Trump). Los resultados indican que los usuarios tienden a actuar impulsivamente, compartiendo contenido sin invertir tiempo en una reflexión crítica sobre lo que están compartiendo o la verificación de la información.
Explican los autores del estudio que hay una tendencia a reforzar las propias creencias sin cuestionar su veracidad pero reconocen que la amplificación del contenido a través de cuentas partidistas hiperactivas también podría contribuir a esta dinámica. La circulación rápida de información falsa se ve agravada por la “confianza ciega” que depositamos en nuestra red de usuarios (es decir, en lo que seguimos voluntariamente). Asumimos que otros usuarios han verificado la información antes de compartirla, lo que crea una cadena de desinformación que se propaga sin control. Una posible medida a nivel personal es comprometernos a no difundir nada sin antes leerlo y acompañarlas con una nota comentando u opinando sobre lo que enviemos. Digo a nivel personal porque no es posible erradicarlas pues existen campañas deliberadas que buscan manipular la opinión pública.
Otro problema es ¿Por qué hay personas que publican todo en redes sociales (oversharing)? En la era digital, compartir aspectos de nuestra vida en redes sociales se ha convertido en una práctica común. El ‘oversharing’ se refiere a la sobreexposición de información personal en plataformas digitales. Las razones detrás de este comportamiento pueden variar, pero a menudo están relacionadas con: la necesidad de aprobación y reconocimiento por parte de los demás; utilizar las redes como un diario personal para expresar sus pensamientos y emociones o tener dificultad para distinguir entre lo privado y lo público.
Las personas con baja autoestima pueden buscar validación que no tienen y publicar constantemente puede ser una forma de recibir atención y sentirse valoradas o el deseo de ser parte de un grupo o comunidad con la esperanza de ser aceptado y reconocido por los demás. Para personas que experimentan ansiedad en interacciones cara a cara, las redes sociales ofrecen un espacio más seguro para comunicarse y compartir, aunque esto pueda derivar en una sobreexposición. Incluso, algunos narcisistas pueden utilizar las redes para proyectar una imagen idealizada de sí mismos, buscando admiración y atención constante. De acuerdo con los psicólogos el compartir en exceso puede tener diversas repercusiones: La autoestima puede volverse dependiente de los ‘me gusta’ y comentarios positivos, puede generar presión y ansiedad, puede llevar a situaciones incómodas o incluso peligrosas y las interacciones en redes pueden reemplazar conexiones más profundas y significativas en la vida real. Lo que recomiendan es establecerse límites saludables en el uso de redes sociales reflexionando antes de publicar, imponerse tiempos de desconexión, favorecer las relaciones cara a cara y, si nada funciona, buscar apoyo profesional.
Sin lugar a duda, la planificación estratégica es la brújula en el vasto océano digital. Para que la comunicación en redes sociales sea efectiva, es importante tener una estrategia que debe definir los objetivos de la comunicación, el público objetivo y las acciones que se llevarán a cabo para alcanzar esos objetivos. En este sentido, algunas de las estrategias de comunicación más útiles en las redes sociales incluyen las siguientes acciones: El pilar fundamental de las estrategias es que el contenido a publicar o reenviar debe ser original, útil, interesante y atractivo. Y ahí está la primera falla de las comunicaciones que circulan en las redes, el 75% de ellas el remitente ni las ha leído. El segundo pilar es la interacción con los usuarios, es importante promover la participación del público para comentar o compartir publicaciones, lo que crea confianza, cercanía y fidelidad. Y esto tampoco se da pues la mayoría de los remitentes no estan interesados en lo que puedan pensar los receptores.
En esta era de euforia de las redes sociales es imprescindible que aprendamos a valorar el contenido y propósito de nuestras interacciones diarias para ser más eficiente en lo que en realidad queremos comunicar. La idea es no convertirnos en una agencia más de noticias, ya existen más que suficientes y son excelentes y muy efectivas en lo que hacen. La selección y el saber guardar silencio puede tener un impacto significativo en la forma en que nos relacionamos y entendemos a los demás.
En primer lugar, el saber que comunicar y/o cuándo guardar silencio nos permite ser más efectivos en los temas a comunicar, entenderlos y ser capaz de acompañar un comentario u opinión sobre lo que estamos comunicando. En segundo lugar, saber cuándo callar es una herramienta poderosa para fomentar la reflexión y la autorreflexión, permitirnos procesar y asimilar previamente la información que se está compartiendo. Esto aumenta la comprensión y un mejor manejo de las emociones y conflictos. Todo lo anterior también contribuye a que todos expresemos nuestros pensamientos y sentimientos más profundos y paralelamente brindar apoyo y contención emocional.
También es importante la importancia de proporcionar un espacio seguro para que las personas expresen sus pensamientos y sentimientos más profundos, pero tenemos que darles el espacio y la motivación a hacerlo. A veces, las palabras pueden ser limitantes o insuficientes para transmitir una experiencia interna compleja. Sin embargo, el silencio puede permitir que surjan emociones y experiencias más profundas, al tiempo que brinda apoyo y contención emocional. Debemos establecer límites y comunicar asertivamente nuestras necesidades, promover una comunicación más clara y efectiva y fortalecer nuestras relaciones con los demás.
Para comunicarse de manera asertiva en las redes sociales, es necesario seguir una serie de pasos que permitan optimizar el proceso de comunicación y lograr los objetivos deseados. De esta manera, es necesario cumplir con las siguientes fases: Definir el público objetivo, conocer a quién se dirige el contenido para adaptar el mensaje y el tono a sus expectativas y motivaciones; elegir la red social adecuada para aprovechar sus ventajas y evitar las posibles limitaciones; definir qué, cómo, cuándo y dónde se desea publicar el contenido, garantizando la coherencia, la calidad y la relevancia de este. Y medir los resultados para evaluar el cumplimiento de los objetivos y la satisfacción del público. De otra forma llegamos a la completa anarquía actual de las redes sociales.
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