Cuando a la gente buena le pasan cosas malas Harold Kushner (GUSTAVO GONZÁLEZ URDANETA) (FI-Circulo Ignacio de Lectores (CIL)
FI-Circulo Ignacio de Lectores (CIL)
Cuando a la gente buena le pasan cosas malas
Harold Kushner
Cuando a la gente buena le pasan cosas malas
Harold Kushner
Circulo Ignaciano de Lectores
Gustavo Gonzalez Urdaneta
Miami 28 septiembre 2021
Harold Kushner
se graduó de la Universidad de Columbia en 1955 y luego obtuvo su ordenación
rabínica en el Seminario Teológico Judío (JTS) en 1960. La misma institución le
otorgó un doctorado en 1972. Kushner también estudió en la Universidad Hebrea
de Jerusalén, enseñó en la Universidad Clark y en la Escuela Rabínica de la
JTS, y recibió seis doctorados honorarios. Se desempeñó como rabino
congregacional de los Templos de Israel de Great Neck, Nueva York y de Natick,
en Natick, Massachusetts durante 24 años y pertenece a la Asamblea Rabínica. Su
libro “Cuando a la gente buena le pasan cosas malas”, en su versión en español,
fue publicado por la Editorial Vintage Español el 25 de marzo 2009 y tiene 178
páginas en ocho capítulos.
Este libro está
escrito “por alguien que cree en Dios y en la bondad del mundo” y ha dedicado
su vida a repensar todo lo aprendido para acercar a la gente a la fe después de
experimentar una tragedia personal. Su hijo Aaron murió dos días después de
cumplir los catorce años de una enfermedad que se llama progeria:
vejez prematura. Escribió para quienes han sido heridos no sólo por muertes y
enfermedades, sino por rechazo, abandono y desilusiones, y que íntimamente
saben que si hay justicia en el mundo, merecen algo mejor y buscan el
significado de Dios en sus vidas
Kushner aborda
en el libro uno de los principales problemas de la
ciencia filosófica de Dios (Teodicea), el enigma de por qué, si el universo fue
creado y está gobernado por un Dios que es una naturaleza buena y amorosa, no
obstante, hay tanto sufrimiento y dolor en él. Se lo recomiendo a todos,
creyentes o no.
Cuántas veces
ustedes se habrán preguntado al pasarles algo malo, “¿Por qué justo a mí?”
Quién no ha vivido o conocido tragedias tales como la enfermedad de un niño, el
abandono de un ser querido, el trágico accidente que acaba con la vida de un
joven o un asalto en el que muere una madre que deja huérfano a un pequeño, y
se ha dicho “¡Esto no es justo!”.
Capítulo 1. ¿Por
qué sufren los justos?
La pregunta que
busca responder Kushner es ¿Por qué a la gente buena le pasan cosas malas? El
rabino, en su libro, expresa algunas de las ideas más importantes que descubrió
en su tragedia con la finalidad de ayudar a quienes pudieran tener que
enfrentar circunstancias similares. Lo escribió para toda la gente que ansía
seguir creyendo a pesar de sentir ira contra Dios, un enfado difícil de
conciliar con la fe y la religión y para los que tienden a convencerse a sí
mismos de que son culpables de lo que ha pasado, de que se lo merecen. No es un libro para explicar o defender a Dios. Su
intención es ayudarnos a tener fortaleza y esperanza a quienes creen en la
bondad de Dios pero les resulta difícil por lo que les ha ocurrido a personas
próximas a ellos y casi todos tienen en común la preocupación por lo que
consideran la injusta distribución del sufrimiento en el mundo. Kushner trata
de comprender y explicar cómo las personas normales que nos rodean pueden
soportar el dolor y las penas.
El libro nos
presenta y describe muchas de las tesis elaboradas al respecto y, una de las
maneras que la gente ha encontrado es autoculparse, las desgracias provienen de
sus pecados. Pienso que es un poco el producto de la dualidad existente entre
gente buena y gente mala. De esta forma
el mundo sigue siendo comprensible y ordenado pues siempre podemos justificar
las desgracias que nos pasan. Lo malo es que no aporta ningun consuelo y puede
llevar a odiar a Dios y a sí mismos, aparte de que no se ajusta a los hechos.
Kushner nos pasea por el Salmo 92, las reflexiones de rabinos, novelistas,
escritores y múltiples experiencias en su comunidad de 600 familias, Casi todas
ellas tienen algo en común, que todas suponen que Dios es la causa de nuestro
sufrimiento y todas tratan de comprender la razón por la cual nos es impuesto. Cuesta
aceptar soluciones hipotéticas para problemas reales. Al llegar a este punto
Kushner se pregunta si cuando nos preguntamos cómo Dios puede hacernos algo
malo estemos formulando la pregunta de forma equivocada. En ese momento nos
lleva al Libro de Job.
Capítulo 2. La
historia de un hombre llamado Job
Existe un poema filosófico sobre el tema de
por qué Dios permite que a la gente buena le pasen cosas malas. Este poema
aparece en la biblia bajo el título de El Libro de Job. Nos dice Kushner, que
Job era tan bueno, tan perfecto, que al leer su historia comprendemos que no se
trata de una persona real, sino de una historia que trata sobre un hombre bueno
que sufre y su moraleja es que “cuando las cosas vayan mal, no abandone su fe
en Dios”. Al conocerla, unos se sienten consolados y otros avergonzados tras
conocer el ejemplo de Job.
En él se expone
uno de los principios elementales de la legislación criminal bíblica: Todo el
mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Job proclama su
inocencia y Dios aparece y le habla a Job desde un torbellino. Mas la respuesta
de Dios es difícil de comprender ((Job 38,39) y Job responde: “Pondré mano a mi
boca. Ya he dicho demasiado”. Kushner, tratando de comprender el libro define
tres premisas y analiza todas las variantes que se podrían creer y llega a la
conclusión que las desgracias no proceden de Dios y que en vez de lo que
plantea Job: “Dios, ¿Por qué me haces esto?, diremos: “Dios, mira lo que me
sucede ¿Puedes ayudarme? Dios estará para fortalecernos y confortarnos.
Capítulo 3. A
veces no hay motivos
¿Podemos aceptar
la idea de que las cosas suceden sin motivo, que en el universo los hechos
ocurren al azar? En EE. UU. ha pasado
más de una vez que un estudiante enloquece y dispara contra sus compañeros de
colegio, de los cuales unos se salvan porque amanecieron enfermos, otros se
encontraban en la rectoría para ser amonestados por alguna falta y otros no caen
porque fueron a participar de un partido amistoso de futbol entre colegios. ¿Es
una cuestión de suerte o del azar? Kushner nos ilustra muchos casos similares.
Casi todos los
acontecimientos del universo se guían por las leyes naturales firmes, pero de
vez en cuando suceden cosas que no contradicen las leyes naturales, sino que se
encuentran fuera de ellas. Pasan cosas que podrían haber sucedido diferentes.
Los huracanes y los volcanes no tienen conciencia. Suceden al azar y el azar no
es sino otro nombre que se da a la casualidad, los casos fortuitos, las desgracias
imprevistas.
Kushner nos
ilustra con muchas anecdotas, el ultimo hijo del Zar de Rusia, el caso de
Martin Luther King, la erupción del Vesubio, la destrucción de Pompeya, las
guerras…en fin, estos hechos no reflejan las decisiones de Dios. Hay algunos
razonamientos que, igual a como piensa Kushner, no pueden aceptarse Algunos
físicos piensan que el mundo se está volviendo cada vez más impredecible y que
habrá más cosas que sucedan de forma aleatoria. Einstein prefería creer que
“Dios no juega a los dados con el universo.”. Comparto con Kushner que el caos
residual, el azar, las cosas que suceden sin motivo, seguirán sucediendo y
tenemos que aprender a vivir con ellos.
Capítulo 4. La
gente encantadora no está exenta
Con toda
seguridad la mayoría está de acuerdo con Kushner en que son las leyes
inmutables de la naturaleza donde encontramos las pruebas de la existencia de
Dios, quien nos dió un mundo en el cual podemos vivir pues las leyes de la
naturaleza (LN) son precisas, confiables y siempre funcionan de la misma forma.
El cuerpo humano es un milagro que obedece dichas leyes. Las LN nos tratan a
todos del mismo modo, no tienen excepciones y Dios no las interrumpe para
proteger a los justos y por eso a la gente buena le pasan cosas malas. Kushner
reflexiona sobre este punto y nos interroga si viviríamos en un mundo mejor si
unos fueran inmunes a las LN y otros no. Es un hecho que ya como estamos es
problemático, imagínense un mundo con carnés de inmunidad para la gente buena.
Otra de las
cosas que nos dice Kushner es que el dolor, no es un castigo, es el medio por
el cual la naturaleza nos avisa que algo no funciona bien, que estamos
cometiendo algún exceso o exigiéndonos más allá de nuestra capacidad. El dolor
es el precio que pagamos por estar vivos. Igual pasa con las enfermedades, no
sabemos por qué la gente se enferma y no tenemos respuestas para muchas
preguntas, pero a medida que vamos entendiendo mejor las LN que rigen el mundo
hemos ido obteniendo algunas. Solo sabemos que el Dios en el cual creemos no
nos envía tragedias ni posee alguna cura milagrosa que nos esté ocultando.
Respecto a la
muerte y la inmortalidad, Kushner nos sugiere que imaginemos como seria la vida
si la gente viviera eternamente y nos trae a colación dos clásicos de la
literatura universal: Uno es la Odisea, donde Homero nos muestra un ser
inmortal, Calipso, envidiando a Ulises por ser mortal; la otra es Los Viajes de
Gulliver donde Swift nos enseña a sentir piedad por la persona que no puede
morir. Tal vez saber que viviremos eternamente se nos hiciera insoportable o es
probable que nunca hubiéramos nacido. Como bien sugiere Kushner lo mejor es
preguntarnos qué podemos hacer ahora ante esta realidad,
Capítulo 5. Dios
nos permite ser humanos
Kushner nos dice
que uno de los principios fundamentales de una religión es enseñarnos el
significado de nuestra humanidad. En el proceso de la creacion, Dios es
representado diciendo “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. La “imagen
de Dios” en nosotros nos permite decir no a los instintos., por motivos
morales. En eso reside el concepto de ser humano, aprendemos a controlar
nuestros instintos. Al mismo tiempo, sólo los seres humanos pueden conocer el
amor, con el dolor que a veces acarrea. Kushner expone no estar seguro de que
en realidad los “castigos” impuestos a Adán y Eva lo fueran, sino que quizás
formaran parte de las dolorosas consecuencias de ser humanos y no meros
animales.
Aparte, entre otros,
de la educación de los niños y el tener que ganarse su sustento, Kushner nos
recuerda que vivimos en el valle de las sombras de la muerte y, saber que algún
día moriremos, transforma nuestra vida de muchas maneras pero también le da
valor a las cosas que hacemos. Esto fue lo que le sucedió a Eva y Adán,
entraron en el mundo del bien y del mal. Nuestra tarea es saber diferenciarlos
y elegir. Según Kushner ese razonamiento a él le ayudó a comprender el
Holocausto. La piedra angular de la fe religiosa es que somos capaces de elegir
el rumbo de nuestras vidas.
Capítulo 6. Dios
ayuda a los que dejan de hacerse daño a sí mismos
Kushner plantea
una realidad: Es difícil saber que decirle a una persona que ha sufrido, entre
otras, una tragedia o una enfermedad pero sí hay varias cosas que no deben
decírsele. Evitar la crítica, tratar de que minimice su dolor o pedirle que
oculte sus sentimientos. El efecto sería como frotar sal en una herida abierta.
Necesitan de compasión, que compartan su soledad y su fortaleza, amigos que le
permitan irritarse, llorar y gritar si le provoca. Lo más importante es visitarlos
y escucharlos aún sin decir nada. La presencia, aún silenciosa, puede ser mejor
ayuda que cualquier explicación teológica. Es un principio que se ha perdido
totalmente. Los velorios actuales se han convertido en reuniones sociales. Dan
lástima y mucha pena con los deudos
Según la
experiencia de Kushner, los que le sobreviven se sienten culpables y,
aparentemente, hay dos elementos que rigen esa tendencia: La necesidad de creer
que el mundo es lógico (causa efecto-razón) y la creencia de que somos la causa
de lo que sucede. En vez de padecer sería más sencillo aceptar que vivimos en
un mundo aleatorio en el que algunas cosas suceden sin razón alguna. Kushner
nos cuenta muchas de sus experiencias con su comunidad y considera que muchos
sermones agregan leña al fuego de nuestra predisposición a sentirnos culpables.
Estoy consciente de que a veces la religión nos manipula de esa u otras formas.
Según Kushner,
las personas al no encontrar en quien descargarse se irritan consigo mismos. La
definición académica de la depresión es la cólera dirigida hacia adentro, en
vez de ser descargada hacia afuera. Él considera que otras veces nos enojamos
con Dios y la gente religiosa pierde a veces la fe, quizás porque las
ceremonias y los rezos ya no expresan sus sentimientos. Piensen sobre esa línea
de razonamiento. En cualquier caso, lo único errado es pensar que lo que nos
sucedió fue en realidad culpa de Dios. Ayuda mucho recordar que aunque la
distribución de la pena y la angustia no es equitativa, cada uno recibe su
cuota. La mayoría de las veces no conocemos realmente como son los hechos.
Capítulo 7. Dios
no puede hacerlo todo, pero puede hacer algunas cosas importantes
Es un hecho que
siempre rezamos por una solución favorable cada vez que tiene lugar una crisis
en nuestras vidas. Como Kushner muy bien señala, si los rezos funcionaran como
pensamos, nadie se moriría pues las plegarias más sinceras son las que tienen
que ver con la vida, la salud y la recuperación de un enfermo y nos plantea la
siguiente pregunta ¿Por qué lo hacemos? ¿Acaso el Dios en que creemos podría
sanarlo pero no rogamos lo suficiente?
Según Kushner,
el rezo cuando es ofrecido correctamente redime a las personas de la soledad,
les asegura que no necesitan sentirse solas y abandonadas, les hace saber que
son parte de una realidad mayor más profunda, con esperanza, valentía y
perspectivas de futuro que individualmente. Ser capaz de rezar es una ayuda
grande y trascendental, al margen que puedan o no transformar al mundo. Kushner
nos dice que la oración nos pone en contacto con Dios pero no para pedirle que
cambie ciertas cosas -las bendiciones de Dios no estan en venta- sino para lograr
comprender como pueden y deben ser los rezos y, si olvidamos algunas
expectativas irreales, estar más capacitados para recurrir a la oración, y a
Dios, cuando más lo necesitemos.
Las personas que
rezan pidiendo coraje, valor, fuerzas para soportar lo insoportable, descubren
muchas veces que sus rezos son respondidos. A Kushner le gusta pensar que sus
rezos les ayudaron a encontrar lo que pidieron y antes no tenían a su
disposicion. La viuda que encuentra motivos para seguir adelante, el
desempleado que viejo y cansado encuentra fuerzas para comenzar de nuevo. Dios
está de parte del afligido y del apesadumbrado. Algunas de nuestras crisis son
carreras cortas de máxima concentración en un tiempo breve y otras son como
carreras de fondo. El Dios en el que creemos no nos envía el problema, es el
destino; Dios nos da la fuerza para hacerle frente. Solo tenemos que dirigirnos
a Él admitiendo que necesitamos ayuda.
Capítulo 8.
Entonces, para qué sirve la religión?
Me pasa lo mismo
que a Kushner, creo en Dios pero no en las mismas cosas que creía cuando estaba
estudiando con los jesuitas, en parte, como dice Kushner, por la evolución de
la humanidad y de su libertad moral. El rabino considera que una parte de los
infortunios que nos pasan es debido a las inflexibles LN, otra parte es causa
de la mala gente y de la mala suerte. De hecho, siempre volvemos a Dios porque
creemos que se siente tan agraviado como nosotros por las tragedias. Según
Kushner, la pregunta de porque nos suceden no tiene sentido, una mejor sería
¿Qué puedo hacer al respecto? La vida continúa y debe ser vivida por algo, no
simplemente contra algo. Totalmente de acuerdo.
Las enfermedades, accidentes y tragedias humanas matan a la gente pero no matan necesariamente la vida o la fe. Nuestra actitud y respuesta ante los infortunios son los testimonios que afirman la vida y no su rechazo. Pero, se pregunta Kushner ¿Qué papel juega Dios? ¿Para qué sirve? Él mismo contesta que Dios ha creado un mundo en el que pasan muchas más cosas buenas que malas y que, de hecho, los infortunios son excepcionales. Es verdad, nos aturden y sólo con el tiempo y la distancia podemos apreciar su contexto dentro de toda una vida y todo el mundo, teniendo en cuenta lo que nos ha enriquecido y no solamente lo perdido. Según Kushner, Dios no puede prevenir las calamidades pero ayuda inspirando a la gente a ayudar y nos da fuerza y perseverancia para sobreponernos a ellas.
Dios no evita las respuestas de la naturaleza pero el
esfuerzo que la gente hace para salvar vidas, por ejemplo, y reconstruir
comunidades afectadas por tragedias, constituyen un verdadero acto de Dios.
Gente que nunca fue fuerte se transforma en valiente y caritativa a resultas de
una emergencia.
Kushner nos
invita a perdonar a Dios por no haber creado un mundo más justo, que dejemos de
buscar justicia e igualdad en el mundo y, en su lugar, le amemos porque es el
autor de todo lo hermoso que hay a nuestro alrededor, es la fuente de nuestra
fuerza, de nuestra esperanza y de nuestro valor, cualidades que nos sirven en
los momentos de dificultades. Al final, Kushner nos dice que
en vez de preguntarnos de por qué a la gente buena le pasan cosas malas, nos
toca preguntarnos como reaccionaremos y que intentaremos hacer ahora que ya
sucedió y reconocer que la capacidad de perdonar y de amar constituyen las
armas que Dios nos ha dado para poder tener una vida plena, valiente y
significativa en este mundo tan poco perfecto.
Resumen
Lo que Kushner
plantea es que Dios no nos manda las enfermedades o el sufrimiento como castigo
por algo que hayamos hecho, ni tampoco para que "aprendamos algo",
simplemente Dios NO nos lo manda. El mundo obedece a ciertas reglas naturales
que, él opina, ni siquiera Dios puede cambiar. Por eso el mundo no es justo.
Por eso a las personas buenas les pasan cosas malas, y a las malas también.
Dios se indigna tanto como nosotros cuando nos pasa una injusticia, que según
Kushner ni Él mismo pudo impedir. Su función es acompañarnos a superar las
tragedias, a darnos fuerza durante cualquier enfermedad, a encontrar personas
que nos acompañen en nuestro dolor, a hacernos saber que no estamos solos. Los
hechos de la vida y la muerte son neutrales.
De nosotros depende darle un sentido positivo o negativo al sufrimiento.
Y finalmente, la pregunta que nos debemos hacer es: "Ahora que esto me ha
ocurrido ¿qué puedo hacer al respecto?
Consideraciones positivas
No hay duda de
la importancia y relevancia del aporte de Kushner sustentado por una
experiencia personal que nos es común a todos los seres humanos: la pérdida de
un ser querido familiar y, por su vivencia como pastor en dos comunidades tan
distintas como Nueva York y Massachusetts. le da una concepción más integral.
Su visión de que las cosas malas suceden en parte por las inflexibles leyes de
la naturaleza no tiene refutación y que otras son resultados de la mala suerte
y por la gente mala me parece igualmente válida. Tal vez podemos argumentar
otras fuentes pero con toda seguridad
recaen sobre nosotros mismos y nuestra actitud ante la vida. De allí se deriva
la autoculpa evidenciada por Kushner en su comunidad de 600 familias.
Su intención es
ayudarnos a tener fortaleza y esperanza a quienes creen en la bondad de Dios
pero les resulta difícil por lo que les ha ocurrido a personas próximas a ellos
y casi todos tienen en común la preocupación por lo que consideran la injusta
distribución del sufrimiento en el mundo. Kushner trata de comprender y
explicar cómo las personas normales que nos rodean pueden soportar el dolor y
las penas. El libro se convirtió un clásico.
Limitaciones
Desde un cierto
punto de vista el análisis puede ser considerado como generalista: los términos
de gente buena y gente mala son muy generales y amplios y hay muchas
variaciones posibles dentro de esos voluminosos conceptos. Puede ser tan
sencillo como que los buenos tienen conciencia y los malos no. Ahora bien, es
innegable que existe la dualidad, es parte del mundo en que vivimos, es parte
de todo, sin ello nada existiría y en ese sentido, “bueno” y “malo” es algo muy
relativo y subjetivo pero si basamos las relaciones humanas en un
comportamiento ético y empático, estableceríamos una necesaria reciprocidad que
lo estabiliza.
Dado que de los
cuatro grandes grupos religiosos en el 2020 que cubrían a 5.466 millones de
personas (71. 4 % de la población mundial), donde el cristianismo representaba
el 31.1 % (@ 1.700 millones), es posible que las 600 familias de Kushner, unas
2.400 personas puedan carecer de rigor estadístico. En principio, el libro no
trata de demostrar nada ni justificar algo, sólo ayudarnos en momentos de dolor
y consolación y ninguna de las imitaciones ha tenido un éxito similar ni se han
convertido en clásicos.
Si bien el libro
trata uno de los principales problemas de la ciencia filosófica de Dios
(Teodicea), Kushner no lo considera un libro para explicar o defender a Dios pero
su respuesta al problema filosófico es que Dios hace lo mejor que puede y está
con la gente en su sufrimiento, pero no puede prevenirlo completamente. Dado
que las creencias de Kushner parecen cuestionar la omnipotencia de Dios, han
sido criticadas por algunos eruditos conservadores asociados con el judaísmo
ortodoxo, así como con el cristianismo. El filósofo ateo Michael Martin ha
cuestionado la teodicea del Dios finito de Kushner.
Hablando
estrictamente, por supuesto, nada puede limitar el poder de Dios. Esta es una
de las características de Dios; Él es omnipotente- es el único atributo divino
que se nombra explícitamente en el Credo. Sin embargo, en cierto sentido hay
algo que puede limitar el poder de Dios. Dios quiere que estemos con Él por
siempre en el cielo. Pero nos da libre albedrío, lo que nos permite escoger el
pecado. Somos capaces de escoger el pecado en forma permanente y definitiva, y
así nos excluimos del cielo nosotros mismos. De esta forma, podemos sobrepasar
el poder de Dios por el pecado.
¿Como pueden
ambas cosas ser ciertas - que nada puede limitar el poder de Dios y que
nuestros pecados pueden hacerlo? Los teólogos han elaborado algunas cuidadosas
distinciones para explicar esto, pero se ha planteado una simple analogía para
hacerlo. En un nivel de sentido común, una mesa es tan sólida como es posible.
Sin embargo, si la vemos a nivel atómico, la misma mesa está formada
principalmente de espacios vacíos. Ambos puntos son ciertos: la mesa es sólida,
y es principalmente espacios vacíos. No hay una contradicción real, aun cuando
parece que estamos diciendo cosas opuestas. Lo mismo es cierto de la relación
entre la omnipotencia de Dios y el poder del pecado.
Esto podría
llevarnos a tener una vida espiritual perezosa: "No tengo que hacer nada
porque Dios ya ha garantizado mi salvación." Esta es una actitud peligrosa
porque no toma en cuenta la verdad de que el ofrecimiento de la salvación
requiere de nuestra libre respuesta, y nosotros en última instancia podemos
rechazarla. El poder de Dios y nuestro libre albedrío están destinados a
trabajar juntos.
Como palabra
final, lo más relevante y atractivo del libro, en mi opinión, es que en vez de
preguntarnos de por qué a la gente buena le pasan cosas malas, nos toca
preguntarnos como reaccionaremos y que intentaremos hacer una vez que suceda.
“El dios en
quien yo creo no nos manda el problema, sino la fuerza para sobrellevarlo”
Harold Kushner
“No te preguntes cómo pasó algo, pregúntate cómo vamos a responder, qué vamos a hacer con eso que pasó”
Harold Kushner
Por cierto, el artículo es EXCELENTE!!¡¡¡
ReplyDeleteDefinitivamente
Muy ilustrativo, espero que le guste a los compañeros