La transformación gerencial en la reconstrucción del sector eléctrico venezolano Gustavo Gonzalez Urdaneta
La transformación gerencial en la reconstrucción del
sector eléctrico venezolano
Gustavo Gonzalez Urdaneta
Miami, 26 febrero 2019
El proceso de transformación que
requiere iniciar el sector eléctrico venezolano (SEV), como parte del proceso
de reconstrucción, implica no solo cambios a nivel de los valores, las
creencias y los supuestos, sino que debe perseguir un cambio fundamental en la
conducta personal y empresarial y en los sistemas y las estructuras
organizacionales. Una manera distinta de ser al adefesio de Corpoelec creado en
el 2007.
Para ilustrar los cambios
básicos que se requieren me permito referirme a la necesidad de recuperar sus
capacidades técnicas de planificación, organización, dirección y control de la
infraestructura, recursos y procesos medulares con el propósito de lograr los
objetivos y metas que se propongan de manera eficiente y eficaz y permitir
implementar nuevas estrategias. Tan sencillo como recuperar la administración
del negocio eléctrico.
Es muy difícil sostener ventajas basadas únicamente en el producto, el
precio o la imagen; a la larga cualquiera de estas ventajas puede ser alcanzada
y superada por la competencia mediante una buena inversión. Ahora bien, si una
empresa adopta una perspectiva de servicio, su ventaja consiste en desarrollar
relaciones con los clientes, una ventaja que puede ser más duradera. Adoptar
esta perspectiva no implica restar importancia a las otras tres fuentes de
ventajas (producto, precio e imagen) sino dedicar mayores esfuerzos al
desarrollo de una oferta integral de servicios capaces de generar valor para el
cliente y adoptar la perspectiva de servicio como una filosofía de negocio para
el desarrollo de competencias específicas.
Hay tres razones fundamentales para enfocar a una empresa hacia el
desarrollo de servicios que generen valor agregado al cliente: La importancia
del tiempo, la presencia de la competencia y la tecnología.
La importancia del tiempo: Independientemente de sus ingresos, los clientes
disponen de menos tiempo y lo valoran más. Por ello, la importancia de cumplir
con los tiempos ofrecidos para los diferentes servicios integrales prestados
por el área comercial de la empresa, por ejemplo, la entrega de la factura, la
notificación, la cobranza en oficinas comerciales y la atención de quejas y
reclamos
La presencia de la competencia: Los clientes se vuelven más exigentes
debido a la opción de cambiar si no están satisfechos y esto, a su vez es lo
que hace más difícil sostener una ventaja competitiva basada en producto
técnico, precio e imagen.
La tecnología: Hoy en día las redes inteligentes (integración de nuevas
tecnologías digitales de información y comunicación a las redes eléctricas
tradicionales) permiten incorporar nuevas herramientas de medición y control
del fluido eléctrico y permiten agregar más valor a los clientes y relacionarse
de manera más sencilla y personal con ellos. Aparte de aumentar la eficiencia
de los servicios hacer un mejor uso de las bases de datos, por ejemplo, para cambios en la evolución de los usos y los modos de consumo para disminuir o
evitar consumos innecesarios y concientizar y educar sobre el uso responsable y
eficiente de la energía.
El buen servicio no es una idea romántica más de quienes investigan y
enseñan sobre gerencia. En el mundo
cada vez más competitivo en que se desarrollan hoy los negocios, el servicio
es, frecuentemente, lo que le permite a una empresa ganarles en el mercado a
otros competidores, por muy grandes que sean.
En otras palabras, la buena atención al cliente es parte de una
constelación de rasgos culturales organizacionales que caracterizan las buenas
relaciones humanas: honestidad, respeto, comunicación, consideración del punto
de vista del otro, justicia. La alineación de nuestros valores personales con
los valores corporativos que conforman la cultura organizacional es el objetivo
que se persigue con la complementación dada por una gerencia basada en valores a
la perspectiva de servicio adoptada por la empresa para el desarrollo de
competencias específicas.
Uno de los mayores retos de este proceso de transformación es entender que,
si bien los cambios en los elementos tangibles pueden introducirse con relativa
rapidez, alinear la cultura organizacional con las variables de satisfacción de
los integrantes de la cadena de servicios requiere más tiempo. La
perseverancia, la capacidad de escuchar, la paciencia y la prédica con el
ejemplo, son cualidades esenciales en los encargados de liderar estos procesos
de cambio. Quizás el mayor reto tiene que ver con el liderazgo y los cambios de
sus comportamientos individuales, para modelar con su desempeño lo que se exige
a otros. En efecto el proceso requiere esfuerzos importantes en el área de
recursos humanos: alinear el proceso de selección, desarrollo y evaluación de
competencias con objetivos claros de empleados, clientes y proveedores.
En articulos previos hacia referencia a que la solución a la crisis
energética que azota a Venezuela pasa por un cambio político que revierta los
factores que caracterizan el actual modelo del sector, pero advertía, al igual
que otros amigos, que el cambio político por sí solo no es garantía de solución
de la crisis energética. Dentro de los objetivos para la etapa inicial, está el
asegurar que los puestos de trabajo sean ocupados por las personas más idóneas.
Enfatizaba que reunir los requisitos de idoneidad necesarios consiste en
mostrar una conducta personal, comercial y profesional que no arroje dudas
sobre la capacidad para desempeñar una gestión sana y prudente de la empresa
(honorabilidad), poseer la formación y experiencia adecuada para el ejercicio
de su función (conocimientos y experiencia) y tener la capacidad para llevar a
cabo las funciones correspondientes.
Mencionaba que la incertidumbre es si, ante un cambio político, los nuevos
actores tomaran las decisiones acertadas pues según una encuesta mundial
realizada por el consultor Deloitte, la falta de compromiso de los empleados es
el problema principal que enfrentan el 87 % de las empresas.
Adicionalmente está el problema de la productividad, es decir, el grado de
eficiencia en la producción de bienes y servicios. Al incremento de la
productividad nos obligan tanto nuestra propia satisfacción profesional como el
cumplimiento de las metas fijadas y las expectativas de los supervisores
respecto a nosotros. A todos los que estamos interesados en desempeñarnos con
eficiencia nos debe motivar el revisar continuamente nuestra perspectiva acerca
de la productividad.
La motivación para reflexionar, dentro de la recuperación del SEV, sobre la
forma en que hacemos nuestro trabajo y el de nuestros colaboradores nace, de haber
observado durante mis veintiocho años en Cadafe, un exceso de burocracia en
algunos trámites rutinarios y consultas internas con muy poca iniciativa y
creatividad en aportar nuevas ideas y soluciones dada una actitud muy marcada a
“protegerse la espalda” y no tomar ningún riesgo. Pérdida de la oportunidad en
la eliminación de obstáculos para solucionar problemas con poca profundidad en
el manejo de los detalles y eliminación de los cabos sueltos asi como falta de
coordinación con los supervisados para obtener su cooperación. Lideres con poca
capacidad para negociar y persuadir y un muy limitado contacto con el entorno
externo para ampliar el mundo profesional. Los pobres resultados logrados por
Corpoelec desde el 2007 deben haber agravado aún más mis percepciones del
pasado.
Peter Drucker señala, en Practice of Management, que “el primer requisito
para lograr un óptimo desempeño laboral consiste en aplicar la ingeniería del
trabajo individual para alcanzar una eficiencia máxima”. En pocas palabras, la
clave radica en el trabajo y en la manera en que éste se ejecuta. Si aceptamos
la proposición de Drucker debemos darle inicio a un proceso que nos conduzca
hacia un desempeño mejor.
A todo el personal que, producto de un riguroso y estricto proceso, se
seleccione para liderizar la reconstrucción del SEV le tocará analizar su actividad
diaria de forma que, al estar conscientes del perfil de su desempeño en áreas
claves del negocio, puedan reestructurar y mejorar en forma significativa su
capacidad general. Dado que cualquier mejora en la productividad debe empezar
por un análisis personal, la ingeniería del trabajo que plantea Drucker deben
empezarla levantando un perfil de sus aptitudes para procedimientos
administrativos, relaciones de trabajo y habilidades personales y presentárselo
a quienes le toque dicha selección. No me extrañaría encontrar que muy pocos
saben a qué me refiero.
Uno de los objetivos de tomar estas precauciones y medidas es erradicar de
la cultura corporativa los procedimientos y prácticas causantes de los síntomas
que observe en el pasado en el sector público y que pueden haberse agravado
durante los trece años de vida de Corpoelec. Un primer acercamiento, imperativo,
es hacer un estricto proceso de selección para quienes tendrán a su cargo la
reconstrucción y actualización del SEV y aplicar un proceso similar para los
empleados actuales que, por múltiples razones, les ha tocado permanecer en
Corpoelec. Con toda seguridad hay gente muy valiosa que no debe descalificarse
por la simple razon de aun prestar sus servicios en un sector cien por ciento público,
pero si analizar con especial atención el proceso de promoción a cargos
superiores por aquellos múltiples principios gerenciales de promoción debida e
indebida que es conveniente tener presente (Principios de Dilbert y Peter
relativos a la incompetencia, la ley de Parkinson, la procrastinación, la
meritocracia y otros).
Como ejemplo basta recordar lo que enuncian las tres leyes fundamentales de
Parkinson: "El trabajo se expande hasta llenar el tiempo de que se dispone
para su realización; los gastos aumentan hasta cubrir todos los ingresos y el
tiempo dedicado a cualquier tema de la agenda es inversamente proporcional a su
importancia" (Parkinson la llamaba ley de la trivialidad).
Los expertos en ciencias del
comportamiento señalan que las organizaciones que cuestionan sus suposiciones –
o permiten que así se haga – y someten las ideas a la crítica, alcanzan una perspectiva
distinta y más amplia de las cosas, lo que a su vez se traduce en innovaciones
muy provechosas.
Las presentes reflexiones no pretenden agotar el tema de la transformación
gerencial y productividad dentro del SEV, todo lo contrario, buscan iniciar su
debida consideración, análisis y discusión por parte del nuevo gobierno para lo
que pueda ayudar en tomar medidas que nos permitan erradicar de nuestra cultura
corporativa los procedimientos y prácticas causantes de los síntomas que he
venido observando y que señalé al inicio de estas notas.
Nos toca vivir una etapa crítica del SEV relacionada con la estrategia de
reconstrucción, modernización, crecimiento y expansión. La única manera de
crear un gran SEV es hacer hoy lo que lo fortalezca mañana. Se trata de una
idea simple, poderosa...y difícil de describir. Requiere lograr un delicado
equilibrio entre un desempeño financiero a corto plazo aceptable y permanente,
una inversión necesaria a largo plazo en el futuro del sector y un
comportamiento congruente con los valores que vuelva emocionalmente rica la
experiencia de esa larga y difícil travesía.
Hermano interesante como siempre el análisis que haces sobre el sector eléctrico, que es aplicable en teoría a todas las áreas que tocará reconstruir en el país, y el recurso humano es vital para ello. Talento dentro y fuera del país hay de sobra. Será necesaria la humildad y la paciencia para remar todos en la misma dirección. Fácil? No....Viable?una vez salgamos de la basura ...Si Quienes? Mucha gente está dispuesta a vivir esta nueva etapa . Algunos regresarán, otros no, y una cantidad está en el país esperando...Lo veremos? I hope so.... (un abrazo y por si sigo apareciendo "unknown" soy Noni...besos y bendiciones
ReplyDeleteEsos problemas que mencionaba de la CORPOELEC del 2007 ahora se deben multiplicar × 20, ya que en esos momentos quedaban profesionales del boom de los años 80 del sector, pero ahora no sólo eliminados, sino acostumbrados a ser diririgidos por personas mediocres y sin formación colocadas en cargos de dirección por razónes políticas. Amén de la destrucción de cualquier tipo de indicador en la que se visualice la rentabilidad o productividad de la empresa. Saludos, Arturo Pérez.
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